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La relación entre Política y Periodismo a lo largo de la historia

Enviado por Aida A.


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. La visión de Ben Jonson
    3. La prensa a principios del siglo XX. Lima Barreto, Recuerdos del escribano Isaías Caminha
    4. El periodismo desde el punto de vista de un magnate. Ciudadano Kane, de Orson Welles
    5. El buen periodismo de investigación. Todos los hombres del presidente, de Alan J. Pakula
    6. Bibliografía

    Estudio de: Jonson, Ben: El comercio de noticias

    Barreto, Lima: Recuerdos del escribano Isaías Caminha

    Welles, Orson: Ciudadano Kane

    Paluka, Allan J.: Todos los hombres del Presidente

    Resumen

    El periodismo ha sido un oficio polémico desde sus orígenes. Ha sufrido acusaciones, en muchos casos acertadas, de acercamientos excesivos al poder y corrupción. En otras ocasiones, ha servido para destapar los abusos de los políticos. En cualquier caso, el periodismo es necesario para que todos los ciudadanos vean cumplido su derecho fundamental a estar informados.

    En este trabajo, se analizará la visión del periodismo en épocas y lugares diferentes a través de las obras de Ben Jonson (Noticias del Nuevo Mundo descubierto en la Luna y El Comercio de Noticias); de Lima Barreto (Recuerdos del escribano Isaías Caminha); y las películas Ciudadano Kane de Orson Welles y Todos los hombres del presidente, de Alan J. Pakula.

    La visión de Ben Jonson

    A comienzos del siglo XVII, Londres ya se siente ávida de recibir noticias. Las imprentas dan el salto al periodismo, publicando hojas informativas dirigidas al gran público y no sólo a las elites intelectuales, como los libros.

    Ben Jonson supo adelantarse a su época a la hora de observar que quienes se encargaban de vender noticias eran fácilmente corruptibles. Por eso creó estas dos obras, como crítica ácida de la avaricia de los agentes (o factor) de la época.

    Noticias del Nuevo Mundo descubierto en la luna:

    En esta breve mascarada, Ben Jonson nos presenta como personajes a los artífices de la venta de noticias: el impresor, el agente (periodista) y el cronista.

    El primero es el que posee mayor iniciativa comercial: «Por supuesto, yo me dedico a la venta, caballeros, a decir verdad soy un impresor, un impresor de noticias, y les presto atención donde quiera que se encuentren, a cualquier precio. Daría ahora cualquier cosa por una buena copia, sea verdadera o falsa, con tal de que sean nuevas». Esta figura ha evolucionado históricamente hacia la figura de los editores, cuyos intereses siempre son el aumento de los ingresos por encima de la calidad de la información. A este personaje, en realidad, no le importa la veracidad de las informaciones, siempre y cuando éstas se vayan a vender.

    El cronista, a quien pagaba el ayuntamiento para que recogiera en un libro los hechos acontecidos en la ciudad durante un año, también aparece en Noticias del Nuevo Mundo. Así, Jonson entiende que esta figura (que había formado parte de las instituciones durante siglos) también trabaja para conocer los hechos noticiosos, aunque sea con el fin de crear una recopilación anual, y por lo tanto, también es fácilmente corruptible. En la obra, el Cronista se presenta así: «Yo voy por cuenta del Estado, en consecuencia historio mi crónica para llenar mi gran libro (…) He convenido de antemano con mi editor hacerla así de grande, y sólo me restan diez cuadernillos.»

    Como vemos, el cronista se muestra preocupado porque tiene que llenar su libro y le faltan informaciones, por eso, acude al comercio de noticias para obtenerlas (aun sabiendo que puedan ser inventadas) y finalizar su trabajo: «He estado aquí desde las diez de esta mañana para obtener material para una página, y creo que la he completado, porque he anotado tanto el número como la capacidad de los grados, y he contado dos veces cuántas velas encendidas hay en cada estancia, que rápidamente reduciré a cabos, porque me gustaría iluminar la posteridad a la luz de la verdad». Este es otro punto muy importante de la visión que Ben Jonson tiene de los informadores de la época: el cronista exagera todo aquello que escribe. Por eso, el autor ironiza sobre la descripción de las velas, convenientemente hiperbolizada, y la luz de la verdad.

    Ben Jonson nos presenta al agente como un joven con vocación de crear el comercio de noticias verdaderas (y no las relaciones que por entonces se imprimían y no siempre eran hechos ciertos). Pero, además, destaca la necesidad de que el agente tenga contactos: «Tengo amigos de todo rango, de toda religión, con los que despacho habitualmente; dispongo por tanto de mis noticias puritanas, mis noticias protestantes y mis noticias pontificias».

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