El Corrimiento al Rojo (Red Shift). Una explicación novedosa (página 2)
Enviado por Juan Carlos Bianchi
Es central en este análisis reconocer la diferencia cualitativa entre el estado de los componentes de la Nube Cósmica y la etapa siguiente: la aparición de la Materia y la Energía.
Cuestión que intenta resolver adecuadamente aquello que ha sido soslayado en lo que hoy es la teoría estrella de la Cosmología: el Big Bang.
El real origen de la Materia y la Energía,
Retrotraer el origen del Universo al huevo original, sin explicar su génesis, de donde provino, como resultaría lógico y sobre todo científico, es un recurso poco efectivo.
Podría objetarse que nuestra teoría adolece del mismo defecto.
Tampoco podemos definir el origen de la Nube Cósmica Universal. Y creemos que tal cosa estará por mucho tiempo fuera del alcance de la comprensión humana.
En todo caso estamos en igualdad de planteo con la otra teoría modernísima: las Cuerdas, que todavía sin llegar a ninguna conclusión, entre otros asuntos por tratarse, hasta el momento, de cinco teorías que solo comparten el título, ya se anticipa al dilema y declara que nunca podrá comprobarse en la practica.
Una de las ventajas de nuestra postulación es que hace referencia a un estado de cosas que no requiere un punto origen y un tiempo de estallido.
Y tampoco esta ligada a la nueva carrera por descubrir novísimas partículas, en gigantescos aceleradores, generadores de artificios tan efímeros como las teorías que los sustentan.
La Nube está desde siempre. Tal como el Universo.
La condensación de partes de la misma en lo que hemos denominado partículas elementales, que recordamos solo acreditan como tales el Electrón Anular y Protón Multianular, está íntimamente ligada a la génesis de las Galaxias, que tampoco respondería al estallido primigenio, sino a un proceso evolutivo todavía ignorado, pero que ya se encuentra en las disquisiciones de los más antiguos filósofos: los Vórtices.
Estas entidades, al estilo de nuestros remolinos, tornados o galaxias, (comparación muy superficial), tendrían la característica de conectar dos planos o mundos de energía, actuando de mecanismo transformador y procesador entre ambos, de manera de lograr condensar lo sutil y llevarlo a una etapa cualitativamente diferente.
El caso más típico y representativo es la galaxia, donde aparentemente de la nada, se va consolidando el gigantesco vórtice, del cual emergen millones de estrellas.
Conviene aclarar que el parecido termina allí, pues en un caso, el Vórtice, está referido a la etapa previa a la Materia, mientras el otro, la Galaxia, ya es Materia y Energía.
La teoría de la acreción pasiva está descartada. El Vórtice galáctico requiere de un mecanismo vital del cual, el incorrectamente llamado Agujero Negro, es el núcleo.
Ese mecanismo vital a su vez sería la sumatoria de micro vórtices, los efectivamente encargados de procesar la conexión entre la Nube Cósmica y la Materia y la Energía.
Postulado: la transición del estado de Nube Cósmica, compuesta por los Cuantos de Planck, al estado de Materia y Energía, en los Núcleos de la Galaxias, es llevada a cabo por los Vórtices
Si bien no tenemos constancia directa de la actividad vorticial, los resultados de su acción están visibles en todos los planos, desde las partículas elementales a las galaxias, donde además de la materia creada, se perpetúan en escala macroscópica, residuos de los movimientos vorticiales originarios.
El Vórtice sería en definitiva el resultado de la sumatoria de los movimientos eternos de los Cuantos, que bajo circunstancias que no podemos precisar, toman esa dinámica tan particular, de la cual emergen ya consolidadas, la Materia y la Energía.
Y que se continúan en el giro anular de las partículas elementales.
Relacionado con este impulso, debemos mencionar una cuestión que ha permanecido en sombras, bajo el peso del prestigio de Einstein y sus teorías.
Nos referimos a la velocidad límite de las radiaciones electromagnéticas,
C, generalmente identificada con la velocidad de la luz.
Este límite, que no admite discusión, dada la cantidad de pruebas acumuladas en ese sentido, nunca ha tenido una justificación teórica.
Ha sido aceptado como tal y se evitó buscar, dentro de las teorías vigentes, alguna explicación que lo vinculara al resto de las propiedades de las radiaciones electromagnéticas.
Creemos ha llegado el momento de reparar esta falencia, a la luz de la necesidad de explicar tanto el giro de las partículas elementales anulares, como de los vórtices.
Por otro lado, tenemos que otras manifestaciones básicas, tales como la temperatura y la frecuencia, tienen un comienzo definido en sus respectivas escalas, que comenzando en cero, tienen un final abierto. No sucede tal cosa con la velocidad de la luz.
Resultaría posible, entonces, suponer que fuera del campo de la materia y la energía, en sus etapas previas, derivadas de la Nube Cósmica, esta limitación de velocidad no exista.
Lo que equivale a postular que los vórtices pueden estar animados por velocidades extralumínicas, lo que supondría decir que son indetectables.
Tanto en las teorías aceptadas del átomo, como en la nueva interpretación presentada aquí, nos encontramos con impulsos orbitales o anulares, que se mantienen, al parecer, sin la reposición de energía a la que estamos acostumbrados en la escala macroscópica.
Esta situación, que por aceptada no deja de ser sorprendente, nos pone en evidencia la continuación de un vínculo entre la Nube Cósmica y la Materia y Energía. Y a su vez, la confirmación de la existencia de la primera.
Este estado, que en otras épocas recibió el nombre de Éter y ahora Campo de Higgs, Materia Oscura, etc., en un intento de denominar de otra manera aquello que fue objeto de repulsa científica, y que nosotros llamamos Nube Cósmica a falta de un nombre más representativo o ingenioso, encierra secretos solo pueden abordarse con imaginación o en su reemplazo, con formulismos matemáticos, no siempre felices.
Por lo tanto es prudente retornar a terrenos más firmes, como es el caso de los Fotones y su viaje cósmico.
La postulación del alargamiento longitudinal del segmento de anillo electrónico (Fotón) y su consecuencia, la disminución de frecuencia de la luz, nos presenta una doble perspectiva.
Por un lado, nos dice de la existencia de un mecanismo simple y elegante para explicar lo que hasta ahora era un enigma.
Por el otro, tal como se preveía, la reconsideración de todas la teorías actualmente en vigencia en Cosmología.
Expansión del Espacio y Universo, crecimiento indefinido de la velocidad de las galaxias en fuga, explosión primigenia inexplicable, etc.
Todas ellas estuvieron basadas en la necesidad de fundamentar el fenómeno observable: el Corrimiento al Rojo.
Y al igual que en el caso de los modelos atómicos y las partículas elementales, a partir del primer paso en falso, el resto solo ha sido una secuencia de teorías aceptadas, reconocidas y muy premiadas, pero poco felices.
La aceptación de esta teoría llevará indefectiblemente a cambiar nuestra óptica cósmica; a reconsiderar la métrica del espacio y la distancia estelar; la génesis probable del universo; los conceptos de relatividad; la existencia de un medio primigenio en reemplazo de una gran explosión; a reconocer la preeminencia de los procesos evolutivos sobre los catastróficos, etc.
Que tal maravilla pueda llegar a manifestarse en un futuro inmediato requiere la existencia previa de criterio y sentido común, que al examinar el comportamiento humano en otros planos, se muestra ausente.
Este trabajo se difunde bajo los términos de
Creative Commos Attribution 3.0
Autor:
Juan Carlos Bianchi
Investigador
Mar del Plata, Argentina
Consultar:
Nuevo modelo Atómico I, II y III www.edu.red
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