Los centros de detención en la dictadura militar argentina. (página 2)
Enviado por Martín Han Stutz Lucca
La postura metodológica utilizada se fundamenta en la relación entre la arquitectura y el poder desde el análisis de la arqueología de la arquitectura, "donde la estructura arquitectónica es significativa desde el punto de vista histórico, de los individuos que la construyeron, habitaron y modificaron, y sobre todo de la sociedad en la que se erigió.[2]" Se aplica asimismo la cronotipología a través del cual pueden identificarse las diferentes secuencias constructivas, a partir de sus características en estilo y forma.
Además de considerar la significancia de la estructura debemos relacionarla con el espacio que la rodea, aplicando la Arqueología de la Arquitectura para establecer la vinculación entre los lugares y el proceso histórico que los determinan.
En la investigación se compaginaron tanto las huellas materiales como el testimonio de detenidos, trabajando con el relevamiento gráfico y fotográfico del edificio, y realizando la matriz de Harris para la interpretación de los datos.
A partir de la descripción y el análisis de los recintos por medio de planillas de relevamiento y fuentes documentales, se extrajeron datos en relación a las características arquitectónicas y las secuencias de construcción del edificio, tanto del exterior como el interior de la casa.
El inmueble consta de aparcamiento en el exterior, planta baja, primer piso y terraza, rodeado de un amplio jardín. Asimismo posee tres baños, dos cocinas, un entrepiso, cinco escaleras y dos espacios cubiertos, la escalera y la sala de luces. Desde el exterior se observa un edificio de unos tres metros sin ventanas ni visibilidad hacia el interior, accediendo a través de una puerta y un portón metálico de grande dimensiones.
La casa tiene un valor estratégico con una amplia visibilidad de una gran área fuera del espacio de la casa.
Vista exterior de la ex RIBA
El relevamiento de las tres plantas del edificio fue acompañado de la búsqueda intensiva de material documental. La primera aproximación se realizó mediante el registro sistemático de los recintos y objetos hallados, utilizando planillas y fotografías, trasladando algunos al análisis de laboratorio. Dada la imposibilidad de intervención intrusiva, el relevamiento fue de carácter general y visual, focalizando el análisis de unidades de diagnosis como roturas o desprendimientos.
Esta decisión metodológica permitió identificar mediante la observación detallada las modificaciones constructivas en la vivienda. Se diseñaron para ello fichas de registro de las unidades estratigráficas, revelando los muros de la casa y registrando minuciosamente los datos y sus relaciones estratigráficas. Por otra parte en la planilla de hallazgo se profundiza en los datos como el estado de conservación o su color.
Los recintos se numeraron arbitrariamente y se subdividieron para facilitar el trabajo, fotografiando cada uno y permitiendo la comparación entre cada recinto y las modificaciones constructivas.
La matriz de Harris aplicada en el relevamiento de los muros permitió identificar la secuencia y el tipo de los estratos verticales considerando las estructuras como objetos pluriestratigráficos.
Se realizó un muestreo selectivo apoyado con la cronotipología de aparejos y elementos singulares, basada en la identificación de los elementos con posibilidad de ser tipologizados como puertas o ventanas, así como su ubicación sobre la planimetría de la edificación. Estos análisis permiten distinguir distintos momentos constructivos, modificaciones o remodelaciones, que abren nuevas líneas de evidencia para la investigación.
Plano de la secuencia constructiva
En la secuencia constructiva observamos los estratos que se van superponiendo como resultado de las diferentes actividades, que generan una compleja matriz con posibilidad de ser analizada por el arqueólogo y así, detectar las modificaciones realizadas. Podemos establecer entonces la organización en su etapa de uso como Regional de Inteligencia.
La secuencia constructiva de la ex RIBA presenta diversas características en su construcción, resultado de la unión de dos casas, su modificación y el agregado de dos plantas. Esta compleja organización respondió a las nuevas necesidades funcionales, como el movimiento constantes de un gran número de personas y vehículos, espacio administrativo, vigilancia o vestuarios. Identificamos cuatro secuencias, la primera y más moderna es la RIBA, a la que siguen la remodelación de la peluquería, la peluquería original y la "casa chorizo" primigenia.
En primer lugar, con la formación de la RIBA se realizó un cerramiento total del terreno mediante un paredón perimetral de gran altura, colocando alambre de púa sobre uno de los muros, dos portones de grandes dimensiones y nueva una antena de telecomunicaciones, que generaron una nueva percepción como espacio inexpugnable. La funcionalidad del edificio pasó de ser una vivienda unifamiliar a una dependencia con muchas oficinas, con una cocina adaptada para producir grandes volúmenes de alimentos y otros espacios para albergue de gran número de personas.
Se observaron también las marcas dejadas por algunos muebles, lo que permitió llegar a la conclusión de que el cambio en la estructura y arquitectura fue acompañado con la introducción del mobiliario típico de oficina.
La iluminación de toda la casa consistió en tubos fluorescentes y lámparas, y el cableado de telefonía conecta casi todas las habitaciones, como si se tratase de una oficina.
Por todos estos datos podemos llegar a la conclusión de que la mayoría de espacios se relacionaron con tareas de oficinas y de planeamiento logístico.
En la parte norte del edificio se construyeron dos recintos con característica particulares, un entrepiso y una galería cubierta.
Por tanto la instalación eléctrica a la vista, los tableros, los grandes muebles amurados, la iluminación y las transformaciones en la arquitectura realizada de manera desprolija, sin reparo en las terminaciones, deducimos que se debieron a las necesidades prácticas y funcionales de la RIBA, no las estéticas.
Por otra parte antes de la Regional se produjo una remodelación de la peluquería que existía, realizada en 1971, mientras que su primera instalación fue en 1955, y corresponde a las dos secuencias constructivas anteriores. La primera edificación fue la denominada casa chorizo por su aspecto alargado, que poseía un patio central de distribución.
También hay otras características que sugieren un uso diferente al expuesto en la presentación de la síntesis. Los posibles agregados como los suntuosos accesorios de los sanitarios, con jaboneras y pisos de mármol blanco o una bañera de grandes dimensiones, nos sugieren esta hipótesis.
Conclusiones
La verdadera riqueza de este trabajo, "realizado a partir de la propuesta de deconstrucción para dar cuenta de las secuencias constructivas como si fuesen estratos sedimentarios que se excavan y se van descomponiendo en una matriz"[3], radica en la correlación de las fuentes documentales y la evidencia material, que generan nuevas hipótesis, explicaciones y discusiones.
La ausencia de algunas fuentes no debe tomarse como algo casual, sino como un dato significativo reflejo del ocultamiento, corrupción y miedo que caracterizó la Argentina de la década de los setenta. La posición del investigador es compleja, puesto que se relaciona de algún modo con el tema en cuestión, y puede tener intereses contrapuestos a la investigación o sufrir el entorpecimiento por otros sectores de la población en contra del desvelamiento de los hechos.
Por tanto el papel del arqueólogo va más allá de la búsqueda de la objetividad para tener una actuación científica, destinada a responder a las necesidades políticas del Estado y otros organismos no gubernamentales.
La comunidad es considerada como un agente activo en la investigación, a través del aporte de información y la participación en actividades. Es importante esta relación entre la sociedad y el investigador, que permite legitimar el papel de la ciencia en su aporte para la reconstrucción de la historia más reciente, la búsqueda de justicia y el potencial del arqueólogo como actor modificador.
Gracias al estudio llegamos a la conclusión que la distribución de la mayoría de los recintos en la RIBA, así como su modo de acceso mediante pasillos comunes o entradas alternativas, creaba límites artificiales para confinar y controlar a los individuos. Consideramos entonces al espacio como una construcción social y a la arquitectura como reflejo de ello. Los individuos no están circunscriptos por medios físicos o directos sino por la posición de los recintos, con una función condicionada por la posición que ocupan.
A pesar de existir una gran segmentación del espacio, hay una fuerte relación de lo recintos por las centrales telefónicas distribuidas por el edificio.
La forma de integración del espacio, reduciendo las distancias que se necesitan para la comunicación, es un medio más para el control.
En cuanto al control exterior, la sala de luces ubicada sobre el nivel del techo, con ventanas en todas sus paredes que dan gran visibilidad a toda el área circundante, donde se instaura el control garantizando el funcionamiento del poder. Por otra parte la escasa visibilidad que se tiene desde afuera del edificio, operando como un lugar oculto y ejerciendo la sensación de estar vigilado, genera en el imaginario colectivo múltiples representaciones de lo que ocurre dentro, relacionando la percepción de los individuos.
La importancia de estos trabajos como herramienta para aportar la justicia, se basa en que el investigador siempre está posicionado desde un presente y un contexto histórico-cultural que condiciona su visión sobre el pasado. Por ello se debe desarrollar un programa de investigación arqueológica que responda a los intereses científicos y a las necesidades de la sociedad, realizando la reconstrucción histórica y el ejercicio permanente de la memoria.
Autor:
Marta Stutz Lucca
[1] Comechingonia virtual. Revista Electrónica de Arqueología, Año 2008, nº 2, pp. 73-109, www.comechingonia.com
[2] o. c. Comechingona Virtual, pag. 79.
[3] o. c. Comechingona virtual, p. 98.
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