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II Simposio Internacional del CIPS


Partes: 1, 2

    1. Confesión de Razones
    2. Paradigmas de Sociedad
    3. Diferencias y Desigualdades Sociales
    4. Problemáticas Sociales de la Sociedad Cubana
    5. Nuevas Subjetividades Sociales

    Las ciencias sociales y los actores de cambio: las alternativas al desarrollo social.

    Ciudad de La Habana, Cuba: 10-12 de noviembre de 2009.

    Comisin:

    "Conflictos y diversidades socioculturales y políticas".

    Informe:

    Sociedad en Transición:

    Nuevas Subjetividades Sociales.

    Sociología de los procesos de conversión de las diferencias en desigualdades sociales –y viceversa–, dados en ciudades pequeñas en Cuba (entre 20,000 y 30,000 habitantes), y según los cambios ocurridos en la hegemonía política durante el período histórico de 1989 a 2009.

    ***

    Confesión de Razones

    La sociedad cubana actual constituye una sociedad en transición que se encuentra a mitad del camino. Sociedad nacional que se enfrenta a un "período especial". (Período, además, que comenzó en 1989 y aún continúa.) Lo cual explica que el hecho mismo de abordar la cuestión de la gobernabilidad se haya convertido en tema polémico y difícil en Cuba[1]En tal sentido, luego de cumplir un estudio sociológico sobre las prácticas de dominación política en Cuba, hemos llegado a considerar estas ciudades pequeñas como nodos importantes dentro del conjunto de aquellos asentamientos humanos que integran la actual sociedad cubana. Porque la ciudad es un espacio hoy habitado por el 75% de los cubanos[2]Después se hallará una sociedad política cuyas modalidades y lógicas son hechos citadinos. (Dentro de este universo se ubicaría el dilema del colonialismo interno que afectará a la sociedad cubana. Lo cual se hace evidente dada la injusta segregación del territorio nacional[3]así como se presenta en la estratificación elitista de la sociedad cubana[4]Estas son realidades sociales que se objetivan en la constitución política de la ciudad cubana actual.) Las prácticas de dominación política, entonces, sostienen un tenso diálogo con aquellas circunstancias sociales, históricas y políticas que hoy enfrenta la sociedad cubana. Luego, tales prácticas se hallarán además afectadas por las alteraciones que producen dichas reformas políticas en el orden institucional y la vida cotidiana del país[5]Las actuales prácticas de dominación política están obligadas a actualizarse para así darle una solución de continuidad al régimen socialista en Cuba o, en cambio, han de declinar en su condición de agencia societal de regulación ético-política de la sociedad cubana.

    Ahora bien, la tarea es indagar sobre la ubicación de la ciudad en aquel modelo. (Porque era evidente que no cumplían todas igual función dentro del mismo.) Entenderlo bien nos daría ventajas al momento de decidir la adopción de una estrategia de actualización (avante)[6] del modelo en sí mismo. Algo que fuera más pertinente en la realización de los objetivos políticos de las actuales reformas en Cuba[7]Las formas de mediación estatista de las prácticas sociales, por ejemplo, han logrado crear confusión en los imaginarios sociales de los cubanos; hasta llegar al extremo de no poder distinguir éstos entre el verticalismo atroz que identifican a dichas estructuras de poder y las formas de exclusión que producen estas últimas. Cuando se admite de tal manera una homologación entre el socialismo y la exclusión, entonces, no resulta extraña la adopción de una economía de mercado como alternativa o solución al dilema cubano. Pero ¿cuál sería la cuestión de fondo acá? Digamos: el modelo de dominación política. Entonces, después de cumplir el arduo ejercicio de deconstrucción del modelo de dominación política en cuestión[8]–dada la actitud de "resistencia" contra el mismo– hemos podido discernir una estructura interna cuya presencia aún se mantiene sobre tres elementos básicos. Estos son: 1) el modelo regional de "economía de enclaves" con carácter estatista; 2) los métodos de control ideológico-cultural y policiales de la sociedad; 3) la reducción al marco de la nomenklatura de toda actividad política[9]Esto ha creado todo un entramado de hilos de poder que están ralentizando la marcha hacia adelante del país. El análisis que al respecto realizó Eduardo Galeano (en 1999)[10], no sólo se adelanta a las polémicas actuales –incluida la Batalla de Ideas, además–, sino también nos ofrecerá un juicio bien ponderado que no hallamos aún logrado en el discurso oficial del Gobierno cubano:

    Partes: 1, 2
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