Descargar

Creación: ¿privilegio de pocos? (página 2)

Enviado por Mackalex


Partes: 1, 2

El habla, fue, probablemente, el primer invento del hombre y hasta la Biblia se refiere a ello, cuando dice: "En el principio era el verbo". Gracias a esta característica, logró una mejor comunicación para la caza, ya que su mayor preocupación era el alimento, inventando armas como piedras y clavas. Naturalmente, fue ampliando su campo de acción, pues si no hubiera sobrepasado estos límites, sólo fuera otro animal más, a pesar de las armas o lo mucho que hablara. Por ello, cuando descubre el fuego, y comienza a comprender sus múltiples usos, se desarrolla el vehículo de la inventiva humana y es el principio, donde se enciende la imaginación, iniciándose el camino de la humanidad creadora, encontrándose a sí mismo, y siguiendo audazmente por esa senda que ningún otro animal antes que él había osado pisar. Entonces surgen las ideas, que nos han transitado por ese incontenible sendero que es la civilización, y en la medida que surgen nuevas ideas, comienza a abandonar la vida nómada y su capacidad le sugiere el establecimiento en un sitio, para crear su vida sedentaria.

La imaginación para imaginar, y por eso, con esa característica de soñador, crea el arte, y surgen las flautas, la entonación de una canción, la pintura, escultura… El arte da mayor significado a su vida, y llena su experiencia con un sentido de orden y de belleza; enriquece la vida que la ciencia hace posible, aunque esta es posterior, ya que exige causas, para escudriñar profundamente la naturaleza, en razón de que el hombre tiende más a poetizarla que a analizarla; por esto, la ciencia se establece después que la civilización ha llegado a un alto nivel. Ésta siempre espera ser precisa, para que sus verdades sean sólidas y reales, lo cual no es natural en el hombre, quien de modo general, prefiere la ilusión a la realidad profunda de la naturaleza.

En definitiva, siempre tiene que haber alguien parecido a los Galileo, Newton, Euclides, Pasteur, Einstein, Verne, Marx, Engels, T. Mann, Bosch, García Márquez, C. Barnard, J. Verne, F. Dostoievski, Tolstoi, Pavlov, Freud… y los grandes inventores como Edison, B. Franklyn, Land, Ford, V. K. Zworykin (hizo posible la Tv. moderna en el 1 923 con la válvula electrónica exploradora), Marconi, Gallo y otros.

Todos tenemos el potencial para ser creadores, pero la pereza mental no nos deja y, sin embargo, todo lo que hoy disfrutamos, se debe al esfuerzo que han realizado los grandes creadores, desde un simple artefacto para abrir latas, hasta las cada vez más competentes computadoras.

Sin embargo, las invenciones, y lo que se deriva de ellas, como es el caso de las computadoras, nunca podrán sustituir al hombre, pues al final, la actividad creadora de éste, con la pasión y las condiciones naturales especiales que tiene, siempre las somete a su antojo, pues por más que a una computadora le programen jugadas de ajedrez, al final, son movidas hechas por el hombre y archivadas históricamente, y no tendrán nunca la capacidad de inventar otras, y por lo tanto deberán esperar alimento para sus archivos.

II

Hay varias causas que acontecen en los individuos para fortalecer su reticencia a crear, ya sea en el campo de la investigación científica, artística o literaria o de invención, principalmente en los países de la periferia, condicionados secularmente por los países del centro, los cuales, como muy bien señaló el profesor de economía Braulio Rodríguez, han instruido (e introducido de una manera burda y perversa) sobre el estribillo cultural de uva, pera, manzana y arroz: ¿a los cuántos años me casaré yo? O uva, pera, manzana y ciruela: ¿A los cuántos años dejaré la escuela? Y es que al conocer la debilidad mayoritaria que acontece en el ámbito planetario, se restringe la esencia de la investigación y los descubrimientos y creaciones, a la funcionalidad de los resultados, creando consumidores atolondrados que todavía creen que en el centro están las mentes privilegiadas, y que están condicionados al perverso determinismo de Helen Churchill, de razas privilegiadas que parecen haber venido de otro planeta a regir el destino de la tierra.

Finalmente, no tiene que ser así. Hay un nuevo despertar: ¡Tienes que empezar a crear ya! ¿Qué cómo lo haces? ¿Te acuerdas del comportamiento de ese individuo que por momentos te hastía y exaspera y por otros no puedes ocultar tu admiración por él? Pues podría ser el personaje de un relato tuyo, o de una novela o como quieras llamarle, ya que en el hecho de pensarlo está presente la dinámica de la creación.

¿Y que pasa con la idea de negocio que pasó por tu mente como una chispa, y luego viene y luego se va, y como desesperada aparece más tarde para producirte sobresaltos? ¿O el artefacto aquél que tanta comodidad pudiera traer a tus coetáneos? ¿Y tantas otras cosas más que pudieran marcar la diferencia entre la pasividad de la vaca y la dinámica de pensar, tan connatural a tu estirpe? Como ves, hay tantas cosas que pueden marcar la diferencia entre la decisión de lanzarte a triunfar arriesgándolo todo, o sentarse a contemplar el paso de los triunfadores… Después de todo, no triunfa quien se encuentra atosigado por ideas que fluyen en borbotones internamente, sino por ideas que fluyen externamente buscando liberación.

¿Miedo a la crítica? ¿Qué es un crítico para ti? ¿Un ogro perfecto que tiene todas las reglas establecidas sobre como se debe crear o el creador potencial que se entretiene observando las creaciones ajenas para imponer (ni siquiera sugerir) normas y criterios preestablecidos que de ser él el creador, hubiera fielmente seguido? Olvida la crítica y crea. Comenzar es la clave. La crítica lleva a acercarte lo más posible a la perfección, pero si condicionas tu vida a la misma, se convierte en una pesadilla insoportable.

Una sugerencia importante: cuando le veas sentido a las argumentaciones críticas y creas que valen la pena, no las pase por alto, pero nunca las acepte en desmedro de tu propio estilo y personalidad; y si intuyes que son sólo necedades, entonces es el momento de ser tú propio crítico Y por último, ¿que mejor momento para crear que en un momento de crisis? De los momentos de crisis han surgido las grandes creaciones y sugerencias. El coraje de comprender que somos diferentes. Que nuestra lucha no es contra el hombre sino contra la naturaleza. Es el mejor momento para que salgan a flote tus ideas. Las crisis crean necesidades y estas a su vez crean soluciones. Enriquecer la reflexión sobre la base de la creación es la primera tentativa, sin descuidar, naturalmente, la acción.

Abril 9, 2 009 Obras consultadas

1 Proverbio danés

2 Meuller, Robert E. INVENTIVA, EDITORIAL LIMUSA-WILLEY, S. A., México D. F., 1965. Original en Inglés: Inventivity, by R. E. M., 1963. Versión española de: José Meza Nieto.

Creación: ¿Privilegio de pocos?

 

 

Autor:

Mackalex.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente