- Introducción
- Clasificación y etiología
- Patogenia
- Manifestaciones clínicas
- Diagnóstico
- Tratamiento
- Hipertensión arterial en las enfermedades renales
- Hipertensión arterial resistente. Emergencias hipertensivas. Hipertensión arterial maligna. Hipertensión arterial en el embarazo
- Bibliografía
PRÓLOGO
La hipertensión arterial (HTA) es uno de los problemas médicos más prevalentes en el mundo contemporáneo y junto a la diabetes constituyen factores de riesgo cardiovascular y renal, siendo en la actualidad las dos principales causas de ingreso a los programas de suplencia renal a nivel mundial. La población venezolana no escapa a este flagelo y por tanto los integrantes del equipo de salud y particularmente los médicos deben familiarizarse en el estudio y comprensión de esta enfermedad y ese es el objetivo de este breviario (compendio) sobre la HTA.
Los autores en 8 capítulos y una bibliografía actualizada, analizan este problema de salud pública, desde los puntos de vista etiológico, patogénico y sobre todo lo relacionado con el manejo y tratamiento de la HTA desde el punto de vista farmacológico y no farmacológico.
Es una publicación que pretende ser de fácil manejo y lectura rápida para quienes se interesan en esta epidemia, la cual se agrava por el hecho de que muchos hipertensos no saben que lo son y alrededor del 50% de los que son medicados no tienen el control adecuado de sus cifras tensionales. Se pretende motivar a los integrantes del equipo de salud sobre la HTA y que ellos motiven a los pacientes sobre la necesidad de adherirse al tratamiento y que los médicos abandonen el habito de la inercia clínica es decir que profundicen sus conocimientos sobre la HTA y un mejor manejo de los pacientes hipertensos.
Los autores
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
La hipertensión arterial sistémica (HAS), se asocia con un aumento de la morbilidad y mortalidad cardiovascular, accidente cerebrovascular (ACV) y enfermedad renal crónica (ERC). La hipertensión arterial (HTA) afecta a un elevado número de personas de la población general en la mayoría de los países en donde se ha estudiado y, sin duda alguna, es la alteración cardiovascular más frecuentemente tratada dentro de la medicina.
Además, proyecciones mundiales muestran un incremento sostenido de los pacientes en diálisis crónica, y una tendencia epidémica de la diabetes mellitus y de la hipertensión arterial, dos enfermedades que son las principales causas de enfermedad renal crónica (ERC) en muchos países. Así se considera que la enfermedad vascular renal, incluyendo la nefroangioesclerosis y/o la nefropatia isquémica aparecen como una causa importante de enfermedad renal crónica. Si bien el incremento de estas patologías es indudable, tampoco es menos cierto que en los últimos años varias publicaciones han demostrado el papel preventivo cuando se utilizan los IECA y los ARAII en pacientes con alto riesgo vascular o con diabetes; también se ha demostrado que los antagonistas del calcio dihidropiridinicos en enfermos coronarios o de alto riesgo vascular son beneficiosos y así se contradicen posiciones previas sobre estos agentes.
Probablemente el argumento más destacado es la demostración, en el estudio VALUE, de la necesidad de un control estricto y precoz de la presión arterial (PA) en hipertensos con patología vascular asociada. Dicho estudio descarta el concepto de que puede existir un beneficio más allá del ocasionado por el descenso de la PA.
La definición de la hipertensión ha sido, y continua siendo, un problema insoluble. A lo largo del tiempo se han elegido arbitrariamente diversos factores para separar la hipertensión como enfermedad, de la normotensión. Pero en términos prácticos, la hipertensión arterial significa salud alterada y es necesario el tratamiento; por el contrario normotensión implica buena salud y no se requiere tratamiento. De manera tal que la Organización Mundial de la Salud ha sugerido con fines epidemiológicos las siguientes definiciones: normal, por debajo de 140 mm de Hg de presión sistólica y 90 mm de Hg de diastólica; hipertenso, por encima de 160 mm de Hg de sistolica y 95 mm de Hg de diastólica, en el límite entre 140 mm de Hg de sistólica y 90 mm de Hg de diastólica y 159 mm de Hg de sistólica y 94 mm de Hg de diastólica. Más recientemente, el Joint National Committee on Detection, Evaluation and Treatment of High Pressure en su VII Informe (The JNC 7 Report) y tomando en consideración que el riesgo de complicaciones cardiovasculares aumenta continuamente a medida que se elevan los niveles de la presión arterial sistólica (PAS) y de la presión arterial diastólica (PAD), señala que los individuos con PAS de 120-139 mm de Hg o PAD de 80-89 mm de Hg deberían ser considerados como prehipertensos y requieren promoción de la salud respecto a modificaciones de estilos de vida para prevenir la enfermedad cardiovascular (ECV) y la ERC. Por lo tanto y según el VII Informe del JNC la PA normal debe ser menor de 120 mm de Hg para la sistólica y de 80 mm de Hg para la diastólica en personas de 18 y más años.
Página siguiente |