Descargar

Antecedentes de la fundación oficial de San Pablo de Jiguaní, último "pueblo de indios" en Cuba (enero de 1701) (página 2)


Partes: 1, 2

Al iniciarse la conquista de Cuba durante las labores de reconocimiento del terreno, llevadas a efecto en 1512, con vista a elegir los mejores lugares para la fundación de las villas según la usanza hispana. Los conquistadores comandados por Pánfilo de Narváez acampan en la aldea taína de Bayamo, donde son sorprendidos en la noche por ataque de un número considerables de indígenas, al cual neutralizan gracias al armamento con que contaban. Este hecho encuentra su explicación en la crueldad demostrada por estos hacia la población indocubana, quienes transforman en poco tiempo su carácter pacífico y amigable de los primeros momentos; veían amenazada su tierra y la tranquilidad de su pueblo, por hombres que solo tenían como único objetivo, la ambición de riquezas y la pretensión de esclavizarlos como medio para la obtención de poder.

Según refiere la historiadora Hortensia Pichardo (amplia investigadora del tema), Velásquez en una de sus cartas fechada en abril de 1514 relata que parte de Baracoa en octubre de 1513 y se dirige por mar en canoas hacia el norte, llegando a las provincias indígenas de Baní, Barajagua, Guaimaya y Maiye. Como fin de la expedición llega a las proximidades del poblado indígena de Bayamo, donde encontró una numerosa población indígena, sirviéndole de marco propicio para la fundación de un caserío.[13] Materializándose en la fundación de la villa de San Salvador (segunda villa fundada) a fines de 1513 en el poblado de Yara, donde es trasladada a fines de 1514, a la margen del río Bayamo tomando el nombre de San Salvador de Bayamo.

De acuerdo con la versión aportada por el historiador bayamés Enrique Orlando Lacalle, acerca de su núcleo fundacional y los motivos de su traslado:

Un año escaso había pasado desde que fundaron a San Salvador, y Bayamo, que ya servía de residencia a los españoles desde el año anterior, atrajo con motivo de la feracidad de su tierra, su gran riqueza y las condiciones defensivas con que se había dotado al pueblo contra los posibles y esperados ataques de los indígenas, a casi todos sus vecinos, así que los pocos que quedaron acordaron trasladar la iglesia para este lugar, el que desde entonces fue bautizado con el nombre de San Salvador de Bayamo.[14]

En lo particular, tal traslado se vio motivado por la búsqueda de condiciones geográficas más favorables, y grandes asentamientos indígenas que sirvieran como fuerza de trabajo, pues la existente se encontraba un tanto agotada en el sitio.

No es coincidencia que una vez establecido el poblado en Bayamo, los indígenas fueran reconcentrados y marginados a las afueras, en una comunidad denominada "Ovejas"[15] al noroeste de la villa. Posteriormente seria dividido por disturbios causados por los indígenas a los habitantes del pueblo en dos fracciones: Caneyes Arriba y Caneyes Abajo; al frente de cada uno de ellos situaron representantes de la Corona, levantándose desde sus génesis, las iglesias de: Santa Ana y San Juan Evangelista. Era necesario adoctrinarlos en la fe católica, y de esta forma "civilizarlos" según las costumbres españolas, desdeñaran sus prácticas animistas y totémicas, consideradas por algunos ministros católicos como "diabólicas y profanas". Unido a estos objetivos, se velaba por la integridad de la comunidad, y su conducta hacia la población hispana de Bayamo.

Junto a estos grupos indocubanos que "mansamente" aceptaba la explotación y la crueldad con que eran sometidos. Encontramos otros que dispersos por campos o instalados en sitios intrincados de la geografía rural cubana, huían del "sistema de esclavitud" que le era impuesto, en muchos casos por medio de violencia física u psicológica. Muchos de estos "rebeldes" se mantuvieron durante algunas décadas del siglo XVI en constante pie de guerra hacia los colonizadores. Desde el año 1520 eran reportados constantes levantamientos de indígenas, y rebeliones de los indios encomendados que se unían a estos, resultado del maltrato que eran objeto y las pésimas condiciones que padecían en los lugares donde eran encomendados.

Según criterios del investigador Lacalle: "los indios más insumisos de toda la Isla eran los bayameses, ya que constantemente mantenían en jaque a los invasores, rebelándose y negándose, aun sacrificando la vida con los crueles castigos a que eran sometidos, a servirles de siervos. Desarrollando una guerra sin cuartel que ponía en peligro la seguridad comunal".[16]

Haciéndose eco de este duro batallar, y buscando la vía para un mejor entendimiento entre conquistadores y conquistados, la Corona lleva a cabo en el área de Bayamo, el llamado "plan de la experiencia".[17] Llevado a efecto en dicho territorio por contar una población indígena numerosa para el experimento, se trataba de evidenciar si los indios podían vivir libremente como "labradores de Castilla" y demostrar su naturaleza; continuamente subestimada por algunos como: personas brutales, estúpidas, sin justicia ni apego al trabajo, brutales, crueles y vengativos.

El deseo de aplicar principios cristianos a los problemas del Nuevo Mundo, fue siempre una consideración importante".[18] Desde el año 1526 el Rey ordena a Gonzalo de Guzmán- Gobernador General de la Isla de Cuba- que sean liberados de sus encomiendas todos los indígenas que pudieran valerse por sí mismos en las costumbres españolas. Tal Disposición Real no es cumplida, por lo que cinco años después es retomada la idea designando al fraile Francisco Guerrero para ensayar el experimento en Cuba,[19] con la población indígena de las cercanías de Bayamo. Alrededor de cien nativos que habían quedado solos por la muerte de su encomendero, serian enseñados como "trabajadores de cristianos de Castilla, a cultivar algodón, maíz, y criar pollos y cerdos como un labriego español, y del fruto de su trabajo debían vestirse, calzar, y pagar las promesas a la Iglesia e impuestos al Rey."[20] Se les permitía ejecutar sus danzas, pero se les prohibían sus prácticas religiosas calificadas como "idólatras y creencias de brujería". La práctica demostró que Guerrero era un administrador despiadado, y sus intenciones con los indocubanos no eran las mejores. Como resultado: el fracaso de la experiencia, pues los encomenderos no se conformaban con la pérdida de su fuerza, iba en total desacuerdo a sus intereses.

Algunos investigadores han destacado que el hecho de la experiencia constituye un antecedente mediato de la abolición de las encomiendas en Cuba. En realidad, lo acontecido demuestro como la Corona española confirmaba la ineficacia del trabajo indígena, y los malos tratos a que eran sometidos por los colonizadores. La realidad correspondía con la disminución de su población y los continuos litigios de los encomenderos, tal política se materializará décadas luego transfigurada en otras acciones, cuando sean abolidas las encomiendas y se agrupen a los indocubanos "libres" en los llamados "pueblos de indios".

En el caso particular de Bayamo, al igual que toda la Isla de Cuba, las Leyes Nuevas puestas en vigor 11 años luego de su promulgación por la Corona(1553) fueron cumplidas a cabalidad por el Gobernador General, Gonzalo Pérez de Angulo. Una vez suprimidas las encomiendas, el cabildo bayames no tuvo otro recurso que aceptar lo dispuesto; y aprovechando que había vacado un repartimiento considerable de indígenas hecho a Pedro De Morón, mando venir a su presencia a los mismos y mediante un intérprete les hizo saber que les daba:

Libertad diferente a la hasta entonces habían tenido, a fin de que viviesen como labradores de Castilla, sin estar encomendados como naborías[21]ni repartimientos a castellanos, y que para que mejor se hiciese y ellos viviesen como cristianos y tomasen sus costumbres, se habían de ir a vivir junto a San Salvador u otra villa de castellanos, para hacer por si sus labranzas y tener su pueblo aparte con un Capellán que los instruyese en las cosas de la fe, que habían de cultivar, criar ganados y sacar oro, pagando al rey lo que le perteneciese de su tributo como vasallos y que de los que se ganasen y multiplicase sus ganados, se habrían de vestir y sustentar, y a sus mujeres e hijos. Y finalmente, que mientras cumpliesen esto, el Gobernador los ampararía y proveería de lo que hubiesen menester; pero que no cumpliendo, les apercibía desde entonces que los volvería a encomendar como habían estado antes.[22]

Una vez oída la proposición, la aceptaron de inmediato y manifestaron convivir en la villa de Bayamo. Situándoles en pueblos para su residencia y dictando las providencias para el sustento de sus cultivos y crías, señalándoles su capellán.

Posterior a estos hechos, entre 1569-1570 durante una visita al territorio del Obispo Castillo. Este recoge en sus memorias, como en la villa se manifestaba una gran disminución de los nativos. Encontrando en el pueblo sólo 80 indios casados, que convivían junto a 70 vecinos españoles.[23]

A pesar de haberse decretado la abolición de la servidumbre indígena en el territorio bayamés; su población que ahora era reconocida como "libre", prefería internarse en el monte o sitios inhóspitos, lejos de las villas. Temían a las atrocidades cometidas por los conquistadores, aún estaban frescas en sus memorias lo acontecido. Aún contando con Leyes Reales que amparaban sus cuidados y derechos, muchos no se fiaban de ello y preferían vagar por los campos, incluso en condiciones de miseria, para seguir disfrutando ser libres.[24] No todos corrieron igual suerte, una porción de estos indígenas convive junto al español en sus comunidades o cerca de ellas (sirviéndole muchas veces en las labores domesticas u otras), estos serian los empadronados por el Obispo en su visita por el territorio. Aquella parte, que se retira a los mismos territorios que gozaban antes de la conquista, nunca contó en los censos oficiales y de ellos se hablaba despectivamente como "indígenas residuales".

Como hecho distintivo, el siglo XVII bayames concluía con la fundación oficial del "pueblo de indios" de San Pablo de Jiguaní, lugar que antes de la conquista-colonización había albergado una numerosa población indocubana; ahora a finales del siglo XVII era habitado por sus descendientes. Leví Marrero (reconocido investigador de nuestra historia más temprana) señalaría la significación del hecho para el contexto de la época:"como una reafirmación de la supervivencia perceptible y reconocida de la población indocubana, en el año final del siglo XVII (1700), más específicamente el 25 de enero de 1701, fue establecida la Comunidad de indios naturales de Jiguaní[25]quienes establecieron su poblado en el camino real que unía a Santiago de Cuba con Bayamo".[26]

La iniciativa de la fundación del pueblo resultó ser caso excepcional, pues emerge por parte del descendiente indocubano de la villa de Bayamo Miguel Rodríguez, dueño de las tierras del corral de Jiguaní Arriba. Nacido en la villa de Bayamo a mediados del siglo XVII, hijo de Simona Rodríguez, indígena igual, junto al cacique de la aldea de Jiguaní Arriba. Alcanza con edad juvenil los créditos de jefe, y como consiguiente hijo de cacique una esmerada educación por parte de los Padres Gerónimos; radicados en la zona desde mediados del siglo XVI, enseñándole a leer, escribir el castellano y algunos rudimentos de la fe católica. No representaba un natural ingenuo e inculto, todo lo contrario, conocía bien las leyes y sus influencias, así como sus deberes y derechos. Estos conocimientos le servirían como base en la reclamación de los derechos de sus semejantes, en una sociedad colonial donde el indocubano era marginado, mal visto y se consideraba como un recuerdo lejano del proceso de colonización.

Su propósito era reunir en un pueblo a todos los naturales que andaban diseminados en los antiguos poblados que les habían asignado o en tierras realengas de las villas; donde vivían en constantes vejaciones y maltratos por parte de los españoles y sus herederos.

Miguel Rodríguez tenía una visión clara de la situación y las necesidades de sus similares. En la nueva comunidad a fundar los naturales gozarían de todos los derechos, y debían ser dueños legales de sus labranzas, de esta forma los españoles y los ricos hacendados con pretensiones en la zona no podrían molestarlos. Para lograrlo se valió de los medios disponibles a su alcance. Los españoles tenían el poder político; el empleo todos los recursos de que pudo disponer. "Acudió una y otra vez a la Real Audiencia de Santo Domingo, y fue oído y atendido en cada ocasión, obteniendo las Reales Provisiones de 1703 – 1710 que le concedieron las tierras necesarias para fundar el pueblo, y hacer labranzas y monterías".[27]

La afirmación que el etnos indígena y sus descendientes directos en Cuba, habían sido exterminados en fecha tan cercana a la colonización española como el siglo XVI, se alejaba bastante de la realidad . Las nuevas generaciones contrajimos con nuestros antepasados indocubanos la deuda de investigar y demostrar que su desaparición representaba un mito[28]en nuestra historia nacional más temprana. Su permanencia dentro de nuestra memoria histórica era irrebatible en el entorno real indocubano.

Bibliografía

Libros

Academia de la Historia de Cuba: Papeles existentes en el Archivo General de Indias (AGI) relativos a Cuba y muy particularmente a La Habana (1512-1578), T.I, La Habana, Imprenta Siglo XX, 1931.

———————————-: Recopilación de las Leyes de los Reynos de Indias, T.I, La Habana, Imprenta Siglo XX, 1930.

Azcarate, Rosell, R: Historia de los indios de Cuba, La Habana, Editorial Trópico, 1938.

Azcuy Alón, Fanny: Psicografía y supervivencias de los aborígenes de Cuba, La Habana, Publicaciones de la Revista de Educación, 1941.

Bachiller y Morales, Antonio: Cuba primitiva. Origen, lenguas, tradiciones e historia de los indios de las Mayores y Las Lucayas. La Habana, Librería de Miguel de Villa, 1883.

Colectivo de autores: Bayamo, en el crisol de la nacionalidad cubana, Bayamo, Ediciones Bayamo, 1996.

De la Torre, José Maria: Compendio de geografía física y política de la Isla de Cuba, Imprenta Soler, 1841.

García Molina, José Antonio: Huellas vivas del indocubano, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2007.

Harrington, Mark: Cuba antes de Colón, Habana, Ediciones Cultural S.A., 1935.

Instituto de Historia de Cuba: Historia de Cuba: la colonia, La Habana, Editora política, 1994.

Lacalle y Zausquest, Orlando Enrique: Cuatro siglos de historia de Bayamo, Bayamo, Imprenta "El arte", 1947.

Lago Vieitio, Ángel: Los aborígenes de Bayamo: destino y legado histórico, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1994.

Macías, Isabel: Cuba en la primera mitad del siglo XVII, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1987.

Marrero, Levi: Cuba-Economía y Sociedad, Madrid, Editorial Playor, 1975.

Ortiz, Fernando: Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1985.

Pérez De la Riva, Francisco: Origen y régimen de la propiedad territorial en Cuba, La Habana, Imprenta Siglo XX, 1946.

Pichardo Moya, Felipe: Los indios de Cuba en sus tiempos históricos, La Habana, Imprenta El siglo XX, 1945.

Pichardo Viñals, Hortensia: Documentos para la Historia de Cuba, T.I, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1971.

———————————-: Temas Históricos del Oriente Cubano, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2006.

———————————–: La fundación de las primeras villas de la Isla de Cuba, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1986.

Riverend Brussone, Le Julio : Problemas de la formación agraria de Cuba, S. XVI-XVII, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1992.

Serna Moreno, Maria Jesús: Cuba-un Pueblo Nuevo, herencias etnoculturales indígenas en la Región Oriental, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2007.

Venegas Fornias, Carlos: Cuba y sus pueblos, La Habana, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2002.

Wright, Irene: The Early History of Cuba, New York, The Macmillan, 1916.

Publicaciones periódicas

Revistas:

Bimestre Cubana no.35- (1945)

Catauro no.8- (2003)

Cubana de Ciencias Sociales no.16- (1988)

Santiago nros. 10, 22, 44, 48, 59, 65.

Temas no. 7-(1996)

 

 

 

Autor:

Lic. Lilyam Padrón Reyes

[1] Academia de la Historia: Recopilación de las leyes de los Reynos de las Indias, T.I p.55.

[2] Dígase: Guanabacoa, Ovejas, Tarraco, El Caney, Baracoa, entre otros.

[3] Nos referimos a mediados del S.XVI y principios del XVII, luego serian fundados otros que tendrían igual o distintas características.

[4] Al respecto el historiador Felipe Pichardo Moya en su ensayo: Los indios de Cuba en sus tiempos históricos., pp.2-3 analiza como nuestros primeros historiadores dígase- Morell de Santa Cruz, Arrate, Urrutia y Valdés- al no contar con suficientes fuentes escritas de las primeras villas debido a los continuos ataques de corsarios y piratas de que fue objeto la Isla. Unido a ello su concepción y compromiso con la metrópoli; que les impidió apreciar el papel jugado por el indígena en la historia que escribían, "para ellos el indio era un incidente de la conquista, y no un elemento de la sociedad que historiaban".

[5] Nos referimos al proceso que paralelo al proceso de transculturación propició que el indígena asumiera costumbres de índole española y viceversa lo que no necesariamente significaba el abandono de su cultura. Esto influyó en su adaptación al nuevo medio social que le había sido impuesto en la mayoría de los casos por la fuerza y el proceso de mestizaje del que se vio objeto su raza a partir del proceso de colonización.

[6] La autenticidad y validez del mapa no se ha podido comprobar científicamente. Aunque la arqueología ha aportado indicios, pues se han localizado y estudiado numerosos residuos arqueológicos en los sitios descritos por el sabio.

[7] José Maria de la Torre: Compendio de geografía física y política de Cuba, p.5.

[8] Felipe Pichardo Moya: Ob. Cit., p.18.

[9] Revista Catauro no.8 (2003), pp.196-197.

[10] Grupos aborígenes que no practicaban la agricultura ni utilizaban la cerámica, es decir, se dedicaban a la recolección, la pesca y la caza menor.

[11] Comunidades aborígenes cuyas evidencias nos indican que practicaban la agricultura de raíces, tubérculos, y granos pero fundamentalmente la yuca. También practicaban la recolección, la pesca y la caza menor.

[12] Felipe Pichardo Moya: Ob.Cit., p.19.

[13] Temas históricos del Oriente Cubano, p.12.

[14] Cuatro siglos de Historia de Bayamo, p.32.

[15] Curioso nombre, que denota como eran considerados los aborígenes: "como ovejas descarriadas, que necesitaban el cuidado y amparo de los conquistadores españoles". Ante todo debían ser guiados bajo los preceptos de la fe católica, para de esta forma despojarlos de su identidad.

[16] Ob. Cit., p.34.

[17] El tema fue ampliamente estudiado y analizado por el investigador Lewis Hanke en su trabajo "Los primeros experimentos sociales en América" en revista Bimestre Cubana no.45 (1950).

[18] Lewis Hanke: Ob. Cit, p.79.

[19] El mismo ya había sido puesto en práctica años antes en La Española, sin resultados positivos.

[20] Lewis Hanke: Ob.Cit, p.82.

[21] "Según el padre Las Casas, no cabe duda que de que los naborías eran indios trabajadores, la última de las clases sociales de la conquista, después de realizada esta se le llamaría así a los indios entregados a los españoles para el servicio doméstico" en Hortensia Pichardo: Documentos para la historia de Cuba, T.I, p.40.

[22] Herrera: Historia general de las Indias, T. I apud Francisco Pérez de la Riva: Origen y Régimen de la propiedad territorial en Cuba, p.36-37.

[23] Academia de la Historia de Cuba: Colección de papeles existentes en el Archivo General de Indias relativos a Cuba y muy particularmente a La Habana, T.I, p.217.

[24] En este sentido, aunque ya se habían abolido las encomiendas como hemos descrito, muchos vecinos españoles no se conformaban con ello y abusaban con los mismos; discriminándoles y arrebatándoles los derechos que le eran otorgados por la Corona.

[25] Para algunos autores, el significado de su vocablo difiere, para Antonio Bachiller y Morales significa "arenas de oro", la misma aseveración fue asumida a su vez por la investigadora Hortensia Pichardo; en cambio para otros autores significa "rio de ángel" o "rio visto desde las alturas", nosotros realmente asumimos el primer significado dividiendo la palabra en las silabas Ji-Guaní (moneda o pedazo de oro).

[26] Cuba: economía y sociedad, T.III, p.23.

[27] Hortensia Pichardo Viñals: Temas Históricos del Oriente cubano, p.74.

[28] Persona o cosa que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente