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Voces propias para una red de todos

Partes: 1, 2

    1. Brecha digital en la región y dentro de cada país
    2. Asiduos internautas en Argentina, Colombia y Venezuela
    3. Cibercafés: aula de paga y reducto para el ocio
    4. Creciente mercado para la compraventa de bienes culturales
    5. Los 25 sitios más visitados por los internautas latinoamericanos
    6. Espacios para la creación y la propagación culturales
    7. Políticas culturales para utilizar y extender la Red

    En Argentina, los cinéfilos pueden consultar sinopsis, horarios, precios y sitios de los estrenos en las salas y en las tiendas de videos [i]. En Chile es posible ubicar la biblioteca más cercana y navegar por las colecciones de varios museos [ii] -o, se prefiere, ir directamente a las obras y residencias más significativas de Pablo Neruda [iii]. En Costa Rica el Club de Libros [iv] se ha convertido en sitio de encuentro para comprar, intercambiar, discutir y promover obras de los más variados temas. En Perú, el pintor Julio Quispe Virhuez ha encontrado en la Red un lugar propicio para mostrar sus obras [v]. En México la poeta Lina Zerón ha cultivado, gracias a su domicilio en la Red [vi], más lectores de los que habría encontrado si sus versos los publicase únicamente en tinta y papel. En Berlín la curadora y escritora Alanna Lockard, que nació en Dominicana y estudió en una universidad mexicana, mantiene un sitio [vii] dedicado a informar de sus exposiciones y trabajos literarios y periodísticos. En el ciberespacio el cineasta peruano Salvador Luis colocó el sitio Los Noveles [viii] para, junto con un grupo de autores de Cuba, Bolivia, Argentina, España y su propio país, promover textos de autores jóvenes como ellos. 

    El inventario de sitios en la Red que demuestran la versatilidad, intensidad y asiduidad con que millares de creadores y consumidores de productos culturales en América Latina han asumido a la Internet como espacio ventajoso y utilizable podría ser, prácticamente, interminable. Todos los días brotan docenas o centenares de nuevos sitios que expresan búsquedas, inquietudes e intereses de autores de las más variadas disciplinas. Muchos de ellos desaparecen, o cambian de domicilio, con tanta espontaneidad que es casi imposible seguirles la pista. La facilidad con que surgen, así como las dificultades que en ocasiones encuentran sus autores para mantenerlos, hacen de esos sitios una manifestación vigorosa pero al mismo tiempo inconstante de las inquietudes culturales -en todos los sentidos del término- que atraviesan América Latina.

    Prontuario en línea de medios convencionales

    En la Red de redes hay expresión cultural aunque, con y sin esos contenidos, la mayoría de los sitios -o los más frecuentados- tengan el propósito esencial de vender productos, publicidad o incluso ideologías y convicciones. Allí la cultura es al mismo tiempo producto y mensaje y, en no pocas ocasiones, mercancía o subterfugio de las causas,  posturas y estéticas más diversas.      

    En la Internet las manifestaciones e industrias culturales que predominan en las actividades fuera de línea encuentran sitios abundantes para anunciarse. Su carácter de directorio, guía y prontuario en donde pueden hallarse lo mismo reseñas de las películas en cartelera que los horarios de los programas de televisión o los catálogos de las grandes tiendas de libros le permite respaldar el consumo de productos mediáticos y/o culturales que de cualquier manera se ejerce en nuestros países. El uso que se le llega a dar no termina allí.     

    Aunque no es la principal de sus aplicaciones, la Internet puede constituir una infinita colección de resonancias a lo que se dice y muestra en los medios convencionales. Quienes con más rapidez y sagacidad han aprovechado esas posibilidades son las cadenas de televisión cuyos programas, a menudo originados fuera de América Latina -o mejor dicho, en esa extensión pero también metrópoli del consumo cultural latinoamericano en la que se ha convertido Miami- son pregonados a través de sendos sitios web. Así como las series de MTV, Cartoon Network y HBO para América Latina han acaparado al menos algunos segmentos de las audiencias televisivas en nuestros países, sus espacios en la Internet sirven para reforzar pero al mismo tiempo para darle algunas formas de interactividad a esos contenidos. Los sitios de esas cadenas o sistemas de televisión [ix] complementan, pero también anticipan y en ocasiones difunden productos mediáticos paralelos a los que se encuentran en televisión. Varios de esos sitios y muchos otros de corte similar ofrecen juegos, concursos y otras opciones para involucrar a sus públicos con los contenidos centrales que se transmiten por televisión. Algunos tienen páginas específicas para cada país o para cada zona horaria en el Continente. El de HBO para América Latina, por ejemplo, tiene una treintena de opciones geográficas. En esos sitios, la función de la Internet es subrayar la afición de los consumidores por los programas que les ofrecen los medios tradicionales.      

    Los usos de la Red pueden ser más participativos y reflexivos. Respecto de las industrias convencionales de la comunicación, la Internet es un espacio apropiado para alojar foros de discusión, tableros de denuncias e información oportuna que favorezcan el consumo crítico de los medios. En América Latina el surgimiento de sitios de ese corte ha sido lento y en ocasiones ha corrido con mala suerte, a diferencia de Estados Unidos y Europa en donde existen centenares de opciones en la Red para discutir a los medios. En buena medida, esa tardanza se debe a la parsimonia de los consumidores latinoamericanos de medios para asumirse como ciudadanos –activos, en aptitud de reconocer sus derechos y la capacidad de exigencia que tienen delante de las empresas de comunicación ya establecidas-. Entre las experiencias novedosas en ese campo de encuentran, en Perú, la Veeduría Ciudadana de la Comunicación Social [x] respaldada por una decena de organismos académicos, de trabajadores de los medios y de la sociedad. Con otro corte ideológico, patrocinado por empresas privadas, en México ha funcionado el sitio del grupo A Favor de lo Mejor [xi]. Entre otros, se han mantenido el Observatorio de Medios de la Unión de Trabajadores de la Prensa de Buenos Aires [xii], ética na TV de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados en Brasil [xiii], el Observatorio de la Cátedra en Cibercomunicación del ITESM mexicano [xiv] y el Observatorio Global de Medios sostenido por un activo grupo de periodistas de Venezuela [xv].      

    Y la Red de redes, además de caja de resonancia y reducto crítico del consumo de medios convencionales ha llegado a ser, también, espacio para que se despliegue la creatividad de artistas y pensadores de todas las latitudes. Varios de los ejemplos que mencionamos al comienzo de este texto son unos cuantos entre los considerables casos de autores latinoamericanos que difunden su obra en el ciberespacio. Poemarios, pinacotecas, exhibiciones, recitales y conciertos virtuales, son recursos útiles tanto para ampliar la propagación de obras que de otra manera serían conocidas solo en pequeños circuitos o en comunidades aisladas, como resultado de las dificultades que los creadores llegan a encontrar para exponer sus trabajos. En ocasiones además surgen manifestaciones que más allá de su calidad artística han sido experiencias novedosas. Hay ensayos plásticos concebidos específicamente para ser difundidos a través de la Internet como el proyecto de "arte virtual surrealista por correo electrónico" de un grupo de autores latinoamericanos [xvi], o de carácter literario como algunas "novelas interactivas" que han sido puestas en línea para que sean completadas con aportaciones de los lectores.   Todo eso y más ocurre en la Internet. Públicos y creadores pueden consumir, exhibir, compartir y encontrarse en la Red de redes. Nunca antes ha existido un espacio -o mejor dicho, un inacabable repertorio de espacios entrelazados- para la propagación de la cultura aunque, como resulta claro, ese no es el más extendido de los usos que se hacen de la Internet. Sin embargo solamente una porción todavía limitada de la gente, tanto en América Latina como en la mayor parte del mundo, tiene acceso a los beneficios y desafíos que se pueden encontrar en la Red. Aunque ha crecido más que en otras regiones la Internet latinoamericana sigue estando supeditada, por lo general, a las condiciones de desigualdad económica y social que imperan en esta zona.  

    Brecha digital en la región y dentro de cada país

    Partes: 1, 2
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