El montaje del sistema político cubano en el marco de la ocupación norteamericana 1898 – 1902
Enviado por Alie Perez Veliz
"La intervención norteamericana en la guerra de independencia de Cuba y su inmediata ocupación militar, obraron como freno para la realización del gran objetivo nacional liberador a que aspiraban los cubanos. Con la intervención yanqui en la guerra se inició un período en el cual las desiciones sobre el destino de la Isla se trasladarían de Madrid a Washington y el vencido colonialismo español se vería sustituido por una nueva forma de dominación, el neocolonialismo impuesto por los Estados Unidos."
Concepción Pianos Viñals
INTRODUCCIÓN
Luego de cuatrocientos años de dominación colonial, y tras librar treinta años de intensas luchas contra los cubanos independentistas, la España monárquica, desangrada y empobrecida por la guerra, después de haber empeñado hasta el "último hombre y la última peseta" se ve obligada a abandonar su perla de las Antillas: "La siempre fiel isla de Cuba".
Estos acontecimientos se resumen con asombrosa superficialidad por los norteamericanos de la siguiente manera:
"El conflicto diplomático más grave que tuvo Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX fue el que le enfrentó con España por la isla de Cuba. Durante la guerra de los Diez Años entre España y su provincia cubana, un navío de guerra español capturó un vapor estadounidense, el Virginius, que llevaba suministros a los rebeldes cubanos y algunos miembros de su tripulación fueron ejecutados. Este suceso provocó un fuerte sentimiento antiespañol en Estados unidos, alentado por ciertas cadenas de periódicos. La situación llegó a su punto culminante cuando el acorazado Maine, atracado en el puerto de La Habana para proteger a los ciudadanos estadounidenses en Cuba, explotó el 15 de febrero de 1898 perdiendo la vida 260 hombres. Si bien no se determinó en esa época si el Maine fue hundido por los españoles, por los rebeldes cubanos o como consecuencia de un accidente, la opinión pública estadounidense responsabilizó a España. (En 1969 la Armada estadounidense confirmó, según sus investigaciones, que la explosión fue originada por un fallo en las calderas).
El 19 de abril de 1898 el Congreso adoptó una resolución por la que se reconocía la independencia de Cuba, exigía la retirada española de Cuba y autorizaba al presidente a utilizar la fuerza para hacer cumplir esta resolución. En la práctica suponía una declaración de guerra a España.
La breve guerra acabó con una total victoria estadounidense. El Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, que puso fin al conflicto, aseguraba la independencia de Cuba; obligaba a España a ceder Puerto Rico, Guam y Filipinas a Estados Unidos que, como compensación, pagaba 20 millones de dólares a España por la cesión de Filipinas.
El final de la guerra con España obligó a que Estados Unidos tuviera que afrontar el problema de organizar y gobernar Puerto Rico, Filipinas y Cuba. Mantuvo un protectorado sobre Cuba hasta 1902, cuando las tropas estadounidenses de ocupación traspasaron el poder a Tomás Estrada Palma, primer presidente de ese país." (1)
Estados Unidos debió, no obstante, enfrentar la fuerza del movimiento de liberación nacional cubano, cuya gestación había comenzado antes de 1868 y que se desarro11ó, creció y profundizó con las guerras "Grande" y "Chiquita", la "Tregua Fecunda" y especialmente en el estallido emancipador del 24 de febrero de 1895. Constituían la fuente ideológica de este movimiento el pensamiento y la acción de Varela, Céspedes, Agramonte, Martí y muchos otros símbolos heroicos.
Otro problema que tendría que enfrentar el gobierno yanqui era las simpatías que la lucha de los cubanos había despertado entre los sectores progresistas de la sociedad norteamericana, e incluso la oposición de los grupos económicos y políticos estadounidenses no interesados en la posible anexión de Cuba a su país. William McKinley necesitó ganar tiempo para alcanzar sus objetivos y tendría que justificar la intervención militar en el país y aprovechar su duración para definir la forma de dominación que se habría de aplicar.
En cuanto a la forma a seleccionar, el asunto planteaba a sus promotores la necesidad de escoger entre las opciones de la anexión o protectorado, lo cual, en cualquier caso, exigía fortalecer los sectores que en Cuba podían servir de sostén a la penetración imperialista, neutralizar la oposición norteamericana y enfrentarse a las fuerzas nacional-liberadoras cubanas.
Para materializar estas tareas el gobierno de McKinley aplicó una política dilatria que no fijaba el límite temporal de la ocupación de la isla, no reconocía los órganos oficiales de la revolución y dejaba indefinido el status que habría de tener la nación en el futuro. Además, aprovechó la campaña periodística que algunos representantes de la prensa norteamericana impulsaron, enfilada a crear la impresión de que el pueblo cubano se mostraba interesado en la solución anexionista.
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