Le debemos a la vida la oportunidad de vivir una transición milenaria. Desde la aparición del homo sapiens, según los estudiosos del tema, el mismo acontecimiento lo han vivido ya en otras doscientas ocasiones nuestros antepasados. Desde el descubrimiento de la agricultura es ya la décima celebración milenaria. Y la segunda en el recuento cristiano del tiempo histórico. Siendo excepcional la oportunidad, el deber es aprovecharla de la mejor manera. Creo que lo hacemos si nos atrevemos a colocarnos con realismo en la rica y compleja encrucijada que vivimos, acertamos en identificar las grandes líneas del futuro y nos comprometemos visionariamente con nuevas esperanzas y nuevas utopías. Es en este contexto, que sabemos y conocemos de que en todo el planeta existen grupos desfavorecidos de las poblaciones que no tienen acceso a ninguna forma permanente de atención de salud; éstos grupos sociales, localizados principalmente en las zonas rurales y en las áreas periurbanas de grandes ciudades, representan en conjunto, probablemente, las 4/5 de la población mundial. A medida en que se avanzan los conocimientos, la atención médica se esta volviendo más complicada técnicamente y más costosa, y ni siquiera los países más prósperos cuentan con suficientes recursos para llevar a cabo todo lo que la investigación médica ha hecho posible y han advertido la disparidad existente entre los elevados costos de la asistencia y los escasos beneficios para la salud que reportan estos sistemas. Es en este sentido que el presente trabajo tiene como objetivo central hacer una reflexión teórico-metodológica que permita retomar cuatro elementos centrales: la mortalidad infantil y la mortalidad materna y su vinculación o concatenación con el crecimiento demográfico, analizando este proceso desde el punto de vista social de la salud reproductiva. Para el alcance de este objetivo, es necesario identificar el punto de partida, el contexto actual y plantear una prospectiva que permita entre otras cuestiones, el debatir algunos problemas concretos desde la óptica de la demografía, la salud colectiva y el contexto social, y sus repercusiones desde la salud reproductiva, así como con los indicadores que propician y dan pié y que de alguna u otra manera nos explican la mortalidad, como serían la pobreza, la educación y su vinculación con la salud y la nutrición, aspectos que repercuten de igual manera en el crecimiento demográfico, para terminar con una propuesta que rescate estos últimos elementos y concretamente que propicien una crítica reflexión. Es así como esta organizado el presente ensayo.
"Los que trabajan en demografía…. tienen mejores posibilidades que cualquier otro grupo de añadir a su labor una nueva dimensión, creando medios no sólo para transmitir información a sus colegas, sino también para divulgarla de manera inteligible. De este modo, llegarán a conocimiento del público los problemas planteados por la población y todos podrán captar la importancia que este factor tiene en la vida diaria. Así como el desarrollo cabal depende del conocimiento preciso de los recursos naturales y de toda otra clase, así también la planificación efectiva del desarrollo depende del conocimiento correcto de la composición, el crecimiento y el movimiento de la población". Rafael Salas Director Ejecutivo Fondo de las Naciones Unidas para las Actividades de Población
a). La pobreza en México Los datos publicados por el INEGI a través de la encuesta nacional de empleo, utilizando las líneas de ingreso per capita muestran que, entre la década de los 80’s y 1995 el porcentaje de la población mexicana que viven en situación de pobreza aumenta de un 28% a un 48%, llegando a un 26.8% los hogares que se encuentran en situación de indigencia (para obtener la proporción de hogares en estado de indigencia, se relaciona el valor de la canasta alimentaria básica con la distribución de hogares según ingresos, que se extrae de la encuesta de hogares por muestreo en México. Es decir los hogares que están en condiciones de pobreza extrema o indigencia, son aquellos que reciben un ingreso por trabajo igual o inferior al costo de una canasta básica de alimentos). Por otro lado, Ontiveros y González reportan que la pobreza extrema aumenta durante los 80’s de 4.8% en 1981 a 11.2% en 1991 y el de pobreza crítica de 14.06% a 20%. Además la mortalidad infantil es la más afectada con esta situación, ya que más de un 50% de los menores mexicanos viven en condiciones de pobreza. Los resultados del estudio de "LA POBREZA EN MÉXICO" en el cual se utiliza el método de necesidades básicas insatisfechas (NDI) para analizar la data arrojada por los censos de población y vivienda en los años de 1980 y 1990, muestran que para 1980 el porcentaje de HOGARES POBRES es de 35%, mientras que en el censo del 90 es del 38%.
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