Descargar

Las teorías que explican por qué nos volvimos bípedos

Enviado por Hernán Pérez Ramos


Partes: 1, 2

    La bipedestación no pudo liberar nuestras manos, sino que por el contrario, fueron nuestras manos quienes liberarían a nuestros pies

    Una vez que se descubre que los ardipitecos; quienes andaban preferentemente sobre sus extremidades posteriores, no vivían en las sabanas como debería haber sucedido (en concordancia con la teoría que supone que un cambio medioambiental es lo que provocaría que nos volviésemos bípedos) sino en zonas boscosas, una pléyade de prestigiosos investigadores se entregó en cuerpo y alma a la difícil tarea de encontrar una explicación razonable que nos permitiera entender, qué provocaría el que los primeros ejemplares de homínidos se alzaran sobre sus extremidades posteriores y comenzaran a andar de forma bípeda. Entre las hipótesis desarrolladas destacan dos que intentaremos analizar a continuación.

    Jean Chaline propone que el principal cambio que favorecería la marcha bípeda es: que dejara de migrar el agujero occipital. Veámoslo en detalles.

    Todos los primates nacemos con el foramen magnum (el lugar por donde salen del cráneo los nervios que desciende a través de nuestra columna vertebral) en la base del cráneo ya que en esta posición facilita el parto; pero excepto en nosotros, en el resto de nuestros parientes el agujero occipital migra hacia la parte posterior de la cabeza.

    Disponer del foramen magnum en la base del cráneo (la cabeza sobre los hombros) facilita en gran medida la marcha bípeda, lo que queda más que atestiguado por la circunstancia de que los chimpancés; menores de tres años (con el agujero occipital en la base del cráneo) utilizan la bipedestación en la inmensa mayoría de sus desplazamientos, sin embargo; una vez que se produce la migración del foramen magnum a la parte posterior de sus cabezas, nuestros parientes reducen drásticamente el empleo de la marcha bípeda como medio de locomoción. De todo lo referido Jean Chaline extrae la conclusión de que quizás un individuo experimentó la desaparición de la información genética que regula la migración del agujero occipital y ello le permitiría continuar utilizando preponderantemente la marcha bípeda en todos sus desplazamientos y quizás también dicha característica luego se transmitió a toda la población.

    Si algo es realmente destacado en la hipótesis de Chaline es el hecho de considerar que la no migración del agujero occipital pudiera ser un factor de primera importancia en el marco del proceso de adopción de la marcha bípeda por parte de los primeros homínidos. Pero la pregunta que no se hace Chaline es: ¿por qué la selección natural; naciendo todos los primates con la cabeza sobre los hombros (hecho que facilita la bipedestación), se tomó el trabajo de diseñar un conjunto de instrucciones que regulan el proceso durante el cual el agujero occipital se desplaza a la parte posterior del cráneo? Esto es exactamente lo mismo que preguntarnos, ¿Qué tamaña ventaja le reportaría a un primate llevar la cabeza delante de los hombros (el foramen magnum en la parte posterior del cráneo), que provocaría que la selección natural desarrollase un conjunto de instrucciones destinadas a producir la migración del agujero occipital, de la base del cráneo a su parte posterior?

    Veamos: La cabeza delante de los hombros (el agujero occipital en la parte posterior del cráneo), sostenida por los poderosos músculos deltoides de los primates, ostenta un grado de movilidad, flexibilidad y rapidez de movimientos, infinitamente superior que cuando la cabeza se halla sobre los hombros (foramen magnum en la base del cráneo). En otras palabras, cuando la principal arma con la que cuenta un individuo para "imponer sus genes" (defenderse de los depredadores, pelear contra los rivales por el derecho a reproducirse, por los refugios, por el territorio, por la comida y para dar caza a sus presas) es la fuerza de su mordida, el largo de sus dientes y el filo de sus colmillos, llevar la cabeza sobre los hombros (y no delante de estos) reduciría en extremo la posibilidad de desplazar la boca; con la flexibilidad y velocidad requeridas, para asestar un certero mordisco que paralice el ataque de un rival o una furibunda dentellada que detenga; durante un instante al menos, el ataque de un depredador. Tal sería el grado de discapacidad que le produciría a un primate el hecho de portar su cabeza sobre los hombros a la hora de utilizar la boca como la estructura responsable de las funciones de ataque y defensa, que este hecho impediría; sin dudas, que este individuo se impusiera a los rivales para se convertirse en macho reproductor, y como consecuencia de ello la característica de la que es portador (el agujero occipital en la base del cráneo) en ningún modo podría transmitirse a la próximas generaciones con la regularidad necesaria para pudiera extenderse a toda la población.

    ¿Qué conjunto de circunstancias tendrían que acontecer entonces para que pudiese dejar de migrar el agujero occipital y con ello se diesen las condiciones imprescindibles (según Chaline) para que pudiésemos bipedar?

    Partes: 1, 2
    Página siguiente