- Introducción
- No sólo la economía determina al ser humano; las significaciones imaginarias también generan realidad.
- Al Uribe presidente, por cierto que lo crearon los medios y las guerrillas, pero no sólo ellos, también sus notorias condiciones personales.
- El corazón colectivo también tiene historia.
- A la estrategia de seguridad democrática la acechan enormes peligros y, sobre todo, la limitan importantes escollos simbólicos y estructurales.
- Con los contenidos del referéndum, a Uribe ya le derrotaron la política anti politiquera, pero aquel no será lo central.
- Conclusión: en este enero del 2003 el gobierno todavía no ha podido encontrar la forma política más funcional
- Bibliografía
( Texto revisado y desarrollado de Conferencia dictada en Cali en el Hotel Obelisco en Acto académico organizado por Fundaps, Fundación para la Asesoría a los Programas de Salud, el 18 de diciembre del 2002)
"El morbo estaba en su misma mano,
tendida francamente a aquel pueblo
vencido".
"Sabía que la libertad no es un hecho
humano, que los hombres no pueden,
o quizá no saben, ser libres, que la li-
bertad, en Italia, en Europa, apesta
tanto como la esclavitud"
( Curzio Malaparte, "La Piel" )
En las épocas de aguda crisis, cuando lo poco o lo mucho que han construido como proceso emancipador amenaza hundirse y disolverse bajo sus pies, es precisamente cuando los colectivos humanos ponen a prueba la consistencia de sus luchas, su madurez y capacidad de autodirección; entonces, o se alienan en alguna fuerza extrasocietal, llámese, como podría decir Estanislao Zuleta (2), Dios, Razón de Estado u Hombre excepcional, o ellos mismos proveen, manejan y controlan las salidas.
Entre el Ensayo y la Sociología, estas notas tienen por objeto un análisis de coyuntura de la hiperuribizada Colombia del 2002 en sus momentos preelectoral, electoral y postelectoral; conviene advertir de entrada que un tipo de análisis como éste, tiende a ser más complejo e incierto de lo que sugiere el imaginario de "superficial ligero", asociado a la idea de coyuntura. Por lo general, ésta no sólo está definida por las inéditas y aleatorias circunstancias del momento, sino que, con frecuencia, se presenta, además, como manifestación y condensación puntuales de fenómenos y problemas estructurales de la vida social; por lo tanto, en la coyuntura también hacen presencia la complejidad, así como los niveles de incertidumbre propios de la sociedad objeto de análisis coyuntural.
No sólo la economía determina al ser humano; las significaciones imaginarias también generan realidad.
Al parafrasear a algunos pensadores sociales contemporáneos, a Morin y Castoriadis, por ejemplo (3), diría que lo más cercano a la esencia y condición del ser humano es una combinación balanceada entre el "el homo sapiens" y el "homo demens"; al fin y al cabo el ser humano normal, la media humana digamos, es el que habita las fronteras, siempre móviles, entre lo racional y lo irracional. En la actualidad, a los cultores de las Ciencias sociales cada vez se les torna más claro que una adecuada, integral digamos, explicación-comprensión de los fenómenos sociales sólo es posible si se recolectan los resultados de una doble mirada. De un lado, los de la más tradicional, orientada a fijar las correlaciones posibles entre fenómenos sociales; y del otro, los de la más nueva, ya adelantada por Durkheim y Weber, y en cierta forma por Marx en la "Ideología Alemana", orientada a escarbar en el fascinante universo de las representaciones imaginarias.
En este Ensayo, por propósito explícito, el acento resulta puesto en la segunda mirada, razón por la cual no sobra advertir y destacar la validez relativa de esta reflexión, relatividad determinada por tres circunstancias interconectadas. En primer lugar, por tratarse de análisis que, sobre fenómenos humanos, hace un ser humano; en segundo lugar, porque la exploración de lo subjetivo simbólico continúa requiriendo siempre de la compañía complementaria del análisis de lo objetivo real; y en tercer lugar, porque con estas notas sólo se está explorando un camino, así como unos escenarios dados. Siempre se deberán esperar los resultados de otras exploraciones presididas por otras lógicas teórico metodológicas, y, por lo tanto, temáticas.
Esto no obstante, son muchas las veces en las que el examen de los imaginarios colectivos sobre un fenómeno dado, resulta más clarificador que su tradicional análisis sociológico. Para ejemplificar, adelantemos, por ejemplo, un fenómeno central de la actual coyuntura del 2002. Ocurre que en la historia contemporánea del país, nunca los colombianos se habían mostrado tan natural y espontáneamente predispuestos, como ahora, a brindarle y proporcionarle al gobierno los recursos financieros y sicosociales necesarios para el cumplimiento de sus metas estratégicas. Pero, importa resaltar, de entrada, que tan notoria y notable predisposición tributarista espontánea contrasta con el carácter de la Cultura tributaria del país, históricamente pobre, entre sus elites altas, sobre todo; en una época de aguda crisis económico social, conspira ella, también, al frenar la demanda agregada, contra las posibilidades de reactivación de la economía en el mediano plazo, por lo menos. Pero, como se podrá observar más adelante, por la vía de la evolución reciente de la emotividad colectiva nacional se pueden escarbar razones, por lo menos plausibles, que permiten comprender el marcado desequilibrio circunstancialmente creado entre la voluntad colectiva de darle mucho al Estado sin exigirle cosas en forma, por lo menos, proporcional a no ser en materia del más rápido final del conflicto armado.
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