Por lo anterior, se han establecido las condiciones básicas para el manejo de la situación de divorcio por parte de los padres como pueden ser: escuchar a los hijos constantemente, existencia de una comunicación abierta, cumplimiento de los compromisos y promesas, pasar tiempo agradable con ellos, continuar la celebración de ocasiones especiales, permitir la expresión de emociones, manejar los conflictos, acordar mutuamente las normas para ambos hogares, tener una comunicación respetuosa con la ex pareja, demostrar cariño y amor a los hijos, estar al tanto de su comportamiento y rendimiento en la escuela, dar a entender que nada cambiará, buscar asesoramiento y ayuda profesional si se amerita.
Asimismo, Beyer (2001) propone:
Los padres deben transmitir una información realista y adaptada a la edad de los hijos para evitar dudas y confusión, exteriorizar los sentimientos, miedos e inquietudes por parte de padres e hijos, evitar las falsas esperanzas, dejar claro que la separación es una decisión de la pareja y no es culpa de los niños, demostrar que los cónyuges se han separado pero la familia y la comunicación continúan, dar tiempo para aceptar los cambios, y evitar que el niño sea un mediador o tenga que elegir entre sus padres. (s/p). |
En consonancia con lo expresado, es vital que los padres informen desde el principio de la separación a los hijos, hablen abiertamente y con naturalidad, no demuestren angustia ni pesimismo, respeten la reacción de ellos, les brinden comprensión, den a conocer deberes y derechos, faciliten el diálogo, manejen la situación con asertividad, aseguren el cariño y el querer, mantengan lo más normal posible la rutina de los hijos, respondan con honestidad, protejan las opiniones positivas que tengan de su padre o madre y mantengan la disciplina en ambos hogares.
Igualmente, los padres están obligados a trabajar juntos en relación a los sentimientos de sus hijos, y prestar las herramientas necesarias para que aprendan a sobrellevar las dificultades. Es importante tomar decisiones serias, basadas en el bienestar de los hijos, y tratar de que sea en reuniones y de forma conjunta. Se puede recurrir a libros, juegos o películas que traten el tema, así como ofrecerle un ambiente seguro y agradable en cada hogar.
Además, según Barreda (2000):
El pediatra o psicólogo puede ayudar a los padres a comprender mejor los sentimientos de sus hijos y darles consejos para que le expliquen la situación. Es preferible reunir a los dos padres a la vez para analizar la situación, ayudando a plantear soluciones de acuerdo a las necesidades de los niños o adolescentes. (s/p). |
Igualmente, los padres pueden buscar ayuda en terapeutas, consejería individual o grupal, actividades psico – educativas por medio del habla, el juego o arte, programas educacionales, intervenciones educativas y si es necesario con psiquiatras para tratar ansiedad o depresión.
En otro orden de ideas, la conflictividad conyugal o de pareja que se salda con la ruptura, demanda un tipo de soluciones en las que las funciones parentales y las relaciones existentes entre padres, madres e hijos ameritan de un proceso de readaptación y transformación, ya que se pierde la intimidad cotidiana con el progenitor que sale de la casa y se altera el orden familiar, por lo que los hijos pueden sentir inseguridad.
Una de las transformaciones que ocurre al existir la separación, se denomina materno filial, en la cual la madre queda como responsable principal de sus hijos, entendiéndose que el padre es un rol difícil de sustituir de manera permanente, sin embargo para efectos educativos puede ser desempeñado por una imagen masculina de otro hombre de la familia, pero no es tan eficaz como la presencia del propio padre. Por tanto, el progenitor deberá brindar horas de calidad o de tiempo a sus niños para que vayan adaptándose de la mejor forma posible.
De otro modo, existe la transformación en paterno filial, en la cual el padre es que el que queda a cargo de sus hijos. Así lo expresa Rojas (2003):
Los padres están capacitados para suministrar a los hijos nutrición emocional: reconocimiento, amor y valoración. Los hijos, sintiéndose reconocidos, queridos y valorados por sus padres son capaces de integrar normas y seguridad en proyectos personales coherentes. (s/p). |
Por tal motivo, el rol del padre y la madre es fundamental, puesto que los hijos necesitan un modelo a seguir para formar su yo, consolidar su identidad y desarrollar sus ideales y aspiraciones. Por tanto, constituyen parte importante del componente emocional de los niños o adolescentes.
Puede presentarse que muchos padres o madres sienten culpa porque sus hijos no tienen lo que le ofrecería una familia con ambos padres, lo cual representa doble responsabilidad y requiere energías dobles, pero deben aprender a cumplir su rol de manera operativa en la formación y desarrollo de la personalidad de los niños, satisfaciendo sus necesidades. Hay que tener cuidado y saber manejar la sobrecarga, la desesperanza y la desesperación, así como evitar el perfeccionismo, la sobreprotección y la impotencia.
También se debe prescindir de conformarse con cualquier pareja para ofrecer una figura materna o paterna a sus hijos, así como recurrir a ayuda profesional si se requiere. Se debe recordar que los niños necesitan madres y padres fuertes y saludables de cuerpo, mente y corazón. Igualmente, ofrecerles seguridad afectiva, armonía, paz y comprensión; estimulándolos a seguir adelante y a valorarse, ofreciendo consejos y orientación, autonomía y libertad, demostrando confianza, respeto, buen ejemplo y unión familiar.
Para concluir, el divorcio lamentablemente es una realidad actual y por tanto los padres deben estar preparados para enfrentar ésta u otras situaciones que transformen o cambien su estabilidad familiar – emocional y la de sus hijos, recordando que la comunicación es la base para dialogar y llegar a acuerdos que beneficien a los hijos, ya que cambiará el rol de pareja, pero nunca el de madre o padre, por lo que se debe fomentar a pesar de cualquier circunstancia el respeto hacia los dos progenitores, sabiendo que los hijos tienen derecho a disfrutar del contacto con ambos para así favorecer su adaptación en el ámbito familiar y afectivo.
Autor:
Lcdo. Cascio Francisco
Lcda. Urbina Maira
Cohorte 2009-A
Educación para Padres
Facilitadora: MsC. Dulce Hevia
República Bolivariana de Venezuela
Centro de Investigaciones Psiquiátricas,
Psicológicas y Sexológicas de Venezuela
Núcleo – Táchira
San Cristóbal, mayo de 2010
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