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El comportamiento homosexual y bisexual (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

Especies de primates no humanos que exhiben comportamientos homosexuales

Infraorden

Superfamilia

Especie

Condiciones de vida

Sexo

Estructura social

Platyrrhini

Ceboidea

Callithix jacchus

C

H

?

Cebus capucinus

L

M

10

Cebus olivaceus

L

M. H

4

Leontopithecus rosalia

C

M

7?

Saimiri sciureus

C, L

M, H

5

Saguinus fuscicollis

C

M, H

7(9)

Saguinus midas

C

H

?

Saguinus nigricollis

C

M, H

?

Saguinus oedipus

C

M, H

7?

Tal como se refleja en la tabla, todas las especies de primates en las que se ha descrito este tipo de comportamientos pertenecen al suborden Anthropoidea. Hasta la fecha, no se han descrito comportamientos homosexuales en ninguna especie de prosimios, como el lémur. En conjunto, el repertorio de comportamientos exhibidos por los primates en sus interacciones homosexuales es muy variado y flexible. Entre ellos se incluyen montas ventrodorsales y ventroventrales, manipulaciones mutuas de los genitales, contactos buco genitales y ano genitales con intromisión del pene, etc. La frecuencia con la que se realizan los comportamientos homosexuales varía mucho de unas especies de antropoides a otras. En algunas especies, como en los bonobos (Pan paniscus), su frecuencia llega a sobrepasar incluso a la de los comportamientos heterosexuales. En otras, por el contrario, están ausentes por completo (Alouatta sp., Macaca sylvanus).

Bonobo o chimpancé pigmeo

La evidencia reunida por Vasey sugiere que el comportamiento homosexual de los primates refleja más una faceta normal de su repertorio sexual que una respuesta anormal frente a las condiciones de cautividad. De hecho, sabemos que al menos 20 especies de primates exhiben comportamientos homosexuales en estado salvaje. Es más, en siete de ellas no se han podido encontrar comportamientos homosexuales en las observaciones realizadas en condiciones de cautividad. Ello nos induce a pensar que, en contra de lo comúnmente aceptado, la cautividad puede llevar a los primates a comportarse "anormalmente" al no exhibir los comportamientos homosexuales que realizan habitualmente cuando se encuentran en libertad. A excepción del chimpancé (Pan troglodytes), ninguna de las trece especies que mostraron comportamientos homosexuales únicamente en cautividad ha sido estudiada suficientemente en condiciones de libertad. Por ello, el número de especies que exhiben este tipo de comportamientos en estado salvaje puede ser todavía mayor.

¿Qué conclusiones aportan los datos reunidos por Vasey acerca de si el comportamiento homosexual es adaptante, neutro o mal-adaptante?

Existen algunas investigaciones muy convincentes que demuestran las importantes ventajas adaptantes derivadas de la realización de comportamientos homosexuales por parte de los miembros de algunas especies de primates. Un ejemplo paradigmático de ello lo encontramos entre los bonobús, quienes utilizan los contactos genitales homosexuales como un eficaz mecanismo de mantenimiento de la estabilidad social. Prueba de ello sería el drástico incremento que se produce en la frecuencia de este tipo de contactos al finalizar ciertas situaciones de gran tensión tales como las interacciones agonísticas o las exhibiciones de amenaza de los machos. Los contactos genitales homosexuales representan un papel igualmente importante en la estabilización de las relaciones sociales que se establecen entre los diversos grupos de bonobos. Dada la importancia que la cohesión de los grupos sociales tiene para la supervivencia individual de los bonobos, no resulta difícil imaginar el efecto beneficioso que puede tener la práctica de comportamientos homosexuales sobre el éxito reproductivo de los sujetos que los realizan. Pese al interés de este ejemplo, hasta la fecha son muy pocas las especies de primates en las que se han podido encontrar ventajas adaptantes derivadas de la realización de comportamientos homosexuales.

Tal como Vasey afirma en su trabajo, la expresión de comportamientos homosexuales no debe ser calificada como un carácter maladaptativo, ya que los sujetos que los realizan no suelen ver disminuido su éxito reproductivo. Y es que el comportamiento homosexual exclusivo parece estar ausente entre los primates no humanos. En realidad, los individuos que lo exhiben mantienen contactos tanto homosexuales como heterosexuales, ya sea de forma simultánea o alternativa. En este sentido, los seres humanos seguimos las mismas pautas de comportamiento que las restantes especies de primates. Incluso en las sociedades en las que casi todo el mundo es bisexual, es muy rara la existencia de personas que mantengan comportamientos homosexuales exclusivos a lo largo de toda su vida. Se calcula que su proporción no supera el 1% de los individuos adultos que exhiben comportamientos homosexuales. En cualquier caso, éste parece ser el motivo de que las personas que muestran una orientación bisexual no tengan, en conjunto, un menor éxito reproductivo que las heterosexuales.

A juzgar por lo dicho en los párrafos anteriores, cabría esperar que el comportamiento homosexual fuera una característica fenotípica adaptativamente neutra en la mayoría de las especies de primates. La evidencia acumulada hasta la fecha parece apoyar esta predicción. Existen numerosos ejemplos en los que se ha podido observar que la exhibición de comportamientos homosexuales no parece influir, ni de forma positiva ni negativa, sobre el éxito reproductivo de los individuos que los realizan. A la vista de estos datos, Vasey ha sugerido la posibilidad de que el comportamiento homosexual de los primates no sea el producto de un proceso de selección natural sino, más bien, un subproducto neutro derivado de la selección de otra u otras características todavía no definidas. Según esta noción, las interacciones homosexuales forman parte del rango normal de variabilidad fenotípica propia de animales con un comportamiento tan flexible como el de los primates. En algunas especies concretas, como en el caso ya descrito de los bonobos, el comportamiento homosexual ha adoptado nuevas funciones sociales capaces de incrementar el éxito reproductivo de los individuos que lo exhiben. La homosexualidad en estos casos excepcionales debería ser considerada como una "exaptación", es decir, como una característica no diseñada por la selección natural para desempeñar la función que realiza en la actualidad.

ORIGEN EVOLUTIVO DE LA HOMOSEXUALIDAD

La amplia difusión que alcanza el comportamiento homosexual entre las especies actuales de primates antropoides y su total ausencia entre las de prosimios, nos induce a pensar que se trata de un comportamiento muy antiguo cuyo origen podría remontarse a la diversificación evolutiva del suborden Anthropoidea durante el Oligoceno, hace unos 30 millones de años.

Según Vasey, un incremento de la flexibilidad comportamental en los simios del Oligoceno permitió una escisión entre el comportamiento sexual y la mera reproducción. En otras palabras, el comportamiento reproductivo se convirtió en el apropiado para desempeñar nuevos propósitos sociales no relacionados directamente con la fertilización. Como el dar banquetes, patrocinar comilonas y participar en funciones de gastronomía tienen poco que ver con la función de alimentarse. Platyrrhini y Catarrhini, los dos grupos de primates que predominaron durante el Oligoceno, han permanecido aislados geográficamente a lo largo de toda su historia evolutiva. En concordancia con esta separación, las especies actuales de ambos grupos exhiben pautas de comportamiento homosexuales bien diferenciadas. Entre los Platyrrhini, también conocidos como monos del Nuevo Mundo, los comportamientos homosexuales son poco frecuentes y se suelen expresar en momentos de juego o durante las interacciones de dominación. El comportamiento homosexual entre los Catarrhini, o monos del Viejo Mundo (entre los que se incluye nuestra propia especie), parece ser una elaboración de las pautas más básicas de los Platyrrhini. Prueba de ello sería el incremento en la frecuencia y complejidad de las interacciones homosexuales establecidas, las cuales incluyen los emparejamientos de larga duración y la competición por individuos del mismo sexo. Además, los comportamientos homosexuales entre los Catarrhini se expresan en condiciones sociales mucho más diversas (reconciliación, formación de alianzas, y actos de sumisión defensiva). Aunque los primeros datos sobre la presencia de comportamientos homosexuales entre los primates se publicaron hace ya cerca de 80 años, su existencia ha sido sistemáticamente olvidada incluso en la mayor parte de los manuales de primatología. Ello ha generado la falsa impresión de que tales comportamientos son una "anormalidad" reciente exclusiva de los seres humanos. La realidad, sin embargo, es muy distinta. La evidencia acumulada hasta la fecha nos indica claramente que el comportamiento homosexual humano y, por extensión, otros comportamientos sexuales no reproductivos, son el producto de una larga historia evolutiva cuyo origen se remonta a varias decenas de millones de años. Al menos esto es lo que se deduce de la amplia difusión que el comportamiento homosexual tiene entre nuestros parientes primates. Lo que sí parece ser una invención exclusiva de nuestra especie es la agresividad que algunos seres humanos expresan contra quienes practican la homosexualidad.

En resumen

En alguna ocasión he descrito que la homosexualidad, las enfermedades de transmisión sexual, las plagas, las guerras y los desastres naturales eran estrategias que la Naturaleza aplica para el control de la explosión demográfica de nuestra especie.

Si no lo es, lo acepto — pero, hasta que lo contrario se demuestre, me parece plausible.

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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