Aprendizaje, alimentación y educación para el tratamiento de la obesidad (página 2)
Enviado por sandra
Este tipo de comidas suelen tener un elevado valor calórico, una adecuada proporción de proteínas de buena calidad y un exceso de grasa. En cambio, el contenido en algunos nutrientes esenciales como hierro, calcio, vitaminas A y C y fibra es escaso. Asimismo suelen tener un exceso de sodio.
La repercusión sobre el estado de nutrición varía con la proporción relativa de este tipo de comidas en la dieta. Si dicha repercusión es baja los desequilibrios pueden ser compensados y sus efectos «diluidos», mientras que si la mayoría de las comidas son de este tipo se producen carencias en micro nutrientes y el exceso de aporte calórico y grasas facilitan la obesidad, siendo un factor de riesgo cardiovascular.
La actitud frente a este problema ha de ser flexible. Lo aconsejable es limitar y
Compensar los posibles desequilibrios de los distintos nutrientes con las comidas que se hacen en el domicilio.
Consumo de alcohol
Algunos adolescentes, sobre todo los fines de semana, ingieren cantidades variables de alcohol, que aporta calorías vacías, tiene efectos nocivos sobre el apetito, el aparato digestivo y el sistema nervioso. La ingestión, incluso moderada de alcohol, tiene una repercusión importante sobre el equilibrio nutricional, a través sobre todo de dos mecanismos: reducción de la ingesta de alimentos y modificaciones de la biodisponibilidad de determinados nutrientes. La terapéutica nutricional en estos casos forma parte del conjunto de medidas educativas, individuales y colectivas, dirigidas a prevenir el consumo excesivo de alcohol.
Seguimiento de dietas
Existen diferentes "dietas de moda" que pueden ser peligrosas por las personas que las "siguen", por lo que es importante "enseñar" a los jóvenes que no hay alimentos o dietas milagrosas y que lo importante es una dieta variada con adecuada calidad y cantidad. Es preciso conocer qué alimentos se consumen para poder detectar y evitar carencias y lograr un crecimiento y desarrollo adecuados. Por todo lo expuesto, para poder llevar a cabo esta compleja tarea de información y educación nutricional, es obvio que el educador no sólo precisa de su propia formación, como forma indispensable de adquisición de conocimientos, sino además de la colaboración de padres, personal sanitario y otros profesionales ocupados y "preocupados" en esta tarea.
Bibliografía
1) Agencia Española de Seguridad Alimentaria. (2005)Estrategia NAOS. Invertir la tendencia de la obesidad. Ministerio de Sanidad y Consumo, Madrid.
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3) Bueno Lozano G, Perez Gonzalez J M, Bueno M.(1999) Alimentación del adolescente. En: Bueno M, Sarria A, Perez Gonzalez J M, editores. Nutrición en Pediatría. Ediciones Ergon ,Madrid.
4) Galan Muñoz F, Martinez Valverde A.(1991) Valoración del consumo de principios inmediatos y distribución de calorías durante el día en una población de adolescentes de Málaga. Rev Esp Pediatr ; 47: 503-508
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Autor:
Sandra
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