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El proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia


Partes: 1, 2

    1. La interculturalidad como medio en el proceso docente educativo del idioma
    2. Enfoque en competencias y la interculturalidad
    3. Conclusión
    4. Bibliografía

    El proceso de enseñanzaaprendizaje constituye la vía mediatizadora esencial para la apropiación de conocimientos, habilidades, hábitos, normas de relaciones, de comportamiento y valores legados por la humanidad, que se expresan en el contenido de la enseñanza, en estrecho vínculo con el resto de las actividades docentes y extra docentes que realizan los estudiantes.

    La enseñanza de la historia a nivel general, desarrolla en los estudiantes la identidad nacional; y les permite comprender el desarrollo de diversas culturas y lo que es común a ellas; conocer la interrelación entre el cambio y la continuidad; desarrollar la empatía histórica, es decir ver los hechos y temas del pasado como fueron vividos por las personas de entonces; para reconocer la diferencia entre un hecho y una hipótesis, entre la realidad y la ficción, entre la evidencia y la afirmación, con objeto de desarrollar el pensamiento crítico en los ciudadanos del mañana.

    Es importante que la Historia no sea para los estudiantes una verdad acabada, o una serie de datos y valoraciones que deben aprenderse de memoria. Es imprescindible que la Historia se trabaje en clase incorporando toda su coherencia interna y ofreciendo las claves para acercarse a su estructura como conocimiento científico del pasado. Es más interesante que los alumnos comprendan cómo se puede conseguir saber lo que pasó y cómo lo explicamos que la propia explicación de un hecho o periodo concreto del pasado.

    Podría afirmarse que, los métodos y técnicas del proceso de enseñanza de la Historia tan sólo deben aparecer ligadas a las investigaciones científicas y no se han de utilizar los del ámbito didáctico, pues no se trata de formar investigadores sino ciudadanos cultos. Sin embargo, cuando estas técnicas de análisis y descubrimiento se aplican a la física, química, botánica, geología, o zoología, nadie suele plantear que "no estamos formando a científicos".

    ¿Por qué tales diferencias? Hay varias razones: la primera y más importante es la concepción implícita que de la Historia contiene este planteamiento. Si, desde el punto de vista didáctico, de la Historia no interesa su proceso de elaboración; si no interesa conocer cómo saben los arqueólogos la fecha de las cosas; si no parece necesario que los escolares sepan sobre la base de qué razonamientos hipotéticos construyen los historiadores su visión del pasado; si tampoco interesa cómo analizan críticamente la sociedad; si no interesa cómo se elaboran juicios críticos de los textos y fuentes, etc., es que se considera la Historia como un ámbito literario o meramente cultural, y no como una ciencia social, probablemente una de las más antiguas y desarrolladas.

    La visión que niega a los estudiantes conocer los elementos y los métodos de historiar, responde, generalmente, a una visión doctrinaria y dogmática de la materia. En esta posición no se esconde un concepto determinado de la enseñanza de la Historia, sino de la Historia misma. Un tipo de Historia que esconda cómo se adquiere el conocimiento histórico, conduce a introducir simplemente un corpus de mitos más o menos históricos; ello no responde a las necesidades formativas de los jóvenes.

    En Física, por ejemplo, la presión sobre los fluidos no se practica simplemente para aprender a presionar un fluido, cuestión que puede resultar ilógica, sino que se trabaja en función de la observación de cómo se comportan los fluidos ante la presión ejercida en un punto; y de ahí dimana el principio de Pascal. Exactamente igual ocurre en Historia: el uso de la cartografía histórica, por ejemplo, no tiene como objetivo enseñar a mirar mapas sin más; su objetivo se enmarca en el aprendizaje de conceptos tales como cambios espaciales, causas y consecuencias de los hechos etc. No se trata de hacer cosas por practicar una manualidad o por tener distraído al alumnado en actividades. Se trata de "hacer cosas" en un contexto general de acciones fundamentadas y coherentes en relación con la materia que se aprende.

    Para conocer la Historia hay que conocer el método de trabajo del historiador, y ello conduce a emplear en clase unas estrategias muy concretas, que no pueden derivarse de las habilidades manuales; no se trata de aprender a hacer posters, o aprender a dibujar gráficas, o a aprender a llenar mapas, aún cuando estas actividades puedan formar parte de los determinados procedimientos de trabajo del historiador.

    Cuando se estudian disciplinas de tipo experimental este planteamiento está muy claro. Si los métodos y técnicas de trabajo de las ciencias naturales se derivan fundamentalmente del propio método de análisis de las ciencias, debería parecer lógico que en Historia ocurriese lo mismo.

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