- La terapia
- La aplicación de la terapia
- El proceso de la terapia
- El cambio, cómo sucede
- Las razones que hacen de la terapia el instrumento eficaz que, en manos hábiles, puede ser…
- La terapia no es panacea ni tampoco es, el terapeuta, sacerdote
- La terapia intensiva usando el modelo provisto por el psicoanálisis
- La terapia adaptada de la paciente que arriba señaláramos
- La terapia y las "terapias"
¿Qué es la terapia? ¿Cómo se aplica? ¿Cómo procede? ¿Cómo conduce al cambio? ¿Por qué es efectiva? ¿Quién puede hacerla? ¿Cómo se hace?
Estas y muchas interrogaciones similares saltan a nuestras mentes cuando ese ejercicio de origen primordial, evolutivo, adaptador, intuitivo y mental que llamamos la psicoterapia se examina como proceso de naturaleza científica y a la vez pragmática.
Mi introducción a la terapia verdadera fue, no durante mis años de entrenamiento psiquiátrico en la mundialmente renombrada Washington University, sino cuando mi análisis didáctico y personal comenzara con el autor de uno de los libros más elogiados del campo: The Psychoanalytic Process, Paul A. Dewald. La experiencia de yacer en decúbito supino, cinco horas a la semana por la duración de cinco años. Más los años de entrenamiento en el Instituto para el Psicoanálisis de Chicago, abrirían mis ojos a un mundo insospechado de vistas antes indescifrables y de emociones nunca previstas.
Para mí y para mi esposa el análisis, cuya esencia emocional compartiéramos, fue el pináculo del desarrollo final nuestras vidas íntimas. La transformación del proceso nos aunaría, nos convertiría en esposos amantes, en mejores padres, en mejores profesionales y aun en mejores amigos.
Freud nos alertó que la terapia efectiva nos libraría de inhibiciones obstaculizantes, dejándonos con mayor capacidad para el amor y de trabajo.
La terapia
En previas contribuciones hago distinciones precisas en lo que considero sea terapia y lo que es meramente terapéutico. Aquí lo que nos interesa es la terapia.
Terapia es un proceso de intercambio emocional que ocurre esencialmente al nivel del cerebro límbico, pero que se regula por medio de la corteza cerebral en sus áreas pre-frontales y que incide en el cerebro reptil, esa estructura primordial, que yace en la base posterior de nuestro cráneo.
Como proceso, la terapia es física, ya que afecta y transforma todos los aspectos de las funciones estructurales del encéfalo. Que el resultado final tenga connotación emocional y de maduración, no desvía del hecho de que es transformación física y funcional.
El intercambio es, repetimos, entre dos cerebros que se comunican entre sí, originándose en las adaptaciones necesarias y remotas que hicieran de nosotros, durante nuestra evolución, el ser inteligente y ético que hoy somos.
La aplicación de la terapia
Las aplicaciones de la terapia se hacen evidentes por la variedad de modalidades que actualmente existen. Cada modalidad y cada estilo se adaptan a fines específicos con objetivos establecidos y asimilados en los nombres que a cada una designa. Todas a su vez se consideran ser de utilidad singular, si quienes las aplican poseen conocimientos adecuados — algo que, en nuestra experiencia, como cuando se tratan las aflicciones del comer y de las adicciones — no siempre están presentes.
La terapia en manos de un terapeuta apto es como la música en manos de un virtuoso. Es algo que inspira y que eleva al espíritu fomentando la capacidad y el deseo para el cambio.
La terapia es recíproca y mutua. La contra-transferencia de la cual Freud hablara no es algo que opone la transferencia sino elemento que la enriquece y la aumenta.
El proceso de la terapia
No es un instante en el vacío que llena una visita fortuita, sino una progresión constante y escalonada que deriva de los mensajes, a veces crípticos, que originan en mentes en estado de complementariedad física y humoral.
La terapia es un proceso de desarrollo orgánico que produce una cadena sinfín de reacciones emotivas, cognitivas y mnemónicas que para el resto de la vida modificará la fisiología cerebral de la paciente y del terapeuta en simbiosis empática.
El proceso mismo es guiado por la dedicación, la persistencia, la constancia y el interés en un procedimiento que es tan trascendente y arcaico como lo es nuestra presencia, como ser civilizado, en este mundo. (Aquí se recomiendan dos obras magistrales de H. Kohut: How does Analysis Cure? y The Making of a Psychoanalyst).
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