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Las movilizaciones campesinas en el Caquet (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

El cuarto capítulo describe la forma de la negociación, y algunas de las consecuencias elaboradas a partir de la reflexión sobre este tema. Para nada se intenta en este capítulo plantear grandes conclusiones; por el contrario se colocan algunos párrafos que seguramente deberán ser constatados con mucho más trabajo empírico e igualmente con mayor tiempo y recursos suficientes.

 

Los anexos incluyen la trascripción de algunos apartes de las entrevistas, los mapas, estadísticas y los cuadros que sustentan algunos planteamientos del tema de esta monografía.

*Pardinas, Felipe. Metodología y técnicas de investigación en ciencias sociales. Siglo Veintiuno Editores. México, España, Argentina, Colombia. Primera edición. 1969. Pp. 14-15

INTRODUCCIÓN

"La eterna historia de los países campesinos, desde Irlanda

hasta Rusia, y desde Asia Menor hasta Egipto es que

en un país campesino los campesinos existen solamente

para ser explotados. Esto ha sido así desde los imperios asirios y persa " [1]

(Carta de Bernstein, agosto 9, 1882)

Hace pocos días recibí como regalo una novela que lleva por nombre: "Un campesino sin regreso", del escritor Euclides Jaramillo. [2]En ella se calcaba como en pocas novelas el universo simbólico y humano del ethos campesino[3]colombiano. Al leerla no pude pasar por alto reseñar algunos apartes que bien pueden contener todo el deseo implícito de este trabajo y su deber ser, objetivamente hablando. Por ello, y con cierto sentido de añoranza retraté uno de sus episodios en que el protagonista recordaba su tierra con párrafos como este:

"…La tierra era el eje de la vida. El objetivo de toda actividad de sus moradores. La fuente inagotable de bienestar, de holganza y de riqueza. Por eso desde niños aprendimos a amarla con pasión sincera. A esa tierra negra que nuestras manos desde muy pequeñitas escarbaban plantando la semilla, clavando el colino, o jugando con ella en nuestras travesuras infantiles. Tierra nuestra, tierra patria, que se presta para todas las caricias como una amante complaciente…"[4]

Quizá no se encontrará en este trabajo un retrato tan idílico y poético de nuestra actualidad rural colombiana. Mejor se tratará de narrar en estas páginas el desenlace de un momento de la larga lucha de los campesinos colombianos. Si por unos momentos la narración y las descripciones se tornan algo pesimistas, no es por la mera fascinación de los relatos en los cuales se incluyen acercamientos a fenómenos de violencia; sino por cuanto es deber del investigador transcribir lo más claramente posible todo lo que aquí se ha logrado observar. Por ello, y para hablar una vez más con sensatez, este estudio consta de un sencillo y modesto acercamiento a un "macro problema" sobre el cual muchos investigadores sociales de trayectoria se han referido.[5]

En el presente trabajo, más que hablar de un grupo de campesinos que luchan por sus condiciones de subsistencia y de existencia, se detallará la forma cómo las redes sociales, el universo simbólico, sus relaciones sociales, la cultura, se transforman en una incesante sinfonía de vida invitándonos a no sólo ser unos buenos sociólogos, sino también creyendo en nuestras gentes.

Estas páginas describen los motivos y acciones que se sustentaron en el Bajo Caguán caqueteño y que llevaron a la movilización de cerca de 70.000 personas para impedir las fumigaciones sobre los cultivos denominados ilícitos. Así mismo se toman en cuenta algunos contextos que inevitablemente sustentan las situaciones aquí analizadas. Por ejemplo, el problema histórico de la concentración de la tierra, la pobreza, la violencia concentrada en el campo, la débil presencia del Estado, que son factores que se entrelazan en este intento por aportar algunas ideas hacia el esclarecimiento de esta importante acción colectiva del campesinado caqueteño.

Con el fin de comprobar lo anterior, las estadísticas pueden servir de amplio sustento[6]Solamente bastaría con agregar que la situación de olvido histórico y de secular explotación parece que se mantuvieren inmutables. Estanislao Zuleta en uno de sus textos escribe sobre el tema de la tierra en Colombia:

"El problema de tierras se remonta hasta el periodo inmediato posterior a La Conquista cuando se planteó la cuestión del trato que iba a dársele a los indios; cuestión que definía en última instancia el régimen agrario del futuro…" [7]

La realidad del campesinado en Colombia y en especial de los campesinos del Bajo Caguán caqueteño, se asoma como testigo fiel de la eterna lista de querellas y reclamos. Aquí aparece otro punto central en esta monografía: la de ubicar el papel jugado por el Estado, interpretar sus posibles acciones durante los meses del conflicto, para realizar algunos posibles análisis finales de sus compromisos como actor desencadenante en esta acción social.

Pero también en este estudio se tomará en cuenta la nueva problemática vivida por los campesinos movilizados en el escenario de la presencia de grupos de guerrillas, de autodefensas, del crecimiento de la delincuencia común, del narcotráfico, que entre otros factores hacen de la explicación de los hechos una compleja labor. Puede ser inevitable describir algunos hechos que tienen implicaciones globales, como lo son las políticas antidrogas, el manejo de la represión, y el nuevo orden mundial. La inclusión de estos campesinos en ese "nuevo orden global", aunque no lo sepan también les incumbe y afecta. El filósofo y economista Libardo Sarmiento demarca en estas líneas la crisis del fin de siglo en este escenario de la globalización:

"El siglo XX termina con la implosión social. Es el fin de las esperanzas en el cambio social. Las clases sociales, las etnias, la comunidad, el pueblo han sido reemplazados por las masas…" [8]

CAPÍTULO I

"EL MALESTAR"

Antecedentes y situaciones de contexto.

1.Recopilación de la historia de las luchas agrarias:

Colombia, país de grandes desigualdades y contradicciones heredadas de un desarrollo de sus fuerzas productivas, sociales, políticas y culturales-históricas poco equitativas, se manifiesta en el presente como una multiformidad difícil de explicar. Los diferentes estudios[9]por cierto algunos bastante extensos y profundos como los textos de Gonzalo Sánchez, Jesús Bejarano, Pierre Gilhodes, Alfredo Molano, Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna, y otros tantos, dan acercamientos y a la vez aportan nuevas hipótesis de trabajo que sugieren nuevos caminos hacia esta necesidad de esclarecimiento y comprensión a la que es llamada la Ciencia Social en Colombia. Ni qué decir de los textos y conferencias de Daniel Pecaut y los aportes recientes de Francisco Thoumi, Camacho Guizado y Ricardo Vargas hacia el tema concreto del narcotráfico, el fenómeno insurgente y el desplazamiento forzado.

Siguiendo con las primeras líneas de este capítulo, y a la par con un desigual desarrollo de su economía de acuerdo a cada región, también se debe incluir la dificultad de integración hacia lo nacional. Algunos autores al referirse a Colombia lo prefieren hacer como la unión de identidades regionales y no de una sola identidad nacional[10]

Quizá se pueda afirmar que esta sui-géneris forma de nuestros conflictos en lo regional[11]y su dificultad de encontrar rápidas salidas hacia lo nacional, han conllevado a la constante acumulación de diversos problemas sin resolver. La forma tradicionalmente violenta de resolver nuestros conflictos hace que se institucionalice la presencia de quienes se defienden y quienes atacan bajo el pretexto de defender las bases de la sociedad. Este es el tipo de argumento que esgrime el Estado al intervenir en la mayoría de los casos convirtiéndose en otro agente más de violencia.

Así las diferentes formas de la violencia en Colombia se entrelazan, se entrometen y desatan hacia la población colombiana un creciente terror, banalidad y hastío de la misma violencia a veces inexplicable, imposible de narrar coherentemente. Lo más lamentable son sus nefastos resultados en la cotidianidad del país.[12]

Para el caso de esta violencia hacia el campesinado colombiano, se podría tomar en cuenta el siguiente cuadro que sustenta de entrada la marginalidad en la que se halla este grupo social. Sin querer lanzar falsas analogías entre pobreza y violencia, sí es conveniente contemplar algunos indicadores que bien pueden esclarecer el panorama de análisis.

CUADRO 1: POBLACIÓN BAJO LÍNEA DE POBREZA POR CABECERA Y RESTO,

1972-1995

edu.redal campo colombiano. Misión Rural. Bogotá. 1998. (la palabra "resto", aquí se interpreta como rural. N.A.)

Del cuadro anterior se deduce que la gran masa del campesinado [de un total de 10 "560.000, en 1993], más de 7 millones viven en situación de pobreza, es decir, el 71% de la población. La situación en lo urbano corre similar camino: En 1993 de los 23"596. 000 habitantes de las cabeceras municipales, el 43% padecen la situación de pobreza. Sin calcular que muchas de estas llamadas cabeceras municipales pueden sostenerse por unos modos de vida y de explotación más similares al campesinado que a lo urbano; con lo cual las mediciones aumentarían hacia uno u otro margen.

Cuando se detallan estas cifras se evidencia que la solución hacia una inclusión uniforme es incierta: la pobreza cabalga entre el grueso de la población del país. La miseria se reproduce a pesar de las constantes iniciativas del Estado en suprimirla radicalmente. El desempleo avanza hasta niveles de alarma general. Las clases bajas suman más de la mitad de la población del país. Se puede afirmar que aunque se ha llegado con toda la rimbombancia del caso a la "modernidad", al grueso de los habitantes nacionales solo les ha llegado la espera y las promesas de incluirse en algunas de sus fantásticas promesas.

Hasta aquí no se quiere dar a entender que esta sola situación de pobreza sea suficiente para desatar las movilizaciones o mostrar el inconformismo por sí mismas. Pues es bien sabido que en muchas regiones de Colombia con excesiva pobreza las protestas y muestras de inconformidad pocas veces se han hecho sentir. Así lo confirman las zonas del Chocó, de la Guajira, para citar solo dos casos Sin embargo, la situación de pobreza, olvido, exclusión social en la cual se tiene y se ha tenido históricamente al campesinado, bien puede constituir un buen asidero de agitación social que puede llegar en algún momento a representar una lucha social.[13]

Compilando algunos momentos de la manifestación de movilización y "violencia[14]tenemos que no en pocas oportunidades los diferentes grupos sociales se han manifestado organizadamente frente a las presiones y desigualdades arriba enunciadas.

Los indígenas se levantaron contra los españoles, los esclavos negros a su vez lo hicieron contra sus amos; los campesinos contra sus explotadores, en una constante manifestación de inconformismos, rebeldías que algunas veces alcanzaron a ser reseñadas como las grandes epopeyas de nuestra historia, y en otras simplemente pasaron a la oralidad y hasta la mitología folklórica nacional.[15]

Vale la pena recordar que desde la llegada del conquistador español, se vivieron en nuestro país procesos de movilización y resistencia. De esta época de la Conquista, quedaron reseñadas en la historia las luchas de la Cacica Gaitana, el Cacique Calarcá, El Zipa y el Zaque, que aunque engañados por las promesas de los recién venidos, motivaron la rebeldía y hasta los suicidios colectivos antes que ser dominados. Desde esta época dos instituciones sociales: el Estado y la Iglesia, ejercerían el control de las situaciones para aplacar estas rebeldías. Parar citar un ejemplo, Orlando Fals Borda, escribe:

"Para la finalidad de dominio, las instituciones políticas de los españoles encontraron extremadamente útiles las de índole religiosa. El proceso de aculturación funcionaba mejor cuando ambas cooperaban… Mientras la mano política imponía castigos, la mano religiosa acariciaba y destacaba la humildad y la penitencia… Este proceso avanzó hasta tal punto que, para embarazo del clero, los aborígenes pronto identificaron al Rey de España con Dios…"[16]

Continuarían la resistencia de negros traídos del África. Se reseña tal resistencia en los palenques, con Benkos Biojó, la lucha del negro Mina en el Valle y Cauca, entre otros. Vendrían así mismo los Comuneros en el siglo XVIII, que de una forma visionaria levantaron su protesta, la que más tarde sería reencauzada por el Ejército Libertador que daría la victoria ante la dominación española. También se han librado procesos de resistencia como las guerrillas del Patía en el siglo XIX, las luchas de los primeros hombres y mujeres formadoras de la nación colombiana, unas veces representados en las organizaciones de los nacientes partidos políticos, u otras con las armas haciendo valer sus derechos.

En uno de estos hitos, hacia el siglo XIX, la confrontación se recrudece entre los 9 Estados Soberanos recién creados desde la Constitución de Ríonegro (1863), como estrategia para dirimir las confrontaciones entre las posiciones centralistas y federalistas.

Se destaca el sector de los Liberales Radicales, puesto que se caracterizaron por sus posiciones a favor de apoyar una especie de "pre-reforma agraria". Entre los puntos que defendían se encontraban: la titulación de baldíos ocupados por los colonos, especialmente los abiertos por la colonización antioqueña; incluida los levantamientos de poblaciones y caseríos. A mediados de 1870 y 1880 las tesis del liberalismo representadas en las ideas "radicales" se sustentaban en la libertad de producción, la nula o escasa intervención del Estado en la economía, las posiciones anticlericales hacia la educación. Factores que prepararon el camino para la modernización del siglo XX. Las presiones de los Liberales Radicales también representaron gran influencia sobre la expulsión de los jesuitas, con su ley de "desamortización de bienes de manos muertas".

Por lo tanto estas tierras fueron redistribuidas entre algunos líderes destacados. Son innegables estos aportes ya que potenciarán las protestas de 1920, y los futuros movimientos de masas en los que las ideas liberales salieron a relucir.

La guerra de los Mil Días inaugura el pasado siglo XX, con la confrontación de un ala "nacionalista", representado por Uribe Uribe, que lucha contra un régimen conservador de tipo feudal y de incipiente interés por modernizar el país.[17]

Recibiendo el siglo XX las luchas sindicales efervecen. María Cano, el Partido Socialista, luego Quintín Lame; las luchas por la tierra y los sindicatos agrarios del Tequendama, de Viotá. Paralelos a este proceso corren las marchas campesinas del Sumapaz. Los campesinos del sur de Antioquia, Tolima y Huila se movilizan ante las constantes agresiones del Estado representado en sus clases dirigentes, terratenientes, apoyadas por las fuerzas policiales y ejército[18]La violencia sigue presentándose en la persecución y exterminio de los pequeños propietarios y aparceros: los sin tierra, sin empleo, sin salud y sin futuro. Las nuevas luchas liberales que luego darían como resultado las guerrillas del 60 siguen siendo datos imposibles de enmascarar al momento de hablar de un proceso histórico de resistencia y de constante lucha de las clases dominadas ante el modelo de sociedad impuesta y poco democrática. A mediados de siglo la experiencia de Gaitán y su UNIR representan un momento decisivo de la historia moderna del país. En estos momentos de la historia las luchas partidistas se asoman con toda su brutalidad e ignorancia [o mejor con sus cálculos de interés-beneficio a flor de piel], y paralelo a estos acontecimientos son de nuevo las clases dominadas las que serán desplazadas, enajenadas, y violentadas. Algunos autores hablan de una cierta "contrarrevolución de las clases dominantes" que se convertirá en una constante cuando los sectores dominados avanzan en sus luchas y conquistas. [19]La Violencia en unos de sus términos recientes se refiere a estos procesos a partir de 1948, cuando es asesinado Gaitán y que desencadena una ola de muertes, vejaciones y terror en amplias zonas del territorio colombiano. Este punto es central en el proceso de llegada de los colonos al Caquetá en la primera etapa. Al momento de avanzar en el capítulo 2 se ampliará esta análisis y su relación histórica con estos procesos de movilización y resistencia.

Los años del Frente Nacional (1958-1970) distancian las esperanzas de soluciones políticas a los sectores que no han quedado representados en algunos de los dos partidos tradicionales. Con ello una vez más se aplaza la esperanza de democratizar el desarrollo y la política. Paralelamente hacia 1968, en el contexto del acumulado de las luchas agrarias, # el proceso de la ANUC es diciente, por cuanto avanza un grado de cohesión social del sector rural logrando ser parte proponente y política ante el Estado. Así se retrata en uno de los textos sobre la historia de la ANUC:

"El campesinado de aquella época respondió favorablemente a un proceso organizativo de hondo contenido social y político. La respuesta más favorable vino de las regiones de mayor concentración de la propiedad latifundista como la Costa Caribe y los valles interandinos (Huila, Tolima y Valle del Cauca). Los campesinos tomaron en sus manos la redistribución de la propiedad territorial, la Reforma Agraria se convirtió entonces, en un clamor nacional… El inusitado auge de las acciones de los campesinos por la tierra, la imagen y la autoridad de la ANUC entre los pobres del campo sacudió al país…"[20]

De esta forma se llega a la reciente problemática en donde las protestas se han presentado contra el desempleo, por la carencia de servicios básicos, por los conflictos en las zonas de colonización, o por enfrentamientos por el control del negocio de la droga. También debido al ascenso de los grupos insurgentes, a la aparición del paramilitarismo, entre otros muchos aspectos. Para finalizar esta corta reseña, que para nada ha pretendido dejar explicado de manera totalizante la historia de las protestas y movilizaciones en Colombia, Darío Fajardo resume lo que bien puede acontecer en el plano de nuestra historia nacional:

"La sociedad colombiana no ha podido resolver la formulación de unas reglas de juego para la convivencia. Han existido guerras civiles y constituciones, porque ninguna de las dos pega, ni la guerra logra imponer su fuerza, ni la constitución se establece como un acuerdo aceptable de paz. Siempre hemos estado en la fuente nacional de una profunda crisis del sistema organizacional de las relaciones políticas, la estructura y concepción del Estado. Un estado que se pudo consolidar a través de las constituciones, que no tenía legitimidad porque no representaba absolutamente nada y que no era un punto de referencia concreto y válido para gran parte de la comunidad…"[21]

Tal vez sea algo exagerado afirmar la falta de representatividad del Estado colombiano, pero a la larga, pareciera que su construcción es aún una necesidad para la solución de algunos de los conflictos.

Es así como nuevas formas de conflictos se insertan en nuestra actualidad y al mismo tiempo exigen que sea el grueso de la sociedad que los resuelva o mínimamente les halle "el lado positivo" y que se avance en la construcción de la democracia real en la que también las clases dominadas tengan derecho y dignidad para existir y poder ser.

A la discusión anterior, debemos agregar que entre tantos elementos motivadores de descontento, se puede tener en cuenta que el campesino es ciertamente un gran productor de bienes básicos, pero a la vez un gran ausente de las ganancias. Así lo demuestra el texto de Miguel Urioste; cuando afirma:

"Si bien es cierto que el conocimiento de la realidad campesina, el funcionamiento de su economía, su articulación con las economías capitalistas de los diferentes países de América Latina, su propia racionalidad, e inclusive su rol protagónico como sujeto histórico determinante en las luchas sociales en nuestro subcontinente, son cada vez más estudiados y mejor conocidos, también es evidente que de este conocimiento no han surgido propuestas nacionales alternativas que se hayan llevado a la práctica, salvo muy raras excepciones"[22]

Igualmente afirma que es una tendencia marginarlo de los beneficios de la participación en el mercado, del acceso al crédito, y "hasta de la cuota de salud y educación" [23]aun cuando se reconoce que aún la producción agrícola constituye buena parte del sustento de las economías de Latinoamérica.

Agregando algunos elementos a la realidad de violencia hacia este sector de la sociedad en particular, encontramos que grandes sumas de dineros se entregan en los países desarrollados en subsidios y diferentes apoyos hacia el sector, mientras en la región son pírricos los aportes. En el cuadro 2 se incluyen algunas estadísticas alusivas a este importante factor.

CUADRO 2: PARTICIPACIÓN DE LA AGRICULTURA CAMPESINA EN LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA EN ALGUNOS PAÍSES DE LATINOAMÉRICA.

PAÍS

AÑO MEDICIÓN

VALOR BRUTO DE LA PRODUCCIÓN CAMPESINA AGROPECUARIA % APX.

BOLIVIA

1977

80,0

BRASIL

1980

39,6

COLOMBIA

1981

41.4

CHILE

1980

37,8

MÉXICO

1970

46,9

PERÚ

1977

54,9

Fuente: elaborado por la división agrícola conjunta. CEPAL/FAO. Extraído de: Agricultura campesina de América latina y el Caribe. CEPAL/FAO. Santiago de Chile.1986

Los aportes a los que se ha tenido acceso confiable, dan cuenta que a partir de 1983 EE.UU. destina cada año 19 mil millones de dólares para subsidios agrícolas. La CEE destinó en 1984 la suma de 16 mil millones de dólares para el mismo fin.[24]

No olvidemos que Alain Touraine [25]expone que la misma marginalidad urbana tiene sus orígenes en la problemática del sector agrario. Igualmente asegura que es una consecuencia del modo de producción capitalista y de un "signo de la desarticulación de la sociedad dependiente, de la falta de coordinación de los sectores dominantes y los dominados del empleo…"

Por ahora este tema macro queda de lado para ampliarlo en las siguientes páginas bajo los ejes de la reforma agraria, y las leyes de tenencia de tierras que buscan una modernización y desarrollo del campesinado.

2. Algunas políticas internacionales en materia de agricultura.

Se puede afirmar que el campesinado colombiano se encuentra dominado en su mayor parte por la clase terrateniente, que tiene sus representaciones en los capitales e intereses foráneos especialmente hacia los Estados Unidos. Estos a su vez se interrelacionan con la burguesía colombiana, de la que también dependen y comparten privilegios en la sociedad. En términos de Hernán Pérez Zapata:

"El capitalismo monopolista norteamericano controla las arterias fundamentales de la economía colombiana. El endeudamiento externo, que lo multiplica, a base de intereses usureros, el control de mercados y las materias primas y el control de los recursos naturales, a través del gobierno, constituye la forma clásica a través de la cual se realiza el saqueo del trabajo y la producción"[26]

Así mismo la mayor parte de los insumos, maquinarias, capacitación, llegan de los países desarrollados. La dependencia es una constante en la mayoría de los renglones del desarrollo nacional, gracias a la falta de una apropiada infraestructura de ciencia y tecnología, como en el caso de Colombia.

Quizá ello explique porqué en algunas regiones del país en donde se han aplicado desde décadas pasadas modelos capitalistas en la agricultura asesorados y monitoreados "desde afuera" [caso del Departamento del Valle, Tolima, Antioquia, Sucre, Cundinamarca, en sus zonas de agricultura intensiva – incluyendo la zona cafetera como altamente productiva y motor del desarrollo nacional durante el siglo XX-], se hayan logrado mejores rendimientos y desarrollos agrícolas; pero también incluyendo la pérdida de comunidad tradicional y del cambio radical del sistema de relaciones sociales y culturales hacia el capital trabajo. Mientras tanto en otras regiones el atraso es amplio. Las zonas de cultivo minifundista [Nariño, Cauca sur y centro, Huila, Boyacá, Santander, Bolívar, Putumayo, Caquetá en su piedemonte], presentan bajos índices de producción, mayores niveles de pobreza, bajo nivel de inversión social que se suman a la marginalidad social histórica.[27]

Hacia la época de 1950 la discusión sobre "La cuestión agraria", giraba en torno a la dicotomía latifundio-minifundio. Los rezagos del siglo XIX con el modo de producción semifeudal a través de las haciendas[28]había dejado que el paso "obligado" de la agricultura tradicional, hacia el capitalismo, fuera lenta y que la tierra siguiera concentrada en pocas manos. A nivel internacional las dos guerras mundiales [1914-1918 y 1939-1945] y la nueva organización de los Estados ha implicado hacia Latinoamérica la necesaria proletarización en campos y ciudades. La circulación de los capitales así mismo incluye la presión hacia la concentración de la población en los cascos urbanos. Esta tendencia refleja el momento a nivel mundial de adelantos en el nivel de vida en ciudades y su consiguiente atractivo. El campo por esta época se transmuta hacia los nuevos ejércitos de reserva disponibles para ser utilizados en ciudades y en complejos agroindustriales. El economista Hugo Vélez caracteriza la época así:

"…El rápido y notable desarrollo del capitalismo que ha experimentado el sector agrario en Colombia a partir de la década del 50 -más pronunciada aún desde los años 60- ha propiciado, entre otras cosas, un agudo proceso de descomposición del campesinado, el cual, en este caso, no ha sido más que la contrapartida necesaria de la profundización de otro fenómeno importante, la concentración de la propiedad territorial"[29]

Sin embargo, las opiniones que se tejen actualmente incluyen que por esta época el Estado colombiano adelanta una gama de medidas proteccionistas, tendientes a aminorar la problemática interna de crisis en el sistema agrario. Este "proteccionismo" se manifestó primordialmente en la habilidad de los gobiernos para fijar altos aranceles a las importaciones. Así mismo se establecen precios fijos al plantar los diferentes cereales y oleaginosas, tendientes a proteger al campesino. Hacia los años 80 el papel del Estado se canalizó en torno al IDEMA [Instituto de Mercadeo Agropecuario]; continuando las tasas de protección y la prohibición de importaciones. En los 90 la situación es disímil: se liberan los mercados, y se eliminan las barreras a los flujos de comercio. Producto de esta medida, muchos agricultores quedaron en situaciones de miseria, sus cosechas se perdieron puesto que no significaban alguna rentabilidad. Lo anterior sumado a la situación de desempleo urbano, y de constante desgaste de las políticas nacionales e internacionales en materia de agricultura, dieron al traste con las ya endebles políticas de apoyo. La globalización ahora imperante impone la liberación de las fronteras, el desmantelamiento del Estado y con él, la libre competencia por el mercado. Los pequeños y medianos productores se vieron sometidos a un nuevo lenguaje y a incluir entre sus variables la nueva forma del capitalismo ya no interesado en la dominación hacia el entorno directo, sino hacia las esferas internacionales en donde los conocedores e instruidos en las leyes del mercado podrían sobrevivir.[30]

3. El contexto nacional: leyes de tenencia de tierras.

Si la situación de nuestros campesinos es difícil dadas las condiciones históricas de atraso y subordinación a una élite poco sensible a sus realidades, la parte de las leyes sobre el campo son, si no peores, al menos iguales.

La concentración de la propiedad sobre la tierra es alta [Ver cuadro 3 sobre la distribución por tamaño de la tierra en Colombia]. Desde la época de la Colonia, ya se valoraba su trascendencia. Así lo comentaba Fals Borda:

"La posesión de la tierra confiere poder. Esto es cierto en las sociedades agrarias, es decir, en aquellas que funcionan principalmente en base en la explotación agraria y pecuaria…". Como ese era el caso en la época Colonial -y sigue siendo hasta hoy en Colombia- quienes emprendieron la ocupación se preocuparon por arreglar las formas de adjudicarse tan importante elemento, como es la tierra, como medio básico de producción. El resultado fue el latifundio, para cuya formación tuvo papel fundamental el Estado, como representante de los intereses de clase de grupos dominantes."[31]

Esta situación ha generado que la masa de campesinos sin tierra continúe como errabunda en su propio territorio[32]Que se llegue a sucesivas tensiones y reclamos, tomando como máximo punto la lucha por la tierra en la década del 30 y los 60-80, con la ANUC [Asociación Nacional de Usuarios Campesinos]. De esta lucha se reseña la movilización por las tierras de ejidos y subutilizadas. La lucha se levantó en torno a la consigna de "la tierra para quien la trabaja", lo que motivó la inmediata reacción del Estado con sus fuerzas represivas, fiel copia de un modelo que se sostiene con la coacción y la constante militarización de la vida civil. Al mismo tiempo sorprende que esta misma consigna liderada por el Estado a través del INCORA en la época de los 60´s y 70´s se haya salido del control institucional para convertirse en una consigna radical movilizadora a favor de los campesinos sin tierra.

Sumada a la firmeza de la oligarquía en Latinoamérica, puede dar como resultado que ciertamente sea difícil la formulación de políticas incluyentes, modernas y progresistas de la sociedad en su conjunto.[33]

En una de las cartillas de la ANUC, se puede leer el siguiente párrafo que bien define sus planteamientos y contratiempos:

"Los pobres del campo que se movilizaban eran fundamentalmente arrendatarios y aparceros… El inusitado auge de las acciones de los campesinos por la tierra, la imagen y la autoridad de la ANUC entre los pobres del campo sacudió al país… El Gobierno, en lugar de propiciar la solución de los conflictos sociales del campo por la vía de la redistribución de la tierra y el apoyo a la pequeña producción agropecuaria, procedió a estimular el desarrollo de la gran empresa agroindustrial… A lo anterior se agregó una campaña de persecución a los dirigentes campesinos de todos los niveles y el estímulo gubernamental a la división de la ANUC…"[34]

Tamaño del segmento.

Has.

Fincas

%

Tierra

%

Prod..Agrí-cola %

Muy pequeño (0-5)

46.8

3.2

38.6

Pequeño (5-20)

27.5

9.9

22.9

Mediano (20-50)

12.8

13.8

12.7

Grande (50-200)

10.2

33.3

6.9

Muy Grande (200-1.200)

2.8

39.9

2.5

FUENTE[35]Encuesta Nacional Agropecuaria del DANE. Citada en: Fajardo, Darío. "Colombia: Reforma agraria en la solución de conflictos armados". En : Equidad y política social en Colombia. Seminario pobreza y política social en Colombia. Universidad Nacional, FESCOL, Corporación Viva la Ciudadanía, CINEP, Consejo Nacional de Planeación, Asamblea Nacional de la Sociedad Civil por la Paz. Bogotá. 1999

Del cuadro anterior se puede afirmar que la gran producción nacional de alimentos [a juzgar por la concentración de la propiedad sobre la tierra], recae en el minifundista, que puede ubicarse en el 74.2 % del total nacional y al mismo tiempo solo dispone del 26.9 % de la tierra del país [las propiedades menores a 50 Has.]; frente a la gran propiedad de la tierra [73.2 % de la tierra mayor a 50 Has.], que solo produce el 9.4 en materia de alimentos[36]

Como contexto, Touraine expone que en Colombia la oligarquía representada en los partidos liberal y conservador, lejos de representar intereses económicos diferentes, son, por su composición misma, la expresión del control de unos grupos claves, hacia la economía y sobre el sistema político. Igualmente afirma que en Colombia el poder lo controlan estos grupos de especuladores llamados la oligarquía. Similares opiniones emanan de Gaitán y sus conocidos discursos, textos y ensayos, en donde resumía los males del país unificando una sola lucha en contra de la oligarquía liberal y conservadora.

Por lo tanto, se puede afirmar que las políticas hacia el campo han estado permeadas por estos intereses de un sector de la sociedad que desea aparecer ante el total de la sociedad como fiel representante del interés general sobre el particular. A este debate se suma la pluma de Pecaut, en su libro Política y Sindicalismo en Colombia afirma sobre este particular:

"…Cuando la violencia se encuentra en su punto álgido, el presidente de la ANDI, José Gutiérrez Gómez, anota que "la situación de Colombia es la mejor que se haya contemplado hasta hoy". [37]

Sobre las posiciones de esta "élite dirigente", -mejor llamada oligarquía en palabras de Touraine-, Pecaut agrega:

"Por lo demás, cabe señalar que la oposición a toda intervención estatal en la actividad económica sigue siendo el principio de unidad de estos sectores… Entre tanto, puede afirmarse que, gracias a la violencia estos sectores dominantes logran eliminar las organizaciones populares urbanas, capitalizando, así, las ventajas del crecimiento económico, mientras en los campos la violencia se convierte -entre otras cosas- en un medio de implantación del mecanismo de desarrollo capitalista acelerado, mediante el mantenimiento de bajos salarios y el desplazamiento forzado de los arrendatarios a las ciudades, lo cual permite una cierta concentración de la tierra…"[38]

De nuevo hacia la historia, los principales momentos de los intentos de Reforma Agraria que propongan salidas estructurales a la necesidad de tierra, crédito, apoyo y desarrollo productivo para el campo han sido:

En el siglo XX las principales iniciativas se adelantaron con la Ley 200 de 1936, en el Gobierno de Alfonso López Pumarejo. Se proponía como eje de gobierno "la revolución en marcha". Estas acciones se dirigían hacia la modernización del país. Sus principales objetivos los constituían: Legalizar las tierras ocupadas desde el siglo XIX y exigidas en los procesos de tomas de tierras de 1920 al 30. Igualmente fijaba la extensión del dominio sobre las tierras ociosas y finalmente incluye el concepto formal de la "función social de la propiedad" [Artículo 30 de la Constitución de 1886]. En lo internacional son los tiempos de la gran recesión de 1929, y una de las principales consecuencias hacia Colombia será la de crear ágiles medidas frente al desempleo y la marginalidad, que redunden en la contención al descontento alimentado y difundido por los líderes socialistas y comunistas tan en boga por esta época. El inmediato sucesor, el Presidente Santos frenó la posibilidad de avance, decretando la Ley 100 de 1944, a la que se le ha identificado por los analistas como una " Ley de reacción" frente a los avances de la ley 200 de 1936. Por estas épocas la violencia tenía su matiz profundo en los Departamentos de Santander, Boyacá y Tolima.

Realizando un resumen de esta Ley 200 de 1936, se puede ubicar como consecuencias directas que:

"En primer término se les legalizaron a los terratenientes los títulos de propiedad adulterados. En segundo lugar, la Nación perdió de su poder los extensos baldíos que le pertenecían en zonas fértiles y cercanas a las grandes ciudades, que hubieran servido para darle una orientación social a la agricultura, y, por último, fueron entregadas pequeñas parcelas, a precio comercial e intereses usureros, a los pobres campesinos, beneficiándose con esta venta los terratenientes, que en la mayoría de los casos, ni siquiera eran los dueños legales de esas tierras que el Estado les compró de todas formas… A través de todas aquellas aparentes reformas el sistema permaneció intacto."[39]

La ocupación de tierras y libre colonización de baldíos y tierras ociosas ha sido una constante en nuestra historia. Llegarían los años de La Violencia y solo hasta 1961 se implementa una nueva Ley de Tierras [Ley 136 de 1961] que abarcaba los siguientes aspectos: Actualizar y eliminar la inequitativa propiedad rústica sobre la tierra, implementación del liderazgo en adelante de parte del INCORA como ente de dirección máximo del proceso de la reforma Agraria, que se encargaría de la entrega y adecuación de las tierras baldías en manos de particulares. Con el volumen elevado de desplazados por la gran violencia, el Estado interviene pero a la larga es el problema de la tierra el que perdura, aplazándose sistemáticamente. Darío Fajardo lo reafirma en las siguientes líneas:

"De tiempo atrás el Estado colombiano ha demostrado una capacidad muy limitada para atender las demandas crecientes de la sociedad, en razón del autoritarismo del régimen político, de la debilidad fiscal, de su apropiación patrimonialista por parte de sus dirigencias políticas y de su descomposición por efectos de la corrupción. Frente a esta incapacidad se han generado múltiples formas de protesta de las comunidades y, a instancias de la propia sociedad y de organismos internacionales, se han introducido importantes reformas en las estructuras políticas y administrativas de la nación…"[40]

De nuevo es el Estado quien le hace el camino a los recién expulsados y a través del INCORA. Dirige el descontento y la reubicación de los que aún perseveran en vivir del agro. Los recursos otorgados hacia el sector no han sido suficientes[41]Por el contrario, las grandes deudas ante los organismos de crédito del Estado embargan y liquidan constantemente los minifundios, creando un sinsabor e igual repudio ante el crédito, ante las iniciativas de desarrollo dirigidas desde el mismo Estado.

 

El cambio de las políticas del Estado a través del INCORA hacia el DRI [Desarrollo Rural Integrado] hacia los 70"s y 80"s, estuvieron evidenciadas por el desmonte de la reforma agraria para darle prelación al tema de la aparcería y el impulso a las zonas de colonización en las fronteras. Luego, y al darse cuenta de los graves problemas que se han generado en las zonas de colonización, se idea el apoyo con el PNR [Plan Nacional de Rehabilitación], más recientemente los programas de sustitución de cultivos ilícitos y desarrollo alternativo PLANTE, creado en 1998. Este último se tratará por aparte, dadas sus características particulares para este estudio.

Hacia 1994 se decreta una nueva ley [Ley 60 de 1994], en la que se busca primordialmente reparar y fomentar la propiedad de pequeños propietarios, pero que "… En términos reales, gravitan sobre el desempeño de la reforma, los intereses económicos y políticos de los terratenientes y su enorme poder corruptor e intimidatorio…" [42]

En el siguiente aparte se articula otro tema que bien puede ser de mayor o al menos de igual importancia al tema de la tierra en Colombia, como son los grupos insurgentes y las zonas de colonización.

4. El fenómeno insurgente y las nuevas zonas de colonización.

"La violencia, por otra parte, no es otra cosa que la muestra de la incapacidad que tiene una sociedad para entenderse, para creerse a sí misma, para construirse colectivamente, es decir, políticamente. En el extremo de esa violencia está la guerra, espacio donde el hombre deja de ser hombre, donde la humanidad ha perdido su sentido. Espacio único donde la muerte es legítima; donde se busca acabar con el otro y se termina acabando con todo, con la vida… En nuestro país esta parece haberse convertido en el objetivo estratégico de aquellos que parecen situarnos en la cultura de la violencia, de la masacre, del odio, de la corrupción, de la insensibilidad."[43]

Como sabemos sobre la inevitabilidad de los conflictos sociales, en este estudio ha primado el lado del conflicto como función positiva hacia la reproducción de la sociedad, de su organización, y de sus implicaciones hacia lo cultural, político, económico y social. Así mismo el conflicto se puede convertir en una manera pedagógica de socialización.

La irrupción del conflicto en el que la guerrilla tiene especial incidencia abarca un periodo cercano a los cincuenta años [1950-2000]. A pesar que desde la época de las guerras civiles del siglo XIX se reseña la presencia de algunas guerrillas [ejemplo las guerrillas del Patía], o las guerrillas de la guerra de los Mil Días. Solo hacia mediados del siglo XX se les dará una categorización y más recientemente [luego de los estudios sobre la violencia en Colombia de Guzmán, Fals Borda, Umaña, en 1962] se les asigna una mayor importancia analítica y política.

Uno de los mejores esfuerzos por explicar los orígenes de las guerrillas actuales lo realiza Jesús A. Bejarano[44]quien afirma que la violencia [de 1946 a 1964] se puede caracterizar de la siguiente forma: En un inicio que va desde 1946 al 49 la violencia se concentra en las zonas urbanas, luego pasa hacia el campo abierto en donde los partidos políticos jugaron un importante papel. Las nacientes guerrillas liberales se conforman para defenderse de la represión estatal asumida por el partido conservador. Las muestras más fehacientes de esta etapa son las guerrillas liberales de los Llanos, comandadas por Guadalupe Salcedo. Este periodo va de 1949 a 1953, según el autor citado. Luego se logra un acuerdo con esta guerrilla y se rompe al mismo tiempo con la "tradición democrática", luego del golpe militar y de la Junta Militar que incrementan la represión hacia los grupos que resisten. "Se dio paso entonces a una ola represiva a través de operaciones militares contra los campesinos organizados en focos liberales y comunistas del Tolima, Sumapaz y los Llanos". Este periodo abarca los años de 1953 al 57. Así mismo, señala Hobsbawm, aparecen algunos brotes de bandolerismo social [45]

Al poco tiempo, y como producto del acuerdo de Benidorm [España, 1956], la estrategia se concentra en eliminar los reductos de resistencia campesina en las zonas del Cauca, Huila y Tolima. Estos grupos de "autodefensas campesinas" se encontraban ubicados en las zonas elevadas en las Cordilleras Central y Oriental. La que cobra mayor importancia es la zona de "Marquetalia". De esta época son renombrados los discursos del entonces Representante a la Cámara Álvaro Gómez declarando a estos grupos de campesinos como "repúblicas independientes". El desenlace será que para el año de 1964, y luego de las sucesivas leyes sobre desmovilizaciones y rendiciones, es atacada la zona de Marquetalia, bombardeada y ocupada militarmente. Los entonces campesinos agrupados en las autodefensas, iniciarían una marcha desde el cañón del río Atá, pasando por el Sumapaz, hasta llegar a la región del Pato, Guayabero [límites entre los Departamentos del Huila, Caquetá y Meta], originando la movilización de otros sectores como grupos de obreros, algunos estudiantes, gente perteneciente al Partido Comunista, que pronto darían origen a la primera declaratoria de los campesinos de Marquetalia [denominado "Programa agrario de los guerrilleros" 20 de Julio de 1964], y con ella el nacimiento de las Farc. [46]

Esta época será rememorada por la constante militarización en el sector agrario, la poca inversión institucional, el aplazamiento de las reformas prometidas, la concentración de la población en las ciudades; el avance del modo de producción capitalista, y la concentración de la tierra en las manos de los grupos dominantes. El Frente Nacional aparentemente se acabará luego de 16 años, al cabo de los cuales el poder continuará casi inmutable -a juzgar por la constante en el poder de los dos partidos tradicionales hasta hoy-. Antes de cerrar este aparte, es conveniente reseñar la opinión de Gilhodés:

"Desde 1964 el Ejército colombiano ha montado una campaña contra las áreas rurales donde antes hubo guerrilleros bajo la dirección comunista, los cuales, golpeados, se retiraron para reagruparse. Allí resurgió de nuevo la guerrilla [sur del Tolima, Huila, Caquetá] bajo la dirección del Partido Comunista (pero)de hecho, estas formaciones guerrilleras son el único medio de expresión para los reclamos campesinos por la tierra en muchas áreas y tienen un especialmente fuerte atractivo para las minorías locales. Puesto que ello es primariamente un movimiento campesino, es muy diferente de los grupos castristas fundados en otras partes de América Latina"[47]

En un corredor similar transitan por esta época el ELN [con orígenes cercanos a la propuesta cubana, al MRL y de base estudiantil], que tiene su centro de movilizaciones en Santander y el Magdalena Medio. Poco tiempo después [1967], una disidencia dentro de las Farc funda el EPL. Se concentran en Tierra Alta [Córdoba], y dirigen sus acciones hacia la costa colombiana [la orientación general de este grupo es de línea maoísta, inspirada en la revolución China, liderada por Mao Tse-Tung]. Para efectos de este estudio se fija como principal grupo a las Farc, por cuanto van a incidir en los futuros escenarios de la lucha social y en los aconteceres de campesinos, cultivos ilícitos y marchas, en lo que respecta al Caquetá.

Hacia los años 70"s la ola de movilizaciones se colocará también en las ciudades. El movimiento estudiantil se manifiesta en el ámbito nacional, al lado de la lucha sindical. Estas crecen en un contexto de desprestigio y de pérdida de gobernabilidad del entonces mandatario Misael Patrana Borrero [1970-1974. En respuesta al hurto de los votos de los comicios de 1970 -en los cuales el retirado General Rojas Pinilla, líder de la ANAPO habría resultado vencedor-, surge el Movimiento 19 de Abril M-19 hacia 1973. Este grupo se dedica a realizar acciones populistas, asegurando un cierto despliegue publicitario.

Las muestras históricas de muchas de estas luchas se evidencian en las masas de desempleados, marginados y desplazados que día a día llegan a las ciudades y que para esta época es un hecho la urbanización del país [ 55 %]. Como se detallará en el capítulo 2, muchos de estos antiguos combatientes, acompañados de sus familias y amigos llegaron al Caquetá en las olas de colonización.

Pero no todos los desplazados por las sucesivas olas de violencia emigran hacia las ciudades. También grandes masas de campesinos, obreros, aventureros y marginados lo hacen hacia las nuevas zonas de colonización. Por esta época el Estado a través del INCORA promueve las leyes de territorios nacionales, con las cuales intenta apoyar y dar dirección hacia el proceso colonizador de nuevas tierras. En la mente de estos nuevos habitantes de zonas no necesariamente desocupadas, va la ambición, la supervivencia, de la mano de la esperanza, los sueños y la trilogía machete, perro, familia. Sobre estas múltiples causas que han llevado al campesinado colombiano a tomar la delantera ante el olvido estatal, Fals Borda comenta:

"Una democracia joven como la de Colombia puede peligrar por falta de preocupación por los deseos modestos, aunque equitativos, de la mayoría de su población. Mientras una nación no madure(y la conciencia de tales deseos puede ser una señal de madurez), la satisfacción de las necesidades del sector rural viene a ser una obligación de la clase gobernante… La historia ha demostrado que cuando se carece de medios para satisfacer tales necesidades "respiro y liberación " surgirán de otra parte, o quizá de una manera turbulenta o por procedimientos tortuosos "el palacio del rey´, es decir, los círculos de la élite no ofrecerán refugio porque el aislamiento no podrá constituirse nunca en defensa contra las emociones y aspiraciones de un pueblo que luego de haber comido del árbol del conocimiento, descubre que está desnudo y pobre. " [48]

Es así como nuevas acciones del campesinado son motivadas por causas similares a las de 1964. Los campesinos que se habían instalado en El Pato, Guayabero, Río Chiquito y La Uribe, son de nuevo impulsados a abandonar sus recién ganadas tierras -presionados por los bombardeos-, ahora descienden por el cañón del Río Duda y se dirigen hacia los actuales Departamentos del Caquetá, Meta y Guaviare.

La ubicación de estos factores culminan en el Departamento del Caquetá, unidos a las motivaciones despertadas por el gobierno nacional y sus programas de colonización[49]

De acuerdo a una reciente investigación realizada por Jaime Eduardo Jaramillo, Fernando Cubides y Leonidas Mora, sobre esta zona, se describe la llegada de sus pobladores en sucesivas olas de colonizaciones, que se pueden subdividir en cuatro tipos, principalmente:

Una primera corriente que da inicio a los primeros asentamientos estables de colonos, que coincide con la época de la violencia tardía; de esta etapa llegan campesinos del Huila, Tolima, Caldas, Antioquia, la mayor parte de ellos expulsados por causas económicas o políticas. La segunda corriente, que es pequeña en sus efectivos humanos, viene especialmente de El Pato.

"En 1964, un núcleo de familias de aquella asolada región lleva a cabo una travesía de cerca de veinte días, a través de un territorio desconocido y cerradamente selvático, pretendiendo ganar las riberas del río Caguán, buscando sobrevivir a la ofensiva generalizada que el gobierno de aquel entonces, realiza sobre la zona, considerada por los altos mandos políticos y militares como "república independiente"" [50]

Es en estos momentos en donde aparece la noción de "colonización armada", término acuñado por William Ramírez, para caracterizar este fenómeno, en donde al hacha se agrega el fusil en un éxodo de familias enteras que buscan la propiedad de sus tierras.

La tercera corriente la genera el desplazamiento interno de la población en el territorio del Caquetá, debido a la sumatoria de los problemas ocasionados por los créditos de la Caja Agraria y el INCORA, que significará el desplazamiento de los campesinos desde el piedemonte hacia la llanura amazónica, buscando mejores condiciones de subsistencia. La última corriente se ubica en el periodo de la llegada de la coca, desde los años setentas. Este es el grupo más heterogéneo y difiere en muchos de los aspectos históricos antes detallados.[51]

Estos campesinos han llegado a las nuevas zonas de colonización con algo así como un "ropaje" a retazos en donde estarán presentes su pasado de lucha por la subsistencia, sumado a las ansias por existir dignamente y construir su presente en zonas inhóspitas, pero llenas de promesas y entregas.

Así como Marx afirma en el Dieciocho Brumario:

"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido heredadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos",[52]

CAPITULO II

"HEMOS LLEGADO"

EL CAQUETÁ: COLONOS, CAMPESINOS, COCA, COLONIZACIÓN Y MARCHAS.

1. DESCRIPCIÓN DEL TERRITORIO

1.1. Descripción política, geográfica y económica.

La zona amazónica representa el 35% del total del territorio del país. Su extensión aproximada es de 399.183 Km. cuadrados. La conforman los departamentos del Putumayo, Guaviare, Vichada, Vaupés, Amazonas, Guainía, y El Caquetá. Esta división no deja de crear ciertos problemas al momento de interpretar en el concepto de región la movilidad de colonos y grupos indígenas[53]

Dentro de la actual división político-administrativa, el Caquetá hace parte de los nuevos departamentos, promulgados como tales mediante el Decreto 78 de 1981. Políticamente está dividido en 15 municipios, discriminados así: San José de Fragua, Belén de los Andaquíes, Albania, Morelia, Curillo, Valparaíso, Milán, Florencia, Montañita, Paujil, El Doncello, Puerto Rico, San Vicente del Caguán, Solano y Cartagena del Chairá.

Geográficamente, el Caquetá limita al norte con los Departamentos del Meta y Guaviare; al este con el Vaupés y el Amazonas; al sur con el Amazonas y Putumayo y al occidente con el Cauca y Huila. Posee un área total de 88.665 Km, amparada en una exuberante vegetación de tipo selvática húmeda. Está bañado por los ríos de nacimiento en la Cordillera Oriental: el Caquetá [1.200Km, recorre Colombia y el Brasil, es el río más caudaloso del país con un registro de 13.180 m³/seg, que al ser comparado, por ejemplo con el del Magdalena: 6.897 m³/seg, nos ofrece una idea de su inmenso potencial hídrico], Orteguaza, Yarí.

El nivel de precipitaciones en promedio es de 4.000 mm anuales. Los enormes recursos de su biosfera han llevado a que la UNICEF y la ONU hayan declarado en su conjunto a toda la zona de la Amazonía como patrimonio de la biosfera mundial.

En cuanto a las riquezas económicas, desde mediados del siglo XIX, la explotación predominante era la de la quina y el caucho. Así se detalla en los párrafos sobre la experiencia de la casa Arana en la novela del escritor huilense José Eustacio Rivera: La Vorágine. Allí se narra sobre la explotación a los indígenas y la llegada de colonos desde el interior del país y de las fronteras vecinas[54]Actualmente algunas comunidades indígenas como los Huitotos, Coreguajes, Ingas, habitan en reducidos resguardos o son obligados a internarse en la selva ante el avance de la colonización.

Los suelos son de especial utilización para la explotación de su flora, y de pastos para la ganadería. En minería, se encuentra sal gema, bauxita, carbón, manganeso, plata, estaño, y se habla acerca de los hallazgos de petróleo en el sector del Caguán y de Belén de los Andaquíes. Las lluvias se concentran especialmente en la zona de cordillera, disminuyen un poco hacia la zona del piedemonte, y una menos lluviosa [sin disminuir de 3.000 mm], se ubica hacia el sur y este.

Los periodos de lluvia están comprendidos entre abril hasta julio, y de diciembre a marzo se presenta el periodo más seco. Estas fechas se convierten en verdaderas bitácoras para los sembrados, el comercio, y con ellas la posibilidad de entrar hacia las zonas más inhóspitas. No es gratuito que, entre corrillo y risa, se mencione que se le hace más caso al Almanaque Bristol, que al mismo consejo de los informes que presentan por la televisión y la radio.

De los recursos disponibles todos están seriamente amenazados por la depredación. Lo cual pone en duda la "Zona de reserva de la Humanidad". Ciertamente su lenta inclusión en la economía nacional hace que muchos productos agrícolas, mineros y pecuarios se queden en estas tierras, se pierdan o no se tomen como fuente lícita de progreso y bienestar. Las carreteras y en general los medios de comunicación físicos aún son insuficientes. Hacia la zona del Medio y Bajo Caguán, su presencia es baja o casi nula. ¿Cómo entablar una nueva economía si estas condiciones mínimas de infraestructura no están listas?. En el capítulo III se ampliarán estos tópicos, con testimonios de algunos de los habitantes de la zona.

 

Para la delimitación de la zona de estudio, se ha tomado principalmente el sector del municipio de Cartagena del Chairá, incluyendo sus veredas y caseríos, prestando especial atención a las zonas geográficas aledañas a las riberas del Río Caguán, tal como se detalla en el mapa anexo. Políticamente, este Municipio limita al norte con los Municipios de San Vicente, Puerto Rico, El Doncello y Paujil. Al este limita con los departamentos del Vaupés y Amazonas. Al Occidente con los municipios de Solano y Montañita, y al sur con el municipio de Solano.

La forma como los investigadores han subdividido la zona del Caguán ha tenido en cuenta los siguientes aspectos: se toma como eje central de la zona la cuenca geográfica y ambiental del mismo río [250 Km. de longitud, la mayor parte de ellos navegables]. Alrededor de la zona montañosa de la Cordillera Oriental, donde nace el río, y bajando desde la región del Pato y Guayabero, hasta una línea imaginaria en las cercanías a la zona urbana del municipio de San Vicente del Caguán. A esta zona se le conoce como el "Alto Caguán". Desde las afueras de la zona Urbana y formando un semi-triángulo imaginario hacia los municipios de Puerto Rico, Doncello y Cartagena del Chairá [Zona Urbana], que es la zona de mayor auge del comercio, en donde las carreteras están presentes y en donde el río es ya navegable, se le conoce como el Medio Caguán. Al salir de Cartagena del Chairá, rumbo sur, se encuentra la zona de estudio [Bajo Caguán][55], que comprende los caseríos y corregimientos de Santa Fe, Cumarales, Las Animas, La Granja Experimental Remolino, Monserrate, La Sabaleta, Santo Domingo, Peñasco, hasta la desembocadura con el Río Caquetá.

A la llegada a Cartagena del Chairá se halla la desembocadura del río Guayas al río Caguán [que a su vez ha recibido los ríos Riecito, Nemal y la Quebrada Anaya]. El cauce del río aumenta haciéndolo más apto para el transporte y para la pesca intensiva. Se debe anotar que el río es el único medio de transporte y de comunicación entre los habitantes de la zona. Los mapas sobre la dimensión del proceso colonizador ampliarán la relación de este río y sus habitantes. Una descripción de la importancia de los ríos en la zona se puede hallar en el siguiente párrafo:

"Por estos ríos y afluentes entraron la colonia y la colonización; la guerrilla, el narcotráfico, las bonanzas y la guerra; por aquí cruzan hoy día el progreso y el retroceso; muchos intereses, y dineros que muy poca gente pudo retener…" [56]

La actual deforestación ha hecho que la colonización se reinstale en otros sectores más selváticos, ocasionado el declive del ecosistema amazónico, Del cedro, el comino y otros árboles poco ha quedado. Si miramos este aspecto con la potencialidad de los suelos, nos da que preferencialmente se debe utilizar este territorio para la explotación racional de la flora. La composición geomorfológica de la zona está constituida por rocas ígneas (granitos), metamórficas y sedimentarias (areniscas, arcillosas y conglomerados). Químicamente, estos suelos son ácidos, aptos preferencialmente para el pasto. En general, estos suelos presentan una alta susceptibilidad a la erosión, debido a la quema de los bosques y a los procedimientos rudimentarios de sus directos explotadores naturales.

"Los suelos se caracterizan… por una mezcla de pobreza de nutrientes de fase mineral, un alto grado de acidez y toxicidad generada por el aluminio. Además grandes paisajes son muy susceptibles al fenómeno erosivo por la intensa disección a que fue sometida su superficie" [57]

En la explotación agrícola, la mayoría se presenta para la subsistencia. Principalmente se explota la yuca y el plátano. En el ámbito comercial se explota la palma africana, el caucho, y recientemente el palmito. En el nivel pecuario y ganadero, se explotan peces, ganado bovino y caballar. En estos momentos este último producto ocupa uno de los principales renglones de exportación y subsistencia en la región[58]Dentro de la explotación agrícola un punto aparte debe incluir que, aunque de manera ilegal, el usufructo de las plantaciones de coca ha representado en los últimos veinte años algunos dividendos para propios y foráneos. Objetivamente hablando, la presencia de la coca como cultivo agrícola ilegal se analiza como un cultivo transitorio que "debe dejarse para pasar a la ganadería". La prevalencia de las áreas de producción "lícitas" sigue siendo fuerte en la región. Prueba de ello lo constituye el aporte de alimentos y ganado hacia el interior del país desde épocas anteriores y en la actualidad. Regresando al rubro de las ganancias obtenidas gracias a la explotación de la coca, sus mediciones pueden variar de un estudio a otro.

CUADRO 4:RENDIMIENTOS AGRÍCOLAS PROMEDIOS DE COLOMBIA Y CAQUETÁ 1978-1983 TON/HA

.

CULTIVOS

CAQUETÁ

COLOMBIA

Arroz

1.00

4.44

Maíz

1.00

1.40

Plátano

3.50

5.73

Yuca

9.00

10.00

Caña panelera

3.20

4.29

Cacao

0.35

0.49

Café

0.46

1.44

Caucho

1.50

Palma

2.00

Fríjol

0.50

0.78

Piña

2.40

Fuente: Elaborado por: Ministerio de Agricultura, Departamento del Caquetá. PNR. 1985 Pp. 162.

Indudablemente el mayor patrimonio lo constituyen las gentes que habitan esta región: los que de manera aventurera y sin remilgos han decidido exponer sus vidas y su integridad buscando abrirse espacio en un país que de otra forma no los reconocería ni en sus derechos ni en su dignidad.

1.2. Demografía y vida agraria.

"Es ya un lugar común afirmar que Colombia ha sido, y continúa siendo, un país de regiones. Lo que habría que relevar en este contexto, es la circunstancia de que su ocupación productiva y la construcción de un poblamiento estable, ha sido un proceso desigual y discontinuo expresado en una radical asincronía de historias regionales que tienen como uno de sus efectos la coexistencia, en un mismo espacio nacional, de procesos económicos, sociales y políticos, que expresarían diversos momentos de constitución de agrupamientos humanos estables, así como la construcción de un paisaje cultural y de integración al mercado nacional colombiano"[59]

Para reafirmar lo anterior, la repartición de la población en este "país de regiones" se distribuye de la siguiente forma, de acuerdo al censo nacional de 1993:

Población total de la República de Colombia: 37"422,791 habitantes, distribuidos geográficamente así:

Costa Atlántica: 7"975.695

Occidente: 11"633.257

Oriente: 16"148.709

Orinoquia : 1"049 696

Amazonia: 615.434

De acuerdo con los datos anteriores, se puede inferir que la mayoría de la población del país se ubica en las zonas tradicionales ya incluidas al país de manera histórica [Zonas Central, Occidental y Atlántica]; en estas zonas se encuentran no solo las mejores vías, sino el desarrollo, que aunque de manera incipiente, incluye a algunos de sus habitantes.

Las explotaciones en estas zonas del café, las esmeraldas, el petróleo, las flores, la industria y los servicios dan cuenta de esta realidad. Así mismo es cierto que la gran sociedad se ubica en algunas de estas zonas " Integradas". Por el contrario, los territorios de la Amazonia y Orinoquia se siguen considerando como territorio de reserva, de baja explotación y de olvido nacional. Se sienten a nivel nacional cuando en estas regiones se habla de un nuevo hallazgo petrolero al estilo Cusiana o Cupiagua, o cuando se habla de producción de narcóticos, de conflictos con la guerrilla, o cuando se habla de las reservas de la biosfera.

Esta distribución de la población se puede interpretar como la micro utilización de las zonas integradas frente a la desolación de las zonas de "reserva" o atrasadas del desarrollo del país. Mientras la zona de la Costa Atlántica, la zona oriental y la zona occidental tienen una población de 35"500.000 habitantes y una densidad de 45 habitantes por Km. cuadrado; la zona de la Orinoquia y Amazonia suman 1"560.000 habitantes y una densidad de poco más de 1 habitante por Km. cuadrado. Claro está que se trata más que de un tema sobre la distribución de la población en Colombia; mejor de un conflicto sobre el acceso y participación real en la historia, en la vida social moderna prometida en el resto del territorio "integrado". Cuando se utiliza el término de "integrado" se hace referencia al proceso por el cual y a pesar de la falta de cobertura total, ha logrado que las zonas incluidas a través de infraestructura física y cultural, lleven una marcada delantera en la vida económica y social de Colombia.

Del total de la población del Caquetá [309.666 habitantes], aproximadamente 136.180 son hombres y 130.913 son mujeres [en el área urbana]. En el sector rural se hallan 133.112 habitantes. Estas personas han llegado, la mayoría, procedentes de otros departamentos, por sus propios medios a contribuir con el ensanchamiento del país y a la construcción de riqueza nacional.

Los fenómenos de desplazamiento en la historia del país desde el siglo XIX han desencadenado una constante de movilidad en las estadísticas del Departamento. El siguiente cuadro ilustra el número aproximado de habitantes por municipio, y al mismo tiempo su dedicación en cuanto al trabajo.

 

CUADRO 5: POBLACIÓN POR MUNICIPIO (1993) Y UTILIZACIÓN PROMEDIO DE LOS PREDIOS EN EL CAQUETÁ (1978-1983)

MUNICIPIO

TOTAL

POBLACIÓN.

AGRICULTURA

Área Utiz. En Ha.

GANADERÍA

Área en Ha.

TOTAL PROD.

Florencia

95.630

5.1

20.2

12.26

Albania

9.656

6.2

30.6

29.8

Belén de los Andaquíes

9.096

5.5

33.0

22.11

Cartagena del Chairá

21.556

3.8

30.1

21.31

Curillo

10.414

9.1

18.3

34.80

El Doncello

17.483

3.7

46.8

23.28

El Paujil

12.273

5.3

47.9

30.61

La Montañita

17.932

8.2

35.9

27.21

Milán

14.449

Morelia

3,822

Puerto Rico

26.360

6.8

33.3

26.65

San José de Fragua

11.340

.2

48.6

20.87

San Vicente del Caguán

30.712

16.5

83.3

54.46

Solano

8.134

Valparaíso

20.809

6.9

37.7

28.13

Total Dpto.

309.666

 

 

 

FUENTE: Censo Nacional DANE 1993, cruzado con la información de: Almario Rojas, Nelcy. Generalidades del Caquetá y el sector agrícola. Florencia 1987. Pp. 54

Del cuadro anterior se puede extractar que aunque ha tomado mayor auge la ganadería, el renglón de la agricultura es aún importante. Sin embargo, muchos colonos y campesinos han abandonado sus oficios agrícolas detrás del sueño de la ganadería. Los datos de los cultivos bien pueden sumarse a los datos de explotación agrícola. Otra cosa es que sea un producto ilícito. Es un lugar común escuchar que a la gente le resulta más fácil -y rentable-, producir bienes que vienen a comprarlos a la zona, mientras la comida se pierde por falta de vías, infraestructura y de mejores precios. [60]

Hacia la vida agraria, el ideal de sembrar, recoger la cosecha, respetar el ecosistema, vivir en un mundo que pareciera se hubiera detenido, se puede reflejar en estos campesinos y colonos que bien se pueden encontrar en otra etapa de pérdida de sus raíces. Si bien es idílico y difícil hallar en estos momentos al campesino bueno, noble, el "modelo ideal" del campesino colombiano en este Caquetá, también se debe tomar en cuenta que los procesos de desarraigo, de constante violencia y persecución física, económica, política y moral sobre ellos, ha hecho de estos hombres y mujeres seres introvertidos ante el foráneo.

Otro punto que hace que la vida agraria del caqueteño se conserve, es la constante vinculación con otras culturas, que aunque agrarias, constantemente se evidencian en aceptar algunas corrientes por encima de otras. Por ejemplo, y dada la relativa mayoría de colonos y campesinos del Huila y Tolima, es habitual que se celebren las festividades del San Pedro en el mes de Junio, incluyendo el Reinado Nacional del Bambuco y demás actividades propias de la región del "Tolima Grande" [Huila y Tolima]. El sociólogo De la Hoz se refiere al tema de la cultura en el Caquetá de la siguiente forma:

"En el Caquetá predominan las relaciones sociales y de producción sujetas a la posesión real o nominal del recurso tierra. No existen, salvo muy contadas excepciones, condiciones para el desarrollo de economía moderna, la cual en parte se identifica con el desarrollo industrial. Además, los desequilibrios en términos de ingresos y de las necesidades básicas no satisfechas son notorios entre la población urbana y la rural."[61]

Estos problemas que se hallan en la base de la explicación de la vida cotidiana, se profundizan cuando es el colono el que no solo invierte en su aventura diaria de la subsistencia, sino que debe pagar "los platos rotos" por todo el olvido histórico y social en que lo han sumergido. Las sonrisas siguen saliendo de bocas cada vez más cariadas o desdentadas, de rostros cadavéricos, con ropas sudorosas que hacen sentir que aquí el que pierde es el que se rinde. Continuemos leyendo a De la Hoz:

"…De esta manera, el colono pobre enfrenta al garete sus propias necesidades, las cuales en su mayor parte no puede satisfacer. También tiene que enfrentar la presión de la dinámica de la expansión del latifundio ganadero… las difíciles condiciones que veladamente le imponen las relaciones implícitas en el complejo sistema de producción y comercialización de la coca… Tiene que enfrentar a una guerrilla absorta en su economía de guerra… y aparte de esto debe enfrentar a una clase política dirigente ineficiente local y regionalmente." [62]

1.3. La frontera de colonización tardía. Colonos y campesinos

"La región amazónica es, así, desde el mismo periodo colonial, una auténtica zona de frontera en cuyos límites tienen presencia algunas fundaciones religiosas que procuran someter tribus indígenas raciales, en principio, dado su grado de desarrollo económico y social, al ordenamiento institucional que se establece mediante formas de trabajo como la Encomienda y la Mita. " [63]

Las diferentes etapas de colonización en el Caquetá, tienen que ver con los cuatro momentos definidos en el capítulo primero. En la zona del Bajo Caguán, estos llegan hacia la década de los 60"s. Esta zona está delimitada como una zona de reserva forestal, por lo cual se supone que no se puede habitar. Sin embargo, existen ocupaciones de facto que dan como resultado nuevas normas consuetudinarias en estas zonas de colonización.

La vereda es aquí, como en otras zonas rurales de Colombia la unidad básica de socialización y de cohesión social en lo rural[64]Luego de la llegada de los primeros pobladores, se inicia la etapa de asentamiento y dominio sobre el territorio. En el caso de Cartagena del Chairá, fue fundada en 1963, aunque hay relatos de travesías y posibles asentamientos anteriores a la señalada fecha.[65]

Dentro de las principales razones para su fundación se cuentan sus recursos compuestos por las riquezas del entorno, el refugio seguro para las familias que huían de la violencia, y las ganas de cultivar de muchas de sus gentes. Inicialmente se sembró arroz, maíz, yuca y plátano, según alguno de sus pobladores, todo giraba en torno a la explotación de la misma familia en el trabajo agrícola.

Es preciso hacer un alto en el camino para intentar describir cómo es un colono, y cómo es un campesino, según los relatos de sus moradores:

"Pues yo diría que un campesino es una persona del campo, que tiene una parcela, que la ha recibido en herencia o la ha comprado, tiene unas vacas, unas gallinas, unos cerdos, una escopeta, un perro, y un ánimo de trabajar, de organizar la parcela, de surtirla, de cultivarla pues, y un colono es el que llega con un hacha y un machete, porque yo llegué así, se entra en la selva, a recorrer selva, con la ambición de que en diez o veinte años, puede tener una finca."

Para que no haya lugar a dudas o a suspicacias, nuestra fuente aclara aún más este asunto:

…"Un campesino puede ser pobre, pero si ya llegó cuando otro ha abierto caminos, ha traído semilla de otra parte, es campesino pero ya no es colono. Por ejemplo, los que ya entraron a comprar una parcela, que nunca llegaron a explorar la selva, pues no son colonos, porque eso de explorar una montaña es pesado, uno se agota. En cambio, el que entra a una finca ya fundada, con algo que le ayude, ya puede explotar la finca" [66]

Según lo anterior, todo aquel nuevo migrante que pretenda llegar a donde no haya asentamiento anterior, tendrá que adentrarse en la selva para seguir siendo "pionero". Tanto es así que actualmente, según algunos colonos, los colonizadores están llegando al Amazonas mismo, y hasta a territorio brasileño. En algunas narraciones, como las transcritas al final de este estudio, se incluyen algunas reflexiones acerca de un cierto sentido de "satisfacción y fascinación" ante los demás, al momento de contar las experiencias; en estos momentos cada entrevistado busca afanosamente cómo contar anécdotas o experiencias cada vez más espeluznantes que a veces se confunden entre lo novelesco y lo real.

A propósito de lo anterior, al describir cada una de sus experiencias se necesitan no solo varios casetes, sino toda la imaginación del caso para entender a estos hombres y mujeres cargados de historias fascinantes. A este respecto, don Ezequiel comenta:

"Cuando uno llega a estas zonas, lo primero que busca es donde plantar su primer cambuchito, eso es facilito de hacerlo, en la selva lo encuentra todo… Claro que es que en paz todo es diferente. Por ejemplo, yo me acuerdo que cuando vinimos para acá, no pensábamos en nada más diferente a abrir una finquita, levantar unos bichitos pa" comer, y ver crecer a los sutes. Usted me comprende… Así que con mi mujer y mis tres sutes pues nos ubicamos por aquí. Sembramos luego el arroz con un pucho que me regalaron entrando al pueblo un amigo de la tierra mía, luego sembramos la yuquita…" [67]

Aunque no es motivo de este estudio, se puede entablar una comparación con la llegada de colombianos a otras zonas del país por la época de 1950-1960 – como en las zonas de Urabá, Magdalena Medio, zonas del Pacífico y el Catatumbo-. La última parte de la llegada a la zona de estudio se ha visto nutrida por la ambición de la coca, los dineros "fáciles", que data desde los 80´s hasta el momento de esta investigación. Un colono que ha llegado a la zona luego de esta época comenta:

"Yo me vine para acá aconsejado por unos amigos. Ellos ya habían venido desde 1970. Me dijeron que aquí se encontraba trabajo, plata por montones, buenas oportunidades. Los Rodríguez apenas estaban arrancando. Luego fue que se volvieron los grandes señores del negocio… Por aquí se veía mucha gente de todo el país negociando. Se podía llegar en avionetas, o cuando no había tantos problemas, entrábamos por el río, en unas canoas como lanchas con motores. Poco a poco me amañé, monté un negocito… y cuando llegaban las cosechas también salía a trabajar. No solo estábamos los de Cali. Había gente de Bogotá, de Medellín, de Pereira, y de otras ciudades, es que para qué, pero aquí se vivió muy bueno…" [68]

Este factor motivó entonces la llegada de esa última etapa de la colonización tardía, la de las ambiciones, la abundancia en manos de pocos, y la que ha traído altos brotes de violencia. En el aparte anterior se mostró cómo la vocación agrícola" lícita" ciertamente ha ido decayendo. La preponderancia ahora se ubica en sembrar lo que "es rentable", en este caso la ganadería o la coca [cuadro 5]. En el siguiente aparte se describe el impacto de la llegada de la coca, el cambio de referentes hacia la explotación agrícola, y sus inevitables consecuencias. Más que atender a las llamadas amarillistas y sensacionalistas, los seres humanos que de ella dependen son lo que cuenta.

Bien se puede realizar un cuadro explicativo de los principales momentos que ha pasado esta zona en la búsqueda de su inclusión en el mercado nacional, conservando el contexto de las diferentes colonizaciones. Tratándose de que esta monografía es un estudio descriptivo, se incluyen en cada casilla los hechos más relevantes que van a influir como sustrato o acicate al momento de análisis. Se toma como base la descripción a partir de uno de varios actores desencadenantes, una consiguiente respuesta; y si se presenta una acción colectiva, traducida en movilizaciones, protestas, se ubicará en la columna de la derecha:

CUADRO 6: PRINCIPALES MOMENTOS SOCIO-HISTÓRICOS EN EL POBLAMIENTO DEL CAQUETÁ. SIGLOS XVI -XX.

 

SIGLO

HECHOS Y ACONTECIMIENTOS.

ACTOR (es) DESENCADENANTE(S)

RESPUESTA DE LOS POBLADORES: COLONOS, CAMPESINOS E INDÍGENAS

ACCIONES COLECTIVAS Y MOVILIZACIONES

 

 

La Conquista

XVI-XVII

Jorge de Spira. Quien llega atraído por la leyenda del Dorado, pues supuestamente se hallaba en el "país de las Amazonas: Caquetá y territorios vecinos".

 

También llega Hernán Pérez, quien recorre los ríos Orteguaza y Caquetá.

 

 

En el siglo XVI, inicia la expedición hacia la cordillera Oriental, el 24 de Marzo de 1590 se funda Espíritu Santo del Caguán.

 

Reconocimiento cultural e inclusión en los mapas de la dominación de La Colonia.

 

Los pueblos indígenas Andaquíes se rebelan y prefieren el exterminio al sometimiento. En su honor es bautizado el poblado de Belén de los Andaquíes, al sur del actual Departamento

 

 

 

 

 

Guerras hacia los pueblos autóctonos, puesto que se ha llegado a un territorio ya ocupado por sus legítimos moradores.

 

 

 

XVII

Misiones religiosas 1635. Por el Valle de los Ríos Fragua y Orteguaza. "Colonización por la Iglesia".

Utilización de los pueblos indígenas a través de la religiosidad para fundar nuevos caceríos.

 

Se extingue la mayoría de las comunidades autóctonas

 

Dominación religiosa. Intento de apaciguamiento.

Desestabilización del orden social. Ruptura de la cultura autóctona. Resistencia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

XIX

1800: llegan las Misiones Franciscanas. Se declara el fracaso de la aventura de colonizar, evangelizar a estos "pueblos salvajes".

 

Dejan trazadas algunas líneas de penetración. Antesala de las carreteras.

El Estado republicano instituye la explotación de Quina y su tributo.

Ley 2 de 1845, de ordenamiento territorial caqueteño. Se habla por vez primera de los "Territorios Nacionales"

 

 

1846 llegan los Jesuitas a "someter, evangelizar y difundir" la cultura granadina por estas inhóspitas tierras del sur. 1850; expulsan a los Jesuitas. Guerras civiles

1874 se promueve oficialmente la colonización del Caquetá: Ley 53. 20 de junio. Mercados mundiales

Se dejan las bases para los futuros procesos de colonización y la llegada de los primeros colonos, aventureros.

 

Realmente son pocas las poblaciones, el territorio permanece marginado de la vida nacional.

Censo aproximado de 45.000 personas

 

 

 

 

Se conceden propiedades de 150 fanegadas, para los colonizadores

Llegan más quineros y los primeros caucheros, desplazando radicalmente a los pobladores indígenas.

Explotación de maderas.

Extractivismo, depredación y expoliación.

Declive de los pueblos indígenas. Ley de resguardos indígenas. Se inicia la era Republicana.

 

Algunos vienen a explotar la mano de obra de los indígenas en las primeras plantaciones de Quina

 

 

 

 

 

Orígenes de la explotación terrateniente.

Mano de obra esclava y cautiva.

 

Terror, desplazamiento y muerte de los nativos.

 

 

 

 

 

 

 

Continúa…

 

 

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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