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Menos megáfono, Más comunicación


Partes: 1, 2

  1. Desde la ventana
  2. Lecturas complementarias
  3. Comunicaciones

En el aire revoletean nuevas teorías comunicativas que nos empujan a un futuro muy parecido al pasado, es decir, nos sentimos más jóvenes, más hacedores que seguidores de caminos y claro, todo enriquecido con la feliz experiencia de no saber qué pasará. Así como la respiración le va cambiando al comunicador, la comunicación lo arrastra a nuevos escenarios. De pronto, lo único que nos queda por entender es que el perro viejo se cansa de ladrar.

"En el periodismo digital, la visión única va a desaparecer; se debe aceptar la existencia del pluralismo en las perspectivas".

Dan Gillmor

[1] GILLMOR, Dan. We the Media. Es el fundador y director del Center for Citizen Media.

Deje de decir y decir y empiece a escuchar. Están muy bien las radios evangelizadoras, sindicales, alternativas, comunitarias, comerciales o intermedias. Pero, estarían mejor las radios que paran de hablar y hablar y empiezan a escuchar. Si algo se ha democratizado hoy con el uso de las nuevas tecnologías es el derecho universal a escuchar.

Dicen que el tiempo trae la calma, pero jamás el olvido. Sin embargo, la nueva escena mediática nos obliga a olvidar, a dejar atrás las viejas formulas y justamente, son los "viejos comunicadores" los que más se resisten al cambio de sangre. Hoy resulta absurdo seguir de espaldas al nuevo sol. Al Mediactismo. A una comunicación "subversiva", a las propuestas que le dan la vuelta al mundo y marcan el paso para cambiar en medio del cambio.

Habrá que declarar la honda ignorancia. No resistirse y emprender el camino. Reconocer que el visitante está para siempre y altera la realidad. Que un nuevo mundo mediático está en casa. Migrar al Podcast. Al Shoutcast, los Blogs, nanoblogs, escrituras colaborativas como el Wiki. El "yo reporto", YouTube. Los "mashups", trackbacks, RSS y Wikinoticias, sólo entre otros "nuevos mundos" que devuelven la voz y pagan el empeño para que los ciudadanos puedan "hablar" con libertad, dejen de ser espectadores y sean sus propios actores y en ese mismo renglón, los comunicadores debemos ser alfabetizados sobre la nueva realidad. Jugárnosla con una propuesta atrevida en términos de la construcción de lo sonoro.

Entrar a esa nueva expresión de ciber-periodismo, periodismo común, de los ciudadanos o participante, imprime un componente necesariamente socializador sin más dueños que una computadora y una conexión a Internet.

Urge reconocer los cambios en el mundo y en los medios. Enseñar distinto, pero, primero aprender sobre eso qué es distinto. Los nuevos usos del lenguaje. Del signo. La no frontera. El Emirec. Las nuevas figuras comunicacionales: Un productor, un participante (no receptor). Un nuevo canal. Tres personas distintas y un mismo dios. La comunicación pura. Una verdadera comunicación que saque a los medios de la información para que al fin, se puedan llamar "medios de comunicación".

Las nuevas tecnologías plantean sus propias reglas de "usabilidad", comportamientos, gustos y disgustos para los nuevos roles que siempre son activos. ¿Pero, cómo incorporar esos usos a las expresiones mediáticas locales? Primero, involucrándose en esas "nuevas miradas", migrando hacia ellas y segundo, haciendo el camino. Poniendo la antena en el otro. Interactuando. Poniendo el acento en el otro como "mi mismo". Porque, de pronto, todo lo hecho ha quedado mal o, ya no se ajusta a la "nueva realidad".

Esos. Los "dueños" de las audiencias. Los que hablan de…amigos y amigas oyentes bienvenidos a este programa especial. O, hoy tenemos un invitado muy especial… O, bueno, eso ha sido todo por hoy, gracias por habernos soportado, en fin, todos. Los de los saludos repetitivos y las formulas del siglo pasado tenemos que ser re- alfabetizados.

Desde la ventana

Para escapar de la distancia tecnológica tenemos, como periodistas, que reconocer los cambios en el mundo y en los medios. Primero, debemos aceptar. Cambiar las viejas formulas. Y sobre todo, aceptar que no hay formulas. Mi primera sugerencia es tener un receptor muy cerca, para apagarlo. Para reaprender. Para dejar de hacer caso. Para dudar del experto del barrio que grita en la radio, el locutor de años, el amo de las audiencias, el "icono", el que habla sin parar y nunca dice nada. El que más que transmitir información, transmite vicios del oficio. Entonces, cambiar para no hacer caso al profesor. Para copiar lo que nunca copiamos: la originalidad.

En esta "pre –modernidad" el periodista se sienta a producir, a "usar las nuevas tecnologías", leer el mail, entrar al chat o tener un espacio de fotografías en Internet y con ello ¿se está sumergiendo en la nueva realidad mediática? No. Y lo que dice es lo que calla. ¡No estamos listos! Se le dice al procesador de texto "nueva tecnología". Se empieza a defender una verdad. La propia. Y la verdad, se abre el hueco del no saber. Por eso habrá que aclarar que no es una lucha entre espectadores y periodista o que el uno remplazará al otro. No, es más bien, una mezcla. Una ayuda. Menos megáfono, más comunicación. Dejar hablar.

Partes: 1, 2
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