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Chinos mambises desde el 68 al 78. 30 años en el Ejército Libertador de Cuba.

Partes: 1, 2

  1. Antecedentes imprescindibles
  2. La guerra necesaria
  3. Los chinos y el Zanjón
  4. 1879-1880 otra guerra
  5. La tregua fecunda
  6. A la manigua en el 95
  7. Después de 1901
  8. Conclusión casi necesaria
  9. Notas

Los chinos que combatieron por la independencia se ganaron la gratitud de los cubanos. Fieros en el combate, amistosos en la retaguardia, hermanos en la vida diaria.

Palabras clave: chinos, independencia, cuba, tradiciones.

Antecedentes imprescindibles

Las autoridades españolas recelaban de los chinos por los antecedentes de apalencados, cimarrones y rebeldes. No resultaron ser los sumisos y apacibles colonos que la Junta de Fomento había prometido. Hasta los mares conocían de sublevaciones y alborotos. Uno de los mas famosos y corajudos fue el patriota Kow Ka Sing, quien se dejó enganchar para después tomar el barco y convertirse en un Robín Hood de ojos rasgados, asaltó e incendió diversos buques cargados de chinos, liberando a muchos coterráneos de tan humillante e incierto futuro.

No siempre los chinos tomaron el camino de la insubordinación, era el sector de la población cubana que tenía una mayor incidencia de suicidios, superando a los negros africanos. El suicidio era otra forma de burlarse del esclavista y del látigo del mayoral. Las estadísticas del año 1859 reportan una frecuencia suicida de un chino de cada 162 habitantes y la de 1860 de uno de cada 225. Eso llevó a la isla a tener la mayor tasa mundial en la década que va del 1850 al 1860(1). El excepcional Gonzalo de Quesada al hacer alusión a este problema escribió:

"Desesperados se ahorcaban en los árboles, vestidos con sus mejores trajes; se lanzaban en los pozos, en los ríos; el suicidio ponía término a los martirios."(2)

En el colonialista Diario de la Marina era común encontrar estos anuncios de venta

"Un chino de 22 años, servicial a la mano, sano y sin tachas, sin lugar a redivitoria, en 550$ libres para el vendedor: calle de la Concordia No 65" (3)

"Se vende un chino de 11 años de edad, propio para el servicio doméstico, para page y para cuanto quieran aplicarlo: impondrán calle de Escobar N 25" (4)

A veces reflejaban otras características:

VENTA DE NEGROS

"Una china de 21 años, regular lavandera, planchadora y cocinera, muy humilde y cariñosa, en 650$ libres para el vendedor, sana y sin tachas pero no se responde por ausentarse su dueño; calle de Acosta n 91" (5)

Bien lo dijo Gonzalo de Quesada

"A medida que el chino se alejaba de su tierra, lo trataban mas como esclavo que como hombre libre"(6)

aunque tratando de preservar su vida no por consideraciones humanas sino porque a menos mercancía menores ganancias y por la natural inclinación de los chinos al aseo, conjuntamente con el rapado, daban la imagen de un conjunto limpio y contento. Esta visión unida a la propaganda colonial hacía creer que el chino era un ser sumiso y apacible, laborioso, callado y obediente según declaraba la Real Orden del 3 de julio de 1847.

La guerra necesaria

La situación del chino "contratado" mostraba que éste había (sobre)vivido bajo las mismas condiciones de servidumbre que los negros traídos de Africa como esclavos: padecía como uno de los sectores mas maltratados por el sistema colonial. A pesar de la intención de no mezclar a los asiáticos con los llamados de color, desde el primer momento se habían identificado y no pocas veces el monte los cobijó por igual. No es de asombrar, entonces, que desde el primer momento, en el ya lejano año de 1868, los chinos se sumaran a las huestes patrióticas del naciente Ejercito Libertador. El 10 de Octubre, al tañer de la campana del Ingenio "La Demajagua", chinos, criollos y negros abrazaron la causa cubana por ser la causa de los explotados y oprimidos.

En el manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, redactado y suscrito por Carlos Manuel de Céspedes, se dirigía a los cubanos todos y al resto del mundo un mensaje de libertad e igualdad, cualidad que caracterizaría toda la contienda:

"Nosotros consagramos estos dos venerables principios: nosotros creemos que todos los hombres somos iguales, (…) deseamos la emancipación, gradual y bajo indemnización, de la esclavitud, (…) constituyéndonos en nación independiente, porque así cumple a la grandeza de nuestros futuros destinos, y porque estamos seguros de que bajo el cetro de España nunca gozaremos del franco ejercicio de nuestros derechos." (7)

Se hacía de este modo profesión de fe: todos los hombres son iguales. Se franqueaba el paso a los negros y a los chinos para su integración plena a la lucha y a la naciente sociedad libre cubana, al tiempo que se garantizaba reclutar adeptos y fortalecer el triunfo de las armas de la Revolución. Estas premisas provocaron una natural reacción en la población asiática de la Isla, consecuentes con el espíritu de rebeldía y ansias de igualdades sociales, su incorporación no se hizo esperar.

Las autoridades coloniales sospecharon que los chinos se irían a la manigua y por eso ordenan a los capitanes y tenientes de partido, a los rancheadores y cabos de ronda, que registraran a todas las cuadrillas de chinos, pero ni esa medida pudo detener el alistamiento espontáneo, los que

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