1 «Cuando los oprimidos, los pisoteados, los violentados se dicen, movidos por la astucia vengativa, propia de la impotencia: “¡Seamos distintos de los malvados, es decir, seamos buenos! Sabemos que «bueno» es el que no violenta, el que no ofende a nadie, el que no ataca, el que no salda cuentas Exige poco de la vida, lo mismo que nosotros los pacientes, los humildes, los justos»; esto significa: “Nosotros los débiles somos desde luego débiles; conviene que no hagamos nada para lo cual no somos bastante fuertes” Pero esta amarga realidad de los hechos, esta inteligencia de ínfimo rango, poseída incluso por los insectos
2 (Los cuales, cuando el peligro es grande, se fingen muertos para no hacer nada “de más”) Esa amarga realidad es el arte de la falsificación De la auto-mendacidad, propia de la impotencia, con el esplendor de la virtud re-anunciadora, callada Como si la debilidad misma del débil, su esencia, su indeleble realidad, fuese un logro querido, una acción, un mérito Por un instinto de auto-conservación, de autoafirmación, esa especie de hombre necesita creer en el “sujeto” indiferente, libre para elegir Este sujeto ha sido el mejor dogma en la Tierra Lo ha sido porque a toda la muchedumbre de los mortales, a los débiles y oprimidos de toda índole, les permitía el sublime autoengaño
3 El de interpretar la debilidad misma como libertad Interpretar su ser-así-y-así como mérito. (De «La Genealogía de la Moral») **** Tu hombre «bueno» tal como lo describes, no es un ser, más bien, es un simple «existir»; no interactúa con nadie; está ahí, pero no es Está aislado, no forma parte de un grupo, de un Nosotros No tiene un Nosotros Una parte del «hombre bueno» que tu perfilas, Nietzsche, es el sujeto marginado, el que aún no tiene conciencia de que es Es el Ente Obsesivo; no puede concebir iniciativas ni producir acción de cambio colectivo, debido a que es ignorado por el resto de la sociedad
4 Es el Ente que Existe In-expresado La Otredad es el Ser Antagónico, el Ser que lo oprime y lo ignora El Ente In-expresado no tiene conciencia de que posee una voluntad No siente que tiene que ser lo que debe ser por su Voluntad de Ser El estar-estando, el ente-en-sí existe, pero no puede expresarse como Ser, porque es víctima del hambre; la peor de las torturas colectivas Hambre que lo carcome todos los días, permanentemente; todas sus ansias están orientadas a lograr su anhelo primero: comer Es por eso que está siempre falto de energías para intentar una revisión de su yo interno en busca de opciones; intuye que no tiene ninguna Él conforma la pobreza de todos los países
5 Mi idioma, el Español, me permite mostrarte una idea de la condición del estar-estando; el que no llega aún a la condición de ser-siendo El gerundio implica una acción en pleno proceso, una acción siempre activa; Juan está jugando, Roxana llega a su casa corriendo Sin embargo, decir que se envía un paquete “conteniendo” algo, no tiene ese sentido, puesto que «conteniendo» no acciona sobre el medio La referencia a un paquete “conteniendo” algo es una referencia falsa, pues ese algo está pero no es; no acciona activamente Ésa es la condición del ente-en-sí; la del ente In-expresado; la del que está, pero no “es” en la Sociedad en la que habita Ése, al que tú, con gran desaire, llamas «el Hombre bueno» es el débil Es el ente-en-sí al cual el Hombre fuerte no puede dejar desamparado
6 Es el herido en el campo de batalla, al que no podemos abandonar Dices que «esa especie de hombre necesita creer en el sujeto indiferente, libre para elegir» El ente-en-sí no tiene opciones para elegir Toma lo que las circunstancias le ofrecen Lo toma sin preguntar, sin agradecer; es que no tiene conciencia de que es un recipiente de un acto de solidaridad; nunca la ha conocido No tiene conciencia de nada Mucho menos tendrá la conciencia de ser libre «para elegir» Para darte una idea, Nietzsche, de la condición a la que el hambre lo reduce, voy a reproducir un relato para ti
7 El Alba de la Noche Los misterios de la inteligencia son insensibles y traviesos. Consisten, principalmente, en seguir siendo misterios envueltos en sábanas obscuras. Recuerdo, queridas amigas, cómo vivía entonces mi familia. Su serena felicidad se autogeneraba, hasta volver negativamente utópica cualquier intento reversible; serena, pero de ningún modo inocua. Tenía la sustancia de un cariño entreverado en los poros y la mente de todos los componentes. Tal vez ustedes me permitan un perfil de inventario.
8 Dos pequeños, cuyo único defecto era no tener ninguno a los ojos de nosotros, sus padres Una esposa, yo, que había hecho de su hogar su mundo. Un marido que traía el mundo a la casa. Era una familia donde yo me consideraba la Ultima Mujer Cada uno lo tenía todo de los demás; eran cuatro decisiones en una para pedirle al universo ser sus aliados. Claro que había manchas pardas en la acuarela iluminada, manchas que se ruborizaban, sin embargo, muy pronto. Las jornadas transcurrían en un movimiento polidimensional para transformarse en la continuidad de una sola.
9 El día en que los pequeños tuvieran que irse, para arrancar a sus propios destinos los designios del futuro, estaba aún muy lejos. La antítesis de la gran jornada no había tomado forma, ni aun en un hilo de pensamiento. Después de cada día había reunión general para intercambio de vivencias escuelinas, domésticas y oficinescas. Eran quince minutos: por aquel entonces no se necesitaba mucho tiempo para terminar lo que las esposas servíamos en la mesa. Después, cada uno a sus actividades particulares, desde un juego de puntería a monstruos plásticos hasta la programación del nuevo día. Él entraba a su escritorio
10 Le sacaba horas a la noche y pedazos al sueño para escribir Novela, cuento, ensayo, filosofía, ciencias sociales… se auto-convocaban ante la gran convocatoria nocturna. Se leía y escribía en un solo acto vital De esas noches han surgido trozos de pensamiento que ahora orbitan el planeta, cultivando con sus gotas particulares la gran mies de la obra universal Cada cuento, cada poema, cada capítulo terminado era leído para mí; la crítica daba la forma final y el consenso dual le otorgaba el nacimiento. Eran noches intensas por la Intuición que quiere el encuentro con el Estado Esencial del Ser de la Voluntad y el Ser que se muestra juguetón.
11 De pronto, los triunfos empezaron a llegar. Primero en ecos pálidos y dubitativos, los que después devinieron, paulatinamente, tumultuosos y avasalladores. La opinión pública habló de él; los países hablaron de las obras. Los idiomas, de los poemas. Se amontonaron las conferencias, distinciones, declaraciones eméritas, los viajes, los contratos…. y los vinos de honor. No era que antes no bebiera. Sí que lo hacía, en algunos sábados siempre bien venidos. Pero poco a poco una copa empezó a reclamar otra copa, con poder mandatorio; la siguiente botella se imbricaba con la anterior.
12 La noche arrancaba grandes jirones al día para satisfacer la terrible urgencia: cada noche, cada día, cada noche-día. El alcohol puso en acto algún desarreglo mental que ya parecía haber tenido en potencia, pero que debía que ser activado por algo, ese algo fue el alcohol. Vanos fueron todos los intentos y el abandono vino. Extraviado el amor, había que salvar a los niños. Había que salvar el recuerdo que de él conservarían los futuros hombres. Abandonado, se asiló en abandono tras abandono; se auto-dejó Una benévola demencia astilló sus recuerdos. Desde entonces la calle fue su refugio Pero la noche continuó siendo su aliada Juntos caminaron en un tríptico horroroso de calle-noche-abandono
13 Tríptico que se extendía como una estela oscura en el pavimento. La degradación completó su ciclo La vergüenza murió de vergüenza La denigración palideció, cuando la ignominia extendió la mano. Cuando lo reconocí, no podía creerlo: era él y, claro, no era él. ¡Cómo cambia el rostro cuando cambia el alma! El cabello espantado quería irse a flechazos; la frente se cubrió de grasa; las orejas fueron viperinas. Las caídas y abultadas mejillas hablaron en nombre del bobo. A la par que los labios viscosos viscoseaban con la saliva flemosa, la que hacía fango en la broza barbada.
14 ¡Y sus ojos!: Muertos Muertos para él, para el mundo Ojos larvados, neutros; ojos fisiológicos. Cámaras ópticas que cumplían con el deber de avisar donde pisar con la fuerza de la Intuición automatizada. En mimetizados crepúsculos, la mano tendida, ansiosa y temblorosa, se encontraba con el pavor subconsciente de hallar el nuevo día: El alba de la noche. No sintió quemazones ni heladuras en las monedas que deposité en su mano alargada, las que leprosearon su palma.
15 Fue en uno de esos amaneceres crepusculares que lo encontré otra vez: el me vio, yo lo miré: los ojos fisiológicos percibieron el objeto por la luz. La mano se extendió temblorosa y entusiasta ante la figura delineada en su crepúsculo. La confianza en una moneda generosa fue intuitiva. Pero la ausencia de dolor en ambos fue diferente. En él, por la capacidad perdida de reconocer; en mí, por la cauterización catártica lograda a lágrima viva, plena de voluntad La moneda sí fue generosa. Pasaron varios encuentros unilaterales, en los cuales yo era la única que sabía que tenía conciencia de ellos.
16 Una vez llevé a los pequeños (ya no tan pequeños) Tampoco hubo dolor El no-reconocer fue mutuo. Hubo dos monedas más. Nos alejamos; los ojos fisiológicos nos vieron perdernos con una mirada perdida en una astilla de sus recuerdos… Los misterios de la inteligencia son negros y el misterio con que el destino juega con nosotros, siendo misterio, es cruel, muy cruel. Lo único que me consuela algo es saber que él no sufre. Sólo pido que nunca se entere que yo lo hago por los dos.
17 Hermano Nietzsche, como te llamó el Hombre, cuando me encomendó entregarte su mensaje Lo que el alcohol hizo con el personaje del relato, el hambre lo hace con miles de millones de personas en el mundo Los convierte en entes-en-sí En entes que están pero que no son; que existen pero que no llegan al Ser ¿Y tú quieres librar una batalla heroica en contra de ellos? ¿Qué de heroica puede tener una masacre que mata a quienes mueren sin saber, por lo menos, el por qué están muriendo? ¿Qué clase de Superhombre sería el que ordenara a sus hordas la aniqui-lación de quienes no pueden defenderse?
18 ¿Recuerdas al fantoche que se hacía llamar «Duce» en la Italia de la Segunda Guerra Mundial? Ese ente, parodia de hombre, para demostrar su «heroísmo» declaró la guerra al país más pobre del plante, a Etiopía, para luego expoliarlo Las masas recibieron «el triunfo» como sus ancestros, los Romanos, recibían a los Césares, cuando volvían de una batalla con rivales dignos El rival debe ser un verdadero rival; alguien de quien sentirse orgulloso de tenerlo como tal, de quien sentir que es un triunfo verdadero el vencerlo Pero tú quieres seguir el ejemplo del Duce y hacer que tu Superhombre escoja como rivales a los que no tienen energías ni siquiera para vivir ¡Vamos Nietzsche! Ése no es el espíritu de Zaratustra
19 ¡Vamos Nietzsche! Escoge un rival de la talla de tu Superhombre Que los cañones respondan a los cañones Que las bombas crucen sus estelas en el escenario azul Que el pum-pum del fusil reciba el ra-ta-ta-ta de la ametralladora Tú, Heidegger y yo quedamos ya en que la Voluntad de Poder es la elevación de la esencia del ente a la calidad del Ser Superior El Ser Superior escoge como rivales a quienes abusan de los débiles El Ser Superior es fuerte, por eso lucha contra los fuertes El Ser Superior tiene una misión compartida con el Sabio El Sabio debe mostrar al débil el camino de su realización El Fuerte debe protegerlo en su peregrinación hacia la meta
20 Acuérdate del mensaje que el Hombre te envío a través mío: si siendo sabios no enseñan y siendo fuertes no protegen, no son ni sabios ni fuertes No son, Nietzsche, ni siquiera hombres La Nueva Moral no descansa en la lucha contra los débiles La Nueva Moral es el Imperativo Kategórico de luchar contra la hipocresía, no contra la debilidad que el hambre produce y hace entes de los seres La Nueva Moral es el Imperativo Kategórico de dar al débil la oportunidad de escoger entre opciones Recuerda las palabras del Hombre antes de que la tortura terminara con su vida; Hermano Nietzsche: te invoco Ahora, Nietzsche, te invoco YO en nombre de él.