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Religión y turismo en la dinámica del socialismo cubano


Partes: 1, 2

    1. La religión en el mundo globalizado actual
    2. Un enfoque sociopolítico del turismo y la religión en Cuba
    3. Religión, turismo y agresión político- ideológica contra Cuba

    El estudio de los elementos que giran alrededor de la relación socialismo y religión en Cuba nos ayuda a profundizar en ideas que podemos considerar como importantes aportes de la Revolución Cubana en la acción de clarificar, aún más, la proyección de la Revolución hacia la religión, que si bien ha estado matizada por diferentes coyunturas, refleja la continuidad histórica de una línea invariable de principios que los enemigos de la Revolución hacen todo lo posible por tergiversar.

    Sobre esta propuesta se aborda el análisis partiendo de ubicarlo, ante todo, en el proceso histórico cubano y sus ideales de justicia con bases en el legado del pensamiento revolucionario, sin dejar de tener en cuenta los procesos de internacionalización en fenómenos como la religión que impactan también en su relación con el turismo.

    La religión en el mundo globalizado actual

    La globalización es un conjunto de procesos que se conjugan entre sí y, partiendo de la interconexión de las economías nacionales sobre la base del espectacular desarrollo de las comunicaciones, abarca también la cultura y la religión.

    En contra de las ideas difundidas en occidente, desde la Ilustración del siglo XVIII hasta el racionalismo del XX, que plantean cómo el desarrollo científico-técnico acompañaría la secularización de la sociedad en el sentido de una cada vez menor presencia de la religión, hoy, en la era de Internet, una ola religiosa inunda al mundo.

    Este reavivamiento religioso aparece con una búsqueda de formas novedosas, las religiones históricas institucionalizadas no dan respuestas a las necesidades, insatisfacciones e inseguridades que vive hoy la mayoría de la población mundial. Estas "nuevas" expresiones religiosas distan de lo comúnmente practicado en el mundo occidental y se acercan a formas orientalistas o de origen africano, invaden áreas de la religiosidad con propuestas menos formales y alejadas de complejidades institucionales.

    Esta tendencia muestra una extensa heterogeneidad de manifestaciones donde aparecen los llamados Nuevos Movimientos Religiosos, el neopentecostalismo, grupos carismáticos, de origen africano, orientalistas, el New Age o Nueva Era, sectas apocalípticas, y formas espiritistas.

    Gran cantidad de nuevos grupos religiosos han surgido en estos últimos 25 años o se han reactivado, como los Niños de Dios, Hare Krishna, Luz Divina, Verdad Suprema, Iglesias de la Cienciología y otros que suman miles.

    Dentro de los Nuevos Movimientos Religiosos existen cientos de organizaciones religiosas que han sido premeditadamente organizadas con fines políticos, manifestadas en formas emocionales fuertes. Son portadoras de mensajes evasivos con el objetivo de descomprometer a las masas en la lucha por reivindicaciones sociales y dividir a movimientos religiosos progresistas. En el escenario religioso de América Latina ha sido este uno de los factores que ha incidido en la dinámica de sus transformaciones. La región ha sido invadida por estas "sectas" enajenantes con pretensiones hegemónicas. (Castro 1999: 5; Ramírez Calzadilla, 2000:66)

    Esta invasión, apoyada por canales como el turismo y los medios de comunicación masivos, significa, además, una amenaza para la identidad cultural de estos pueblos al estar programados para la creación de dependencias foráneas.

    En la crisis del capitalismo moderno se propagan además ideas religiosas retrógradas como las de la Teología de la Prosperidad, la que se traduce en concepciones de un evangelio que sacraliza la riqueza material y en la idea de la preferencia de Dios por los ricos. Aparece como un movimiento transversal que cubre un amplio espectro de iglesias disímiles dentro del catolicismo romano, el anglicanismo, el movimiento neopentecostal, y el luteranismo; con recursos que les posibilitan ser dueños de universidades, seminarios y medios de comunicación.

    Por otra parte, los fundamentalismos han renacido con una agresividad alarmante; su accionar impone una misión de apego estricto a los textos sagrados que se traduce en un activismo extremo que persigue restaurar un orden establecido por la divinidad y una ética reducida a la obediencia divina.

    Dicho fundamentalismo extremo aparece hoy día en grupos de todas las religiones universales como se ha visto en bramanes de la India, budistas en Sri Lanka, sionistas en Israel y cristianos, tanto católicos como protestantes, en la extrema derecha de los Estados Unidos.

    Dentro de esta contradictoriedad religiosa emergen grupos religiosos que se proyectan como movimientos sociales, multiplicados -sobre todo- en los primeros cinco años del siglo XXI, por reivindicación de sus derechos y que muestran la deslegitimación del sistema capitalista. En América Latina pueden encontrase asociados al renacer de religiones precolombinas y de origen africano.

    Estas manifestaciones han desempeñado un papel de reacción ante las problemáticas del mundo de hoy que van desde la resistencia al neoliberalismo y defensa de la identidad hasta los impactos medioambientales.

    Como vemos, existen diferentes referencias de lo religioso en un mundo globalizado, ante el cual se nos ofrecen dos caminos definitivos en este nuevo milenio: el camino de la autodestrucción o el de constituirse en una sola familia humana. Si se opta por el humanismo y pensamos con optimismo martiano, coincidiendo en que el hombre es capaz de salvarse de sí mismo, estaremos en condiciones de escoger el camino que conduce hacia la familia planetaria.

    Dan fe para mantener este optimismo el accionar por recobrar valores y demandas éticas desde posiciones religiosas y no religiosas. Los estudios de las ciencias sociales, económicas, políticas y socioculturales que confluyen en el mejor desenvolvimiento de la actividad turística tienen un papel significativo en esta urgencia.

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