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La honestidad y la honradez en el pensamiento de Rómulo Betancourt


Partes: 1, 2

    1. Preliminar: Aproximación a una acepción de "ETICA"
    2. Betancourt: su ética y su valor
    3. Algunas notas y comentarios sobre la honestidad y honradez de Rómulo Betancourt
    4. Notas bibliográficas y documentales

    Introducción

    Preparar unas líneas sobre uno de los tantos aspectos de un personaje cuya vida y obra no sólo ha resultado trascendental para la historia contemporánea de Venezuela sino de América Latina no resulta nada fácil, sobre todo, cuando quien esto escribe apenas recién comienza a adentrarse en ella. Para mí ha sido motivo de satisfacción y de entusiasmo poder participar en la celebración de los noventa años del natalicio de un líder tan indiscutible en la vida política venezolana, preparada por la "Fundación Rómulo Betancourt", presidida por el Dr. Simón Alberto Consalvi, destacado hombre de las letras, de las humanidades y de la diplomacia nacional.

    En las páginas siguientes, el lector podrá encontrarse con la presencia de los conceptos de "Etica", "Honestidad" y "Honradez" en el pensamiento político y humanístico del personaje, expresados fundamentalmente en su obra del Gobierno Constitucional que presidió entre los años de 1.959 y 1.964 a través de sus documentos recopilados en su obra "La Revolución Democrática en Venezuela" (1). Lógicamente, otros autores han tratado este interesante aspecto en la vida de Rómulo Betancourt, destacándose sin duda, la obra publicada por el Dr. Eduardo Morales Gil, titulada: "La lección Etica de Rómulo Betancourt" (2) y la cual también he considerado.

    Ahora bien, para dar inicio a este trabajo comenzaré por clarificar la definición de lo que se entiende por "Etica", "Honestidad" y "Honradez", así, se establecerá ab-inicio, una guía en el tratamiento de tales conceptos. En la primera parte del ensayo me aproximo a una elaboración de varios parámetros que están perfectamente relacionados con el contenido de la acepción "Etica" y en los cuales voy clasificando los títulos preseleccionados que guardan relación con este término. Ello me ha permitido establecer un orden de estudio y de crear una metodología sencilla para observar la exaltación de los valores éticos que se derivan de los innumerables documentos, discursos y alocuciones de Rómulo Betancourt en el período de Gobierno en cuestión. Para él, los valores éticos y morales en la vida de las personas siempre constituyó algo primordial, y los parámetros propuestos no son otra cosa que la "valorización" que él hacia de los aspectos en que un gobernante debe hacer énfasis en su "pensamiento y acción". Su coherencia entre lo que pensaba y decía, fue sin duda su mejor ejemplo de ética y de honestidad que le permitió ejercer el liderazgo indiscutible en su época. No puede eregirse en líder de nada y de nadie, quien no guarde estrecha relación entre lo que pregona y lo que efectivamente hace; es más, el principio de la demagogia deviene de la no relación de estos términos, y ello constituye la máxima aberración y degeneración del régimen democrático como sistema de gobierno.

    A través de la precisión de los conceptos de "Honestidad" y de "Honradez", analizo, ya en la segunda parte de este trabajo, la posición de Rómulo Betancourt en cuanto a su lucha contra la corrupción administrativa y por supuesto, hago una interpretación de sus conductas que permiten el reforzamiento del concepto de "honradez", considerada ella como un concepto mucho más restringido y de menor alcance que el de "honestidad". Estos dos conceptos se refieren a niveles distintos, y siguiendo a Juan Manuel Mayorca (3), puede afirmarse que "aquella (la honradez) se basa en acciones y ésta (la honestidad) llega mucho más allá: su campo también es el de las omisiones y su materia es bastante más amplia que el manejo de unos cuantos billetes. Por ello, me atrevo a asegurar que probablemente Venezuela haya tenido y tiene en las principales posiciones de dirección del Estado, a muchos dirigentes honrados pero lamentablemente, con altos niveles de deshonestidad a la luz de esta concepción. Y mucho se ha hablado de ello en las tres últimas administraciones que ha sufrido Venezuela.

    El tema de la corrupción ha llegado ha ser incluso, parte importantísima del discurso diplomático de nuestra cancillería y también, ha representado el aumento de la burocracia dentro del Poder Ejecutivo Nacional con la creación de figuras especiales pero que no tienen más que buenas intenciones. Pienso que todo ello lo que alimenta es el mito y el tabú que impide enfrentar seriamente al fenómeno de la corrupción administrativa dada en el manejo de la cosa pública. En ello, Rómulo Betancourt ciertamente fue muy decidido y determinante; él nunca dejó en un segundo plano, su rol de líder luchador contra la corrupción. Prueba de ello la podemos apreciar en su conducta pública cuando ejerciendo sus derechos como ciudadano y dando el ejemplo como Presidente de la República solicita ante el Fiscal General de la República la apertura de una investigación sobre unos hechos que fueron denunciados por un ciudadano en el Diario El Mundo del 09 de abril de 1.962. Se hizo la investigación y los tribunales penales concluyeron que las declaraciones que ponían en tela de juicio la pulcritud de su gobierno eran absolutamente falsas. Posteriormente, Betancourt se abstuvo de ejercer la acción penal contra el falso denunciante dada la edad avanzada del mismo, y porque además, para él lo más importante era sin duda, el ánimo de esclarecer estas falsas imputaciones.

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