En cada profesión la individualidad de una persona puede ser expresada a través de la elección de un estilo de ropa, mobiliario de su oficina o el lugar a donde invita a comer a sus clientes, lo cual configura su personalidad profesional. Su persona le hace plausible en el rol social que está interpretando.
El problema comienza cuando la personalidad nos toma de tal manera que olvidamos "cambiarnos el vestido"y nos comportamos con nuestra familia del mismo modo que en nuestro trabajo, pues la atmósfera de la casa se verá enrarecida por sentimientos de fría alienación.
Cada rol que cumplimos debe de ir acompañado por una determinada personalidad, por ejemplo el ser padre, madre, esposa, esposo, hijo, etc.., cada una de las cuales deben ser especiales y no automáticas, hay que ser relativamente consciente de las expectativas emocionales de los demás.
Un caso clásico de lo que puede pasarnos al convertirnos en una persona mecánica es lo que le ocurrió a Norma Jean Baker cuando la máscara de Marilyn Monroe la cubrió de pies a cabeza; atrapada en su papel de diosa del amor, ésta derrotó a su propia individualidad.
Si la conciencia está bien equilibrada dispone siempre de una personalidad capaz de adaptarse a los requerimientos del momento; es decir cambiarla por otra más adecuada cuando sea necesario. A Norma Jean no se le permitió ser nada más que Marilyn y estas situaciones solo pueden llevar a la catástrofe.
Lamentablemente esta historia suele repetirse muchas veces; por lo que debemos aprender a ser nosotros mismos, una tarea que muchas veces implica una confrontación social, capaz de abrir la conciencia de otra persona sin mencionar la propia.
Una persona saludable expresa tres factores básicos: primero debe expresar la verdadera individualidad y unicidad del sujeto, no las formas imaginadas o construidas.
Cada uno de nosotros sabe en lo profundo quién es realmente; así es como reflejaremos mejor los roles que tenemos que actuar en la vida y todas las facetas de nuestras multidimensionales personalidades.
Debemos hacer que el propio Sí Mismo sea verdadero, un buen consejo que si lo seguimos nos llevará a mantener una buena salud síquica.
Segundo, nuestra unicidad debe adaptarse a una forma moderada de convencionalidad consciente, es decir debemos seguir las demandas de la sociedad sin perder nuestra individualidad.
Tercero, la dignidad humana es en largo y ancho el producto de una expresión espontánea natural de quien intrínsicamente somos.
La manifestación más clara de nuestros esfuerzos por adaptarnos a los diferentes "deberíamos" es el apego a funcionar por medio de "roles", como los actores desempeñamos un determinado papel para cumplir con el libreto que nos proporcionaron o proporcionamos.
El problema radica en que con el tiempo de representar un determinado papel perdemos la facultad de distinguir entre quiénes somos y quiénes representamos ser.
El rol que representamos en un momento no fue fijado por nosotros sino por la aprobación ajena; de adultos sí es nuestra elección y seguimos buscando tener el mismo resultado: la aceptación por parte de la sociedad; aunque esto muchas veces nos produzca el "rechazo" hacia nosotros mismos pues somos conscientes de que "algo nos falta" y es la sinceridad que nos debemos pues muchas veces nos vemos obligados a aceptar situaciones con las cuales no estamos de acuerdo pero no nos animamos a decir "NO" por miedo al rechazo y a ser juzgados por quienes nos rodean; o que nos califiquen de "locos", "extraños" u otros apelativos a los que nos hacemos acreedores cuando no pensamos –y en consecuencia actuamos- diferente que los demás.
De acuerdo al modelo mental que tengamos "creado" para el rol es como lo vamos a desempeñar, esto nos lleva a formarnos diferentes máscaras que nos desunen en nuestro interior y se vuelven cada vez más rígidas.
La mayoría de las veces es tal la confusión que tenemos para representar cada rol que nos vemos impedidos de cumplirlos. Cada rol tiene sus responsabilidades y su rigidez la cual trae aparejada una gran resistencia al cambio y al crecimiento interior.
Nuestro concepto del mundo es tan cerrado que no nos permite ver la realidad de quiénes somos y como es el mundo que nos rodea.
Debemos hacer pues un auto-examen de conciencia para poder distinguir que conceptos son provenientes de nuestro ser real y cuales fueron introyectados por los mensajes que recibimos.
Para poder realizar esta ardua tarea de autoconocimiento los seres humanos contamos con una herramienta fundamental que es nuestra mente, debemos aprender a utilizarla de forma correcta y esto lo logramos poniendo atención a nuestros pensamientos diarios, observándolos como si fuera una película que pasa por delante de nuestros ojos y con total objetividad.
A lo largo del día tenemos miles de pensamientos la mayoría a nivel inconsciente –no los vemos en nuestra mente pero sentimos sus efectos pues pueden hacernos sentir realmente muy mal-. Debemos poner atención a cada pensamiento que nos viene a la cabeza y si es posible anotarlo, lo cual nos va a ser muy útil a la hora de estudiarlos, si los anotamos a lo largo de uno o varios días y luego los leemos veremos que la mayoría se repiten una y otra vez y que ni siquiera tienen que ver con el momento presente sino que son o recuerdos del pasado (muchas veces distorsionados) o preocupaciones por nuestro futuro.
Toda nuestra vida gira en torno a estos pensamientos y todo pensamiento consciente que se repite se convierte en una creencia.
Dado que cumplimos con nuestros roles basados en nuestras creencias el estudio de nuestro pensamiento nos ayuda a darnos cuenta de que muchas veces "nuestras creencias" no son tan siquiera eso: nuestras, sino que son una recopilación de viejos paradigmas de la sociedad que hemos ido asimilando del mundo que nos rodea sin detenernos a pensar si son erróneos o no.
Un ejemplo puede ser nuestro rol de padres, nos enseñaron y hemos visto en la sociedad en general que " un padre siempre sabe lo que es mejor para su hijo" y pretendemos que nuestros hijos crean lo mismo y nos obedezcan ciegamente como hicimos nosotros sin detenernos a pensar siquiera que nuestros padres muchas veces no supieron lo que era mejor para ellos mismos menos podían saberlo para otro ser.
Es en este sentido que un detenido y exhaustivo examen de nuestro pensamiento nos puede ser de gran utilidad para hacernos tomar conciencia de cuales son nuestras verdaderas creencias y cuales son proyecciones de pensamientos de una sociedad hoy por hoy obsoleta. De esta forma podemos comenzar a cumplir con nuestros roles desde nuestra propia individualidad y bajo nuestras verdaderas creencias aunque el coste social muchas veces sea grande en el sentido de que debamos dejar de pertenecer a un determinado grupo que ya no concuerda con nuestro modo de vivir pues toda persona lógica y coherente vive de acuerdo a lo que piensa.
Cuando comenzamos a tomar conciencia de quienes y como somos realmente y nos aceptamos tal cual nuestro entorno comienza a cambiar, nos damos cuenta entonces que la aceptación de los demás hacia nosotros tiene su origen en nuestra propia aceptación y que el único rol que debemos cumplir es el de realizar nuestro propio Ser y así podremos lograr una convivencia con los demás y con nosotros mismos basados en el respeto y la comprensión mutua.
Actualmente se han producido cambios en la sociedad que la ha hecho evolucionar y van quedando atrás viejos paradigmas que la tuvieron sumergida durante cientos de años en una especie de "oscurantismo" que por largo tiempo detuvo su evolución.
La mayoría de los roles que hoy cumplimos son vestigios de esa época oscura.
Cuando en la antigüedad el hombre comenzó a pensar y a cuestionarse quien es y porqué está aquí formó conceptos en su mente que a lo largo del tiempo definirían su personalidad y creó un entorno basado en roles a desempeñar.
Afortunadamente hoy hemos logrado evolucionar individual y socialmente hasta el punto de aceptar que muchos de nuestros roles pueden ser desempeñados sin afectar nuestro verdadero Ser Interior y que si bien todavía nos falta mucho por recorrer en el camino de la evolución hemos logrado aceptar a las demás personas tal cual son como pasa con la homosexualidad por ejemplo, algo tan repudiado y ocultado en el pasado y hoy logramos asimilarlo.
Lo mismo podemos decir de los roles de cada género, en una época el hombre era el que debía salir a trabajar para traer el sustento a su hogar cumpliendo el rol de "proveedor" lo cual le daba poder absoluto sobre la vida de su familia, en cambio la mujer debía de encargarse de los quehaceres domésticos y la crianza de los hijos dejando de lado sus propias aspiraciones y debiendo obediencia ciega a su esposo.
Hoy en día y debido a una crisis económica la mujer puede cumplir el mismo rol que el hombre en ese sentido y viceversa.
Autor:
María Gema Atel
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