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Una teoría del cambio psíquico. La institución educativa como agente de cambio psíquico

Enviado por Jose Cukier


Partes: 1, 2, 3

    1. Resumen
    2. Prólogo. ¿Por qué enseñar es una tarea imposible?
    3. Algunas de las lógicas con que se articulan las huellas mnémicas
    4. Los tipos de pensamiento. El pensamiento mítico
    5. La lectoescritura
    6. Bibliografía

    Resumen

    El autor del trabajo desarrolla el tema de la educación escolar, como agente de cambio psíquico, y toma como modelo clínico la historia de Sigmund Freud. Marca el concepto de agente y de cambio. Ubica a la educación como agente social que opera sobre las disposiciones pulsionales preexistentes. Desarrolla el concepto de herencia arcaica, las diferencias entre pulsión de saber y pulsión de investigar, las disposiciones pulsionales individuales, las lógicas necesarias para acceder al conocimiento abstracto, y el pensamiento mítico. Conceptos de lecto escritura, el estímulo educativo y la eficacia individual en el educando. Luego ilustra con algunas viñetas clínicas el desarrollo intelectual de Freud.

    Entre otras: El sueño de la "monografía botánica", para ilustrar la ambición y la pulsión sublimada. El "sueño del tío José", marca la importancia de la judeidad, la ambición y la transformación del investigar en saber para otros. En el sueño de "la inyección de Irma", se observa la pulsión de investigar, y en el del "salmón ahumado", su interés por la investigación.

    Palabras clave:

    Agente-cambio psíquico-procesos retóricos – tipos de pensamiento-

    Prólogo. ¿Por qué enseñar es una tarea imposible?

    En su artículo "Prefacio para un libro de August Aichhorn", (1925f), dice Freud: "[…] tempranamente había hecho mío el chiste sobre los tres oficios imposibles-que son: educar, curar, gobernar- […]".

    Intentaré dar cuenta porque, a mi entender, enseñar es una tarea imposible.

    -La enseñanza, implica generar proyectos para la formación de ideales. Ello exige del educador la renuncia a la satisfacción pulsional, con lo cual la agresión queda libre. Esta puede volverse contra el propio yo, y la pulsión de muerte desarticular lo conquistado en su búsqueda de goces anhelados. De esta manera, hay un peligro constante de transgresión. Esta puede lograr su satisfacción de manera directa, en secreto; o busca fuera el placer prohibido en el ejercicio profesional.

    -El educador se ve en la posición de regular los deseos de cada educando y los suyos propios.

    Cada educando y cada educador tienen su propia lógica, y su trauma específico, derivado de la imposibilidad de recuperar el placer. Placer al que es necesario renunciar para acceder a nuevas conquistas psíquicas. Placer anhelado (no deseado) pero en verdad nunca habido como vivencia individual. Así entonces, el educador se ve sometido a una doble imposición. Una, que regula sus propias voluptuosidades y otra que le pone en posición de regular los excesos de sus educandos, como parte de la tarea. Debe realizar, constantemente, el esfuerzo de acceder y actuar en consonancia a su realidad, la tarea de educar a sus educandos. En esta realidad, coincide el proceso pulsional, y deber transformar éste en un pensar, y expresarlo en palabras.

    -El educador necesita permanentemente realizar el esfuerzo de aislar entre el placer y la decisión intelectual. Entre los espacios tabú y cotidiano. Entre el placer y la racionalización. Este esfuerzo sustituye a la necesidad del psiquismo del educador de pensarse a sí mismo, como resultante de una satisfacción perdida. Como resultado no tiene espacio para sí.

    -El grupo de educandos se configura gracias a la renuncia del erotismo exacerbado y al narcicismo de cada uno de los componentes. La configuración del grupo de educandos, siguiendo a Freud, (1920g), surge por la unión de los diferentes. Así se recompone y revitaliza, neutralizando la tendencia a la muerte por autointoxicación. Cada unidad, cada educando, cada grupo de educandos, genera sus desechos y revive en la unión con otros distintas. Estas nuevas articulaciones generan tensiones y requieren de un sistema complejo de procesamiento. La claudicación de este sistema produce la disolución, sea por estancamiento o por estallido, o por ambos.

    -El liderazgo que ejerce el educador tiene por función unificar voluntades, cohesionar las unidades, subgrupos y grupos. Esta función es incompatible con el placer irrestricto directo. Por su parte los educandos adjudican al educador la condición de yo ideal, y como tal, la posibilidad de consumar sin límite sus deseos. Este debe ser proyectado en las aspiraciones de los educandos y ser procesado simbólicamente por el educador.

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