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Observaciones sobre la adjetivación y su valor expresivo en el diario de José Martí

Enviado por Pablo González


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Desarrollo

Introducción

José Martí dejó al morir diversos apuntes de diarios que se corresponden con distintas etapas de su fecunda vida. Pero según los estudiosos de su vasta obra literaria ninguno supera los apuntes que recogen los últimos meses de su existencia y un ejemplo fehaciente en este sentido es "El Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos", incluido en los Cuadernos Martianos III de Preuniversitario, el cual debe ser motivo de estudio y análisis desde distintos ámbitos por los estudiantes y docentes de la Enseñanza Media Superior, en especial, por los profesores de EspañolLiteratura. De ahí que una de las finalidades esenciales de este artículo consiste en realizar algunas observaciones sobre la adjetivación y su valor expresivo en el último diario escrito por el Apóstol para revelar así a los educadores una de las disímiles vías que pueden adoptar para encauzar el trabajo con los Cuadernos Martianos III.

Desarrollo

El análisis estilístico de un texto literario supone, en primera instancia, el hecho de considerar el mismo como un enunciado lingüístico, o sea, como particular realización del sistema que constituye una lengua determinada, mediante la cual se reconoce un interés de selección, por parte del emisor, de los medios expresivos y su valor, que dicha lengua proporciona. Es, por consiguiente, el texto en cuestión modelo representativo del idiolecto de quien lo concibe, de su forma de aprovechar al máximo variados recursos, de acuerdo con su intención y finalidad e intereses propios, gracias a su conocimiento más o menos profundo de las disímiles posibilidades que el sistema le brinda y de las restricciones que le impone.

La manifiesta autonomía expresiva que fija el sello muy personal del creador en cada una de sus obras, y que posibilita reconocer en ellas no solo su peculiar modo de hacer, sino que también, en cierto grado de ser, no es ajena a los preceptos que estipula el uso normal de la lengua, cuya arbitraria ruptura pondría en peligro la comunicación que se propone establecer el emisor con el resto de la comunidad. Solamente un auténtico dominio de los cánones que rigen el sistema-, o una esmerada intuición –facilitan satisfacer los requerimientos expresivos comunicativos del usuario sin contrariar el comportamiento lingüístico común. De ahí que cualquier remodelación del material lingüístico con la finalidad de conseguir autenticidad expresiva, exige, además, un aguzado sentido selectivo que asegure su debida actualización. La obra literaria, observada desde este ángulo, se ha de considerar entonces, como resultado de un proceso de búsqueda de equilibrio entre las exigencias lingüísticas objetivas y los imperativos de comunicación que mueven al creador. Proceso más o menos arduo de depuración que se sustenta en el cotejo riguroso y la oposición constante de elementos expresivos, cuyas cargas significativas se enriquecen en cada nueva faceta revelada por las confrontaciones entre aquellos.

En la comunicación escrita, las palabras, al relacionarse unas con otras, contribuyen a veces al nacimiento del pensamiento artístico y enriquecen el contenido de un todo. Las expresiones que se usan en sentido figurado desempeñan un importante papel, así como la utilización de determinadas categorías léxico-funcionales que por su valor expresivo llegan a dar vida y a caracterizar una obra y hasta el estilo del propio creador. Por lo que no está demás la referencia al problema de la adjetivación, por ser esta y su valor expresivo una cuestión esencial en el lenguaje artístico sobre la que en ocasiones se pasa sin reflexionar en cuanto a lo que puede aportar en tal sentido.

El adjetivo caracteriza, especifica, determina, matiza, diferencia, precisa, de manera que su modo de ser adquiere una distinción, un rasgo especial, particular.

Desde este punto de vista, la función adjetiva es evidentemente conceptual, pues incide sobre el concepto general del sustantivo, adicionándole un rasgo que lo hace más particular. La utilización exacta de la adjetivación, y portadora de gran valor expresivo es una peculiaridad del estilo de José Martí. El ESCRITOR HÉROE sabe emplear este recurso con singular destreza, hasta marcarle sutiles huellas de su propia personalidad.

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