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Ponencia sobre la danza del vientre


Partes: 1, 2

    1. Algunas definiciones previas
    2. Algo sobre el Oriente
    3. Sobre la danza
    4. Mis contactos con la danza del vientre
    5. En torno a la danza del vientre

    EL ARTE, LA DANZA Y LA MUJER EN EL ISLAM. (Una ponencia sobre el movimiento y un concepto de lo sensual maravilloso)

    Algunas definiciones previas.

    Islam, sometimiento total a Dios.

    Sensual, relativo a la magnificación de los sentidos.

    Verbo, parte de la oración que indica movimiento (acción) en el tiempo.

    EL paraíso es un lugar en el que la gente goza de paz, de dignidad, de respeto…y el infierno es la ausencia de todo eso, ni más ni menos.

    Naguib Mahfuz. Miramar.

    Si estamos en el caos, hay que retornar a la danza.

    Idea nacida de la lectura de Zorba el griego, novela de Nikos Kazantzakis.

    Sólo las mujeres se han interesado en la danza del vientre, quizás porque son las que transmiten la cultura.

    Escuchado en alguna parte.

    Algo sobre el Oriente

    Entre los pueblos de oriente, lo más importante es la vida. Vivir implica no sólo cumplir con estar vivo sino hacer de la vida lo mejor posible. De aquí el concepto del placer como espacio para sentirse más vivo y con un lugar en el mundo. Pero no hablo de un placer corto y frustrante (siempre en el umbral de la culpa o haciendo parte de ella), como el que se practica en occidente, sino del placer que activa los sentidos y permite que el ser humano entre en contacto con la belleza, con los órdenes estéticos y con lo delicado. Diría que en Oriente, como bien lo explica Ohram Pamuk en su libro Me llamo Rojo, el placer es un tejido en el que participan diversos orfebres, cada uno especializado en un hecho placentero. Este placer, que nada tiene que ver con el terrible concepto de pecado occidental, es una motivación a que los sentidos logren de sí su mayor potencia y acción: placer a los ojos, al tacto, al olfato, al gusto y al oído. Y placer a la imaginación.

    De oriente nos llegó la seda, la perfumería, las golosinas, la escala musical, la danza, la poesía y la palabra que relata cuentos. Inmensas caravanas cruzaron los desiertos con sus cargas de imaginación, con las ideas de los dioses vivos y con conceptos para entender lo invisible, que está compuestos por lo que no se puede decir (faltan palabras para ello, es inefable) pero está ahí.

    En esas caravanas llegaron las especias, los perfumes, las telas delicadas, las orfebrerías, los más diversos animales domésticos (entre ellos el gato, que es un símil de tigre domesticado), las historias desconocidas y unas concepciones del movimiento que se identificaban con el viento, con las formas de las dunas, con el trasegar de las estrellas, las maneras del agua y las múltiples elipses de las palmeras. Bien sabemos que el mundo copia el paisaje en la medida en que lo entiende. Y lo trasciende con formas de arte. Por esta razón no hay paisaje pobre sino paisajes sin poetas, siendo los poetas los iniciadores de la danza y por ello seres peligrosos para los hombres tristes y los muertos sin memoria.

    En las ciudades orientales, lo más importante es la terraza y el jardín. Desde la terraza se mira el cielo, la infinitud, y en el jardín se está en contacto con la frescura, el perfume y el color. Y en ese mismo jardín o cerca de él, está el pozo de agua, la vida, el espejo, la quietud, el movimiento, la kinesis griega, el Rúaj hebreo, esto que hace posible la existencia. ¿Y dónde comienza el oriente (lugar por el que sale el sol)? Creo que el oriente nace donde algo se mueve y de inmediato revela la belleza.

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