Tengamos siempre presente que los mercantilistas vivieron en una sociedad capitalista comercial, una sociedad donde todos compran y venden. Entonces, sus ideas económicas serán un reflejo de lo que todo comerciante sabe y aplica en su negocio: comprar barato y vender caro. Por esto podríamos decir que la primera figura de la mercancía es la mercancía empírica, es la que todos conocemos en la práctica cotidiana.
Ahora bien, comencemos por definir claramente los conceptos. Ya dijimos que la mercancía es un bien que se ofrece en el mercado y es una relación social. El mercado es donde se intercambian las mercancías y se establece la relación social entre los individuos.
¿Qué clase de relación se establece entre los individuos en el mercado? Retomamos lo que mencionamos antes sobre el individualismo de la mentalidad burguesa. Los individuos se interrelacionan a través de la mercancía por lo que podemos afirmar que la relación que los une es impersonal e indirecta. Sostengo que la relación es indirecta ya que los individuos no se relacionan a no ser que estén comerciando, en cuyo caso la mercancía actúa como intermediaria entre ellos. La relación es impersonal porque lo importante es para el comprador, obtener el producto y para el vendedor, desprenderse de él. No importa a quién se le compre o venda. O sea que hay una indiferencia recíproca entre ambos. La relación es universal (no se limita a las personas conocidas) y evanescente (se desvanece una vez que se llevó a cabo la transacción). Vemos claramente cuán lejos está esta concepción de la mercancía respecto de la mercancía intersticial que describía una relación entre vecinos.
Ahora que comprendimos las relaciones sociales que se establecen en la primera figura, debemos hacernos otra pregunta:
¿En virtud de qué cosa la mercancía es comprada y vendida? Es decir, debe haber una motivación que impulse a los individuos a comprar y vender las mercancías, una motivación que los lleve a entablar relaciones sociales de mercado. La respuesta parece bastante obvia, para que alguien quiera comprar un bien éste debe ser útil (debe satisfacer necesidades o deseos). Por otro lado, para que efectivamente el bien pueda ser intercambiado, debe ser alienable.
Vemos que la mercancía tiene un valor intersubjetivo y social. Para entrar al mercado, los demás individuos deben atribuirle utilidad.
Ahora que ya determinamos las primeras condiciones de la primera mercancía en su relación con el mercado, nos falta plantearnos una pregunta esencial en lo que hace al comercio dentro del mercado.
¿Cómo se determina el valor de cambio de una mercancía? Empecemos por decir que por valor de cambio nos referimos al precio, o sea, la cantidad de dinero contra la que se intercambia un bien. El análisis de los aportes mercantilistas al concepto de mercancía no estaría completo si no dedicáramos algunas líneas a la teoría del valor. Es importante que presentemos la teoría del valor ya que de otro modo no comprenderíamos por qué los mercantilistas asignaban tanta importancia a la utilidad de las mercancías en la definición de la primera figura.
Teoría del valor en la primera figura de la mercancía
Nos remitimos nuevamente al contexto histórico para comprender por qué los mercantilistas se ocuparon de la teoría del valor. Ya vimos que la mercancía intersticial medieval basaba su teoría del valor en el trabajo de donde se obtenía el precio justo. Sin embargo, el nuevo sistema capitalista vuelve obsoleta esta antigua concepción del valor. Esto se debe principalmente a la revolución de precios que vive Europa durante el siglo XVI. Europa se enfrenta a un problema hasta entonces prácticamente desconocido: un aumento en el nivel general de precios. La teoría del valor-trabajo no parecía adecuada para explicar este brote inflacionario y llevó a los mercantilistas a buscar soluciones a este problema. De estas soluciones se desprende la teoría del valor que caracteriza a la primera figura de la mercancía.
Ya señalamos que los mercantilistas consideran al mercado como un elemento básico en la definición de mercancía. Entonces, para entender a la economía hay que entender al mercado. Entender al mercado significa entender las fuerzas que determinan la demanda de mercancías. El factor determinante de la demanda de mercancías es la utilidad. Por lo tanto, la teoría del valor mercantilista va a basarse en la utilidad de los bienes.
El primero en tratar el problema del valor es Davanzatti en su "lezione delle monete" (1588). Según él, el valor de las mercancías depende de su utilidad y su rareza. De aquí, se deduce el concepto de utilidad relativa que incluye dentro de sí a la escasez. Una mercancía escasa tiene mayor valor de uso y, por ende, un mayor precio. Notemos que el valor de cambio (precio) depende del valor de uso (utilidad relativa). Este es uno de los primeros intentos de formular una ley que explique el funcionamiento de los mercados.
Germiniano Montanari retoma la teoría formulada por Davanzatti y la desarrolla. El valor de uso de una mercancía depende de los gustos de los consumidores. Si una mercancía aumenta su lugar en las preferencias de los consumidores, aumenta su valor de uso y, por lo tanto, su precio. El mejor ejemplo para esto viene del lenguaje. La palabra "caro" significa "querido". En efecto, mientras más querida es una mercancía por los consumidores, más cara es.
Pero quien mejor va a sintetizar el pensamiento mercantilista con respecto a la teoría del valor será Nicholas Barbon en su "A Discourse of trade" (1690). En efecto, la ley de Barbon es fundamental para comprender la primera figura de la mercancía. Según Barbon, el valor natural de una mercancía está representado por su precio de mercado. El precio de mercado depende principalmente del valor de uso. Dada la demanda, el precio tiende a aumentar cuando la oferta es insuficiente. Entonces, el mercado tiende a establecer un precio tal que se igualen la cantidad ofrecida y demandada. A priori, parecería que Barbon no considera las condiciones de la producción ni de la oferta. Sin embargo, pienso que éstas sí aparecen aunque de manera implícita. El valor de uso se determina por la utilidad y la escasez. La escasez sí depende de la oferta. Entonces, tenemos un caso paradójico donde la oferta está metida dentro de la demanda. La ley de Barbon, mejor conocida como la ley de la oferta y la demanda es uno de los mayores legados que dejaron los mercantilistas y, creo yo, es un buen ejemplo del nacimiento de la ciencia económica. Barbon establece claramente que el mercado actúa como un mecanismo autónomo que se rige por sus propias leyes que no son las del rey. En efecto, a partir del siglo XVII, los reyes comienzan a tomar conciencia de que en el ámbito económico es mejor seguir el consejo de los comerciantes que el de los nobles (hay una alianza entre el monarca y la burguesía). Un intento excesivo de intervenir en la economía dictando leyes positivas que obstruyan las leyes naturales del mercado llevaría al rey a la ruina. Justamente, esta nueva concepción de la economía como un mecanismo autorregulado le otorga un estatus científico y por esto podemos decir que los mercantilistas fueron los precursores de la Economía Política como la ciencia que busca estudiar y comprender las leyes que regulan los fenómenos económicos. En efecto, los mercantilistas formularon varias leyes económicas aún vigentes en nuestros días que son las que estudiaremos a continuación.
Ley de Montanari de los vasos comunicantes
Esta ley está en estrecha relación con la ley de Barbon. Montanari postula que los distintos mercados donde se comercia un mismo bien están interconectados. El mismo producto tiene el mismo precio en los distintos mercados. Entonces, se forma un gran mercado único de ese bien donde rige la ley de Barbon. De aquí podemos extraer el concepto de oferta y demanda globales que dependen de las ofertas y demandas en cada uno de los mercados que integran este gran mercado. Montanari usa la metáfora de los vasos comunicantes como ejemplo para su ley: supongamos una gran cantidad de vasos conectados entre sí por tubos. El nivel del agua que volquemos en uno de ellos va a ir pasando a los demás para que al final quede un mismo nivel en todos los vasos. Esto mismo ocurre con el precio en los mercados.
Ley de Gresham, Oresme, Copérnico
Los reyes europeos solían emitir monedas con distinto peso en oro (valor intrínseco) pero igual valor nominal.
La ley de Gresham dice que la moneda mala (bajo contenido de oro) ahuyenta a la buena (alto contenido de oro) porque los agentes tienden a utilizar la moneda mala en los pagos internos mientras que a la buena la atesoran, la funden o la usan en pagos internacionales ya que los extranjeros no aceptan una moneda mala como medio de pago. Por lo tanto, la moneda que se va a usar en el país va a ser la mala ya que la buena saldrá de circulación porque nadie estará dispuesto a usarla en los pagos internos. El uso de la moneda mala dentro del país hace que la moneda nacional se deprecie y empeore el tipo de cambio. Efectivamente, la mayoría de los mercantilistas coincidían que lo que importaba en una moneda era su valor intrínseco (contenido de oro).
Teoría cuantitativa de la moneda
La última ley que vamos a mencionar es la teoría cuantitativa que fue enunciada por los antiguos mercantilistas. Jean Bodin la presenta en su obra: "Réponse aux paradoxes de Monsieur de Malestroit touchant l"enchérissement de toutes choses" (1568). Mencioné este largo título ya que se refiere al contexto histórico en que se formuló esta teoría: la situación generada por el ingreso de los metales preciosos del Nuevo Mundo que derivó en el "encarecimiento de todas las cosas".
Según Bodin, un aumento en la circulación de dinero conduce a un aumento de los precios tanto en valor nominal como en cantidad física de oro. Esta teoría sugiere que habría que tratar al dinero como las demás mercancías y, por lo tanto, sujeto a las mismas leyes.
Entonces, un aumento en la oferta de dinero hace que baje el valor de uso de la mercancía dinero porque ya no es tan escaso (recordemos que una baja en la escasez se traduce en una baja en la utilidad). Por lo tanto, si baja el valor de uso también baja el valor de cambio.
Es decir que si antes necesitaba 10 monedas de oro para comprar una chaqueta, ahora necesitaré 11 aunque no se haya reducido la cantidad de metal en cada moneda. En resumen, esta ley dice que los precios dependen de la cantidad de dinero en circulación.
Un par de siglos después, Hume retomó esta teoría y la desarrolló para criticar a las teorías mercantilistas que habían dejado de lado a la teoría cuantitativa del dinero por muchas décadas.
Para concluir, haremos una breve recapitulación de los conceptos expuestos. Hemos visto los aportes mercantilistas al concepto de mercancía en relación con el contexto histórico del nacimiento del capitalismo. Presentamos el tipo de sociedad que presupone la primera figura de la mercancía, el tipo de mentalidad burguesa que originó esta figura, los rasgos generales de la mercancía según los mercantilistas, la teoría del valor y, por último, las principales leyes que estos economistas formularon para explicar la mercancía. Pienso que estas leyes siguen siendo válidas luego de haber transcurrido ya varios siglos desde que se formularon y además están implícitas en nuestras teorías económicas modernas (leyes de Montanari y Barbon son fundamentales en la microeconomía). Los patacones son el mejor ejemplo de la validez de la ley de Gresham. Sin embargo, el capitalismo seguiría avanzando y necesitaría herramientas de análisis más refinadas para comprender la economía. Este enfoque mercantilista de la mercancía pasaría a ser insuficiente y sería profundizado por los economistas subsiguientes. Ya algunos mercantilistas como Petty y Hume ven que hay mucho más por decir y son quienes van a marcar el camino para que los clásicos profundicen en el estudio de la mercancía para alcanzar la comprensión de la segunda figura.
Autor:
Federico Ast.
fedeast[arroba]fibertel.com.ar
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