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Psicopatías


Partes: 1, 2, 3

    1. Concepto
    2. Evolución histórica del concepto de psicopatías
    3. Clasificación según criterio de la OMS
    4. Causas
    5. Caracterología psicopática
    6. Los psicópatas
    7. Caracterización de los psicópatas
    8. Tipos de psicópatas
    9. Tipos de relación del psicópata
    10. Tipología de los psicópatas
    11. Los 5 términos sintomáticos del psicópata
    12. Investigaciones
    13. Hechos reales
    14. Comentarios finales
    15. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Vasta, y desde hace mucho tiempo, ha sido para la psiquiatría y desde ya para la psiquiatría forense, la consideración, estudio e interpretación en el plano psicopatológico de las denominadas Psicopatías.

    Desde la distinción de aquellas personas que no encasillaban en los cuadros de enfermedades mentales ya delineadas, las características "específicas" de la anormalidad que aquellas personas exhibían, su diagnóstico, ubicación clínica dentro de la taxonomía psiquiátrica, su tratamiento y sus implicancias psiquiátricas forenses, se han desarrollado múltiples estudios y búsquedas de explicación etiológica y sintomatológica de lo que hoy se denominan "trastornos de la personalidad".

    Múltiples también han sido las diferenciaciones y cambiantes las posturas de los autores de la especialidad, siempre indudablemente en la búsqueda de su correcta y adecuada categorización, por la variabilidad de sus características y la lógica dificultad que ofrecían y ofrecen, diríamos mejor, tanto para su diagnóstico, cuanto para su tratamiento, así como su conveniente ubicación, claro está por su trascendente repercusión en los distintos aspectos psiquiátricos forenses.

    Dado todo ese número de inconvenientes que permanentemente ha generado el concepto de psicopatía, a través de la historia del mismo, tal vez, nos lleve a preguntarnos, tal como lo señala Kurt Schneider en su tratado Las Personalidades Psicopáticas, ¿y el problema de los psicópatas, en general, no es sólo todavía historia?

    Es que en el proceso evolutivo del concepto de psicopatía, ha transcurrido en la bipolaridad orgánico-psicológica, vale decir desde la posición de la ya superada noción de la "degeneración" de Morel a las psicológicas a ultranza que suponen que no hay psicópatas y que las personalidades anormales no serían nada más que trastornos del desarrollo psíquico.

    Cualesquiera fuesen las interpretaciones psicogenéticas de este tipo de anormalidades, es indudable que se observan en el ámbito de la clínica psiquiátrica como en el psiquiátrico forense, aquellos sujetos que sin presentar alteraciones del curso del pensamiento, a pesar de poseer muchas veces un nivel intelectual potencialmente normal, con graves desequilibrios caracterológicos por la deficiente integración de su personalidad, que ha despertado el interés de la especialidad desde muy antiguo.

    PSICOPATÍAS

    1. La psicopatía se contempla como un trastorno de la personalidad y no como un trastorno mental semejante a la esquizofrenia o a la depresión. En este hecho parece haber un acuerdo entre los diferentes autores, en tanto, por otra parte, un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta de las expectativas culturales de la persona y tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta. Además, es estable a lo largo del tiempo y produce malestar y perjuicios para dicha persona.

      El trastorno antisocial de la personalidad, también denominado psicopatía, sociopatía o trastorno disocial de la personalidad, tiene como característica principal el desprecio y violación de los derechos de los demás. Las personas con este trastorno se caracterizan por despreciar los deseos, derechos y sentimientos de los demás, muestran pocos remordimientos, carecen de empatía, son insensibles. Por otro lado, pueden y suelen poseer cierto encanto artificial. Trastorno antisocial no es sinónimo de comportamiento delictivo. Aunque, por supuesto, no se puede negar la existencia de relación entre ambos términos. La psicopatía supone un claro e importante factor de riesgo para la reincidencia en general y para la violencia en particular.

      Se hace imprescindible una identificación lo más clara y concisa posible sobre el trastorno de la psicopatía. Para ello, se evalúa mediante distintos sistemas clasificatorios (DSM- IV, CIE-10, Escala Hare,…). El psicópata no está trastornado mentalmente. Frente a ello, lo que no cabe lugar a dudas es que no estamos hablando de una persona normal, aunque es plenamente consciente de sus acciones.

      La personalidad psicopática ha sido estudiada a lo largo de la historia de la psiquiatría, recibiendo variadas denominaciones tales como locura moral, inferioridad psicopática, sociopatía, personalidad amoral, asocial, antisocial o disocial. En la etiología de esta entidad probablemente confluyan factores genéticos y medioambientales (crianza, experiencias infantiles, etc). Algunos estudios han encontrado alteraciones en el electroencefalograma y otros han descrito pequeñas malformaciones congénitas con mayor frecuencia que en la población general.

      Los psicópatas se caracterizan básicamente por su desprecio hacia las normas establecidas por la sociedad. Carentes de principios morales, sólo valoran a las demás personas en la medida en que puedan serles de alguna utilidad práctica, de modo que no tienen reparo alguno en atropellar los derechos ajenos cuando estos representan un obstáculo para el logro de sus propósitos. Vemos así que en el historial del psicópata abundan actos delincuenciales como robos, agresiones, chantajes, estafas, violaciones y hasta crímenes. Su falta de sentimientos de culpa se traduce en todo tipo de justificaciones para sus actos, de modo que el psicópata se muestra a sí mismo como incomprendido o víctima de la sociedad, guiándose siempre por sus propias reglas y no admitiendo nunca el menor remordimiento o vergüenza por sus atropellos.

      Impulsivos por naturaleza, no miden el peligro ni las consecuencias de sus acciones, incurriendo repetidamente en actos riesgosos para sí mismos y para los demás, como conducir imprudentemente, consumir sustancias adictivas o participar en actos delictivos. Incapaces de tolerar las frustraciones, pueden ser muy violentos si no consiguen lo que se proponen por medios pacíficos. Propensos al aburrimiento, buscan continuamente las emociones intensas y se consideran a sí mismos como personas de acción, intrépidos o temerarios.

      Sus relaciones interpersonales son frías y superficiales, se interesan sólo por sí mismos, suelen ver a los demás como objetos intercambiables y son incapaces de sentir afecto por otras personas, aunque pueden aparentar lo contrario si lo consideran necesario. Son manipuladores, utilizan a los demás para el logro de sus objetivos y no dudan en aprovechar las debilidades ajenas, que suelen descubrir rápidamente, si son inteligentes. Son también sumamente deshonestos, mienten con frecuencia y con gran facilidad, y aunque pueden generar simpatía en algunas personas por su aparente independencia y temeridad, no son capaces de mantener relaciones sentimentales duraderas, siendo por lo general infieles y promiscuos sexualmente.

      Este trastorno suele iniciarse tempranamente, en la adolescencia o aun en la infancia, con mala conducta escolar, maltrato de animales o niños pequeños, agresividad, violencia, mentiras frecuentes y delitos menores como robos o daños a la propiedad ajena.

    2. CONCEPTO

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