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Realidad y compromiso cristiano

Enviado por Walter Velez


Partes: 1, 2

  1. Realidad y compromiso cristiano
  2. Evangelización y cambio de vida
  3. Evangelización de la Cultura
  4. La Prioridad de las Personas
  5. La pobreza en mi comunidad
  6. Causas de la Pobreza
  7. Compromiso con la pobreza

Realidad y compromiso cristiano

1. Lee el siguiente texto críticamente y luego responda la interrogante:

Vivimos un cambio de época, cuyo nivel más profundo es el cultural. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios; aquí está precisamente el gran error de las tendencias dominantes en el último siglo… Quien excluye a Dios de su horizonte, falsifica el concepto de la realidad y sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas. (45. Aparecida):

a) ¿Cuál es su reflexión al respecto?

Reflexión:

Es cierto, en la actualidad nos encontramos en un proceso de profundas transformaciones tecnológicas, económicas, sociales y políticas. Estas transformaciones afectan profundamente a las relaciones básicas que nos constituyen como hombres y que constituyen a toda cultura: las relaciones con la naturaleza, las relaciones entre los hombres y las relaciones con la trascendencia. A consecuencia de ello, las transformaciones en curso no sólo afectan la organización de la vida humana sino que, más profundamente, comprometen el sentido de lo humano

Hoy día sin embargo, el "progreso", ya no es visto como el principio fundamental de sentido. El progreso es cuestionado cuando pone en peligro la integridad de hombres, comunidades y pueblos; cuando en su nombre se manipulan las necesidades; cuando se destruye la calidad de vida; cuando se menoscaba la libertad; cuando ahonda las desigualdades creando desempleo y miseria. En una palabra, el progreso es llamado a rendir cuentas ante la naturaleza y ante el hombre.

Los cambios vividos en las últimas décadas son de tal magnitud que el mundo en general, esta cambiando su base estructural. En lo social, económico, político, cultural, religioso, etc. Frente a esta situación la persona humana ha tendido a responder asumiendo el pragmatismo en todos los niveles de su vida. Se busca la seguridad ante todo.

El panorama anterior no podemos calificarlo como positivo o negativo. Frente a este panorama la Iglesia de los creyentes con compromiso y esperanza, es hora de renovar el cambio social.

Evangelización y cambio de vida

El acontecer personal de Dios tiene en Jesucristo su forma suprema. Jesucristo es el Hombre de verdad y en verdad. Jesucristo es, a su vez, el primer evangelizador. Su anuncio y su acción tienen como eje central la "buena noticia" de que el Reinado de Dios está aconteciendo en el tiempo, está en medio de nosotros y que el poder de iniquidad ha sido definitivamente vencido. De allí que lo que cabe, en la tarea de habitar humanamente el mundo, sea prestar atención a ese acontecer. Liberados del miedo y de la angustia del límite por excelencia que es la muerte, Jesucristo quiere una comunidad de discípulos que sepan discernir los signos del tiempo, es decir, el paso salvador de Dios en la historia cotidiana.

edu.red

Cuando la Iglesia medita sobre su misión hacia fines de este siglo se reencuentra con esta certidumbre. Ella es el sacramento del Reinado de Dios, su signo e instrumento. Por ello nos convoca a una nueva evangelización para una nueva cultura. Con ello nos está convocando a servir con renovado ardor al hombre, al sujeto humano, ya que no hay nueva cultura sino nuevo sujeto. Y hay sujeto cuando se hace la experiencia de la verdad y de la libertad. Por tanto, servir al hombre es ponerse al servicio de que la humanidad hoy pueda volver a hacer esa experiencia. Esto implica contribuir a dar forma a espacios en que el sujeto pueda florecer, espacios de comunión y de participación en la verdad y en la libertad revelada en Jesucristo.

Cuando la Iglesia nos convoca a una nueva evangelización para una nueva cultura nos está convocando a ponernos a la escucha del acontecer de Dios en nuestro tiempo. Ello supone la disponibilidad para ponernos en proceso de discernimiento. La escucha del acontecer de Dios y de su Reinado en nuestra historia concreta implica, en efecto, apertura y disponibilidad al Espíritu de Dios, comunión con el magisterio de la Iglesia y sus Pastores, diálogo adulto con los hermanos en la fe y con todo hombre y mujer de buena voluntad. Discernir es un modo de ser más que un acto aislado. Compromete el desarrollo intelectual y la experiencia espiritual decantada en la oración y el estudio de la palabra de Dios.

La convocatoria a una nueva evangelización es un llamado a anunciar de palabra y de obra la verdad acerca del hombre. Ello demanda creatividad y valentía de lenguajes, de métodos y de realizaciones que apuntan a la creación de nuevas síntesis culturales donde la verdad del hombre y de la convivencia humana reveladas en Jesucristo, puedan decirse y hacerse.

Se trata de una tarea planetaria como bien lo ha señalado Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica "Christifidelis Laicii", número 34. Los laicos estamos comprometidos en ella de manera especial. Tanto nuestra formación como nuestras formas de organización en la Iglesia han de estar al servicio de un nuevo estilo de vida cristiano caracterizado por un discernimiento que funda el anuncio en palabras y en acciones. No es fácil dar forma a este estilo de vida cristiana.

Partes: 1, 2
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