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Como y para qué la creación de los mundos (página 2)

Enviado por Pedro Sandrea


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Entonces ya se pudieron crear las gramíneas que darían consistencia y estabilidad a los montículos terrosos, los que también se irían recubriendo con los átomos constantes que se adherían cada vez más, según que los productos de las hierba y gramíneas metamorfoseaban la materia con su consistencia para que el germen de los arbustos pudiera arraigar; y con sus productos leñosos y la absorción de calor, ayudaban gradualmente en su obra el maestro espíritu; con su multiplicación y exuberancia, también aumentaban las capas geológicas y se formaban altos y hondonadas, donde el agua seguiría corriendo y enfriándose y formando el suelo más consistente y las rocas, con los residuos sebáceos o minerales que arrastraba. Así, en siglos y siglos la tierra se cubrió de finísima vegetación; en la atmósfera creada por los gases de la tierra, había sustancias riquísimas y gérmenes vitales, que otro maestro dominaba por el elemento aire o corrientes formadas por el flujo y reflujo de las fuerzas en acción y que así llevaba y traía todos aquellos gérmenes, pegándolos en la superficie de la rodante caparazón, ayudando en su parte al maestro de la naturaleza.

Ya la tierra está cubierta de colosales árboles y el fruto de las gramíneas, habían creado los primeros jebecillos de los animalejos invertebrados; por sabiduría de la ley de afinidad, de las esencias químicas reunidas y metamorfoseadas, adquirían vida y formaban el germen del alma animal, cuyas substancias, en putrefacción, la absorbían las raíces de los arbustos que, en sus frutos, darían crisálidas de los alados, mientras en sus troncos darían los huevos de los vertebrados y se cubriría la tierra de las especies animales, en ascensión, hasta llegar a las más finas, aumentando y purificando el alma animal.

Entretanto, las aguas, corrían llevando en su mordente carrera por el interior de la tierra, la esencia más pura de las almas animales, vegetales y minerales y las amontonaban en sí dando vida a los acuáticos y mejorando siempre el alma, por el incesante tamizado, subir y bajar pendientes siempre obedeciendo a la cascada natural de la rotación y movimiento de la tierra y también por la evaporación, subiendo a la atmósfera para formar las nubes y caer en forma de lluvia para regar las montañas, donde por su curso natural no pueden llegar; y aun dura y durará ese movimiento hasta que el mundo haya cumplido esa misión.

Hasta que ya todo está cubierto de abrupta vegetación y monstruosos y feroces animales de tan colosales dimensiones, que el elefante de hoy sería al lado del primitivo, como un conejo actual… ¿Cuánto tiempo ha pasado?… Ya había terminado 45 millones de siglos desde que la tierra fue sujetada a su órbita; ya habían aparecido todas las especies vegetales y animales, cuyos gérmenes, la chispa telúrica llevaba en sí al nacer del sol. ¿Era toda aquella mágica obra la misión del mundo? Si fuera esa su misión ¿Para qué servía? ¿Para qué tanto trabajo y sabiduría empleados? ¡Oh! Todo eso, no ha sido más que la preparación de la creación; ahora va a engendrar al hombre.

En las infinitas evoluciones, transformaciones o metamorfosis que el mundo ha sufrido en 68 millones de siglos, no ha hecho más que preparar materiales para disponerse a engendra el hombre; luego él será algo que vale la pena de todo este trabajo.

La vida de los tres reinos, es necesaria al cuerpo y alma del hombre; en cada reino y en cada especie, tiene la suya propia en vegetación; pero el hombre, tiene b que aparecer SINDO hombre y sobre todos los seres animados e inanimados. Lo que quiere decir, que no puede aparecer en un animado, para tener que recorrer toda la escala zoológica, puesto que el espíritu que ha de animar su cuerpo es hijo del creador, que es consubstancial y eterno con él.

Se ha señalado el momento en su cronómetro infalible y da suelta a las fuerzas interna aprisionadas y… Estalla el mundo en pedazos, cayendo en sus entrañas todos los seres movientes y semovientes, reservando algunas parejas de todas las especies de la fauna animal, lo que no le era difícil al maestro; saliendo de la tierra y llevando por la ley de gravedad, un pedazo, medido y pesado a la justa ley, que va a colocar donde la fuerza magnética de su progenitor, la tierra, lo dominará y lo arrastrará, sirviéndole de reflector cuando el sol se retira de un hemisferio; y es la luna.

¡Cuántos secretos guarda ese pedazo de tierra que nos refleja la luz del sol! ¡Y que poco han visto en ella los hombres, ni con el telescopio, ni con sofisticadas naves espaciales, ni con la geología, ni con la razón! Y sin embargo, es un testigo presencial de toda la historia del hombre.

Explotó la tierra y la luna fué al sitio a que la ley de gravedad la llevó; todos los animales y vegetales, cayeron en sus entrañas. El agua la cubrió toda en sus oscilaciones y todo fue reducido a un común substancia, empapándose la tierra de la esencia de todo y quedaba engendrado el hombre con las esencias de todos los cuerpos animales y toda el alma de todas la especies; fusionadas la fiereza y la mansedumbre, la ligereza y la inmovilidad, la astucia y la mansedumbre, la magnanimidad y la tacañería, todo, todo quedaba hecho una masa común, de la que el germen vital de cada especie, que nunca pude morir, renacerá de nuevo, pero mejorado en instintos y condiciones de servir al que venía luego a ser su señor, quedaba engendrado de las substancias esenciales y del sacrificio de todos.

¡He ahí la potencia de la ley y la omnipotencia del espíritu en la sabiduría universal, obrando la sabiduría del creador! Algo es el hombre por su espíritu. Ya la tierra tenía luz de día y de noche y tendía a reducir la temperatura para la llegada del hombre. Las aguas fueron asentándose en sus lechos y la vegetación comenzó a aparecer más fina de lo que fue anterior, pero de más abundante frutos, por las especies todas se habían cruzado; la mucha leña de antes, ahora la daba en frutos, porque la tierra no necesitaba tanto elemento sólido, sino galas y bellezas, flores y frutos que embalsamaran su atmósfera, armonía en el conjunto de la variedad, vida más bella e instintos más dóciles en los animales y, mucha procreación para afirmar aun más las especies, por su propio filtro.

Apareció en los puntos adecuados de las partes sólidas, el árbol de la quina, que contiene todas las esencias de los tres reinos. Había pasado 10 millones de siglos desde el parto de la tierra y aun el silencio reinaba porque la voz del hombre no había vibrado sobre ella y, "cayeron los quinos dejando al descubierto al hombre liliputiense de la primera generación".

En tantas variadas evoluciones y revoluciones gigantescas han pasado 78 millones de siglos, desde que el germen telúrico salió del sol; allí no estaba el espíritu del hombre, pero sí el espíritu universal; la ley preparaba aquella morada par una familia que ascendía de las luchas de tres mundos anteriores.

Son estudiantes y el padre les prepara las aulas de sus correspondientes grados y en ellas tenía que licenciarse los estudiantes; lo que hacía necesario preparar todas las materias de su estudio para ser licenciados y saldar sus cuentas con la creación, para luego empezar en el ejercicio de su carrera, libres de toda reclamación; esto exigía que se le proveyese de todo lo concerniente a su curso; y como los estudiantes, en su último grado son muy exigentes, de aquí todos los preparativos y hechos descritos.

Es parabólica esta comparación, pero es real en su significado; pues no se le puede explicar al hombre para su comprensión y aun el espíritu lo idea para dar formas, porque en su deber de comprenderlo en el hombre, es esa la forma adecuada en la razón.

La ley de afinidad reunió en los puntos adecuados la parte necesaria de esencias de los cuerpos que sucumbieron en el gran cataclismo y la esencia de las almas de los mismos seres, ingiriéndolas ahora por sus raíces, el árbol de la "quina", mostrándose hasta en esto la naturaleza, puesto que reveló el nombre que indica quinta esencia; y como por su amargura no lo dañarían los animales, el feto del hombre, allí no sería molestado.

Este árbol, es el que más profundas lleva las raíces y así adquiriría las esencias de las almas animales, por su sutileza había de penetrar más profundas y más se purificarían en el filtro, al ser llamadas por la ley, con todos los organismos que hoy el hombre tiene y allí se efectuó la "encarnación de los primeros espíritus que habían de rasgar el silencio secular de la tierra".

Ellos ya sabían su grado de progreso, formándose sus miembros y tejidos, sus sistemas nerviosos y venales y, ayudados por el espíritu maestro en ley de justicia; y estando ellos ya en vida y desarrollo suficiente, "cayeron los árboles y quedaron al descubierto en sus envolturas holgadas y elásticas de un color verde oscuro y de unos 4 a 5 centímetros de longitud; y al bañarlos el sol y el aire, despertaron del letargo y se movían a saltitos y eran multitudes y machos y hembras".

Nada falta en la sabiduría del creador. El espíritu maestro, que no tiene cuerpo físico, no podía rasgar las envolturas de aquellos hombrecillos; pero en su sabiduría y potencia, y por él obró el gorrión que con su pico, rompió las bolsitas que encerraban la omnipotencia del hombre y el mismo animalito les dio los primeros alimentos, aunque la atmósfera embalsamada, le era suficiente en los primeros días; y ya, el gorrión, partero del hombre en su aparición, no lo abandonó y con él vivió en la tribu y vive en la ciudad. Increíble ¿verdad? Pero cierto. Queda a los científicos que lo comprueben.

Se desarrolló rápidamente aquella generación, que "que alcanzó unos 50 centímetros (2 pies); su agilidad lo ponía a salvo de algunas asechanzas de las bestias, pero muchos perecieron. Esto último lo confirma el paleontólogo Ameghino con su descubrimiento de los "ejemplares fósiles de Humunculos, el diminuto hombrecillo de la Patagonia de 50 centímetros de altura", Antroppos, Tetraprothomo, Homo Sinemento, Homo Pampeus y cien restos de hombres extinguidos, con lo sorprendiendo su origen desde las capas eocenas, paso a paso fue siguiendo sus huellas y sus transformaciones, teniendo la felicisdad de hallar sus restos.

Como habían queda en el espacio muchos otros que debían encarnar en ellos, cuando sus padres sintieron el aguijón de la ley del sexo, se juntaron y se multiplicaron con profusión, creciendo las generaciones con portentoso desarrollo y llegando por la belleza y sabiduría, todo el trabajo, hasta hoy; pero han pasado 44.999.251 siglos, hasta empezar otra etapa: el séptimo día que se anunció con el juicio de mayoría y se confirmará con un nuevo parto de la tierra, del que se embellecerá con otro nuevo satélite, y se recibirá el gran "Electro-Magno", del centro vibratorio de donde proceden los espíritus y el germen telúrico que se vió salir del sol, ya cerca de 123 millones de siglos.

¡Hombre! "Conócete a ti mismo", que por doquiera que te mires, te verás grande; reconocerás la grandeza de tu procedencia y te sentirás obligado a cantar a Eloí tu Padre.

Hasta llegar aquí, primeramente, esta familia de espíritus empezó su vida material en un mundo embrionario; el hombre en el mundo aquel, apenas con vida, porque no hay conciencia; duerme el espíritu su letargo, no sufre, no hay sensibilidad, en su alma; pero la ley está allí y aunque sólo tienen el principio de algunos sentidos, el espíritu maestro y la ley de afinidad, les ayudan a juntarse macho y hembras y la procreación empieza; aquella sensación, casi imperceptible, empezará a dar sensibilidad a su alma pesada, casi tierra, y así pasan generaciones y más generaciones, hasta que va empezando a tener un instinto y ya busaca a la hembra; ya vive; ya empieza a moverse y se descalabra en un despeñadero y cae en las fauces de una fiera que parece una montaña que tampoco se mueve y el dolor acrece su sensibilidad y el espíritu empieza a anotar en su archivo, alma.

En millones de existencias, en millones de siglos, que él no puede contar, empieza a sentir celo por el goce de la materia y éste lo hundirá en el crimen. Ya sienten; ya conocen que son seres; ya han salido del embrión. Aquel mundo pierde su órbita desintegrándose.

Pero, ya está formado su próximo que deben habitar; éste el "Mundo de Prueba". Estos mundos, son semejantes a la tierra en un día de espesa bruma, en que la vista alcanza apenas 100 metros y que sólo en la mayor fuerza del día traspasa la luz de nuestro sol y esta es una idea de la luz y atmósfera de un mundo de prueba, donde entra aquella familia de espíritus pesadísimos, por la enorme pesadez de su alma primera, la que jamás dejará ya y que se vistió en el mundo embrionario.

Sin embargo, allí hay más vida que de donde ascendieron; vientos que corren pesados, húmedos y cálidos, casi asfixiantes; entre esa temperatura de 100 grados centígrados, aparecen los primeros hombres en las misma forma en que en la tierra, más rústicos, pero más finos que en el embrionario. También, al terminar su misión este mundo, igualmente se desintegra y sus escorias, ya más purificadas pasan a formar parte de modos de más progreso; como a los "Mundos Primitivos"; al que uno de estos, ya también dejó esta familia de espíritus para pasar poblar la tierra.

Estos mundos son más pintorescos, cuanto terribles y ya están minuciosamente estudiados por el Dante en "La Divina Comedia".

Hay algo grotesco en ese libro, propio en el tiempo en que se dio; y aunque la humanidad disoluta no lo tomara en toda su seriedad, tampoco, pudo desecharlo ni sustraerse a su influencia; y de que descubrió la realidad de la verdad, pues la Iglesia Católica lo prohibió en sus dominios, porque descubría y derrumbaba sus absurdos dogmas.

Esta clase de mundo es de mucha más actividad que los dos anteriores; hay un sol rojizo, muy opaco, en una atmósfera caldeada y espesa; las tempestades son horribles y muy continuadas y los vientos huracanados arrastran siempre imponentes trombas de candente arena, que sepultan a los seres en los tupidos bosques.

Los volcanes están continua erupción y los ríos llevan sus aguas humeantes, con residuos minerales que les dan ya un color de azufre, ya cobrizo, y los hay que más parecen sangre que agua. Sin embargo, todo esto es de gran valor a la vida de los cuerpos de los mundos de expiación (como la tierra), cuya riqueza ha de recoger el espíritu en su alma.

Es de notar, cuan poco progresa un espíritu, en miles de existencias en estos mundos fundiendo su alma anterior con las almas de este mundo de fragua y aparece en aquel torbellino donde se encienden todos los instintos de su alma que corren por su sangre espesa y rojo-negra.

Pero aquí ya desde el primer momento, sabe que la compañía le es necesaria, porque es el fruto del anterior mundo y teme a la tempestad porque la temía y en él perdura la subconsciencia.

Someramente, se ha hecho un recorrido desde que el espíritu descendió del ceno del Creador, encarnando y reencarnando de mundo en mundo hasta el presente descrito como mundo de Expiación, donde el espíritu tiene que pagar todos los platos rotos de éste y todos los anteriores; por esto se celebró el 5 de abril de 1912 el "Juicio Final" poniendo en los platillos de la balanza, el debe y el haber de cada uno de los espíritus que conforman la familia espiritual de regenerados que arriban al séptimo y último día de creación; del cual saldremos en un haz de amor al que sólo espera nuestra presencia para una vida de paz y amor sin que nos falte algo.

Esto, por supuesto, lo vamos a disfrutar en un que está en formación y mejor dicho, formado, pero sin habitantes racionales. Una vegetación finísima lo cubre de un color verde naranja muy suave y es alumbrado por dos soles color oro el uno, color violáceo el otro que hacen una dulzura incomparable.

Flores finísimas hay por todas partes y lagos, cuyas aguas dan aroma sutil que embalsama los sentidos. Delicadas frutas dan sus árboles y aun está en sexto día como materia.

Lo contemplaba extasiado y se me dijo (al maestro), por una voz a quien no veía: "El Padre prepara ésta morada para los vencedores del mundo tierra, en su emigración, después que reine el amor".

Volvimos y fuimos saludados en el Sol, por nuestro Maestro que me dijo: "Estudia y escribe y eleva a la tierra a la perfección de que es capaz, para que esa humanidad, después de la lucha, pase allí el primer día feliz.

Descendimos; la tierra aun es bella: sólo hay que espiritualizarla y el hombre pasará su séptimo día reinando el amor y se dispondrá aquella mansión de dicha y de paz, desde donde trabajará por el progreso de los desagraciados, que no queriendo rendirse a la razón la pierden, e irán a luchar a mundos primitivos (descriptos antes), en tanto que, los Maestros estarán en Sión (Sirio) de están los Consejos del Padre para este plano) descansando un momento de sus luchas, reunidos en Consejo de la solidaridad al amor del Padre

De allí, nos llega la sabiduría porque maestros sabios y demuestran su sabiduría en su completa civilización. La sabiduría, requiere conocer y entender todas las causas que originan todos los efectos materiales y espirituales, hasta llegar al borde de lo inabordable del Creador, que suma la sabiduría de todos y la suya incomprensible; pero de allí abajo hay que comprenderlo todo, incluso la creación de los mundos, como queda aquí expuesto.

Entre todos los hombres de la tierra hoy aun no tienen un gramo de amor desinteresado, que sería el primer grado de civilización y sin ésta no existe la sabiduría.

Hay hombres de sabiduría pero no tienen la sabiduría; que hace la diferencia. Como también está en la tierra la civilización, pero no hay hombres civilizados.

La sabiduría está igualmente, pero no hay hombres que tengan la sabiduría; porque de tener sabiduría a tener la sabiduría, hay tanta distancia como entre el cuerpo y el espíritu y, se sabe que éste es causa y aquel efecto; y como el espíritu es causa del cuerpo, la sabiduría es causa de sabiduría y esta parte de sabiduría y el progreso, son efecto de la sabiduría y causa de las ciencias y éstas se derivan por necesidad directa de la sabiduría la que es causa de ellas, como el Creador lo es de todo y el espíritu lo es del alma y el cuerpo.

Joaquín Trincado en Desdoblamiento y Visión.

Por

Pedro Sandrea

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