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Evaluación docente

Enviado por Rubi


Partes: 1, 2

  1. Definición de evaluación docente
  2. Paradigmas de la evaluación docente
  3. Objetivos y funciones de la evaluación docente
  4. Aspectos a evaluar en la práctica docente
  5. Modelos de evaluación docente
  6. Autoevaluación
  7. Evaluación por pares
  8. Beneficios de la evaluación docente por pares
  9. Desventajas de la evaluación docente por pares
  10. Referencias

La evaluación es un proceso objetivo que busca aclarar aspectos de la realidad, es el uso de parámetros, indicadores, métodos que promuevan la objetividad y la distancia entre lo que se evalúa y las personas involucradas, por lo tanto, es la medición de un fenómeno (Vargas y Calderón, 2005).

La evaluación de la docencia es un proceso de suma importancia, ya que es uno de los principales agentes del desarrollo educativo, y son ellos quienes generan en los estudiantes el conocimiento, las habilidades, actitudes y valores, por ello, no se puede poner a discusión si la práctica docente debe ser evaluada o no (Aguirre et al., 2000).

La docencia es una actividad profesional compleja y que requiere ser considerada desde contextos específicos. Por ello, los procesos de evaluación de la docencia constituyen un reto para las instituciones de educación de los diferentes niveles.

La importancia de la evaluación de la docencia es que puede utilizarse como herramienta para contribuir a la profesionalización de los maestros y, por lo tanto, a la mejora de la formación profesional (Rueda y Luna, 2008).

Definición de evaluación docente

La práctica docente es "la labor que lleva a cabo el maestro dentro del aula para producir aprendizaje y que incluye los procesos de enseñanza" (Díaz et al., 2007, p. 58).

Por lo tanto, la evaluación docente se refiere a la evaluación de la labor del profesor. Vigueras (2000) define la evaluación docente como:

…un proceso en el que se obtiene o interpreta, formal y sistemáticamente la información referente al enfoque de su actuación, seriedad, constancia y profesionalismo, y en particular, cómo responde a la aplicación curricular; por consecuencia, a través de la evaluación se podrían emitir juicios de valor referentes a los productos del proceso-acción, incluso con el fin de reorientar al docente respecto a su desempeño profesional a fin de considerar la innovación y cambio, según sea el caso, y de este modo, lograr mantener los aspectos que inciden en el desarrollo y buen desempeño de los docentes. (p. 237)

Puesto que en la práctica docente se deben considerar diversos aspectos como la filosofía de la institución, el nivel educativo, la formación docente, los tipos de alumno, las políticas educativa nacionales e internacionales, entre otros, en la evaluación docente ocurre lo mismo, hay aspectos que deben considerarse en la implementación (Elizalde y Reyes, 2008).

La evaluación de la práctica docente se debe realizar de acuerdo al propio ejercicio profesional y lo que se espera de él, con el fin de mejorar la actuación docente, promover la motivación o reconocerle social o económicamente su trabajo (Bolívar, s. f.).

Paradigmas de la evaluación docente

Aguirre y et al. (2000) mencionan que en la evaluación docente hay dos paradigmas: una orientada al control (enfoque tradicional) y la otra orientada al desarrollo (búsqueda del perfeccionamiento).

La concepción tradicional tiene sus orígenes en la administración y por ello está orientada al control de los resultados y una de las principales funciones es brindar información para la toma de decisiones. Tiene un carácter cuantitativo al considerar la cantidad de logros y productos, con una connotación de evaluación sumativa.

A través del control se pretende mantener los estándares de calidad, utilizando criterios de eficiencia o de costo-beneficio. Todo esto con el fin de decidir acerca de la permanencia de un docente en un programa o actividad, así como sus méritos para la obtención de estímulos o mejoras salariales. Sin embargo, este tipo de evaluación limita el alcance, ya que arroja sólo datos superficiales que no permiten el abordaje de problemas profundos. Este tipo de evaluación es generalmente es planeada y desarrollada por administradores y directivos más que por los agentes directamente involucrados, es decir, los docentes.

Por otro lado, la evaluación orientada al desarrollo está dirigida al perfeccionamiento, por lo tanto, se busca la mejora continua, tanto del individuo como de la institución, y por ende del currículo. Está asociada a la capacitación y desarrollo docente. La retroalimentación es el elemento clave, ya que la institución debe ofrecer alternativas de capacitación a los docentes que son evaluados.

El enfoque orientado al desarrollo proporciona una amplia información que permite interpretar y entender el actuar de los docentes en el aula, con el fin de que se identifique con claridad los puntos débiles y las vías de desarrollo del profesor. Se considera como evaluación formativa cuyos objetivos son señalar aspectos que pueden ser mejorados y guiar las decisiones para hacerlo. La información está dirigida a los propios sujetos evaluados, quienes participan activamente en el proceso.

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