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La melancolía como experiencia estética: De la Grecia clásica al siglo XVII

Enviado por Luis Felipe Vélez


Partes: 1, 2, 3

  1. Sobre la melancolía en la Grecia antigua
  2. Sobre la melancolía en la Edad Media y el Renacimiento
  3. La melancolía en los siglos XVI y XVII

Sobre la melancolía en la Grecia antigua

1.1. Marco cosmológico general.

La idea de melancolía se ha desarrollado a través de la historia de diferentes modos, cada uno fluctuó por la aparición de nuevos significados, conceptos y teorías sobre el estudio de la misma. La melancolía se entendió básicamente desde la antigüedad como una enfermedad, pasó con el tiempo a ser una virtud, se convirtió en problema, se ubicó en el cuerpo y se proyectó pictórica y literariamente como el estado anímico, emocional y mental que hoy se conoce como tristeza, angustia, tedio, etc. La reflexión sobre la melancolía catalogada y entendida como una enfermedad, se puede ubicar en la llamada "doctrina de los cuatro humores" atribuida a Hipócrates de Cos (460-370 a.C.) En el Corpus hippocraticum el cuerpo humano estaba compuesto por sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra o melancolía. La reflexión de la melancolía como una manifestación de la percepción sensible –aisthesis[1](a?s?es??) expresada en un hacer técnico –techne– (te???) no está dentro de los estudios del Corpus, ni en textos que relacionen de manera directa la melancolía como el influjo primario de la creación; en la Grecia clásica la melancolía era sólo una enfermedad formulada dentro de la mencionada doctrina, y aunque es posible que algunos escultores realizaran figuras humanas tristes y macilentas, éstas de ninguna manera denotaban como tal la constitución corporal de la melancolía que no vino a representarse pictóricamente tal como la conocemos hoy sino hasta mucho después.

La primera referencia sobre la melancolía aunque no lo parezca es Pitágoras de Samos (582-507 a.C.) y sus seguidores, que gestarían el terreno previo de la teoría hipocrática gracias a su concepción sobre las matemáticas, el alma y la organización del mundo por los números. Los pitagóricos eran una comunidad cerrada, agrupada por reglas comunes sobre cuestiones místicas como la trasmigración de las almas –metempsicosis– (µeteµs???s??) y científicas como el concepto de número de quien se pensaba constituía todas las cosas del mundo. El estudio del alma se pensaba desde lo sagrado y lo divino en las llamadas teogonías órficas[2]el alma pura por naturaleza, era capaz de alcanzar el ideal supremo de la perfección, pero en el contacto con la materia de los cuerpos se manchaba y perdía todo aquello que antes la hacia prístina, motivo por el cual al morir estaba obligada a reencarnar en otro organismo hasta que se purificara totalmente. Mucho se podría tratar aquí de la manera como el concepto sobre la trasmigración influyó en posteriores reflexiones [3]pero en lo que respecta a éste trabajo, son las investigaciones matemáticas centradas en la armonía de los números existentes que buscaban la unidad por la perfecta proporción de las partes y de las propiedades, las que fundamentan el concepto al que pretendo llegar.

Pitágoras concebía que el gran sistema del mundo reposaba sobre ciertas bases de las que el ser, la forma y la acción de todas las cosas, tanto las particulares como las generales, son una consecuencia natural de la consideración aritmética. Esta palabra, que deriva del término griego aritmo (a(?tµ?), significa número y se pensaba que conociendo sus propiedades y relaciones, se conocerían las leyes según las cuales la naturaleza existe. Los números determinarían el nexo de unión de todas las cosas y la mecánica del universo entero, se entendían como la base del espíritu y el único medio por el cual se manifestaba la realidad. La Geometría permitía someter a los números a operaciones metafísicas de gran significado simbólico, a esta doctrina pitagórica se le llamó misticismo numérico[4]queriendo indicar la atribución a los números, no sólo de un carácter sagrado, sino también de una realidad sustancial descriptiva tanto de los aspectos cualitativos como de los aspectos físicos de las cosas. Los pitagóricos establecieron que cada número poseía sus propios atributos especiales que los dotaban de ciertas propiedades vitales. El uno simbolizaba el punto, el dos la línea, el tres la superficie, el cuatro el volumen, y estos sumados en conjunto (1+2+3+4) constituían el número diez (10) llamado tetraktys que era el símbolo sagrado de la unidad.

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