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Entrevista al poeta madrileño Francisco Escobar Bravo


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    El poeta guatemalteco, Rafael Mérida Cruz-Lascano  entrevista al poeta madrileño Francisco Escobar Bravo. Desde el Foro de entrevistas de PLANETA DE ESCRITORES, España.- Septiembre 15/2008.

    El Poeta Francisco Escobar Bravo, originario de Madrid (1946). Quien desde jovencito descubre su afición al canto y por su timbre y modulación se le facilita la interpretación, entre las cuales se cuentan, romanzas de zarzuela. Antes de los 17 años, se inicia en la literatura escribiendo cuentos cortos y poemas. En Planeta de escritores le hemos leído sus obras, presentadas bajo varios estilos literarios, por lo que lo tomamos, con mucha confianza, como un Poeta Clásico. Pero de este poeta polifacético debemos decir que además del Canto clásico, asimismo incursionó en el periodismo y en la rdio, en ésta última obtiene titulación.

     - Don Francisco, muchos aquí no le conocíamos estas otras facetas de su trayectoria, dentro de las Artes Plásticas, pero nos centraremos únicamente a la literaria. Sabemos que se inicia con los cuentos cortos. Todo poeta cuando se inicia (y éste es un factor generalizado), "tiene un maestro", el hogar; ya sea uno o varios poetas consagrados; el medio ambiente y en algunas ocasiones su propia soledad. ¿Cómo fue su personal acercamiento?-

    R: Esas otras facetas a las que se refiere, amigo Rafael, como son el canto y la radio tienen sus orígenes a muy distinta edad y de muy diversa manera. Al hablar de radio mejor hablemos de radio-afición. Sobre todo de la Banda Ciudadana, cuando era pirata; ya que cuando me legalicé, obteniendo los Títulos correspondientes de EC y de EA, esa afición se me pasó. Se conoce que siempre me ha gustado lo prohibido y que al tener legalizada mi situación en ese aspecto perdí todo el interés por la emisora. Actualmente duerme el sueño de los justos en algún armario de mi casa, creo.

    Pero mientras emitía de forma ilegal, sobre mis 33 años, sí escribí en varias revistas especializadas. Siempre historias ficticias sobre los sucesos que me sucedían, ya que de técnica poco sabía. Hice buenos amigos a través de ese aparato. Más que amigos, conocidos. Ya que no he vuelto a saber de ellos, como suele suceder cuando uno deja de ser rico y de invitar a whysky.

    El canto sí fue una afición seria desde muy niño. Pero pronto me di cuenta de que nunca sería un gran cantante lírico, así que abandoné los estudios después que un maestro me destrozara la voz de tenor lírico ligero de mis 17 años. A los 31 retomé los estudios con un tenor cubano e imposté un tesitura de barítono lírico. Pero siempre hubo la enorme duda de si realmente era un tenor corto o un barítono de amplia extensión. Así que decidí dejarlo, máxime comprobando que muy pocos viven de la música. Y yo ya tenía una familia, con tres hijos, y dos empresas propiedad una de mi madre y otra de mis hermanos y mía.

    ¿Lo de la Literatura? De chiquillo leí mucho. Toda una colección de novelas juveniles de la Colección Cadete, que comprendía todos los títulos de autores como Julio Verne, Dumas, Stevenson, etc. Aquella Editorial tenía otra colección titulada Clásicos Cadete. Y en ella fue donde descubrí La Ilíada, las Vidas Paralelas de Suetonio y muchas otras obras más como la Historia de los Argonautas y demás héroes griegos y romanos. Me agradó mucho La Eneida, de Virgilio, particularmente. Cuando ya de mayor las he leído en sus versiones íntegras las he disfrutado más, por supuesto. Pero aquellas lecturas me sirvieron de mucho, opino. Entre otras cosas, en esa época era todo un experto en Mitología Griega.

    Hubo dos libros que cayeron en mis manos y que creo que marcaron mi vida: Rimas y Leyendas, de Bécquer y La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca. También leí el Quijote, por supuesto, pero en una versión escolar y como asignatura. Por eso no descubrí en aquellos momentos la gran comicidad que contiene la novela de Cervantes cosa que hice más tarde al leer la edición original.

    La lectura de La venganza de Don Mendo me inspiró a mis 15 años la creación en verso de una historieta cómica, pero pésima, titulada La venganza de Rosendo. Mejor olvidarla. Aunque dio la casualidad de que, a los dos años, mi primer maestro de canto llevase ese nombre: Rosendo. Casualidades, supongo.

    También escribí, en octavas – si podían llamarse así – un principio de La Ilíada. Pero fueron muy pocos los versos que escribí sobre ese tema.

    Mi primer contacto con la Poesía se produce antes de cumplir los 17 años y en mi página se encuentran los resultados. Hay poemas hermosos. Más líricos, naturalmente, que los de ahora y mucho más ingenuos que me agrada leer de vez en cuando.

    Más tarde, tras conocer a mi novia, escribí varios poemas que sí considero buenos. Entre ellos el de ¿Qué mejor poesía habrá que el verso..? Que creo haber publicado en este Foro y que en todos los que ha sido expuesto ha alcanzado gran éxito.

    La vida del trabajo, la crianza de los hijos y los negocios me apartan de la Poesía aunque de vez en cuando escribía algún poema. Parece mentira que a esa edad de los 18 a 20 años escribiese tanto sobre la muerte. Una grande influencia becqueriana, lo tengo claro.

    Mi descubrimiento de la Poesía tiene lugar cuando escucho las versiones que sobre los poemas de Antonio Machado canta Joan Manuel Serrat, a mis 21 años. Y es cuando leo realmente a ese poeta, a Miguel Hernández y a Quevedo. Hasta ese instante nunca pensé que podía ser poeta. Es la lectura de esos maestros y de otros, como Zorrilla y Espronceda, la que empieza a inspirarme realmente. Leo también a Calderón, Lope y Tirso, pero no me considero en su estilo aunque puede que actualmente escriba en él.

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