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La ciencia para todos


Partes: 1, 2, 3, 4

    1. La química en México. Un poco de la historia científica mexicana
    2. Los átomos en elementos y compuestos
    3. Símbolos y fórmulas químicas
    4. Los ácidos, las bases y las sales
    5. Otras sustancias conocidas antes de la conquista
    6. La química en la colonia
    7. Metales y no-metales
    8. El siglo XIX en nuestro país
    9. Química orgánica e inorgánica
    10. La creación de la primera escuela de química
    11. Los anticonceptivos orales y la cortisona
    12. El Instituto Mexicano del petróleo
    13. Reducción y oxidación, pilares de la química
    14. La revolución verde
    15. El petróleo y sus quimiderivados
    16. Macromoléculas
    17. Contraportada

    Introducción

    QUÍMICA: LA CIENCIA CENTRAL

    Podría decirse que la química es la ciencia de las transformaciones de la materia. Durante un cambio químico, la apariencia de las cosas se modifica de manera radical. Por ejemplo, parece mentira que a partir de un metal muy activo (el sodio) y un gas tóxico verdoso (el cloro) se obtenga la sal con la que condimentamos los alimentos. Tampoco el leño que se mete a la hoguera en nada se parece a las cenizas que se recogen y a los gases que se producen durante su combustión.

    Esa magia del cambio químico ha fascinado a la especie humana durante siglos. Es suficiente imaginar la cara de los primeros humanoides al ver el oscilante e inexplicable fuego durante una combustión, o la de quien por primera vez logró transformar las piedras ¡en lustrosos metales! También debió ser espectacular el descubrimiento alquímico del mercurio. Basta calentar el mineral rojizo llamado cinabrio para ver cómo se empiezan a condensar las gotas de este bello metal líquido.

    Aunque la explicación científica del cambio químico tardó muchos siglos en llegar, el hombre aprendió a transformar los materiales desde sus primeras épocas. En el primer capítulo de este libro citamos algunos casos notables logrados en el valle del Anáhuac y zonas circunvecinas, antes y después de la Colonia. Los dos capítulos restantes están dedicados a comentar otros tantos ejemplos de lo que la química puede hacer para transformar la materia. Es suficiente trastocar mínimamente la estructura de las moléculas para obtener nuevos productos, con propiedades totalmente diferentes. El primer ejemplo trata someramente la química del petróleo y el segundo la existencia y producción de moléculas gigantes, llamadas polímeros. En ambos comentaremos la situación de México.

    Hoy, la química es considerada una ciencia básica. Con justicia se le denomina la ciencia central, pues se nutre de los resultados de la física y proporciona a la biología el fundamento molecular de los fenómenos en los seres vivientes.

    Hace apenas 200 años que los trabajos de pioneros dieron base sólida y método científico propio a la química. Se trata, sin duda, de una ciencia joven. Sin embargo, ese tiempo relativamente corto ha servido para orientar al hombre hacia la transformación de la naturaleza. La química ha sido útil para obtener nuevos materiales, de los que estamos rodeados, para interpretar multitud de fenómenos, incluida la vida misma. No obstante, no siempre estas transformaciones inducidas se han llevado a cabo con el respeto que la naturaleza merece. En el proceso de sanear nuestra contaminada biosfera, la química también habrá de ser empleada como herramienta central.

    El objetivo medular que se persigue es que el lector haga propios los alcances de esta ciencia y se percate de su presencia constante en la vida cotidiana del ser humano moderno, en este país y en el mundo entero. Intentamos, pues, compaginar este trabajo justificando así el nombre de esta serie: La Ciencia desde México.

    Cuando se hace necesario empleamos palabras propias del vocabulario químico, así como fórmulas; no hacerlo sería equivalente a querer narrar un partido de futbol sin mencionar tiro de esquina, pena máxima o ni siquiera, ¡gol! Sin embargo, hemos puesto cuidado de no inundar el texto de tecnicismos que lo vuelvan ilegible. Es más, la incorporación del lenguaje químico se ha hecho paulatinamente. La densidad de conceptos y fórmulas es mayor hacia el final.

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