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Nuttin y el psicoanálisis (página 2)

Enviado por luciansco


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  1. Comparar el papel del conflicto y noción de equilibrio entre Freud y Nuttin.

    El psicoanálisis encara el problema del conflicto entre las fuerzas psíquicas desde un punto de vista psicopatológico.

    La represión se considera el proceso central en el cual desemboca el estado conflictual dentro del psiquismo. Los factores en conflicto son la libido autóctona y el superyó, que es de naturaleza mas bien exógena, ya que su contenido está constituido por las influencias sociales exteriores. El conflicto es esencialmente patógeno en sus resultados.

    El estado de equilibrio psíquico es caracterizado desde un punto de vista patológico. El equilibrio normal se realiza gracias a que los factores reprimidos están refrenados, o llegan a escamotear la censura. En esas condiciones, el equilibrio psíquico consiste en el hecho de que los factores patógenos no surtan sus efectos.

    Es probable que la personalidad, considerada desde de la psicología general o normal se presente bajo un aspecto un poco diferente. Es posible también que en el hombre normal la situación conflictual en el interior de su psiquismo se manifieste bajo otras formas distintas de la represión. La deformación profesional del psicopatólogo induce a veces a considerar el fenómeno normal como una desviación del anormal.

    NUTTIN: La estructura dinámica de la personalidad está caracterizada por conflictos y tensiones interiores.

    Hablamos de conflicto específicamente humano.

    El hombre, por el contrario, manifiesta, al lado de dinamismos análogos a los del animal, un rasgo característico: su vida no se desarrolla en el interior de un campo delimitado por la especie biológica. Su dinamismo desborda el curso del desarrollo automático o biológico del organismo. En el psiquismo humano se manifiesta un impulso a una cierta superación de sí mismo, es decir una fuerza que tiende a trascender, mediante una intervención consciente y un esfuerzo personal. La forma como el hombre se libera de ese curso automático del desarrollo de su ser, constituye una actitud personal.

    El proceso que acabamos de describir es el hecho mas saliente del comportamiento humano tomado en su totalidad y comparado como tal con el comportamiento de los animales. La actividad humana se caracteriza por un desarrollo y un progreso que contrasta con el estancamiento de la conducta animal.

    Sin embargo el hombre individual es necesariamente un ser en contacto constante con su medio y con los hombres que lo rodean.

    En las distintas culturas ese impulso se presenta bajo formas diferentes.

    Esa fuerza interior generadora de progreso no es más que la actualización de potencialidades siempre renovadas en el hombre. Es un dinamismo vinculado a la función cognoscitiva. Una imagen ideal, es decir una imagen de lo que el hombre se propone hacer de sí mismo de lo que el hombre desea llegar a ser, está presente más o menos conscientemente en él.

    Aunque se inspire siempre en las situaciones sociales y culturales en las cuales vive el hombre, es ella al mismo tiempo, en mayor o menor medida, fruto de una situación y de una espontaneidad personal.

    A menudo se considera ese impulso como la simple fuerza orgánica manifestada por el organismo viviente en el desenvolvimiento de su forma biológica propia. Todo organismo vivo posee, en efecto, una actividad dirigida hacia un desarrollo más acabado y hacia una integración más completa de elementos del medio.

    De ahí esa forma específicamente humana de la tendencia a la expansión de sí: por una parte, la forma de personalidad hacia la cual tiende el hombre está presente en él como una especie de ideal; y por otra, el hombre toma posición respecto de su forma actual de personalidad y de las tendencias que en él actúan.

    En el hombre que ha hecho suyo ese último ideal de abandono al impulso, palpitan también quizás tendencias a un desarrollo más constructivo.

    Esa forma característica bajo la cual se presenta en el hombre el dinamismo del impulso a la realización de sí mismo, provoca un estado activo de conflicto, es decir una oposición vivida y una tensión en el interior mismo del dinamismo psíquico. A cada instante se encuentra, como persona, frente a varias formas posibles de realización de su personalidad y a fuerzas que actúan en direcciones divergentes.

    El instinto sexual constituye una de las fuerzas conflictuales más poderosas que la realización de una imagen constructiva de la personalidad tenga que dominar.

    El estado de conflicto que se manifiesta en el interior del hombre tiene que enraizarse profundamente en la forma humana de la vida psíquica. El conflicto es esencial y fundamentalmente un estado de tensión constructiva en el hombre normal.

    Explique como se da el dinamismo psíquico para Nuttin.

  2. FREUD: ( Conflicto= Freud)

    Es aquí donde nos oponemos a las ideas de Freud. Según éste, la línea del desenvolvimiento humano no exigiría otra explicación que la del animal.

    La dinámica fundamental descansa sobre dos clases de datos:

    1) Freud: Creía comprobar que el instinto sexual cumple una función capital en la producción del conflicto en que se originan los trastornos psiquícos.

    Incluso todas las clases de actividades y móviles contienen elementos de la libido sexual. Sobre esta base pareció ver en la libido la fuerza psíquica universal mostró que la libido podía adoptar una gran variedad de formas.

    ¿Cuál es la necesidad fundamental en el hombre?

  3. El dinamismo tiende a trascender por medio de la realización de unas potencialidades específicamente humanas, el proceso de expansión automática del organismo psicofisiológico. Su influencia es directamente constructiva, es decir, que, contrariamente a la teoría freudiana, engendra los valores culturales, no mediante una transformación de fuerzas, sino por medio de una actualización de potencialidades propiamente humanas.

    En psicoterapia son las necesidades más frustradas en una época dada las que se colocan en primer plano. Por esta razón se trata de examinar más sistemáticamente las necesidades humanas, tomando al ser total del hombre en su normalidad.

    Encontramos como dinamismos fundamentales: el instinto sexual (Freud) y el instinto de poder (Adler). Además el psicoanálisis ha pretendido que toda la dinámica constructiva en el hombre se reduciría en último análisis a la libido sexual; de manera que esa necesidad no sería solamente el dinamismo fundamental, sino que constituiría en definitiva la única fuerza positiva. De este modo, la estructura dinámica queda reducida a su forma más simple.

    Sintetizar la idea de desarrollo constructivo y la integración de la personalidad normal.

  4. Necesidades fundamentales en el hombre: El hombre necesidad de afecto, como la tiene de comida; se esfuerza por obtener de los demás un cierto reconocimiento de su personalidad; experimenta necesidades sexuales y trata también de dar un sentido a su vida y a su trabajo.

    En el curso de ese procesos de desarrollo integrador el hombre tiene en cada instante una elección que hacer. Tiene que elegir entre la satisfacción de ciertas necesidades en una u otra línea de dichas potencialidades.

    Por el reiterado consentimiento a satisfacer determinadas necesidades y por la no satisfacción de algunas otras, se desarrolla casi siempre el dinamismo humano en ciertas direcciones privilegiadas. Unas potencialidades presentes en la personalidad son explotadas, en tanto que otras quedan sin aprovechar. Se buscan conscientemente ciertos objetos, haciendo ellos surgir nuevas orientaciones dinámicas, en tanto que no se otorga satisfacción a otros deseos.

    En virtud de esa canalización el comportamiento humano se desarrolla en determinadas direcciones, quedando otros senderos casi sin frecuentar. Así, ciertas posibilidades reales de desarrollo desaparecen o se atrofian progresivamente, porque no dan lugar a actividades que coronen el éxito, es decir, a una actividad en la línea de las aspiraciones del sujeto.

    El desarrollo de la personalidad debe concebirse, como el desarrollo de los contenidos dinámicos y del comportamiento en general.

  5. El desarrollo equilibrado se realiza más bien en virtud de una integración en la cual se encuentran en una u otra forma de ideal personal, las dos líneas de construcción.
  6. FASES EN EL PROCESO DE INTEGRACIÓN DE LA PERSONALIDAD:

Primera fase de la integración: se desenvuelve en la esfera íntima. Consiste en la aceptación íntima de sí. Es decir que se acepta positivamente el conjunto de rasgos, de las potencialidades, de lo que experimenta en el fondo íntimo del propio yo. Esa aceptación es, aceptar ser él a partir de esos datos tal como los encuentra a sí mismo. Gasta su energía en rebelarse contra sí mismo, contra la sociedad, etc.

Segunda fase: Se desenvuelve en el nivel de la socialización de la personalidad.

Este aspecto del proceso de integración consiste en hacer suyas las formas y posibilidades de existencia que ofrece o impone el medio cultural en que uno se encuentra. Su personalidad se encierra en sí misma, y, una vez más, el dinamismo psíquico se consume en irritación estéril o destructiva.

Tercera fase: Es la reducción del antagonismo entre la esfera íntima y las estructuras sociales de la personalidad. Durante esta fase, las dos esferas llegan a aproximarse en la unidad de un yo social, donde lo íntimo no es ya el yo frustrado, y donde lo social no es ya tanto la máscara cuanto una forma de expresión.

Esto implica que la tensión interna que caracteriza el dinamismo psíquico del hombre se disuelve por medio de la canalización de las necesidades de las ya habladas.

Distinguir lo normal de lo patológico.

7) Lo normal y lo patológico tienen que concebirse desde un punto de vista funcional. El carácter patológico reside en una estructura de conjunto, no en el carácter material de los distintos elementos que en él se integran. Lo que importa en el estudio del funcionamiento normal de un organismo es la función respectiva de los distintos elementos dentro de la estructura global, así como el conjunto de los mecanismos o procesos que aseguran dicha actividad integrada.

El elemento normal o anormal debe buscarse en el factor activo que es el responsable del arreglo funcional de los diferentes componentes del organismo y del psiquismo y no es uno u otro de dichos elementos aisladamente considerados. Ese factor activo puede compararse al organizador de que nos habla la embriología experimental.

El estudio del desarrollo patológico es de fundamental importancia para atraer la atención sobre la influencia que ejercen la ausencia y la presencia de determinados factores.

Cuando destacamos la distinción que debe hacerse entre lo patológico y lo normal en el estudio de la personalidad humana, la razón principal que aboga a favor de un estudio directo de lo normal, es que el funcionamiento global y la función respectiva de los distintos elementos dentro de la estructura del conjunto no son idénticos en uno y otro caso.

El hecho de que una formación patológica en el hombre adulto se asimile mucho a un elemento de la fase primaria de su desarrollo, en tanto que la estructura adulta normal se diferencia considerablemente de ella, no alega a favor de una interpretación de lo normal en función de lo patológico. Lo normal no es más que una forma de organización progresiva del conjunto de los elementos psíquicos.

 

Trabajo realizado por

Luciana Scodellaro.

Docente de EGB

CÁTEDRA: Psicología de la personalidad.

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