Siendo bien pequeño y viviendo los últimos años del capitalismo en Cuba, asiduamente visitaba un "callejón comercial" conocido en mi ciudad natal, Pinar del Río como "La Cueva", atravesaba desde la arteria principal (Calle Martí), hasta su paralela (Calle Máximo Gómez), en dicho lugar comercial existían cafeterías, peleterías, tiendas, barberías, pequeños restaurantes, y claro, no podía faltar la vieja librería, con libros bien viejos, y cuyos dos dueños (también viejitos) y con cara de libros viejos, lo trataban a uno de una forma especial, explicativos y denotando el conocimiento de su oficio.
Así comencé a acercarme a la literatura, conociendo a Cervantes, Martí, Salgari, Mark Twain, Julio Verne, los hermanos Grimm y muchos otros; también ahí adquirí muchos otros títulos que nunca leí, ya que, por supuesto, no tenía que pagar, pues la cuenta se la enviaban a mi "gallego" padre, y este la costeaba con gusto, porque a su entender (también gallego), contribuía así a la formación general de aquel que "algún día sería su hijo médico".
En una de las asiduas visitas al lugar, y como lanza predestinada, rodó de un alto estante un libro, cuyo título no recuerdo, pero que bien podría ser "La crítica de la crítica" o "Criticar a la crítica", no recuerdo bien, pero en mí se ha forjado el título "Crítica vs Crítica". Su autor, ni hablar, pesaban contra mí, mis pocos años de edad y poco nivel para entender toda aquella habladuría (mientras más leía, menos entendía), sólo recuerdo su carátula, sumamente amarilla, con grabados del teatro antiguo, donde se podía leer el nombre del autor, en inglés. Lo importante, para mí, en estos momentos, ya no es el autor ni su contenido (del que sólo recuerdo, pudo ser bien un actor o un director teatral, bien maltratado por una constante y feroz crítica y que él arremetía también ferozmente contra ella, aduciendo que el crítico "trata" de destruir en una sola lectura periodística lo que al artista le costó meses en crear) lo importante para mí es el sentido de la crítica y hasta dónde la misma puede ser utilizada en provecho del hecho artístico a la que va encaminada.
Retomo el hecho de predestinación al caer aquel libro en mis manos, pues cambió mi destino, no pude complacer a mi "gallego padre" y en lugar de "doctor", he consagrado casi cuatro décadas, a mi carrera como actor y director teatral, por lo que la crítica me ha acompañado durante estos largos y maravillosos años, como el collar a su perro, que "unas veces aprieta y otras afloja".
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