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Luz difusa (página 2)

Enviado por Jesús Castro


Partes: 1, 2

Las directrices científicas de la misión han considerado oportuno localizar el pre-Edén según parámetros básicamente cartográficos y geodésicos extraídos de modelos contemporáneos, y menos prioritariamente sobre datos tectónicos de placas antiquísimas (referidos éstos a la comparación algorítmica evolucionaria de mayas de líneas fisurales litosféricas), debido a la cuestión de la deriva continental (véase Nota, abajo).

NOTA:

En 1885 y basándose en la distribución de floras fósiles y de sedimentos de origen glacial, el geólogo suizo Suess propuso la existencia de un supercontinente que incluía India, África y Madagascar, posteriormente añadiendo a Australia y a Sudamérica. A este supercontinente le denominó Gondwana. El astrónomo y meteorólogo alemán Alfred Wegener (1880-1930) fue quien defendió que los continentes en el pasado geológico estuvieron unidos en un supercontinente de nombre Pangea, que posteriormente se habría disgregado por "deriva continental". Su libro Entstehungder Kontinenteund Ozeane (La Formación de los Continentes y Océanos; 1915) tuvo poco reconocimiento académico y fue criticado por falta de evidencia a favor de la "deriva", por ausencia de un mecanismo teórico que la causara, y porque se pensaba que tal deriva era físicamente imposible.

La teoría de la deriva continental evolucionó dando lugar a la teoría de La Tectónica de Placas. Denominamos "placas" a cada una de las porciones de la litosfera terrestre que se mueve de manera independiente. Poseen forma de casquete esférico y unos límites definidos por procesos intensos de sismicidad y vulcanismo. Se les denomina "litosféricas" porque afectan tanto a la corteza como a la parte superior del manto, que se desplaza de forma solidaria con ésta. Los límites de las placas pueden ser de tres tipos, según el movimiento relativo que de las placas:

? Límites divergentes o dorsales: donde el movimiento es de separación.

? Límites convergentes o fosas: donde el movimiento es de aproximación.

? Límites o fallas transformantes: donde el movimiento es paralelo.

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En el caso de los Límites Divergentes, como el movimiento de las placas es de separación, se crea un "hueco" en la litosfera que es aprovechado por rocas magmáticas para generar nueva corteza oceánica, por lo que a estos límites también se les denominan "zonas de Dorsal" o "límites constructivos".

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En el caso de los Límites Convergentes, una de las placas (la más densa) se introduce bajo la otra en un proceso que se denomina "subducción". A estos límites también se denominan "fosas", "zonas de subducción" y "límites destructivos", y presentan intensa sismicidad y vulcanismo.

En estas zonas de subducción (es decir, en los límites convergentes) la placa más densa suele ser la litosférica oceánica y la menos densa suele ser la litosférica continental. Las altas temperaturas reinantes en el manto producen la fusión del tramo de litosfera subducida que tiene mayor profundidad, ocasionando la destrucción del mismo.

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En el caso de los Límites Transformantes, donde el movimiento de las placas es paralelo y de sentido contrario, hay una intensa sismicidad. Son conocidos también por "zonas de falla transformante" o "límites transcurrentes".

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El motor del movimiento de las placas procede del manto, según el modelo actual de la convección del fluido magmático. La convección es un mecanismo de transmisión de calor que permite explicar el movimiento de los continentes. Actualmente se cree que la convección afecta a la totalidad del manto. En la siguiente ilustración se puede observar materiales calientes (en amarillo) que ascienden y forman en la superficie límites divergentes y litosfera fría (en azul), que desciende por subducción hasta el núcleo:

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Corrientes de convección en el fluido magmático:

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Esta característica dinámica del planeta hace que su epidermis litosférica esté en continua renovación, de tal manera que cada cierto número de eones de tiempo toda la litosfera es reemplazada por completo y sustituida por otra corteza de más reciente formación. Se trata de algo parecido al fenómeno de descamación y surgimiento de nuevas capas de piel en el organismo humano, proceso continuo y sin final; pero la diferencia aquí, en dinámica cortical terrestre, es que la "descamación" no es hacia fuera sino hacia dentro (hacia el núcleo).

Podemos realizar un cálculo aproximado por exceso en el tiempo de la renovación litosférica completa, considerando la mínima velocidad de desplazamiento (deriva) de una placa tectónica sobre el manto como un dato, a razón de 1 cm por año, y tomando como otro dato el diámetro máximo de la placa en un tercio de la longitud del ecuador, o sea, unos 13·106 metros. En estas condiciones, la renovación completa ocurre en un lapso inferior a 13·108 años.

Esto significa que la litosfera terrestre de hace aproximadamente 13·108 años ya ha sido completamente removida o renovada, por lo que si el Primer Día Creativo tuvo lugar en las proximidades de ese tiempo pasado lejano, entonces, muy probablemente, la corteza del planeta que existía en aquella época no ha dejado ningún rastro de su existencia; y para cuando se produjo el Sexto Día Creativo no quedaba ya vestigio alguno de la misma. El suelo del lugar que hemos denominado pre-Edén se encontraría, tal vez, fundamentalmente disperso en el magma incandescente de las entrañas de nuestro planeta, a la espera de ser estructurado aleatoriamente en el futuro.

La luz difusa.

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¿Qué contemplaría un observador terrestre, un astronauta, mirando a través de las ventanas de su nave, al flotar ésta sobre la superficie oceánica primordial de nuestro planeta, a unos 3 mil metros por encima del fondo marino, coincidente éste con el teórico lugar geodésico del pre-Edén, hace aproximadamente 109 años?

Observaría una tenue claridad difusa que baja desde una bóveda nubosa a modo de cielo permanente y que se filtra (dicha claridad) a través de una bruma atmosférica igualmente perenne, alejando las tinieblas de la noche y cayendo suavemente sobre una superficie oceánica ininterrumpida, cumpliendo el papel de un amanecer insípido. Posteriormente, tras más o menos 10 ó 12 horas, esa luminosidad es definitivamente vencida por las tinieblas de la noche, en un lento y monótono atardecer.

Tras 2 ó 3 días de permanencia en este lugar, el astronauta pone en funcionamiento los motores de su nave y asciende a través de la bruma, perdiendo prontamente de vista la superficie oceánica. Asciende en su vehículo por entre las nubes, y, a medida que gana altura, la luminosidad aumenta. Después de un centenar de kilómetros de ascenso, nota que las nubes van desapareciendo y los rayos solares se hacen inundantes. Finalmente, a 7 mil kilómetros de distancia de la superficie oceánica del planeta, puede contemplar la esfericidad del mismo y la densa capa nubosa que lo envuelve, así como el Sol hacia atrás, y la Luna, y las estrellas, y también otros elementos lejanos del espacio profundo.

Conclusión.

El libro "La vida… ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación?", editado por la Sociedad Watchtower Bible And Tract en 2006, páginas 25 a 28, comenta:

«Como sucede en el caso de otras cosas que son mal representadas o mal entendidas, el primer capítulo [del Génesis] merece por lo menos una audiencia imparcial. Lo que es necesario hacer es investigar con el fin de determinar si la narración armoniza con los hechos conocidos, no amoldarla de modo que encaje en alguna armazón teórica. También debe recordarse que el relato de Génesis no fue escrito para mostrar el "cómo" de la creación. Más bien, informa progresivamente sobre acontecimientos abarcadores e importantes; describe las cosas que fueron formadas, el orden en que se dio forma a éstas, y el espacio de tiempo, o "día", en que cada una apareció originalmente.

Al examinar el relato de Génesis, es útil tener presente que éste aborda los asuntos desde el punto de vista de personas que estuvieran en la Tierra. Por eso describe los acontecimientos como los habrían visto observadores humanos si éstos hubieran estado presentes. Esto se puede notar por la manera como [la Sagrada Escritura] trata los acontecimientos del cuarto "día" de Génesis. Allí se da una descripción del Sol y la Luna como grandes lumbreras en comparación con las estrellas. Sin embargo, una gran cantidad de estrellas son mucho mayores que nuestro Sol, y la Luna es insignificante en comparación con ellas. Pero no para un observador terrestre. Por eso, como se ve desde la Tierra, el Sol parece ser una "luz mayor que rige el día", y la Luna una "luz menor que domina la noche" (Génesis 1: 14-18).

La primera parte de Génesis indica que la Tierra pudo haber existido por miles de millones de años antes del primer "día" de Génesis, aunque no dice por cuánto tiempo. Sin embargo, sí describe lo que era la condición de la Tierra precisamente antes que comenzara aquel primer "día": "Ahora bien, la tierra resultó sin forma y desierta y había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa; y la fuerza activa de Dios estaba moviéndose de un lado a otro sobre la superficie de las aguas" (Génesis 1:2).

¿Cuánto dura un "día" de Génesis? Para muchos, la palabra "día" usada en el capítulo 1 de Génesis significa 24 horas. Sin embargo, en Génesis 1: 5 se dice que Dios mismo divide el día en un período más corto, y sólo llama día a la porción que tiene luz. En Génesis 2: 4 a todos los períodos de creación juntos se llama un "día": "Ésta es una historia de los cielos y la tierra en el tiempo de ser creados, en el día [los seis períodos de creación] que hizo Jehová Dios tierra y cielo".

La palabra hebrea "yohm", traducida "día", puede significar espacios de tiempo de diferente duración. Entre los significados posibles, el libro Old Testament Word Studies (Estudios sobre palabras del Antiguo Testamento), de William Wilson, incluye los siguientes: "Un día; frecuentemente se pone por tiempo en general, o por un tiempo largo; todo un período que se esté considerando […] También se pone día para una sazón o tiempo particular en que sucede cualquier acontecimiento extraordinario". Esta última oración parece aplicar bien a los "días" de la creación, porque ciertamente éstos fueron períodos en que, según se describe, sucedieron acontecimientos extraordinarios. Esto también permite concebir períodos mucho más extensos que espacios de 24 horas.

El capítulo 1 de Génesis usa las expresiones "tarde" y "mañana" con relación a los períodos de creación. ¿No indica esto que estos períodos duraron 24 horas cada uno? No necesariamente. En algunos lugares la gente suele hacer referencia a la duración de la vida de un hombre como su "día". Se habla del "día de mi padre" o de lo que pasó "en el día de Shakespeare". Quizás hasta dividan ese "día" de la duración de la vida y digan: "en la alborada [o mañana] de su vida" o "en el ocaso [o tarde] de su vida". Por eso, "la tarde y la mañana", en el capítulo 1 de Génesis, no limita el significado a un período literal de 24 horas.

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"Día", como se usa en la Biblia, puede incluir verano e invierno, el paso de las estaciones (Zacarías 14: 8). "El día de la siega" envuelve muchos días. (Compárese Proverbios 25: 13 con Génesis 30: 14). Mil años son comparados con un día (Salmo 90: 4; 2 Pedro 3: 8, 10). El "Día de Juicio" abarca muchos años (Mateo 10: 15; 11: 22-24). Parecería razonable que los "días" de Génesis también pudieran haber abarcado extensos espacios de tiempo… milenios. Entonces, ¿qué aconteció durante aquellas eras de creación? ¿Es científico el relato de ellas que se suministra en la Biblia? A continuación se da un repaso de aquellos "días" como se expresa en Génesis.

Primer "día". ""Llegue a haber luz." Entonces llegó a haber luz. Y empezó Dios a llamar la luz Día, pero a la oscuridad llamó Noche. Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día primero." (Génesis 1:3, 5).

Por supuesto, el Sol y la Luna estaban en el espacio sideral mucho antes de este primer "día", pero la luz de éstos no llegaba a la superficie de la Tierra de modo que un observador terrestre pudiera verla. Ahora, evidentemente la luz llegó a la condición de hacerse visible sobre la Tierra en este primer "día", y la Tierra, al girar, empezó a tener días y noches en alternación.

Aparentemente la luz llegó en un proceso gradual, que se extendió por un largo espacio de tiempo, no instantáneamente como cuando se enciende una bombilla eléctrica. La versión de Génesis por el traductor J.W. Watts refleja esto con las palabras: "Y gradualmente llegó a existir la luz" (A Distinctive Translation of Genesis [Una traducción distintiva de Génesis]). Esta luz provenía del Sol, pero el Sol mismo no podría divisarse a través de la nubosidad. Por eso, la luz que llegaba a la Tierra era "luz difusa", como lo indica un comentario acerca del versículo 3 en la Emphasised Bible (Biblia Enfatizada) de Rotherham».

 

 

Autor:

Jesús Castro

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