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Importancia de la religión en los ancianos

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    Publicación original: Colombia Médica, 1998; 29: 155-157 – ISSN 1657-9534, Reproducción autorizada por: Corporación Editora Médica del Valle, Universidad del Valle, Cali, Colombia

    RESUMEN

    Esta es una revisión sobre el impacto de la religión en los ancianos. Casi 95% de los ancianos oran regularmente y usan la religión como recurso. En contraste, sólo 2% de las publicaciones médicas incluyen la religión. La religiosidad tiene dos orientaciones intrínseca (individual) y extrínseca (grupal). Ambas orientaciones se asocian con la salud en los ancianos; disminuyen la mortalidad cardíaca, el estrés y la depresión; aumentan la satisfacción de vida y el bienestar. También hay disminución de ansiedad y depresión ante la muerte. Para explicar sus beneficios, se describen mecanismos como el promover un estilo de vida saludable; proveer fe, esperanza y sentido de trascendencia; dar apoyo socioemocional; proporcionar comunicación (el escuchar), relajación y catarsis. Los profesionales deben explorar las creencias religiosas para usarlas como recurso complementario en el tratamiento de los pacientes ancianos.

     

    Palabras claves: Religión. Salud. Ancianos. Espiritualidad. Geriatría. Calidad de vida.

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    Las necesidades espirituales son inherentes al ser humano. Durante la historia de la humanidad, el hombre ha buscado llenar con la religión el vacío espiritual que siente. En el siglo pasado, Galton (citado por Roland1) planteó las relaciones entre la religión y la salud. En la medicina de este siglo, el modelo reduccionista había predominado, pues al separar la enfermedad física de lo mental y de lo espiritual, se pensaba que la religión tenía poca relación con la ciencia. Este enfoque reduccionista de la medicina ha sido incompleto para tratar a los seres humanos. Por ello, en las últimás décadas, con el modelo holístico de la medicina y la visión del ser humano en su totalidad, se ha visto la necesidad de reconsiderar la religión para completar el modelo biopsicosocioespiritual2. La religión no reemplaza pero sí complementa una buena práctica médica.

    RELIGION Y SALUD EN LOS ANCIANOS

    La afiliación religiosa no es suficiente para cuantificar el efecto de la religión. Qué tan religiosa es una persona, es más importante. Por ello hay dos orientaciones de la religiosidad en las personas, una es la intrínseca y otra es la extrínseca3,4. Ambos tipos de religiosidad se relacionan entre sí, pero se pueden estudiar por separado. La religiosidad intrínseca incluye un compromiso de vida y una relación personal con Dios, es decir, las actitudes o creencias, la fe, la oración personal, la lectura personal de las Escrituras. Por ejemplo, la religiosidad intrínseca se asocia con una alta satisfacción de vida en pacientes ancianos enfermos, con una alta autoestima y baja depresión en ancianos en la comunidad, y con unos bajos niveles de estrés y depresión en ancianos en duelo conyugal4-6 La religiosidad extrínseca incluye las actividades religiosas comunitarias (p.e., grupos de oración) y las rituales (p.e., ceremonias, celebraciones).

    Los médicos investigadores fallan usualmente al considerar la religión como algo sin importancia. La religión se ha incluido como variable de estudio en sólo 2% de las publicaciones en revistas de geriatría o gerontología, de psiquiatría, y de cuidado primario7. Paradójicamente, 80% de los psicoterapeutas tienen algún tipo de preferencia religiosa8, hasta Freud en sus últimos años acudió a la oración como mecanismo adaptativo ante su deterioro físico9. También, en un estudio con médicos familiares, 64% creían en Dios y 89% expresaban su deseo de discutir la religión con sus pacientes10.

    La religión es un recurso que se usa con frecuencia en el envejecimiento. Los ancianos suelen usar la religiosidad intrínseca en varios momentos durante el día, y cuando se sienten enfermos es el primer recurso disponible antes que drogas, otras personas, o profesionales de salud4. En un estudio longitudinal durante 17 años sobre la religiosidad en los ancianos, Blazer y Palmore11 mostraron que la religiosidad intrínseca permanece durante toda la vida, mientras la religiosidad extrínseca disminuye en los últimos años de la vida, esto relacionado con disminuciones funcionales. Koenig12 informó que 98% de los ancianos creían en Dios, 95% oraban con regularidad y 81% creían que las actividades religiosas les ayudaban durante las épocas críticas. Esto demuestra que la gran mayoría de los ancianos acude frecuentemente a la religión.

    Tanto la religiosidad intrínseca como la extrínseca tienen efectos protectores sobre la salud y la calidad de vida. La asociación entre religión y parámetros de salud ha aparecido en varios estudios sobre enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, enfermedades gastrointestinales y cáncer13. En los ancianos, la religiosidad se asocia con disminución de mortalidad en enfermedad coronaria y cirugía cardíaca14,15; también con menos depresión y mayor recuperación del estado funcional en ancianos hospitalizados por problemas médicos o quirúrgicos16,17. La religiosidad se asocia con una alta satisfacción de vida y bienestar en ancianos enfermos y ambulatorios4,18,19. Asimismo se asocia con disminución de la ansiedad y depresión ante el duelo, la enfermedad terminal o la muerte6,12,20,21.

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