En consecuencia, por la infinita repetición de este mismo proceso descrito anteriormente, se obtiene que en el límite final del horizonte macrocosmos, el último cuerpo es de una escala infinitamente grande, y posee una cantidad infinita de materia; dado que se alcanza el "todo", y dicho cuerpo engloba a todos los corpúsculos que existen dentro de un volumen espacial infinitamente grande.
Por lo tanto el último nivel de organización del macrocosmos se manifiesta de forma absolutamente material, y se consolida en definitiva como un fenómeno corpuscular puro.
Por contraparte, cuanto más pequeña es la escala de un cuerpo a medida que se fuga hacia el microcosmos, cuanto menor cantidad (relativa) de materia posee; dado que dicho cuerpo engloba la menor cantidad de corpúsculos que caben dentro de un volumen espacial cuanto más pequeño.
Por ejemplo un átomo es un cuerpo de escala tan pequeña, respecto a nuestro marco de referencia, que engloba una cantidad de materia minúscula; la cual corresponde específicamente a la materia de unas pocas partículas subatómicas.
En consecuencia, por la infinita repetición de este mismo proceso descrito anteriormente, se obtiene que en el límite final del horizonte microcosmos, el último "cuerpo" posee una cantidad nula de materia; dado que se alcanza la "nada", y no existen más corpúsculos que pudieran ser englobados.
Por lo tanto en el último nivel de organización del microcosmos, los cuerpos se descontituyen propiamente como corpúsculos materiales, y se manifiestan en definitiva de forma inmaterial, únicamente como fenómenos de movimiento-energía-información.
Una onda puede ser definida básicamente como un suceso inmaterial de movimiento vibracional, que contempla energía e información en su constitución. De este modo, tal como puede evidenciarse, el fenómeno de las ondas se corresponde plenamente en términos físicos, con el fenómeno de movimiento-energía-información, en el cual queda manifestado el último nivel de organización del microcosmos.
En consecuencia, cuando el último nivel de organización del microcosmos se manifiesta de forma inmaterial, lo que hace en términos físicos es manifestarse básicamente como un fenómeno ondulatorio, es decir como un campo de ondas exóticas.
Tal como se explicó anteriormente, tanto el punto donde culmina la fuga infinita hacia el horizonte macrocosmos, como el punto donde culmina la fuga infinita hacia el horizonte microcosmos, son inherentes a cada punto que conforma el sistema continuo del gran Cosmofractal.
Por lo tanto en su verdadera magnitud cada uno de los infinitos cuerpos que componen el gran Cosmofractal, contiene una cantidad infinita de materia y se manifiesta de forma absolutamente material, consolidándose como un fenómeno corpuscular puro.
Es decir, en su verdadera magnitud la naturaleza se manifiesta de forma absolutamente material, como un fenómeno corpuscular puro.
A su vez, en su verdadera magnitud cada uno de los infinitos cuerpos que componen el gran Cosmofractal, contiene una cantidad nula de materia y se manifiesta de forma absolutamente inmaterial, consolidándose como un fenómeno ondulatorio puro.
Es decir, en su verdadera magnitud la naturaleza se manifiesta de forma absolutamente inmaterial, como un fenómeno ondulatorio puro, es decir como un campo unificado de ondas exóticas.
En conclusión, "expresión absolutamente material" y "expresión absolutamente ondulatoria" son dos fenómenos opuestos y complementarios entre sí, mediante los cuales se manifiesta simultáneamente el gran Cosmofractal en su verdadera magnitud; producto de lo cual la naturaleza se configura en función de un principio de dualidad fundamental, que se puede definir básicamente como Ley de Fractapeiron. Así la Ley de Fractapeiron determina que ambos fenómenos opuestos y complementarios entre sí, conformen una unidad primordial en la naturaleza, es decir un único gran acontecimiento absoluto.
"Fractapeiron" conjuga los conceptos "fractal", y "ápeiron" (lo infinito e ilimitado, el principio de todo, del cual se separan las sustancias opuestas)
En síntesis, el Modelo de la Cosmofractalidad concibe que el Universo es un fractal infinito, que se encuentra configurado en función de una dualidad fundamental, llamada Ley de Fractapeiron; la cual determina que la naturaleza se manifieste como un fenómeno material, cuya organización viene dada específicamente por un sistema continuo de infinitos corpúsculos, que se reproducen de forma localizada en infinitas escalas. Y conjuntamente la Ley de Fractapeiron determina también una constitución opuesta y complementaria, en donde la naturaleza se manifiesta como un fenómeno inmaterial, cuya organización viene dada específicamente por un gran campo unificado de ondas exóticas, que se extienden de forma no- localizada.
LEY DE FRACTAPEIRON
La Mecánica Cuántica es sin duda la más reputada física del último siglo, y dentro de esta ciencia existe una célebre ley conocida como Ley de Dualidad Onda-Corpúsculo, la cual demuestra que el mundo que se encuentra a partir del nivel de organización de las partículas atómicas, puede manifestarse en algunos casos de forma corpuscular, y en otros casos de forma ondulatoria. Por lo tanto la Ley de Dualidad Onda-Corpúsculo constituye una valiosa evidencia empírica, que complementa y respalda los postulados del Modelo de la Cosmofractalidad.
El holograma es un fractal muy popular en la sociedad contemporánea, que consiste básicamente en una técnica fotográfica que registra un objeto, sin la presencia de un lente que focalice alguna perspectiva particular. De este modo el holograma se compone de una placa holográfica, en la cual se graba un patrón de ondas estacionarias de interferencia (comportamiento ondulatorio), que genera una fotografía tridimensional del objeto fotografiado (comportamiento corpuscular); así esta fotografía tridimensional muestra una imagen completa del objeto, que engloba -dentro de un determinado rango- una cantidad infinita de perspectivas particulares simultáneamente.
El holograma es un fractal que se expresa claramente en función del Principio de Autosemejanza, puesto que si se recorta un pedazo de un holograma, resulta que este pedazo se manifiesta como una réplica más pequeña del holograma original, y puede reproducir la imagen fotográfica completa del holograma original, porque contiene la información total del registro; así este proceso se puede repetir indefinidamente con trozos más pequeños, obteniendo resultados similares.
Tal como puede observarse, el holograma es un fractal que posee un comportamiento bastante correspondiente, con el comportamiento que posee el gran Cosmofractal; ya que el holograma es un fractal físico que posee una compleja expresión infinita, que viene dada por la mancomunión de una forma de manifestación ondulatoria y una forma de manifestación corpuscular.
Por lo tanto el holograma constituye una significativa evidencia empírica que complementa y respalda la Teoría de la Cosmofractalidad, y representa además una excelente analogía para visualizar de forma básica como se expresa el gran Cosmofractal.
Es importante destacar que desde hace algunas décadas se viene gestando una sólida corriente científica, que posee el acérrimo apoyo de una gran cantidad de físicos, así, esta corriente científica postula básicamente que el Universo es una especie de súper holograma, y que la unidad subyacente del mundo real produce el mundo físico que experimentamos, de un modo similar a como una placa holográfica produce el holograma.
Por lo tanto el paradigma del Universo Holográfico se corresponde absolutamente con el Modelo de la Cosmofractalidad, y constituye una invaluable fuente de información que complementa y respalda los postulados de este Modelo Cósmico.
Cerraremos este capítulo con una última evidencia empírica, que complementa los postulados de este texto con dos fenómenos bastante interesantes, que pertenecen al área de las ciencias biológicas.
En el terreno de los sistemas vivos existen diversos fenómenos que organizan su información de un modo fractal, que se asemeja en cierto grado a la forma fractal en la cual organiza su información el holograma. Por ejemplo el cerebro guarda toda la información de los recuerdos en cada uno de los segmentos que lo componen, o también está el caso de la célula, ya que cada célula contiene la información genética total de un organismo.
MÁS ALLÁ DEL INFINITO
La intensidad es un concepto que se puede describir básicamente como el grado de potencia o poder, con el cual se manifiesta un fenómeno físico, una magnitud, una cualidad, etc. Ahora cuando el concepto de intensidad se aplica en un sentido más científico, puede servir para graficar un principio de comportamiento fundamental de la naturaleza, el cual se puede definir consecuentemente como Principio de Intensidad.
El Principio de Intensidad es en definitiva una extensión del hegemónico Principio de Conservación de la Energía, y demuestra específicamente que la intensidad con la cual se expresa un fenómeno físico, es inversamente proporcional al tamaño que posee el área o volumen, dentro del cual se distribuye homogéneamente la acción de dicho fenómeno. Es decir: cuanto mayor es la intensidad con la cual se expresa un fenómeno físico, proporcionalmente cuanto más pequeño es el volumen, dentro del cual se distribuye equitativamente la acción de dicho fenómeno; y viceversa.
Existe una enorme y heterogénea gama de fenómenos en la naturaleza que se manifiestan en función del Principio de Intensidad, como por ejemplo: la energía; la fuerza; la probabilidad; los campos centrales y ondas esféricas; el movimiento radial; etc.
La luz solar que se focaliza con una lupa, nos brinda un excelente caso para ejemplificar como actúa el Principio de Intensidad, en consecuencia, cuando hacemos que la luz solar se focalice con la lupa sobre un área muy grande de nuestra mano, sucede que la energía de esta luz actúa con una intensidad proporcionalmente muy baja; con lo cual la luz solar no nos hace daño en la piel. A su vez cuando acercamos apropiadamente una lupa hacia nuestra mano, y hacemos que la luz solar se focalice sobre un área muy pequeña, sucede que la energía de esta luz actúa con una intensidad proporcionalmente muy alta; provocando con esto que nos quememos de inmediato la piel.
El Principio de Intensidad determina también la forma en la cual se manifiesta el gran Cosmofractal, puesto que el gran Cosmofractal se encuentra configurado como una progresión infinita de niveles de organización de diferentes escalas; con lo cual cada nivel de organización posee un volumen especifico, que determina de forma inversamente proporcional, la intensidad con la cual actúan diversos fenómenos físicos, que distribuyen equitativamente sus accionares dentro de tales niveles de organización. Es decir el Principio de Intensidad determina que:
Cuanto más grande es la escala de un nivel de organización a medida que se fuga hacia el macrocosmos, cuanto menor es la intensidad con la cual se expresan variados fenómenos físicos, ya que la acción de dichos fenómenos tiene que distribuirse equitativamente en un volumen cuanto mayor.
Y a su vez, cuanto más pequeña es la escala de un nivel de organización a medida que se fuga hacia el microcosmos, cuanto mayor es la intensidad con la cual se expresan variados fenómenos físicos, ya que la acción de dichos fenómenos tiene que distribuirse equitativamente en un volumen cuanto menor.
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