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La reivindicación del indio en tamayo, una breve introducción al pensamiento de Franz Tamayo (1879-1956)

Enviado por Milton Machuca


    La reivindicación del indio en tamayo, una breve introducción al pensamiento de Franz Tamayo (1879-1956) – Monografias.com

    La reivindicación del indio en tamayo, una breve introducción al pensamiento de Franz Tamayo (1879-1956)

    Partiremos de la premisa de que todo hombre considerado como pensador, político, literato, líder y demás, es el resultado de determinadas condiciones espacio-temporales; de ahí, que hay que apreciar bajo los ojos de una u otra determinada esfera histórica, (siempre y cuando por "Historia" entendamos no una mera sucesión cronológica de hechos, sino, más bien, la producción de relaciones entre esos hechos, sean estos pensamientos individuales o, llamémoslos así, "actos colectivos de conocimiento", dándose la relación historia-individuo). En dicha relación se exteriorizan hombres que dinamizan la historia, tal el caso de Tamayo hombre de letras, condición que se la debe al desarrollo mismo de la sociedad.

    Siguiendo a Lenin "los meritos históricos de las personas históricas, no se juzgan por lo que no hayan dado en relación a las exigencias, sino por lo que dieron de nuevo en relación con sus antecesores"[1], la reivindicación del indio en Tamayo deja mucho que decir en el sentido crítico, sin asumir posturas anti-historicistas.

    Para entender a Tamayo en este análisis es necesario ir retrospectivamente en el tiempo, contextualizando sus entornos filosófico, político, social y económico que influyeron o lo enervaron para afirmar y manifestar esas ideas tan polémicas. Debemos siempre tener en cuenta que el pensar responde a una determinada realidad, es decir el pensar no es distinto de la realidad.

    En el primer cuarto del siglo XX, el liberalismo entra en crisis, porque no supo responder a las necesidades que salían a flote de la superficie social y por los atropellos cometidos para mantenerse en el poder, dándose así un marcado rechazo a esta corriente de pensamiento por las clases subalternas e intelectuales que surgieron en esa época.

    En palabras de Francovich, "el Liberalismo, no fue sustituido en Bolivia, como en otras partes de América Latina, por movimientos de carácter espiritualista o religioso, sino más bien por un audaz planteamiento de los problemas nacionales que aquellos no habían podido resolver"[2].

    Entre esos intelectuales Franz Tamayo hijo de una india aymara. Felicidad Solares[3]y del abogado Isaac Tamayo[4]quien era dueño de aproximadamente cuatro haciendas. La acomodada situación económica fue la que le permitió a Tamayo acceder a una formación cultural en Europa. Abogado, poeta, filósofo, ensayista, político y periodista son las menciones que le dieron su holgada situación económica sumada a su talento e inteligencia.

    En plena guerra del Chaco ganó las elecciones presidenciales, aspiración que quedo anulada debido a un golpe militar.

    Críticos nacionales como; José Antonio Arze, Óscar Cerruto, Guillermo Francovich, Carlos Medinaceli y otros, coinciden en valorar a Tamayo y obra poética como uno de los grandes.

    Su obra más importante desde el punto de vista ideológico es la "Creación de la Pedagogía Nacional" 1910, la obra fue parida de los ímpetus de Tamayo al calor de la polémica desatada por las labores de la misión belga, que luego serian recopilados en una obra con el ya conocido y famoso titulo, con el propósito de hacer una crítica a dicha misión dirigida por "ROUMA, Georges (1881-1976). Educador belga; nació. (dic. 20) y murió. (abr. 5) en Bruselas. Discípulo y colega de Ovidio Decroly y aplicador de su doctrina.

    En 1909, fue contratado por el gobierno boliviano para dirigir los programas de reforma educacional del país, dentro de un espíritu laico, a cargo de toda una misión de profesores belgas, que actuó en el transcurso de una década (1909-18). Actos sobresalientes de dicha reforma fueron la fundación de la Escuela Normal de Sucre (jun. 6, 1909) y del Instituto Normal Superior de La Paz (1917, may. 26). Fue el primer Director general de la enseñanza primaria, secundaria y normal (1912-17"[5], contratado por el gobierno liberal para dar bases sólidas a la educación boliviana, gozando a disposición recursos financieros líquidos (fruto de las entregas de los territorios del Acre y del Litoral y de la subida de los precios internacionales de las materias primas) se propuso enfrentar el problema educativo recurriendo a Pedagogos de prestigio internacional. por información oral de Eduardo Arze Loureiro a José Roberto Arze, supe que entre los entrevistados para esta tarea habría estado John Dewey, quien, sin embargo, declinó la invitación por los compromisos que tenía con el gobierno de su propio país, Estados Unidos, ante esa negativa se recurrió a Ovidio Decroly pedagogo en boga por ese entonces, este al tener otros compromisos, aconsejo para dicha tarea a su discípulo G. Rouma.

    Francovich revela que "con el propósito inicial de hacer una crítica de los sistemas pedagógicos introducidos por la misión belga, Tamayo que no era educacionista, se lanzó, más que contra esos sistemas, contra los antecedentes ideológicos de los mismos, es decir, el humanismo, el liberalismo, el cientificismo y el intelectualismo y propuso, para sustituirlos, un nacionalismo, un voluntarismo y un autoritarismo que pueden considerarse precursores de las ideas fascistas que más tarde tuvieron influencia efectiva en la política nacional."[6] La obra en realidad se le va de las manos, porque relativamente no responde a su titulo y se orienta a esbozar una crítica anti-positivista dentro de la filosofía irracionalista, sin salir de un enfoque racista de la construcción de la nación, forjando una corriente indigenista[7]

    Las raíces en cuanto a categorías de pensamiento de Tamayo son el nacionalismo, voluntarismo y autoritarismo, se manifestó como anti-positivista y un precoz anti-comunismo. Siguiendo a José Roberto Arze, su racismo fue distinto del racismo de Gabriel René Moreno y Arguedas, no sólo porque reivindicó al indio mientras los otros vieron en el indio males que frenaban el desarrollo. Dentro del positivismo imperante que estimó que la sociología podía servir para diagnosticar y remediar los males de los pueblos, ambos fueron decididos practicantes de esa fe científica. Emanan de fuentes distintitas, Tamayo sigue el irracionalismo alemán en tanto Gabriel Rene Moreno y Alcides Arguedas positivistas, nos atreveríamos a afirmar que han sido representantes del darwinismo social en Bolivia.

    Suprimiendo en lo posible todo afán apasionado en Francovich, pensamos que el forjar esa reivindicación del indio (aunque detenida en el límite entre lo literario y lo práctico), no sólo no benefició al indio para nada, sino, que este, ni se enteró siquiera; pero sí tuvo influencia posterior en la construcción de un pensamiento a favor del indio, en la formación social boliviana. Por otra parte, la retórica en defensa del indio tiene contradicciones en sí misma. Pensamos que fue un hombre brioso, porque manifestar lo que manifestó en defensa del indio en ese contexto político, social y económico debió ser comprometido. Marcos Domich asegura que "no se trata únicamente de un racismo romántico que reivindicaba la raza vituperada, sino de una coherente posición teórica cuyos otros dos rasgos centrales están configurados por: la apología de ciertos postulados muy propios de una textura mental heroico-autoritaria y nacionalista tonante, y un intuitivo y precoz anticomunismo".[8] Es decir que las ideas o categorías de pensamiento que estuvieron en boga o con una grandilocuencia descomunal, influyeron en el pensar de Tamayo.

    De esta obra extraemos sus ideas sociológicas, que son más que polémicas. Veamos:

    Concluye que la instrucción en Bolivia a comienzos del siglo se lleva sin brújula y sin norte. Afirma que se ha querido Europeizar la educación en Bolivia con planes y programas alejados de nuestra realidad.

    Plantea la alternativa de estudiar el alma de nuestra raza y buscar la personalidad boliviana, creando el carácter nacional.

    Afirma que hay una diferencia entre instrucción y educación, siendo la primera acumulación de conocimientos. La segunda se basa en las costumbres o régimen del desarrollo de la voluntad. Bajo estos parámetros la instrucción sin la educación del carácter nacional resulta un peligro.

    Manifiesta que hay que buscar hombres capacitados y traerlos para estudiar e investigar las bases de nuestra pedagogía, encomendando esa tarea a los pedagogos europeos.

    No obstante el contingente de pedagogos europeos sería de sabios que vengan a crear un método y enseñar el arte de enseñar. El autor con esto afirma implícitamente la incapacidad de los profesores bolivianos de esa época.

    El aparentar que se sabe y en realidad no se sabe, en materia pedagógica es denominado por Tamayo bovarysmo pedagógico[9]Parafraseando a Tamayo los que no saben crear, pero si calcar o plagiar son talentos bovárycos, el maestro recomienda Tamayo, debe dejar de disimular y emprender la ciencia de las realidades: "cerrar los libros y abrir los ojos a la vida".

    Esboza sobre la necesidad de crear una pedagogía nacional, es decir, propiamente nuestra, de acuerdo a nuestras necesidades, fuerzas, conforme a nuestras costumbres, de acuerdo a nuestras tendencias y gustos y en armonía con nuestras condiciones físicas y morales.

    Para Tamayo el elemento sobre el que gravita la educación[10]es el niño escolar, que un día será joven universitario, y el sujeto exclusivo de toda evolución, de todo fenómeno pedagógico: "todo por él y para él, nada fuera de él". Al parecer que para ese entonces Tamayo no comprendió todavía que el hombre es un ser eminentemente social. Porque no es a partir del individuo que hemos de llegar a la sociedad. La sociedad es una unidad total y nueva, y es a partir de ella que hemos de llegar al individuo. A muchos este camino puede parecer de poca o ninguna importancia, el hombre es determinado por la sociedad en la que vive. De ella arranca su ser, y a ella se debe. Por eso es que la educación es un proceso de acción y reacción del conocimiento, en conexión con todos los elementos que intervienen en la educación (saber, maestro y estudiante). Quizá lo que le llevo a afirmar esto es su marcado humanismo. José Antonio Arze lo consideraba como "uno de los eminentes humanistas americanos de este siglo"

    La reivindicación del indio en Tamayo fue relativa: primero como ya dijimos quedó detenida en el límite entre lo literario y lo práctico; segundo que el sujeto de dicha reivindicación, el "indio", no sólo no se benefició para nada, sino, lo que es más, ni se enteró siquiera; tercero la retórica de Tamayo en defensa del indio tiene contradicciones en sí mismas como se puede evidenciar en sus afirmaciones:

    "… el indio es una inteligencia secularmente dormida. En medio de las magnificas condiciones morales que han caracterizado siempre la historia del indio, se encuentra siempre una deficiencia de organización mental y la falta de un superior alcance intelectivo. La verdad es que el indio ha querido siempre y ha pensado poco. Históricamente el indio es una gran voluntad y una pequeña inteligencia"[11]

    Esta afirmación muestra que Tamayo no confió plenamente en el indio a pesar de reivindicarlo, pensó que la inteligencia la tenía el blanco, la energía el indio. Esto es propio de la época porque hablar de razas era estereotipado, es decir esas ideas tenían cierta singlatura. Se lo ha acusado de prejuicios blancos sin medir que esos prejuicios eran comunes entre los hombres de su tiempo y de su ascendencia. Estas acusaciones merecen ser calificadas como anti-historicistas porque no toman en cuenta lo que va ocurriendo; las ciencias sociales y todas las ciencias tienen como principio la superación a determinados estancamientos, es decir no existe conocimientos y verdades absolutas sino superables a través del tiempo.

    La Paz, julio de 2010.

     

     

    Autor:

    Milton Machuca Cortez

    [1] LENIN (Vlad?mir Ilich Uli?nov), La caracterizaci?n del Romanticismo Econ?mico, Tomo II Obras completas.

    [2] FRANCOVICH, Guillermo. El pensamiento boliviano en el siglo XX, ed. Fondo cultura econ?mica, M?xico-Buenos Aires, 1956. P.50.

    [3] Seg?n palabras de Tamayo "por la l?nea materna en mi raza y en mi sangre no hay birlochaje. Todas las virtudes de la antigua mujer americana, aureoladas ya por la luz del cristianismo, resplandecen sobre la india soberbia que era mi madre. Nada de birlochaje, anfibio, dudoso y delicuescente ?? ?el sentido que da Tamayo a la palabra birlochaje, proveniente, en el habla popular (bolivianismo) de birlocha, muchacha proveniente del cruce de la chola y el caballero y que ya ha abandonado la pollera por el vestido occidental. Tiene, ha tenido siempre, un matiz peyorativo?. BAPTISTA GUMUCIO, Mariano. Yo fui el orgullo. Vida y pensamiento de Franz Tamayo, segunda edici?n, ed. Los amigos del libro, La Paz ? Cochabamba, 1983. P. 39-40.

    [4] Isaac Tamayo fue un funcionario del cr?pula dictador decimon?nico Gral. Melgarejo, sobre quien escribir?a con el seud?nimo de Thajmara, ?Habla Melgarejo? considerada como apolog?a del ?caudillo b?rbaro?.

    [5] ARZE Jos? Roberto, Figuras bolivianas en las ciencias sociales (La Paz: 1984. p. 129-130)

    [6] FRANCOVICH, Guillermo. El cinismo, ed. Juventud, La Paz, 1986. P. 5.

    [7] PAZ Ballivian Danilo

    [8] DOMICH, Marcos. Ideolog?a y mito (los or?genes del fascismo boliviano), ed. Los amigos del libro, La Paz-Cochabamba, 1978, p. 39.

    [9] Bovarysmo es un t?rmino acu?ado por el Franc?s Jules de Goultier y hecho teor?a en una obra llamada le bobarysmos y tiene su origen en el personaje de Gustave Flaubert. ?seg?n Gaultier, en todos los seres humanos existe el complejo psicol?gico caracter?stico de madame bobary. Todos tenemos una ing?nita inclinaci?n a concebirnos mucho mejores de lo que realmente somos. Cada uno de nosotros posee un yo ficticio hecho de aspiraciones y de sue?os, al cual sacrifica la existencia y a cuyo sustento consagra los mayores esfuerzos empe?ados en afirmar un personalidad quim?rica e infecunda, los hombres vamos marginando la realidad objetiva de nuestra propia existencia?. FRANCOVICH, Guillermo. El cinismo, ed. Juventud, la paz, 1986.

    [10] ?Tres son los elementos que han pretendido en uno otro tiempo, ser el centro sobre el que gravita la educaci?n: saber, maestro y alumno? quienes han hecho del alumno el centro de gravedad de la educaci?n, corriente que se inicia con Meumann y a quien se debe que la psicolog?a tenga su aplicaci?n en el campo de la educaci?n??. CARRANZA SILES, Luis. Fundamentos filos?ficos de la educaci?n. Imprenta Universitaria de Sucre, 1964, p. 20-22.

    [11] TAMAYO Franz, Creaci?n de la pedagog?a nacional. Biblioteca del sesquicentenario de la rep?blica, la paz, Bolivia, 1910, P. 153.