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Aplicación del enfoque naturalista en un caso con afasia motriz


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Paciente y método
    3. Resultados
    4. Discusión
    5. Conclusiones
    6. Referencias bibliográficas
    7. Anexo

    Resumen

    Introducción: La complejidad de la Afasia obliga a la búsqueda de estrategias diversas para lograr efectividad en la terapia. Una variante propuesta es la utilización del enfoque naturalista que implica aprovechar cada contexto y proceso natural comunicativo de forma activa.

    Objetivo: Con esta experiencia pretendimos comprobar la idoneidad del uso de los ambientes naturales en la rehabilitación comunicativa del afásico.

    Paciente y método: Se realizó una experiencia de caso único con un afásico motriz de 6 años de evolución, durante 3 meses a tiempo completo, con la inserción del especialista en el marco familiar del paciente.

    Resultados: Valoramos la experiencia desde un análisis fundamentalmente cualitativo, observando un incremento significativo en la espontaneidad de las manifestaciones comunicativas, en su activación y vínculo a la vida social y desde el punto de vista cuantitativo una mejoría evidente en la producción verbal tanto espontánea como repetitiva, con un cambio positivo en la precisión articulatoria.

    Conclusión: Proponemos la aplicación de este enfoque de la terapia como una vía más en el trabajo de rehabilitación de la comunicación, en función esencialmente de vincular a la familia con el mismo.

    PALABRAS CLAVES: Comunicación. Afasia. Enfoque Naturalista. Logopedia. Rehabilitación. Terapia.

    Introducción

    Como ha demostrado la práctica logopédica o terapia del lenguaje, la rehabilitación de la comunicación del paciente con Afasia resulta extremadamente compleja y de pronóstico muy reservado. Esto está determinado por múltiples factores que incluyen desde la magnitud del deterioro del lenguaje, la edad del individuo, la presencia de trastornos concomitantes (limitaciones físicas, paresias faciales, afectaciones cognitivas, de percepción visual y/o auditiva, entre otras), así como la disposición del propio paciente y de sus familiares para abordar la terapia con sistematicidad y darle continuidad a las indicaciones en el marco cotidiano, doméstico, social.

    Gran cantidad de estudiosos del tema han abordado la fundamentación de los mecanismo que se encuentran en la base de este trastornos del lenguaje (1), siguiendo las consideraciones de la escuela soviética (2), al abordar la terapia, buscamos la reconstrucción de los sistemas funcionales afectados en cada caso.

    En el área de la problemática de los métodos a utilizar para la terapia con estos pacientes, existe una gran diversidad, los cuales resultan efectivos de manera parcial y específica (3,4,5). En este sentido, existe una tendencia teórica dirigida a fundamentar la necesidad de colocar al afásico en situaciones de comunicación lo más reales posibles y cercanas a la vida de relación habitual en que se desenvolvía antes de la lesión. Para el terapeuta esto es por lo general bien difícil, pues la terapia se desarrolla en un marco de tipo laboratorio (consulta, gabinete) donde resulta complejo crear los ambientes naturales comunicativos.

    Al abordar esta experiencia teníamos el objetivo de comprobar la idoneidad del uso

    de los ambientes naturales en la rehabilitación comunicativa del afásico.

    Paciente y método

    Siguiendo los principios en que se fundamenta la rehabilitación neurológica en el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), (6) que preconiza la sistematicidad, el enfoque personalizado e intensivo del tratamiento, presentamos la experiencia del trabajo con el paciente CM (masculino) de 80 años, con Afasia Motriz de 6 años de evolución y deficiencia visual producto de catarata.

    La terapia se desarrolló en condiciones del hogar y de su vida cotidiana, con la inserción de la especialista en la vida doméstica. Se trabajó durante 3 meses, todos los días de la semana, de lunes a sábado en 2 sesiones y los domingos en la sesión de la mañana; un promedio de 4 horas diarias de terapia formal y todo el resto del día vigil, de manera informal, a través de la participación del especialista en toda la vida cotidiana (desayuno, almuerzo, comida; atención a visitas; paseos, programas de televisión; escuchar música; realización de ejercicios físicos; realización de ejercicios de memoria en el computador; entre las actividades más típicas de la rutina del paciente).

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