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Plan nacional de prevención y control del tabaquismo

Partes: 1, 2

    Publicación original: Rev. Esp. Salud Pública, jul.-ago. 2003, vol.77, no.4, p.441-473. ISSN 1135-5727. Reproducción autorizada por: Revista Española de Salud Pública,

    INTRODUCCIÓN

    El consumo de tabaco, fundamentalmente en forma de cigarrillos, se encuentra incorporado en los hábitos de conducta de nuestra sociedad de forma extensa desde los años treinta, coincidiendo con la expansión de la fabricación industrial del cigarrillo y su transformación en una rentable industria.

    En España, según los datos de la última Encuesta Nacional de Salud de 2001 (ENSE 2001) la prevalencia del consumo de tabaco en la población de 16 y más años es del 34,4%, lo que representa un ligero descenso respecto a la prevalencia de 1987 (ENSE 1987) que fue del 38,4%. Sin embargo, España es uno de los países de la Unión Europea que presenta una mayor prevalencia de consumo, tanto en hombres como en mujeres. (figura 1).

    Paralelamente a la generalización del consumo de tabaco empezaron a aparecer las primeras pruebas sobre su nocividad. El estudio epidemiológico de Doll y Hill en los años cincuenta, en el que se evidenció la relación entre el consumo de tabaco y el exceso de mortalidad, marcó el principio de una extensa lista de nuevos informes en los que se ha relacionado al tabaco como factor de riesgo de un gran número de problemas de salud.

    En los países industrializados, el tabaquismo se ha convertido en la primera causa de morbi-mortalidad evitable.

    En España, en el año 1998, la mortalidad atribuible al tabaco se estimó en un 16% de la mortalidad total. Esto, junto al alto coste sanitario y social, unido al hecho de que el tabaquismo es un factor de riesgo susceptible de prevención, ha convertido a «la reducción de la prevalencia de consumo del tabaco» en uno de los objetivos prioritarios de las políticas de salud de cualquier país de nuestro entorno socioeconómico.

    El tabaquismo, considerado durante años un hábito, es en realidad una dependencia. La nicotina, el principio activo del tabaco es una droga adictiva y como tal tiene las características de otras drogas: tolerancia, dependencia física y psicológica.

    La dependencia del tabaco está reconocida como un trastorno mental y del comportamiento tanto en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (ICD-10) como en el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM- IV).

     

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