En un rápido esbozo sin detenernos en la historia de la filosofía, podría determinar que la aparición del "nous" en Anaxágoras (499-428 a.C.), a partir de su clara percepción de que el conocimiento del "ser" y del hombre exigía añadir a la reflexión sobre la materia una cierta "teoría del nous", esto es, de la mente en su nivel profundo: del espíritu[1]
Una segunda recepción del tema podemos fijarla, en Plotino (205-270 d.C.), con su reflexión sobre "las emanaciones o hipóstasis en que se proyectaría el Uno divino, absoluto y simplicísimo". Entre el Uno y el conjunto de la realidad humana y material se habrían producido dos emanaciones intermediarias. Una muy próxima al Uno, sería el Nous o lo Inteligible. La otra sería la Alma del Mundo[2]
Pero tampoco deja de remontarse al complejo pensamiento del judío helenizado Filón de Alejandría (de entre el 13 o el 25 a.C. a nuestro año 50, aproximadamente). En este filosofo la "Teoría del Nous" remonta como la manifestación de las potencia divinas por lo que hace que cada cosa es lo que es[3]
La cuarta secuencia de tan radical fenómeno histórico la tendríamos en esta época en la que estamos de lleno, y que tan sólidamente han asumido, a estos efectos. En 1915 es cuando Rudolf Eucken (1846-1926) con "El hombre y el mundo", da cuerpo a la investigación básica contemporánea que funda ya de modo explícito una Noología capaz de encabezar en su verdadero sentido las ciencias del hombre y de la sociedad, todavía inmaduras por su incorrecta modelización naturalista y positivista. Estas mismas incorrectas modelizaciones bloquean el método noológico propugnado por Eucken constituye una forma de aprehensión intelectiva que penetra la profundidad del "nous", del espíritu, comprende la vida espiritual en su íntegra totalidad y permite abrazarla enteramente[4]
Junto a esto Xavier Zubiri (1898-1983), superada de raíz la tradición idealista en que aún se movía el pensamiento de Eucken, revisa a fondo el método racional del conocimiento y abre a la aprehensión primordial de las cosas, de los hechos, la triple remisión a la que nuestro "nous" queda abocada desde esa misma aprehensión primordial. La remisión mediante el logos y la razón, a la realidad del mundo sensible. La remisión, mediante el sueño creador a la experiencia de absoluto (religación). Y la remisión, mediante la libertad (voluntad), y el amor (sentimiento) a la construcción comunal del mundo social, histórico y artístico.
El concepto de "Noología" como ciencia de los principios del conocimiento de la realidad lo introduce por vez primera en el siglo XVII el escolástico luterano Georg Gutke para designar una nueva disciplina filosófica que se acerca a la ontología. En el sentido en que lo emplea Zubiri, como "Teoría de la inteligencia"[5]. Situado en este marco, Zubiri pretende hacer una indagación no del conocimiento, sino de la intelección como acto de aprehensión de la realidad (Noología).
De aquí que podamos señalar las facultades del hombre que se determinan consecutivamente y que a una son a su vez determinadas respectivamente por la realidad, por lo que:
La inteligencia se funda en la impresión de realidad.
El sentimiento se funda en la afección de realidad.
La voluntad se funda en la tendencia a la realidad.
En estas facultades los elementos de inteligencia, sentimiento y voluntad son los específicamente humanos, mientras que los de impresión, afección y tendencia son de naturaleza animal. Éstos últimos son los que fundamentan y posibilitan el hecho de los primeros.
Inteligencia Sentiente
La inteligencia humana no accede a la realidad sino estando vertida desde sí misma a la realidad sensible dada en forma de impresión. Todo inteligir[6]es primaria y constitutivamente un inteligir sentiente. El sentir y la inteligencia constituyen, pues, una unidad intrínseca. Es lo que he llamado inteligencia sentiente. Lo humano de nuestra inteligencia no es primaria y radicalmente finitud, sino el ser sentiente.
Zubiri comienza con un análisis de la aprehensión sensible común al animal y al hombre: "el sentir". La naturaleza de esta aprehensión depende de los procesos puramente biológicos de "formalización", los cuales constituyen la recepción y la organización de información refiriéndola a unidades autónomas de independencia objetiva[7]
Página siguiente |