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Estudio de la Trayectoria Escolar de admitidos desde 1996 hasta 2009 por corte generacional/real en el Centro Universitario de la Ciénega, Universidad de Guadalajara.


Partes: 1, 2, 3

  1. Introducción
  2. Marco teórico
  3. Metodología de trayectoria escolar
  4. Objetivo general
  5. Población, material y método
  6. Material
  7. Método
  8. Universidad de Guadalajara

Introducción

(Gómez-Tagle, 2009) A partir del inicio de los años ochentas, en la mayor parte de los países, las instituciones de educación superior se han visto presionadas por sus gobiernos para que examinen su eficiencia y calidad e informen a la sociedad sobre sus resultados, como respuesta a ello, en la década de los noventa, se establecieron en México políticas de Estado que favorecieron el desarrollo de la evaluación como recurso para mejorar la calidad de las instituciones.

De la evaluación actual de programas académicos, de profesores e investigadores así como de alumnos, trasciende a la acreditación de las instituciones y programas así como a la certificación de egresados del sistema educativo

(Federal, 1996) En México las funciones de la acreditación han sido desempeñadas por el poder público (Congreso de la Unión, congresos estatales) y por las instituciones educativas que han recibido de los poderes legislativos el titulo de autónomas, como es el caso de la Universidad de Guadalajara. El estado otorga a las instituciones privadas la autorización de impartir servicios educativos de diversos tipos y ha evaluado la calidad de dichos servicios.

En México la acreditación fue señalada como una de las funciones de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), en el documento publicado en 1991 por la Coordinación Nacional de Planeación para la Educación Superior (CONPES, 1991) bajo el titulo "Estrategia para la integración y Funcionamiento de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (Comités de Pares). En la página 13 de este documento, se señala como una de las funciones de los Comités: "acreditación" como el reconocimiento que puede otorgarse a unidades académicas o programas específicos en la medida que satisfagan criterios y estándares de calidad, convencionalmente establecidos".

Esta función la desempeñarían los comités junto con las otras tareas que en esa misma ocasión, se le encomendaron: La valoración de los mismos programas, la asesoría a instituciones de educación superior, y la dictaminación puntual sobre programas o proyectos específicos de estas instituciones, para lo cual solicitan a las institucionales elaboren un auto diagnostico que les muestre la situación de los programas, en diferentes cohortes generacionales.

En otros países, como Estados Unidos y Canadá, la acreditación de programas está a cargo de organismos privados constituidos con la representación de los sectores interesados. La acreditación de un programa educativo es el reconocimiento público de su calidad, es decir, constituye la garantía de que dicho programa cumple con determinado conjunto de estándares de calidad.

(OECD, 1998) Los índices de graduación y de abandono han sido considerados indicadores de la eficiencia interna de los sistemas de educación terciaria. Diversos factores influyen en el abandono de los estudios (El índice de abandono se define como la proporción de estudiantes que deja el sistema educativo sin obtener el grado correspondiente a la terminación del nivel correspondiente o su equivalente.) –término que frecuentemente es objeto de controversia– entre los que se encuentran que el sistema educativo no esté satisfaciendo las necesidades de los estudiantes o que les demande emplear más años de lo que están dispuestos a estar fuera del mercado de trabajo, (Tinto, 1996) dificultades académicas, problemas de adaptación, falta de definición en las metas o cambio de éstas durante el transcurso de los estudios, compromiso insuficiente, diversos factores externos y aislamiento social.

Un punto importante de la valoración diagnostica es el de valorar los índices de deserción y sus causas.

(UdeG, 1994, 85 pp.) En el ámbito de la educación superior, el término deserción se define regularmente como el abandono de los cursos o la carrera a los que se ha inscrito el estudiante, dejando de asistir a las clases y de cumplir con las obligaciones establecidas previamente, lo cual tiene efectos sobre los índices de la eficiencia terminal de una cohorte. En tal caso, el total de las deserciones de los alumnos contribuye a conocer el comportamiento del flujo escolar en una generación.

La deserción no es, ciertamente, el único aspecto de la calidad que importa considerar, seguramente muchas personas coincidirán, incluso, en que no es el más importante, y que otras dimensiones deberán atenderse con prioridad, como el nivel de aprendizaje alcanzado por los alumnos de un programa, o la relevancia de los objetivos y contenidos de los planes de estudio, en relación con las necesidades de la sociedad en que se ubica un programa.

Pero, aunque sea en forma subordinada a otras dimensiones de la calidad, la eficiencia no es despreciable: de ella depende el mayor o menor costo de los productos de la educación superior, y en un contexto de recursos finitos y necesidades insuficientemente atendidas en todos los ámbitos, reducir o controlar los costos, sin detrimento de otras dimensiones de la calidad, es un propósito deseable.

Partes: 1, 2, 3
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