Notamos que la señora Rowland llama varias veces a Alfredo con la voz suficientemente baja para que si está durmiendo que no se despierte y suficientemente alta para que si está despierto que la oiga y le responda, tiene de cierta manera que graduar su voz. La señora Rowland utiliza una función del lenguaje llamada apelativa al llamar a Alfredo, pero mas que una apelación es una seudo apelación porque ella espera una respuesta a beneficio mismo, busca una impunidad para actuar. Ella tiene desconfianza de que el marido esté fingiendo que está dormido, lo cree un farsante capaz de engañar. Pero al no obtener respuesta se siente más segura. Los movimientos son lentos y cautelosos porque en este momento le conviene ser cautelosa. Atrás de los platos esconde una botella de ginebra, lo que insinúa es que el marido no sabe que ella esconde esa botella, al sacarla del armario sin querer mueve el plato de arriba, con el movimiento del plato por un momento se siente culpable porque sabe que está haciendo algo indebido y por otro lado se enoja, mostrando su sentimiento de agresión hacia el otro pero por su propia culpa. Luego vuelve a llamar a Alfredo con una voz trémula.
Antes de tomar, espera algunos minutos la respuesta de Alfredo, al no oír nada, decide tomar. El dramaturgo detalladamente dice que se sirve una buena cantidad, lo que quiere decir que tomó bastante y rápido para que si el marido se despertara que no la viera. Al tomar, parece que el alcohol le reanima con el fin de reprochar y descargar todo su rencor hacia Alfredo. Al observar la sonrisa dura y negativa nos damos cuenta de que está planeando algo y que no es nada bueno. A través de los parlamentos de la señora Rowland se va revelando como persona. Su mirada anticipa sus acciones, al mirar el chaleco, nos damos cuenta que tiene la intención de revisar los bolsillos del saco y del chaleco; saca todos los objetos de los bolsillos y los vuelve a poner, hasta que en el bolsillo interior del chaleco encuentra una carta, y leyendo atentamente dice: "lo sabía", lo que nos sugiere que ya desconfiaba de algo.
Al encontrar la carta, la abre y la lee; la primera expresión revela odio e ira, pero a medida que avanza en la lectura notamos que trata de pensar en una venganza, al fin queda satisfecha porque la carta va ser el motivo de su venganza. Luego coloca la carta nuevamente en el bolsillo del chaleco como si nada hubiese sucedido.
Ahora el llamado de la señora Rowland es de voz sonora y chillona porque su intención en ese momento es de despertar a Alfredo luego de hacer lo que quería. El bostezo que se oye desde el cuarto es una respuesta al llamado de la señora Rowland, ese gemido muestra por parte de Alfredo poca voluntad de levantarse, esa expresión es como si él supiera que la mujer lo llama para ser partícipe de su malhumor. Ese despertar es doloroso para Alfredo porque él sabe que tiene que enfrentarse con la vida y aguantar los reproches y el malhumor de su esposa. A través de las preguntas de la señora Rowland, ella quiere destacar que el marido es haragán, comienzan los sarcásticos, las ironías y nos demuestra la personalidad o el carácter de Alfredo. Luego destaca otro defecto de Alfredo, empeñar cosas, ella superlativisa el hecho para destacar que ese hecho es constante. El reloj que Alfredo ha empeñado era lo último de valor que le restaba. Empeñar es un verbo polisémico, el cual tiene dos significados, para Alfredo empeñar es esforzarse, a pesar del empeño que él hace por vender sus cuentos pero no ha logrado éxito, pero para la señora Rowland empeñar es cambiar una cosa por otra. La señora Rowland se irrita al no recibir respuesta ninguna de Alfredo. Otro defecto que destaca de Alfredo es que es desordenado, tampoco colabora en las tareas de la casa, es ella la que hace todo. Ella menciona el problema del alquiler, que si no lo pagan probablemente serán desalojados. Ella deja claro que quien tiene que resolver el problema es Alfredo y le dice "?a menos que consigas dinero en alguna parte?", lo que quiere decir que no lo va a buscar en el trabajo. Destaca también las diferencias entre los dos, ella pasa trabajando mientras que Alfredo y sus amigos son unos inútiles y Alfredo pasa haciéndose el galán en vez de trabajar. Hay un choque de caracteres: ella representa a la mujer práctica y materialista mientras que Alfredo representa al poeta, el artista y al hombre que vive de sueños.
Ella no le da ningún incentivo pues afirma que los poemas que él escribe son estúpidos y que nadie los quiere comprar, pone agua abajo todos los sueños de Alfredo, éste es el típico caso del poeta incomprendido.
La señora Rowland sigue insistiendo en que Alfredo tiene que conseguir dinero para pagar el alquiler y le da tres opciones: pedir, robar o mendigar, pero de antemano sabe que ninguna de esas tres opciones le va a servir a Alfredo. Mendigar no puede porque es demasiado orgulloso. Sin querer ella destaca una cualidad de Alfredo, él es honrado y no se anima a robar pero ella toma eso como si fuera un defecto y al mismo tiempo se condena pues a ella no le importa a través de que medios Alfredo consiga el dinero, lo que le interesa es que lo consiga y nada mas.
La señora Rowland realiza movimientos pendulares al alejarse y acercarse a la puerta del dormitorio. Luego nos da a entender que Alfredo siempre finge dormir para que ella deje de hablar, pues él está cansado de sus palabras. Nos enteramos lo que sucede en la alcoba a través de las palabras de la señora Rowland y nos damos cuenta que Alfredo está furioso por su manera de mirar. La señora Rowland utiliza un tono sarcástico al hablar y le insinúa que ya descubrió lo de la carta. Al decir "querido" emite una ironía, le dice que falta algo por decir.
Ahora el tema es el desayuno, ese tema le sirve a la señora Rowland de pretexto para hablar de otras cosas. Luego destaca otro defecto de Alfredo, es alcohólico pero se olvida que ella también toma. Destaca también que él es violento, no queda claro pero se supone que sí. Para ella el alcoholismo de Alfredo es un defecto pero sin embargo para ella el alcoholismo le sirve para aliviarse de sus problemas.
El tema del desayuno continúa, describe detalladamente lo que tiene para comer: hay pan, manteca y café.
Ella reclama pues el pan está duro y ella dice que él no merece nada mejor que eso, pero ella dice que no merece pasar por esa situación. Cuando Alfredo se acerca a la alcoba nos damos cuenta que recién se ha levantado.
Ahora ella critica el aspecto físico de Alfredo, ella dice que él está con la barba larga y le exige que se afeite. Sin saberlo ella pone en las manos de Alfredo el arma mortal: la navaja.
Luego aparece por primera y única vez el aspecto físico de Alfredo: una mano sensible de finos dedos, estas son características de alguien que no trabaja. Se destaca que le tiembla la mano y que el agua se derrama en el piso, ese puede ser un síntoma del alcoholismo.
La señora Rowland hace un pronóstico, que él es un serio candidato al delirium tremens. Ella critica que él está exagerando en la bebida. Pone de manifiesto otro vicio de Alfredo: al fumar no solo se perjudica él, sino que ella también pues ese vicio la hace trabajar más, tiene que barrer y limpiar toda la casa sola. La señora Rowland hace el esquema de la señora perfecta y dedicada que se preocupa por la casa y por el marido.
Otros de los excesos en la adjetivación de O?Neill es el adjetivo "malignamente" el cual está mal expresado. El primer sonido con connotación trágica es el rumor de la navaja que afila, pero todavía ni la señora Rowland ni el espectador pueden saber lo que está pensando en hacer Alfredo.
En el largo parlamento de la señora Rowland se utiliza la técnica del flash back, que son pantallazos del pasado de la familia de ambos personajes. Aprovecha este momento para volver a insistir que es ella la que trabaja y que él es un haragán, manifiesta también la necesidad de conseguir dinero para pagar el alquiler y afirma que ni siquiera la familia de Alfredo los ayudan pues ya están hartos de él. La señora Rowland utiliza un argumento para no irse de casa, pues es demasiado orgullosa, hasta en esto ella protege de cierta manera la imagen que los demás tengan de Alfredo.
Nos enteramos que Alfredo es hijo único y al hablar de él la señora Rowland lo hace con ironía pues dice que él era un egresado de Harvard, un poeta, debía ser un hombre digno, como aparenta ante la sociedad, ella dice que él aparenta algo que no es. Ella se cuestiona sobre la causa del fracaso de su matrimonio, se hace una retórica aunque ella sabe la respuesta. Se plantea el tema de un embarazo no deseado, a causa de eso, vino un casamiento fracasado siendo que según ella el culpable de que ella se quedara embarazada fue Alfredo. Queda claro que la familia de Alfredo no era tan honrada como parecía, el padre de Alfredo quiso sobornar a la señora Rowland para que no se casara con él o para que abortara. La señora Rowland deja claras las diferencias socioeconómicas y culturales que existían entre ellos, ante la sociedad ella era la hija de un humilde almacenero y él hijo del gran millonario Rowland.
Tenían muchos motivos para desentenderse, como consecuencia de esto surgió un casamiento frustrado. Además, a pesar de todo ella perdió su hijo el cual era el motivo de su casamiento. En cierto momento ella preferiría que su hijo hubiera muerto, no por rechazarlo sino a causa del padre que tenía.
Cuando toca el tema del casamiento fracasado y de una maternidad frustrada, ella aprovecha para plantear el tema de la carta, es el momento oportuno para tomar venganza y al mismo tiempo nosotros vamos teniendo idea de lo que decía esa carta. Descubrimos el contenido de la carta y el remitente: una tal Elena que también está embarazada pero ésta no tiene esperanzas de casarse con Alfredo, pues él está casado y la señora Rowland deja claro que no le dará el divorcio. Ahora descubrimos lo que la dejó satisfecha al terminar de leer la carta: la otra también está embarazada pero en peores condiciones que ella. La señora Rowland vuelve a asomarse a la puerta del dormitorio para ver la reacción de Alfredo.
Por segunda vez ella le pide a Alfredo que no la mire así, siente que tiene el comando de la situación y se plantea el tema de la invasión de privacidad, pues en tema legal lo que ella hizo no es debido. Hacía tiempo que la señora Rowland desconfiaba que Alfredo la engañaba, ahora lo comprobó a través de la carta. Ella se siente superior a Elena pues ella es la esposa y Elena es la amante.
Luego de decir todo lo que quería, la señora Rowland solo espera la reacción de Alfredo, aunque Alfredo no dice nada y al no recibir respuesta se enoja mas hasta llegar al punto de que comience a dolerle la cabeza y toma eso como pretexto: dice que aún mismo enferma va a trabajar y le dice a Alfredo que si realmente fuera hombre no la dejaría ir a trabajar enferma. Ella nos da a entender que Alfredo no la deja tomar, vuelve el tema de que para él la bebida es un vicio y para ella es un estimulante. Aparece el segundo sonido con connotación trágica: una aguda exclamación de dolor. Alfredo se ha cortado y exclama a causa del dolor, ese corte fue espontáneo.
Este grito de dolor de Alfredo la llena de satisfacción pues fue ella quien le sugirió que se afeitara y lo hizo por gusto, por eso le da satisfacción, ella ya sabía que él se cortaría. Según ella esto es un síntoma del alcoholismo. Por tercera vez ella se asoma a la habitación, notamos que en el desarrollo de la obra el dramaturgo nunca dice que ella entra en la habitación.
La señora Rowland y nosotros comprobamos que Alfredo se ha cortado y ella nota que él está pálido. Ella se hace preguntas retóricas de las cuales no hay respuesta. La señora Rowland menciona que Alfredo se mira fijamente en el espejo, como si lo que viera en el espejo fuera la imagen de un hombre fracasado. En toda su vida no ha logrado nada, ni siquiera logró mantener su matrimonio. La sangre que Alfredo ve en su cara puede darle la idea de suicidio. Ella menciona la palabra "horrible" y lo dice por la sangre que ve, pero realmente lo que es horrible es lo que pasa por la mente de Alfredo, pero ella está tan obsesionada por la venganza que no se da cuenta de lo que puede pasar por la mente de él. La señora Rowland por tercera vez dice la misma frase: "¿Por qué me miras así?", eso quiere decir que Alfredo la mira con una mirada fría. Ella menciona nuevamente lo de la carta, piensa que él estaba enojado, y se muestra como su dueña, al decir que ella tenía derecho de leer la carta pues es su esposa. Ella habla de un modo obspectivo al mencionar a Elena, se pregunta quien es esa Elena, aunque no le importa lo que hace Elena sino lo que le importa es que Alfredo la está engañando. Se hace una pregunta retórica al preguntar si Elena es joven y linda, esa es una pregunta obvia y dice que si Elena se queda con Alfredo va a tener la misma suerte que ella.
Ella insiste en que tiene que salir, está desesperada por recibir una respuesta de Alfredo por eso habla de tantos temas al mismo tiempo. La señora Rowland le dice a Alfredo "?una de estas mañanas te harás un buen tajo?", si Alfredo no tuviera la idea de suicidio, esta sería una sugerencia.
Habla de varios temas para ver si recibe alguna respuesta, habla del trabajo y no recibe respuesta, luego vuelve a hablar de Elena, porque es el tema que mas le interesa a Alfredo en este momento, pero no recibe ninguna respuesta. En ella hay sentimientos contradictorios. Según la señora Rowland, Elena solo tiene dos opciones, hacerse el aborto o ser madre soltera.
Lo que la hace despreciar a Elena es que ella sabía que él era casado y así mismo tuvo una relación con Alfredo.
El concepto que la señora Rowland tiene de Elena es que es una vulgar trotacalles.
La señora Rowland deja claro que no le dará el divorcio a Alfredo. La venganza de la señora Rowland hacia Elena y el niño, siendo que el niño es el único inocente en la historia, también la perjudica a ella, pues ella piensa que va a quedar satisfecha viendo a Elena y Alfredo sufrir, pero al mismo tiempo la que sufre es ella.
Aparece el tercer sonido con connotación trágica pero con una diferencia: es un sofocado gemido, este sería mas trágico que los anteriores porque el personaje reprime el sonido. Este es el momento de mayor tensión en la obra.
Aun está la expectativa porque la señora Rowland no se interesa por saber lo que está sucediendo. El personaje de la señora Rowland está pasando por una ceguera trágica porque ella no percibe lo que es evidente para los demás. La señora Rowland habla con ironía al decir: "?no soportaré por más tiempo tu haraganería?", pero quien no soportó más toda esta situación fue Alfredo. Aparece el cuarto sonido con connotación trágica. La señora Rowland oye gotear algo y ella supone que sea agua, pero el espectador sabe que lo que gotea es sangre y no agua. Recién ahora la señora Rowland desconfía que puede estar sucediendo algo y le pregunta "¡Alfredo! ¿Por qué no me contestas?", siendo que Alfredo nunca le contestó porque no quería a pesar de que tenía condiciones de hacerlo, pero ahora se entiende que no le contesta porque no puede.
Aparece el último sonido trágico: se oye caer una silla y algo que se desploma.
La señora Rowland se resiste a creer en lo que está sucediendo, pero sigue pensando que eso es una consecuencia del alcohol. Notamos que en ningún momento la señora Rowland entra en el dormitorio, ni mismo en este momento trágico, observa lo que está sucediendo desde la puerta, pero no entra.
Vemos otros de los temas: el "suicidio", lo que sería para algunos la única solución para escapar de los problemas.
Caracterización De La Señora Rowland
La señora Rowland vive en un espacio reducido, en una habitación (cocina y cuarto) que sirve de departamento, en la calle Christopher en Nueva York.
Su casa es humilde, predomina la pobreza, su situación socioeconómica no es ventajosa.
Su familia es solamente ella y su esposo, no tiene hijos.
Las ventanas de su departamento dan a las escaleras de emergencia por lo que es un ambiente con poca luz efecto del cual las plantas están agonizando y también porque no reciben cuidado. La casa está en completo desorden, ropas penden de todas partes. Es un entorno en el que no es posible ser feliz, el ambiente es de desesperación y abandono. No es un ama de casa dedicada, caprichosa o cuidadosa.
A las ocho y media de la mañana se levanta y va a la cocina a preparar el desayuno antes de salir al trabajo. Su peinado es desalineado y su cabello está recogido como una masa pardusca o sea es sin brillo, descuidado. Es una mujer desalineada y desprolija no solo con la casa sino con ella también. Su aspecto físico está acorde al aspecto del departamento. Es de estatura mediana, se encuentra bastante sobrepeso y su vestido azul deformado, humilde y raído acentúa su gordura. Por su vestido constatamos su situación de pobreza y también de descuido. Su rostro es común y corriente, no llama la atención, lo único que sobresale son sus ojos extremadamente azules.
Hay un desajuste cronológico entre su edad real y su apariencia. Tiene veinte años pero parece ser mayor.
Su boca es débil y rencorosa; es una mujer amargada, sufrida, infeliz.
Se levanta por las mañanas cansada aunque duerma un largo sueño, es un cansancio espiritual y no físico. Se durmió irritada y se levantó irritada. Descarga toda su frustración y decepción con la vida en otras cosas o personas.
Hace las tareas comunes de ama de casa después que se levanta y "se desploma en una silla" debido a su cansancio espiritual y se pone a pensar.
Es alcohólica, cuando mira hacia el escondite de su bebida se ilumina su mirada, bebe escondido de su esposo, al mismo tiempo que teme que él la descubra pero si él lo hace está dispuesta a reaccionar y enfrentarlo. Es una mujer contradictoria. Toma de golpe y a temprana hora de la mañana (sin desayunar), está acostumbrada es realmente adicta. La bebida la reanima, renueva sus fuerzas, le da coraje de enfrentar sus problemas.
Es el tipo de mujer que revisa los bolsos de la ropa de su esposo y lee su correspondencia, cree que tiene ese derecho puesto que es su esposa, es posesiva y desafiante.
Sus movimientos son pendulares, va hacia la puerta del dormitorio, escucha y vuelve pero nunca la ultrapasa. Esa puerta entreabierta es la comunicación en su matrimonio. Existe la posibilidad de que se comunique con su esposo y este con ella pero ninguno de los dos toma la iniciativa, ni está dispuesto a ceder.
Lee la carta de su esposo y su desconfianza se comprueba. Como toda mujer al descubrir que su esposo Alfredo tiene una amante siente rabia y odio, pero el hecho de que descubre que la amante de Alfredo, Helena está embarazada le da satisfacción. Siente satisfacción porque se alegra de que Helena esté pasando por la misma situación que ella pasó y aún una peor porque Alfredo está casado y la amante no puede tener esperanzas. Es paciente, vengativa en vez de contar lo que descubrió a su marido se queda en silencio para torturarlo y crearle expectativa de que sabe algo.
Es una mujer con una visión machista, cree que el que tiene que mantener la casa es el hombre.
No valora ni respeta la profesión de escritor de su esposo, según ella no es una profesión porque no trae beneficios económicos, por lo tanto es un vago que no trabaja ni siquiera en casa.
No es nada modesta, se vanagloria de trabajar afuera y aún "cuidar" de la casa.
Junto a su esposo no es propietaria del departamento sino que tienen que pagar el alquiler. Despeja esta responsabilidad en el hombre que es quien tiene que conseguir el dinero de la forma que sea, ya sea mendigando, pidiendo o robando. Posee valores excusas y distintos a los de su esposo que jamás robaría porque es honesto. Para la Sra. Rowland la honestidad es una debilidad, falta de coraje. No tiene fe en que su esposo consiga dinero y descarta totalmente la posibilidad de que trabaje, porque es un vago perezoso y mentiroso que no encuentra trabajo simplemente porque no lo busca.
Es una persona irónica y sarcástica. Su carácter materialista y realista se opone al de Alfredo que es un soñador, idealista y sensible.
Siente placer en torturar, dejar en expectativa a su marido, quiere reprocharlo antes de contar que ya sabe de su traición.
Está desconforme con toda su vida, reclama de todo, del desayuno, del pan viejo. Hace cuestión de tirarle en cara a Alfredo que quien mantiene la casa es ella.
Además de ser alcohólica, su esposo también lo es, y cuando él está ebrio la agrede físicamente, sufre violencia doméstica.
Critica a los defectos de su esposo y también su apariencia física, le dice que está horrible y repulsivo.
Resalta que además de ser alcohólico Alfredo también fuma. Siempre pone de manifiesto los defectos de su esposo pero nunca se juzga a sí misma sino que al contrario se exalta como buena esposa y ama de casa abnegada.
Ordena que su esposo se afeite con el deseo de que se corte. Es mala desea dañarlo.
Su origen socioeconómico y cultural es distinto al de su esposo. Él proviene de una familia rica y es egresado de Harvard ya ella es hija de un almacenero.
Echa la culpa a Alfredo, fue él quien la sedujo y ella resultó embarazada y por eso él tenía nada más que la obligación de casarse con ella. Reconoce que su casamiento fue para salvar apariencias.
Es tan infeliz a punto de decir que fue mejor que su hijo no naciera vivo porque Alfredo no sería un buen padre pero no se cuestiona como ella sería como madre.
Es una mujer frustrada socio-económicamente, desde el punto de vista amoroso y como madre.
Ve a su vicio como "una pequeñez", como alcohólica no reconoce su vicio, toma para elevar su ánimo, ya en Alfredo el alcoholismo sí es un vicio. Es hipócrita al punto de aconsejarlo que deje de beber, ¿qué autoridad tiene?
Se alegra, siente satisfacción al oír las exclamaciones de dolor de su esposo y no es capaz de ofrecerle ayuda. Solo piensa en sí misma, es egoísta.
No es capaz de prever lo que va a suceder con su marido, está tan preocupada quejándose de su vida que no percibe que cometerá suicidio.
Para molestar a Alfredo no se importa consigo mismo hace preguntas morbosas que la lastiman con respecto a la amante de su marido.
Tiene un gran complejo de inferioridad, se cree inferior a ésta y a su marido por el hecho de no poseer la misma cultura. Es rencorosa no olvidó lo que la familia de su esposo le hizo cuando estaba embarazada.
Posee sentimientos variados, desde piedad por la situación de Helena y falsa preocupación con su destino, hasta desprecio y odio por estar embarazada de su esposo, sabiendo que está casado y siendo ya una adulta.
Su concepto de este tipo de mujeres es que son "trotacalles" mujeres vulgares.
Prefiere soportar un casamiento sin amor ni respeto, totalmente fallido que divorciarse. Solo una mujer loca según ella se divorciaría por iniciativa propia.
Es independiente económicamente de Alfredo pero dependiente a su vez de ese matrimonio.
No percibe que su marido se suicidó y cuando lo hace actúa como loca. Es una persona sin control.
Autor:
Rodrigo
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