Descargar

Los valores en el marco de la educación inclusiva (página 2)

Enviado por Francisco Vela Mota


Partes: 1, 2

Para aplicar prácticas educativas inclusivas de forma efectiva, es necesario cambiar profundamente la organización de la escuela. La organización de las prácticas escolares inclusivas debe reflejar la cultura y las políticas de la escuela, asegurando que tanto las actividades escolares como las extraescolares promuevan la participación de todos los miembros de la comunidad educativa. Teniendo en cuenta la cultura de la escuela también se deberá desarrollar las políticas específicas que se orienten a la introducción de objetivos explícitos para promover la inclusión en la planificación y en la gestión de la escuela, y en los procesos de enseñanza y aprendizaje. El principio de atención a la diversidad deberá ser el eje central de la acción educativa y no sólo como declaración de buenas intenciones, sino que debe recogerse en el proyecto educativo y curricular del centro educativo.

La escuela con las prácticas educativas inclusivas podrá avanzar hacia la cohesión social, el fortalecimiento cultural, el bienestar individual y el afianzamiento de los valores fundamentales reales (paz, convivencia, comunicación, solidaridad, armonía y progreso). Así, la Educación Inclusiva es un derecho que garantiza la dimensión más humana de nuestra sociedad, es una exigencia de nuestro modelo económico y un factor de prevención de la exclusión social.

Desde la perspectiva de los derechos humanos fundamentales la educación es el medio idóneo para que las personas desarrollen todas sus potencialidades y tengan acceso al acervo cultural de la humanidad. Además la educación facilita la exigencia y el ejercicio de otros derechos humanos. La educación inclusiva surge del convencimiento de que el derecho a la educación es un derecho humano básico si se pretende construir una sociedad justa, democrática y solidaria. Supone a la vez un cambio en el planteamiento de la educación, ya que ésta deberá hacerse extensiva a todos mediante el desarrollo de fórmulas que habiliten las escuelas para que puedan atender a la población estudiantil de cada comunidad como parte de un sistema integral e inclusivo. Se trata de una escuela que no impone requisitos de entrada ni métodos de selección o discriminación de ningún tipo, que defiende el derecho a la educación, a la igualdad de oportunidades y a la participación. En la escuela inclusiva "todos los alumnos" se benefician de una enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo aquéllos que presentan necesidades educativas especiales.

Las educación inclusiva supone un modelo de escuela en el que los profesores, los alumnos y los padres participan y desarrollan un sentido de comunidad entre todos los participantes, tengan o no discapacidades o pertenezcan a una cultura, raza o religión diferente. En la escuela inclusiva, el aula es la unidad básica de atención; las clases se organizan de forma heterogénea y se estimula e impulsa a alumnos y maestros para que se apoyen mutuamente.

Según el "Temario abierto sobre educación inclusiva" (UNESCO, 2004) existen tres justificaciones que avalan el avance hacia las escuelas inclusivas:

  • Justificación educativa: "la necesidad de que las escuelas integradoras eduquen a todos los niños juntos las obliga a idear modalidades de enseñanza que se adaptan a las diferencias individuales y, por tanto, benefician a todos los niños".

  • Justificación social: "las escuelas integradoras pueden cambiar las actitudes hacia la diferencia educando a todos los niños juntos, sentando así las bases de una sociedad justa y no discriminatoria que anima a la gente a vivir junta en paz".

  • Justificación económica: "es probable que resulte menos costoso crear y mantener escuelas que imparten enseñanza a todos los niños juntos que establecer un sistema complejo de distintos tipos de escuelas especializadas en la educación de determinados grupos de niños. Las escuelas integradoras que ofrecen una educación eficaz a todos sus alumnos constituyen un medio más rentable de garantizar la "Educación para Todos"

La escuela inclusiva forma parte de un proceso de inclusión más amplio; supone la aceptación de todos los alumnos, valorando sus diferencias; exige la transmisión de nuevos valores en la escuela; implica incrementar la participación activa, tanto social como académica, de los alumnos disminuyendo los procesos de exclusión; supone crear un contexto de aprendizaje inclusivo desarrollado desde el marco de un currículo común; exige, en definitiva una profunda reestructuración escolar que debe ser abordada desde una perspectiva institucional. Se trata, pues, de un proceso vivo en constante desarrollo.

En este sentido, si el objetivo es crear una sociedad verdaderamente inclusiva, habrá que apostar por una educación en valores que contribuya de forma decisiva a la formación en el alumno de una sólida base desde la que crecer, desarrollando un sentido crítico, potenciando la autoestima, las habilidades sociales, la asertividad y la competencia comunicativa para que cada uno pueda aportar la propia experiencia personal, el bagaje cultural y el propio proyecto de vida. La educación en valores se erige de esta manera en el eje principal del desarrollo personal y social, siendo el seno de la familia el entorno privilegiado para su adquisición y desarrollo.

La educación inclusiva basada en valores sociales, trasforma la educación y educa a todos en marco de la escuela común y el aula común. Está orientada por fines educativos; busca una sociedad más equitativa, justa y solidaria donde todos son considerados ciudadanos de pleno derecho; promueve que todos los alumnos se forman integralmente como personas en la convivencia e interrelación de diversidad de culturas y capacidades, enriqueciéndose en grupos heterogéneos, respetando diferencias y semejanzas.

 

 

Autor:

Francisco Vela Mota

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente