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El hijo de la bestia. Análisis semiótico de “El niño de junto al cielo”


  1. Referencias teóricas
  2. La generación del cincuenta: Lima, hora cero
  3. Análisis semiótico: "El niño de junto al cielo"
  4. Referencia bibliográfica

CUENTO PERUANO: "EL NIÑO DE JUNTO AL CIELO"

I

Esteban bajó la vista y vio el billete anaranjado junto a sus pies. Había descendido desde el cerro hasta la carretera y a los pocos pasos divisó aquella cerca del sendero que corría paralelamente a la pista. Vacilante, incrédulo, se agachó y lo tomó entre sus manos. Diez, diez, diez; era un billete de diez soles, un billete que contenía muchísimas pesetas, innumerables reales. ¿Cuántos reales, cuántos medios exactamente? Los conocimientos de Esteban no abarcaban tales complejidades, pero le bastaba saber que se trataba de un papel anaranjado que decía diez por ambos lados. Cruzó la pista y se internó en un terreno salpicado de basuras. Llegó a una calle y desde ahí distinguió el Mercado Mayorista. ¿Eso era, Lima, Lima, Lima ….? La palabra le sonaba a hueco. Recordó que su tío le había dicho que Lima era una ciudad grande, tan grande que en ella vivía en millón de personas.

Se detuvo, miró y meditó: la ciudad, el Mercado Mayorista, los edificios de tres y cuatro pisos, los autos, la infinidad de gente y el billete anaranjado en el bolsillo de su pantalón. Estuvo dando algunas vueltas hasta que llegó a sentirse parte de la ciudad. La gente se movía, se agitaba. Unos iban en una dirección y otros en otra, y él quedaba siempre en el centro de todo aquello.

II

Algunos muchachos de su edad jugaban en una vereda.

Esteban se detuvo a unos metros de ellos observando el ir y venir de las bolas. Al cabo de un rato, los chicos se fueron.

El único que quedó era más o menos de su misma edad, y vestía pantalón y camisa kakis.

– ¿Eres de por acá? – le preguntó a Esteban.

Esteban se aturdió y no supo cómo explicar que desde su llegada hacía pocos días, vivía en el cerro.

– ¿De dónde, ah? – volvió a preguntar el otro.

– De allá del cerro – y Esteban señaló la dirección por donde había venido.

– ¿Del Agustino?

– Sí, de ahí – exclamó sonriendo.

Ése era el nombre, pero él no lo llamaba así. La choza que su tío había levantado quedaba en el Barrio de Junto al Cielo. Y Esteban era el único que lo sabía.

– Yo no tengo casa …. – dijo el chico después de un rato.

Tiró una bola contra la tierra y exclamó:

– ¡Caray, no tengo!

¿Dónde vives, entonces? – inquirió Esteban.

– En el Mercado cuido la fruta, duermo a ratos…. -Y añadió amistoso: -¿Cómo te llamas tú?

– Esteban …

– Yo me llamo Pedro.

Empezaron a caminar juntos. Dieron algunas vueltas. Más y más edificios. Más y más gente. Más y más autos en la calle.

Y el billete anaranjado seguía en el bolsillo. Esteban lo recordó.

– Mira lo que me encontré – dijo a su amigo mostrando el billete.

– ¡Caray! – dijo Pedro, y lo tomó- ¿Dónde lo encontraste?

– Cerca del cerro.

– ¿Qué piensas hacer con él?

– Guardarlo bien seguro.

– ¡Yo con una libra haría negocios, palabra!

– ¿Qué clase de negocios?

– Negocios hay de sobra. En dos días cada uno de nosotros podría tener otra libra en el bolsillo.

– ¿Una libra más? -preguntó Esteban asombrado.

– ¿Tú eres de Lima? -dijo Pedro.

Esteban se ruborizó.

– No, soy de Tarma.

Recordó su llegada a Lima y las casas junto al cerro, en mitad del cerro, en la cumbre del cerro. Desde ahí había visto la ciudad tan por debajo de él que había pensado que estaba en el Barrio de Junto al Cielo.

– En Lima hay muchos negocios -dijo Pedro– Por ejemplo, comprar revistas, chistes y venderlos ahora mismo.

Por la tarde tendríamos quince soles.

– ¿Quince soles?

– Claro, quince soles. Dos cincuenta para ti y dos cincuenta para mí. ¿Qué te parece, ah?

III

Después del almuerzo los dos muchachos se encontraron.

Pedro le enseñó a Esteban a gorrear el tranvía hasta el centro, a cruzar las calles corriendo, a internarse en la ciudad. Tras el viaje llegaron a un portón. En el patio, desde el piso hasta el techo, había toda clase de revistas, y chicos, mujeres y hombres seleccionaban las que querían adquirir. Pedro se dirigió a uno de los estantes y fue acumulando bajo el brazo un buen número de ellas. Luego las contó y dijo a Esteban:

– Paga …

Desprenderse del billete anaranjado le resultaba desagradable. Preguntó:

– ¿Es justo un libra?

-Sí, justo. Diez revistas a sol cada una.

Entregó la plata a un hombre gordo y salió con su amigo.

Se instalaron en la plaza San Martín. Alinearon las diez revistas en uno de los muros bajos que rodean el césped y se pusieron a vocear.

– ¡Revistas, revistas, revistas! ¡Chistes a sol cincuenta!

Al poco rato sólo restaban seis revistas y pronto no quedaría ninguna.

– ¿Qué te parece, ah? -dijo Pedro con orgullo.

– Está bueno, está bueno …. -y se sintió enormemente agradecido a su amigo y socio.

El negrito continuó:

– ¡Revistas, chistas a sol cincuenta!

A las cuatro y media ya no quedaba sino una revista.

– ¡Caray -dijo Pedro-, me muero de hambre! No he almorzado. ¿Me podrías ir a comprar un pan o un bizcocho?

– Bueno -aceptó Esteban inmediatamente.

Pedro sacó un sol de su bolsillo y explicó:

– Esto es de los cincuenta de mi ganancia, ¿ya?

Esteban cruzó la pista, pasó por entre dos autos estacionados y siguió la dirección que le había indicado su compañero.

Al rato, con el paquete de galletas en la mano, se puso de regreso. Pasó junto al cine y se detuvo a contemplar los avisos. Más tarde, atravesó la calle y alcanzó el lugar donde habían instalado el negocio. Pero Pedro no estaba. ¿Se había extraviado? No, ése era el lugar. Pensó que se había demorado y que Pedro lo estaba buscando. El tiempo comenzó a pasar.

Preguntó la hora a un transeúnte. Eran las cinco. ¿Y Pedro, y los quince soles? Los letreros luminosos se encendieron. La gente caminaba ahora con más prisa. Esteban permanecía inmóvil, recostado en el muro, con el paquete de galletas en la mano. Volvió a preguntar por la hora. La seis y diez. ¿Pedro lo había engañado? ¿Le había robado su billete anaranjado? Eran ya las siete, y Esteban trataba de dominarse para no llorar. Cansado de esperar, dejó el muro, mordisqueó una galleta y, desolado, se fue a gorrear el tranvía de vuelta. Lima le había dado su primera lección y él la aprendió bien.

Autor: Enrique Congrains M.

(Peruano)

Referencias teóricas

  • ANTECEDENTE:

Con relación a la narrativa de Congrains, aquellos que se han dedicado al estudio de la Generación del "50, se basan, por lo general, en describir su estilo y características como narrador, siendo muy someros los estudios o casi nula el análisis e interpretación de cada una de sus creaciones.

  • A. José Antonio Bravo (1989) En el esquema neo-realista que trabaja Congrains en toda su obra se podría decir que dentro del espectro social que maneja está la presencia de la marginalidad a través de la cual plantea su crítica al sistema social establecido por que se ubica, no sólo en el lector, sino también y , por sobre todo, en el personaje, debido a la suplantación de la conciencia "ingenua" por la conciencia "real"; y esto debido a que los marginales, de alguna forma, se revelan o reacciones ante el cúmulo de tantas y tan frecuentes frustraciones encontrados completan el marco de los temas constantes que soportan la narrativa de Congrains.

  • B. César Toro Moltalvo (1996) Uno de los cuentos maestros de la narrativa peruana del siglo XX, pertenece a Congrains, con el título de "El niño de junto al cielo". Su historia del billete de diez soles, de los niños Esteban y Pedro. El primer niño provinciano venido de Tarma, pero vive en el Agustino, y con Pedro ponen el negocio de periódicos en la plaza San Martín; al final Pedro desaparece con todo. Esteban ha sido tomado por la "Bestia de mil cabezas", que es Lima. Esteban encarna al prototipo de provinciano que aprenderá dolorosamente a sobrevivir en Lima. E incluso Pedro vive en Lima es pájaro frutero, acriollado, engaña al otro sin piedad.

  • C. José Cáceres Chaupin. "El niño de junto al cielo"; es un cuento en el que se hace referencia al comportamiento del niño provinciano falto de experiencia y pasivo, comparándosele con el niño costeño lleno de malicia y sagacidad. Ambas confluyen para examinar el hábitat miserable y degradante en que se desenvuelven.

1.2 SEMIÓTICA GREIMASIANA

La semiótica como método permite entender prácticas culturales de diverso orden. Es un método por el cual podemos acércanos a todos los fenómenos u objetos; su objeto no es solo un signo, es toda una cultura.

Es así qué incluso, "nadie sabrá, ni podrá ponerse de acuerdo sobre que dijo y que no dijo Paulo Freire. Ni él mismo habría podido asumir –e incluso quien sabe si intuir- la infinidad de freires que surgieron a medida que la gente fue inventando por ahí" (ROSA MARÍA TORRES. TAREA N° 51). Así pues no olvidemos que la semiótica gira en torno al hombre y su sociedad, explicando estos las cosas que lo rodean con nombramientos o sistemas de representación. El signo es mediatario en la realidad como el sujeto que lo define.

La generación del cincuenta: Lima, hora cero

La Generación del "50 parte de una tendencia neo-realista que refleja la realidad limeña urbana, sobre todo, con las migraciones del campo a la capital. Una cruda realidad que afecta directamente a los provincianos en los aspectos social, cultural e ideológico frente a la viveza limeña.

¿En realidad, ello fue neo-realismo? Si en la perspectiva de Félix Huamán, "en nuestro medio es muy común jugar y juzgar con estereotipos categóricos la producción intelectual, tal como se hace con los del "50" al clasificarlos en "sociales y puros", en "urbanos y rurales", en "objetivos y subjetivos", medios fáciles de salir del paso o denominaciones que si bien se encuadran dentro de determinados criterios, necesitan de un sustento científico que las precise en la naturaleza de la literatura tanto en el texto como en el contexto" (LA CANTUTA. 1989: 05). Por lo que sólo haré referencia a la obra en sí.

"Lima, hora cero", colección de cuentos de Enrique Congrains, construye y recrea su propia realidad, pues plasma en sus páginas "la historia de los primeros inquilinos de una Unidad Vecinal, el billete de diez soles mediante el cual un niño provinciano entra en contacto con la ciudad, la plaza de armas de la Victoria colmada de miles de provincianos sin hogar, que en vano imploran su derecho a vivir, o la situación desesperada del hombre sin recursos para prestar asistencia médica a su mujer" (CONGRAINS. 1954); es el lente óptico y testimonial d un contexto en que una ciudad se encuentra en crisis, donde el menos afortunado y beneficiado es la clase pobre y desvalida, tomando al provinciano recién llegado.

Análisis semiótico: "El niño de junto al cielo"

Esteban (S2), un niño llegado recientemente de Tarma encuentra un billete de diez soles, su ingreso a la ciudad de un millón de cabezas (S3). Con el billete en el bolsillo, admirado por el esplendor de la nueva ciudad, se detiene a observar un grupo de niños iguales a él, jugando animosamente.

Pedro (S1), el niño capitalino, es el único que se queda del grupo, haciendo amistad inmediatamente con Esteban, aún timorato.

Esteban revela el hallazgo a Pedro, quien al instante le propone realizar un negocio y multiplicar el dinero encontrado. Convencido Esteban accede, por lo cual es llevado por Pedro al centro de Lima a comprar revistas y véndelas en la plaza San Martín.

El negocio iba muy bien, de las diez revistas adquiridas sólo les quedaba una; momentos en que Pedro envía a Esteban a comprar algo de comer; a su retorno Pedro había desaparecido, desorientado y cansado por la espera Esteban había experimentado el engaño y la bienvenida de la bestia de un millón de cabezas.

3.1 PROGRAMA NARRATIVO:

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Programa Narrativo de Apropiación

Pedro (S1) se encuentra disyunto al objeto (dinero) que representa el poder en una ciudad convulsionada como Lima; sin embargo; conjunto a Esteban (S2). Por lo cual, Pedro se valerá del ingenio, astucia, farsa brindada por la bestia de un millón de cabezas (S3); para lograr cambiar su estado modal disyunta a conjunto, despojando a Esteban de su objeto.

3.2 ROL ACTANCIAL.

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Pedro tiene como objetivo a Esteban poseedor de un poder (dinero) para lo cual cuenta con el apoyo de la capital (formación) en oposición las provincias; por lo tanto, Pedro va destinar su objetivo, Esteban, a la bestia de un millón de cabezas (capital).

3.3 DESCRIPCIÓN DE LOS ROLES TEMÁTICOS.

PEDRO. Niño capitalino poseedor de la astucia criolla, formado por el ambiente limeño corrompido.

ESTEBAN. Niño provinciano recién llegado a la gran ciudad inocente, sin malicia e ingenuo.

CAPITAL. La gran ciudad centralista donde confluyen todas las clases sociales y culturales del país. Denominada la bestia de un millón de cabezas.

PROVINCIA. Referido a las ciudades del interior del país. En la cual se cultiva la honestidad, aún la nobleza, personas sin malicia.

DINERO. Es el medio de poder indispensable para subsistir en la gran ciudad. Simboliza el poder económico y la entrada en la capital.

3.4 ANTÍTESIS.

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Es así como los dos personajes, niños, representan la capital y la provincia, en constante oposición semica como una visión futura, reeducadora de la mezcla de estos dos mundos que confluyen socialmente dentro de un ámbito moral e ideológico de cosmovisiones absorbidas o fusionadas. Por lo tanto, la presencia del espacio diegético positivo (Esteban) será tomada por el negativo (Pedro), mostrando así todo su poder de "Bestia de un Millón de Cabezas".

3.5 INTERPRETACIÓN.

La obra revela la incorporación de los provincianos a la gran ciudad, sobre todo en la década de los "50 donde muchos provincianos fueron engañados, estafados, desprovistos, según demostramos en el programa narrativo, por los capitalinos ofreciendo grandes negocios que en realidad fueron artimañas para despojar de lo poco que poseían, de acuerdo al rol actancial, al servicio de la bestia de un millón de cabezas.

El hablante básico hace alusión a "diez" que equivaldría la figura transformadora o mutante de la Lima que hoy se vive, llena de mescolanzas (roles temáticos), perdiendo definitivamente aquella concepción de la Lima colonial, "Ciudad de los reyes", por la Lima, "Bestia de un Millón de cabezas", pervirtiendo y absorbiendo a todos aquellos que llegan a pisar su suelo sin identidad (rol actancial).

En síntesis, el texto gira en torno a la oposición del provinciano / capitalino, ingenuidad / viveza, la nobleza / picardía (antítesis); aspectos sociales que básicamente implican la condición moral de una cultura occidental, uno con ilusiones y lleno de nobleza, en cuanto el otro formado con la ley de la supervivencia "el más fuerte sobrevive", ante la "bestia de un millón de cabezas".

Referencia bibliográfica

  • BRAVO, José Antonio (1989) La Generación del 50, hombres de letra. Edit. OKUPA. Lima.

  • BUENO CHÁVEZ, Raúl; BLANCO, Desiderio (1989) Metodología del Análisis Semiótico. Edit. Universo. Lima.

  • CÁCERES CHAUPIN, José. Literatura Peruana. Lima.

  • CONGRAINS MARTÍN, Enrique (2001) Lima , hora cero. Edit. Juan Gutemberg. Lima.

  • LA CANTUTA (1989) La Generación del 50 en la Literatura Peruana del siglo XX. Tomo I. Imp. CEMED-UNE. Chosica.

  • TAREA N° 51 (Mayo – 2002) Revista Educativa y Cultural. Lima.

  • TORO MOLTALVO, César (1996) Historia de la Literatura Peruana. Siglo XX Narrativa – Ensayo. Tomo XII. Edit. A.F.A. Lima.

  • YACHACHISUN N° 02 (Julio – 2002) Revista Cultural Estudiantil. UNE-LA CANTUTA. Lima.

 

 

Autor:

Lic.Carlos Enrique Flores Laura