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Mirando al Valle desde la óptica martiana


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Bibliografía

    Resumen

    El trabajo recrea un sitio de interés patrimonial, histórico y cultural que a través de la concepción de José Martí sobre la naturaleza trasmite la urgencia impostergable de conservar el medio ambiente y en especial el del Valle de los Ingenios para mantener de forma sostenible sus atractivos y pueda ser disfrutado por los turistas y las futuras generaciones., se hace referencia a los principales problemas que lo afectan y las acciones coordinadas para su protección; se pretende, además, sensibilizar a todos los involucrados en la preservación del patrimonio tangible e intangible a través de la vigencia de las frases del Maestro.

    Desarrollo

    Martí figura excelso, a la que hay que recurrir constantemente para buscar en su pensamiento, la guía para la acción, porque Martí no fue del XIX ni del XX es un hombre de hoy, de mañana y de siempre por haber incursionado en tantos campos dejando la impronta de su pensamiento. En estos momentos el mundo está amenazado de una hecatombe ecológica, si no se actúa a tiempo y con la precisión necesaria, como anunció nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro en la Cumbre de Río cuando expreso: "una especie está por desaparecer y esa especie es el hombre".

    Haciendo un análisis de esta frase nos remitimos al pensamiento de nuestro Héroe Nacional y encontramos ahí su concepción de la naturaleza.

    En su diario de Cabo Haití a Dos Río. Relata minuciosamente la naturaleza que le rodea y nos dice maravillado "La noche bella no deja dormir. Silba el grillo; el lagartijo quiquiquea, y su coro le responde: aún se ve, entre la sombra, que el monte es de cupey y de paguá, la palma corta y espinada; vuelan despacio en torno las animitas; entre los ruidos estridentes, oigo la música de la selva, compuesta y suave, como de finísimos violines; la música ondea, se enlaza y desata, abre el ala y se posa, titila y se eleva, siempre sutil y mínima -es la miríada del son fluido: ¿qué alas rozan las hojas? ¿qué violín diminuto, y oleadas de violines, sacan son, y alma, a las hojas? ¿qué danza de almas de hojas? " (1).

    En su obra refleja la profunda admiración que siente por la misma de la que expresa: "El espectáculo de la naturaleza inspira al hombre fe, amor y respeto" (2) aquí nos trasmite la necesidad de aprender a cuidarla y protegerla para obtener de ella, sin maltratarla, los frutos que necesitamos para la subsistencia y bienestar. Lo que nos sirve de impulso para recrear un paraje orgullo de la ciudad de Trinidad, Cuba y el mundo, por haber sido, el 8 de diciembre de 1988, declarado por el Comité de Patrimonio Mundial, el Centro Histórico de Trinidad y su Valle de los Ingenios, Patrimonio de la Humanidad.

    Hoy, nos sentimos orgullosos de tener a Trinidad, una de las primeras villas fundadas por los españoles en Cuba y actual memoria viva de una historia de más de cuatro siglos que constituye un sitio de obligada estancia para miles de turistas que visitan la isla.

    La Villa de la Santísima Trinidad, apoyada en su riqueza cultural, exuberante naturaleza y numerosos sitios vinculados con el pasado, tiene también en el Valle de los Ingenios un tesoro único del desarrollo de la industria azucarera en la mayor de Las Antillas.

    El Valle de San Luis, como también se le conoce, se encuentra ubicado en la parte sur occidental de la provincia de Sancti Spíritus, donde se entrelazan la naturaleza y la cultura, los diversos paisajes formados por las cuencas fluviales de los ríos Tallaba, Ay, Agabama y Unimazo, se encuentra bordeado por las montañas de Trinidad, Sancti Spíritus y la Serranía de Aracas.

    Es un verdadero museo de la industria azucarera cubana con 65 ruinas correspondientes a ingenios, casas de verano, barracones y otras instalaciones relacionadas con la fabricación del azúcar.

    Aquí se localiza la famosa torre de Manaca-Iznaga, edificada en 1816 y que con sus 45 metros de altura marcaba con su campana el inicio y fin de los trabajos en las plantaciones de caña de azúcar y servía de punto de observación para controlar la actividad de los esclavos en las labores agrícolas y sus posibles fugas al cimarronajes.

    La cercanía de este valle al mar permitía la llegada de mano de obra y el comercio de los productos, todo esto unido al espectacular clima, las ricas tierras pardas tropicales y potentes suelos aluviales bañados por los numerosos ríos, propician el desarrollo de los cultivos y la evolución paulatina a la plantación azucarera esclavista. En la zona existieron 44 ingenios de azúcar que le dieron tal auge económico a la región que Trinidad llegó a ser considerada la tercera ciudad en importancia en el país, después de La Habana y Santiago de Cuba.

     

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