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Estudio Nº 9 Id y predicad (El Secreto de la Felicidad)

Enviado por Adolfo Acosta


Partes: 1, 2

  1. Dios y nosotros
  2. Introducción
  3. La conducta del discípulo que lleva el mensaje
  4. El Verdadero Evangelio es un mensaje de respeto y dignidad
  5. El evangelio moderno
  6. La obligación de tener nuestras casas en orden para el evangelio

Dios y nosotros

Hola nuevamente, amados hermanos y lectores, me place hacerles la entrega del siguiente estudio Nº 9, del cuestionario de discipulado EL SECRETO DE LA FELICIDAD publicado aquí en este prestigioso portal.

Prontamente, Dios mediante, espero reunir todos los estudios en una nueva revisión, para publicarlos como un libro completo y que estén al alcance de todos. En esta tercera parte DIOS Y NOSOTROS queremos abarcar algunos aspectos que giran entorno a los deberes que como cristianos tenemos para con Dios, empezando en este estudio Nº 9 con el deber, y más que un deber, un deleite y una satisfacción espiritual, que como creyentes experimentamos al compartir una verdadera, pero agradable nueva: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" Jn 10:10 "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" Mt 11:28. Así también en los siguientes estudios trataremos otros aspectos como el discipulado, la santidad, la oración etc.

9 Id y predicad el Evangelio

Introducción

La mayoría de los estudiosos y teólogos de hoy coinciden en que uno de los propósitos principales de la iglesia, después de la adoración, es la predicación del mensaje de salvación a la humanidad, la gran encomienda que nos dejó Jesucristo Mt 28:18-19 o "Gran Comisión". Sin embargo el propósito de esta misión habría de sufrir una alteración en los últimos tiempos, así como lo advierte la misma Biblia en las profecías (si así cabe llamarlas) del apóstol Pedro (2Pdr 2:3,18) y de Judas (Jd 1:4,16). Mezclando, en el mejor de los casos, el objetivo salvífico de rescatar almas, con una práctica proselitista y sectaria que obedece a otros intereses oscuros e innobles de personas y de grupos (los cuales ya hemos denunciado y descrito detalladamente en el estudio 7 del falso servicio). Esta alteración, por supuesto, ha requerido cambiar la forma en que se predica el mismo mensaje del evangelio, a una manera indigna y deshonrosa, y que por ende deteriora su calidad y su contenido. Es decir no concuerdan, en los últimos tiempos, el prestigio del mensaje divino con el modo en que este se predica (una verdad no es tan cierta si está mal dicha).

edu.red

De hecho se ha adulterado el contenido del evangelio mismo para justificar la forma barata y torpe en que se proclama un mensaje suplicante, cargado de complacencia con el pecado y transigencia con el pecador, cuya falsa benignidad raya en la inocencia y la torpeza de la conducta, de quiénes (por la coerción de líderes con ansias de fama y grandeza, que se alimentan de números y se engordan de burocracia) somos obligados a ejercer este tipo de prédica indulgente y crédula, que nos hace vulnerable delante de las gentes, y presa fácil de la picardía y la doblez de las personas a las que se les predica.

Cuando por el contrario el Señor Jesús (para quien, obviamente, más importante era guardar la integridad de sus discípulos que aumentar la cantidad de seguidores Jn 17:9,12, Jn 13:1) nos advirtió que al predicar fuésemos prudentes, que estaríamos como ovejas en medio de lobos Mt 10:16, y que nos cuidásemos de la maldad que habría a nuestro alrededor, y de la cual seríamos constantemente asediados, sobre todo cuando predicamos el verdadero mensaje, cuyo contenido principalmente confronta a las gentes con su pecado y deja al descubierto la hipocresía y la falsa religiosidad. Nunca Cristo habló, ni dejó algún ejemplo de alguna conducta ingenua o flexible Jn 2:23-24, que debamos asumir como auténticos difusores del mensaje del evangelio. Invitamos una vez más a nuestros lectores para que a través de otro exhaustivo estudio de la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento, como en el Nuevo, reivindiquemos El Verdadero Evangelio, en su contenido y en su forma como se predica. Prepárese usted podría quedar asombrado por las muchas prácticas y costumbres que consideramos auténticas y que las usamos cuando predicamos el evangelio, pero que definitivamente no tienen asidero bíblico.

La conducta del discípulo que lleva el mensaje

Primero que nada, la Biblia nos enseña desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento, que un mensaje digno requiere mensajeros dignos. Y este principio es la base fundamental para entender el porqué del contenido y de la forma en que se debe predicar El Verdadero Evangelio. Veamos qué nos dice la Biblia en cuanto al proceso, que da inicio cuando llevamos el mensaje de Dios, y culmina con la conversión de quienes se arrepienten a Él.

Partes: 1, 2
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